El 19 y 20 de febrero pasado se llevó a cabo en la Ciudad de México la tercera edición de CONTEC México: sharing innovation, un evento organizado por la Feria del Libro de Frankfurt, la feria del libro más importante a nivel mundial; y que con el tema La circulación y venta de contenidos reunió durante dos días a editores, libreros y distribuidores para hablar sobre el libro, la innovación, la tecnología y las industrias creativas.
Les comparto algunos apuntes de las charlas y mesas redondas:
La cultura de la lectura y la circulación de contenidos. Se habló sobre la transformación de la cadena de valor que, aunque ya está modernizada sigue apegada a procesos tradicionales. Además de las nuevas formas de consumir contenidos, como es el caso de la distribución bajo demanda.
¿Por qué ir a una librería si puedo comprar un libro online? En esta mesa se habló del librero como figura en extinción y de la librería vista no como un espacio de disposición de inventario, sino como un espacio cultural y de encuentro, especialmente en una época donde hay demasiados libros que hacer llegar a los demasiados lectores.
La unión hace la fuerza. Libreros y librerías como gremio, se habló sobre algunas posibles formas para fortalecer los circuitos de distribución y lograr que el libro llegue a los lectores. Curiosamente, en toda la charla no se habló de las bibliotecas como un eslabón imprescindible para fortalecer dicha cadena.
En la mesa redonda Experiencias en contraste se habló sobre la pertinencia de la librería y que ésta debe propiciar el diálogo con los lectores. Se dijo, equivocadamente, que la librería es el único espacio donde caben todos.
En la mesa redonda Innovación de los canales tradicionales se manejó la idea de que el costo de los libros hace que la gente deje de adquirirlos.
En la charla Libro electrónico: un modelo de negocio accesible a todas las editoriales se habló de la importancia de digitalizar para poder llegar a todos los territorios y todas la audiencias; además que el cambio en los hábitos de consumo y de demanda hacen que las editoriales y las distribuidoras se asomen al mundo multiformato y multicanal. Pero quizá la idea más importante que se planteó fue la de la devaluación del concepto de propiedad en aras del acceso total y rápido.
En la mesa redonda Edición y distribución digitales como estrategia editorial se planteó si está costando trabajo entender los nuevos modelos de negocio, como es el caso de la distribución bajo demanda. Y aunque se habló de la utilidad de contar con contenidos globales y visibles, poco se puede hacer frente a aquellos libros en países con leyes que restringen la distribución.
La charla Entender el Big Data fue quizá lo más rescatable de las dos jornadas de CONTEC México pues, David Peman de Nielsen BookScan, nos mostró la forma en que las estadísticas bien manejadas y analizadas pueden jugar en favor en la venta de libros y también pueden ayudar en la toma de decisiones con un menor margen de riesgo, a tener acuerdos más justos y realistas con autores y agentes literarios, a calcular el ROI y a planificar y medir el desempeño de la librería.
Lo que faltó en CONTEC México
Para ser un evento que llevaba como apellido la palabra innovación, le faltó acercarse realmente al tema. Mucha de la discusión se centró en viejos y conocidos miedos, además de ideas muy tradicionalistas que, a fuerza de decirlas una y otra vez se creen ciertas: olor del libro como ventaja de ir a una librería física, que gracias a las redes sociales la gente se deja engañar cada vez menos –cuando lo que estamos viviendo es la proliferación de fake news–, el desarrollo del libro electrónico fomenta la piratería, etc.
Resulta curioso, por ejemplo, que salvo el taller Lo que se debe saber sobre la distribución de ebooks y audiolibros, en las dos jornadas de CONTEC México no se haya tomado en cuenta a la biblioteca como una aliada clave en la cadena del libro, especialmente cuando varios estudios han señalado que éstas, además de ser un primer enlace entre el usuario y los libros, son precisamente las que impulsan su circulación y venta, otras dos palabras que se trataron en CONTEC México.
Desde luego, también faltó una mayor participación de otros actores de la cadena del libro, sin los cuales la industria no puede avanzar, como es el caso de bibliotecarios, escritores, ilustradores, etc. Por algún extraño motivo CONTEC México sólo contó con la asistencia de editores, libreros y distribuidores, y eso fue evidente en el programa y tono, a mi gusto bastante sesgado, del evento.
Quizá por este mismo motivo temas tan importantes como la autoedición, el desarrollo de los audiolibros o la Estrategia Nacional de Lectura (un tema que debe preocupar a editores y libreros en el país) quedaron inexplicablemente fuera de la discusión.
En fin, un evento que nos quedó debiendo un programa más nutrido y menos sesgado en la visión del mercado del libro.
El pasado 21 de febrero, en el marco del Día Internacional de la Arquitectura de la Información, participé en el Volumen LI de UX Nights Diseñar para la Diferencia con la charla Diseñar y pensar la Biblioteca Pública para todo el público.
¿Qué tiene que ofrecer la biblioteca en materia de experiencia de usuario si es sólo un lugar donde hay libros?O eso creemos, porque definitivamente la biblioteca y, en especial la biblioteca pública tiene mucho que aportar a este tema, porque:
Ciertamente una biblioteca no es un almacén de libros.
Tampoco es un lugar de estudio o para leer, o no exclusivamente.
Y no, definitivamente no es un templo del saber.
Según el manifiesto de la IFLA/UNESCO de 1994 la biblioteca pública es:
La biblioteca pública es un centro local de información que facilita a sus usuarios todas las clases de conocimiento e información.
Los servicios de la biblioteca pública se prestan sobre la base de igualdad de acceso para todas las personas, sin tener en cuenta su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que por una o otra razón no pueden hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, por ejemplo, minorías lingüísticas, personas con discapacidades o personas en hospitales o en prisión.
Además de lo anterior, pongamos especial atención en las misiones de la biblioteca pública que enumera este manifiesto. Menciono las que me parecen particularmente relevantes:
Brindar oportunidades para el desarrollo personal y creativo.
Estimular imaginación y creatividad de niños y jóvenes.
Facilitar el acceso a las expresiones culturales de todas las manifestaciones artísticas.
Fomentar el diálogo intercultural y favorecer la diversidad cultural.
Prestar apoyo a la tradición oral
De esta manera, podemos definir que la biblioteca pública es, sí, un espacio común de información, formación y recreación; pero además es un espacio de encuentro, conocimiento y reconocimiento del otro, de creación, ocio, descanso, de pensamiento, filosofía, refugio, de sorpresa, en fin, de formación de ciudadanía.
Pero, ¿por qué pensar y diseñar la biblioteca pública para todo el público?
Dado que atiende a una comunidad diversa, heterogénea, con necesidades de información variadas y con otro tipo de necesidades muy específicas que pueden ser de movilidad, de aprendizaje, cognitivas, etc., debemos pensarla para todos, en donde todos también comprende la particularidad. En este sentido, todos significa: mujeres, hombres, niños y niñas, adolescentes, adultos mayores, personas en situación de calle, indígenas, bebés, ciegos, sordociegos, sordos, estudiantes, profesionistas, amas de casa, etc.
Cuando aterrizamos ese TODOS y vemos lo diverso y específico que es, es cuando comienzan los problemas de diseñar y pensar a la biblioteca para atender a esta población. Porque esto implica pensar y diseñar una biblioteca en el que unos entran por su propio pie, mientras otros no; unos pueden leer, mientras otros no, ya sea porque no están alfabetizados, porque no ven; unos hablan tu lengua, mientras otros no; unos llegan en brazos de sus padres, mientras otros llegan en sillas de ruedas acompañados por sus hijos.
Y aunque las rampas y la señalización en braille son un comienzo obligado, no debemos conformarnos con ello. Aquí es donde precisamente entra la experiencia de usuario. Como bien señala Don Norman (otrora arquitecto de experiencia de usuario en Apple y experto en el tema) la experiencia de usuario no sólo se trata de páginas web y apps móviles. La experiencia de usuario es todo aquello que te hace experimentar el mundo. Implica pensar en espacios físicos y virtuales, en bibliotecarios y bibliotecarias capacitados y sensibilizados en el otro, en servicios adecuados para todas las necesidades tanto físicas como de información, materiales de lectura y software específico.
Aterrizando la experiencia de usuario en materia de lectura y poblaciones con necesidades especiales, específicamente ciegos, débiles visuales y sordos trabajamos con software.
En el caso de ciegos y débiles visuales utilizamos software que lee el contenido de las páginas web. En México el más usado en bibliotecas públicas es Jaws, aunque otros son Non Visual Desktop Access, Orca que además tienen impresión en braille, supernova, trueno, entre otros.
Para el caso de la comunidad sorda, dado que la mayoría de los sordos no están alfabetizados, algunas bibliotecas suelen integrar en la página web videos en LSM (Lengua de señas mexicana) para permitir a estos usuarios la navegación en el sitio.
Pero, ¿sólo eso?
Pensar que la lectura con experiencia de usuario se limita al software que te lee el contenido de una página o videos en LSM que te explican el contenido, es lo mismo que pensar que la experiencia de usuario para la inclusión se limitan a rampas y señalización en braille.
Libros, documentos administrativos y legales, textos informativos, páginas web… que siguen las directrices de la IFLA y de Inclusion Europe en cuanto al lenguaje el contenido y la forma.
Es decir, que la lectura fácil son documentos con ciertas directrices –líneas de texto cortas, lenguaje simple y directo, uso moderado de metáforas, tamaño de fuente grande, evitar palabras difíciles, etc.– que los hacen comprensibles y accesibles entre poblaciones específicas:
Personas con algún tipo de discapacidad cognitiva que les dificulte la comprensión lectora, como es el caso de personas con síndrome de Down o autistas, por mencionar sólo algunos.
Población de lectores con competencia lingüística limitada y en transición. Personas que aún no han adquirido todas las competencias lectoras, pero que en algún momento las tendrán. Por ejemplo: hablantes no nativos de una lengua, como migrantes que llegan a otro país y están aprendiendo la lengua, personas (niños o adultos) a los que se está alfabetizando, personas que requieren acercarse a la lectura de manera amigable.
Comunidad sorda y disléxicos. Muchos sordos no están alfabetizados, al menos no en la forma en la que los oyentes lo estamos. La lectura fácil es un primer acercamiento cuando se están alfabetizando. Los disléxicos, por su parte, tienen dificultad de aprendizaje que afecta la lectoescritura, específicamente la lectura. Por ello, les resultan muy útiles estas frases cortas, estos textos concretos y los significados para ayudar a la comprensión.
La experiencia de usuario en lectura fácil la encontramos generalmente en materiales impresos o en páginas web que manejan el tema. ¿Pero qué pasa si mi biblioteca no cuenta con estos materiales?
Siempre podemos echar mano de la tecnología y de la lectura en pantalla que, sin planearlo, también cumple con los preceptos de la lectura fácil y, de hecho, ya ha probado ser muy útil entre poblaciones con necesidades especiales como los disléxicos o los adultos mayores como se puede leer en este post y en este otro, en específico porque la lectura en pantalla maneja:
Líneas de texto cortas, para el caso de celulares.
Diccionario integrado
Posibilidad de cambiar el tamaño y tipo de fuente.
Posibilidad de cambiar el brillo y color de la pantalla.
Hasta aquí sólo algunos ejemplos de diseñar la biblioteca pública con experiencia de usuario. Desde luego, hay muchas otras, pero lo importante es recordar que pensar y diseñar la biblioteca pública es indispensable pensar en el público real, es imprescindible conocer sus particularidades.
Como bien dice Maria Teresa Andruetto, escritora y ganadora del Premio Hans Christian Andersen, en relación con la literatura para todos, pero que bien puede aplicar en la biblioteca para todos:
…pues creo que es justamente ahí, en la intensa mirada a lo singular donde puede nacer la metáfora de un todo que vaya más allá de lo que estamos dispuestos a ver. El debate social, los pobres, los que discriminan y los que son discriminados, los que no tienen memoria, la violencia familiar y social, las guerras y las dictaduras de todas partes y tantos otros asuntos son temas de la literatura, con la condición de que haya en su tratamiento una intensa mirada singular sobre una circunstancia y una subjetividad también singulares….
Y ya para finalizar, agradecer a Atzimba Tienda por la propuesta y la invitación, y a Brenda Michelle por todas sus gestiones para hacer posible esta charla.
Sanción bibliotecaria es una frase fatídica para los usuarios asiduos de las bibliotecas, porque eso implica generalmente la imposibilidad de tomar libros en préstamo:
El pago de una multa que se calcula conforme a los días que tardaste en devolver el libro, en algunos casos han pasado años antes de que los usuarios devuelvan un libro, así que supongo estamos hablando de multas millonarias o, al menos considerables.
Un periodo sin poder utilizar el servicio de préstamo bibliotecario. Ese es el que se maneja, por ejemplo, en la Biblioteca Vasconcelos: un mes por un préstamo vencido, tres meses por reincidir en tres ocasiones y seis meses por cinco suspensiones. Para los usuarios más asiduos, este tipo de sanción duele mucho porque a veces es preferible pagar que pasar más de un mes sin poder sacar libros sólo porque se te pasó el periodo de devolución uno o dos días.
Una mezcla de las anteriores, donde además de no poder sacar libros, para liberar la sanción debes pagar una cantidad de dinero. Este era el tipo de sanción que se realizaba (o sigue realizando) en el sistema bibliotecario de la UNAM durante mis años de estudiante, el usuario debía pagar algo así como 50¢ por libro y por día de demora.
En el caso de las bibliotecas universitarias, se aseguran además de que la deuda sea saldada de cualquier manera; pues al momento de que el usuario está por titularse le exigen una carta de no adeudo bibliotecario. Así que el usuario para poder obtenerla, deberá revisar con su o sus bibliotecas no tener adeudos y, si los tiene, pagarlos.
Cuento todo lo anterior porque, en lo personal entiendo a las sanciones bibliotecarias como una forma de concientización obligada para el buen uso del bien común, en este caso, los libros de las bibliotecas. Sin embargo, reconozcamos que esta práctica puede jugar en nuestra contra y fomentar que los libros simple y sencillamente no se devuelvan jamás precisamente por el miedo a la multa que hay que pagar; y aunque en su mayoría son costos simbólicos (según Library Journal, para las bibliotecas públicas en Estados Unidos menos del 1% del presupuesto proviene de las multas) existe un terror generalizado hacia las sanciones y por ello encontramos muchos casos de usuarios que pasan 30 años, 50 años, 80 años o incluso el siglo con préstamos vencidos (algo que huele más a robo que a olvido).
Hace algún tiempo leía que la práctica de la sanción bibliotecaria se está repensando o, en varios casos, totalmente abandonada en muchas bibliotecas públicas en Estados Unidos, al menos en lo que respecta a las sanciones para niños y primeros lectores.
Si bien es cierto que, como lo mencionaba Julie Todaro, expresidenta de la ALA, las multas no existen para avergonzar o evidenciar al usuario, sino que funcionan como un recordatorio de que el material es prestado y debe ser devuelto porque pertenece a una comunidad; también es cierto que los responsables de bibliotecas cada vez están más convencidos que esta práctica más allá de concientizar, resulta perjudicial en el uso y relación que el usuario establece con la biblioteca. Por ejemplo, en el caso de niñas y niños usuarios de bibliotecas, los padres prefieren que no lleven libros en préstamo porque olvidan devolverlos y entonces deben pagar la multa. De esta manera, se van alejando de la biblioteca.
Por ello muchas bibliotecas públicas estadounidenses están desechando esta práctica, algunas de las pioneras fueron: la Biblioteca Pública de Rochester, la Biblioteca Distrital de Pikes Peak en Colorado, la Biblioteca Pública de Oak Park en Illinois y las Bibliotecas de Worthington en Ohio lo hicieron en 2017, seguidas muy de cerca por la Biblioteca Pública de Nueva York.
Aunque como ya lo dije, en lo personal entiendo las sanciones como una forma de concientización del buen uso de la biblioteca, también soy partidaria de hacerle la vida más amable al usuario. Pero, ¿cómo encontrar el punto medio?, ¿cómo nos aseguramos que los usuarios no sólo devuelvan los libros a tiempo, sino que los devuelvan?, ¿cómo estrechamos la relación del usuario con la biblioteca y al mismo tiempo logramos que devuelva los materiales a tiempo?
En México, las bibliotecas públicas no cobran por sus servicios y tampoco multan por los préstamos vencidos, la sanción se limita un periodo sin poder llevarte libros en préstamo; sin embargo, esto no garantiza la devolución de los materiales, ni concientiza sobre el bien común en las bibliotecas. Por eso son necesarias otras formas de sensibilizar sin “evidenciar o avergonzar al usuario”, como bien lo señala Todaro.
Algunas prácticas que han servido:
Ampliar el periodo de préstamo. La Biblioteca Vasconcelos, en febrero de 2018, amplió el periodo de préstamo de libros de 7 días con opción a dos renovaciones, por un periodo de 21 días sin opción a renovación; y para los materiales audiovisuales de 2 días, a un periodo de 7 días sin opción a renovación.
Colocar máquinas de autodevolución afuera de la biblioteca para permitir que el usuario devuelva el libro incluso después de la hora del cierre.
Campañas constantes de concientización que pueden hacerse a través de redes sociales, carteles en la biblioteca y tantas formas como la creatividad bibliotecaria tenga.
Y, la más reciente y mi favorita hasta nuevo aviso: “Lápices solidarios“, un programa de las Bibliotecas de la Universidad de Huelva, en España, por medio del cual el usuario podrá anular la sanción bibliotecaria con el “pago” de un material escolar –goma, lápiz, sacapuntas, cuaderno, colores”. Todo lo recaudado se destinará a “Agua Viva”, asociación que busca la inserción sociolaboralde grupos desfavorecidos. Con este programa, se busca que la sanción deje de ser percibida como algo negativo, pero como no se trata de que los usuarios esperen al vencimiento del préstamo en aras de una buena acción, las Bibliotecas están invitando a sus usuarios a donar aunque no tengan libros prestados y/o vencidos.
Y como “Lápices Solidarios” se pueden ensayar muchas otras formas de concientizar y lograr que los usuarios devuelvan a tiempo los materiales. ¿Qué otra se les ocurre?, ¿creen que las multas o sanciones bibliotecarias tienen alguna utilidad? Los leo.
Vivimos en la era de las redes sociales, en las que es muy fácil tener una opinión por todo, indignarse por todo y hacer una tormenta en un vaso de agua por todo. No es que eso esté mal (al menos lo de la opinión), pero ¿qué pasa cuando creemos que nuestra opinión es la verdad absoluta del planeta y 25 planetas habitables en 300 años luz a la redonda? Pues eso, que es muy fácil indignarse y armar pleito por todo, sin detenerse a escuchar al otro y sacar lo válido y útil.
La indignación más reciente, al menos la que ha tocado a varios amantes de los libros (incluidos bibliotecarios), es patrocinada por Marie Kondo. Kondo es una Youtuber que saltó a la fama y a una serie en Netflix poniendo orden en la vida de la gente. Desde luego, el orden en el método Konmarieimplica ver qué sirve, qué no y deshacerse de esto último.
Podríamos creer que todo va bien, hasta que en el episodio 5 “From Students to Improvements” Kondo tiene la osadía de meterse con los libros. Según ella, en una casa no deberían existir más de 30 libros, sólo aquellos que te hacen feliz merecen descansar en tu biblioteca personal.
Aquí es cuando muchas buenas conciencias se fueron de espaldas y pusieron el grito en el cielo, como si Kondo los estuviera obligando a tirar libros, una ola de críticas en redes sociales que no me hubiera esperado. ¡Y cómo no va a ser, si los libros son sagrados, intocables, inamovibles! Y si los queremos mover y tocar surgen los problemas. Creo sin embargo, que el problema no radica en que los toquemos o los movamos, sino en la forma cómo nos relacionamos con ellos: objeto más que contenido.
Resulta que al libro se le ha dado un valor como objeto, por lo tanto es sagrado, intocable, acumulable, visto como un buen elemento de adorno en los hogares porque nos da cierto estatus, aunque eso no garantiza su lectura. “Leer es bueno”, “leer te hace mejor persona”, “los libros son lo mejor que pudo sucederle a la humanidad”, “una casa sin libros es como un cuerpo sin alma” y más frases y prejuicios que damos por sentados, que poco favor le han hecho a los libros y a la lectura al ponerlos en un pedestal pocas veces alcanzable y deseable para muchos “no lectores”.
De esta manera, todo aquel que se atreva a decir que no pasa nada si los dejamos ir, si dice que no le gusta leer, que los anota, que los dobla, que tal o cual lectura no le gustó, que lee cómics, que lee audiolibros o que hace tiempo no lee; produce resquemor y una ola de críticas, rasgamientos de vestiduras, además de una defensa férrea de la acumulación, el tsundoku y otras idolatrías hacia los libros porque, ¡son libros!
Si no me creen:
Do NOT listen to Marie Kondo or Konmari in relation to books. Fill your apartment & world with them. I don’t give a shite if you throw out your knickers and Tupperware but the woman is very misguided about BOOKS. Every human needs a v extensive library not clean, boring shelves
Es curioso, sin embargo, que todos estos defensores a capa y espada de la acumulación (que no de la lectura) y presuntos lectores, caigan en una lectura bastante lineal y además (al menos por sus comentarios) vean una sugerencia como obligación para todos.
Por ejemplo, esa frase de “libros que te hacen feliz”, es obvio que no habla sólo de libros que te ponen feliz con una sonrisa sosa (o quizá yo esté leyendo muy entrelíneas esa frase); habla también de libros que mueven, conmueven, que significan, que sacuden. Admitámoslo, no todos los libros caen en estas categorías y, si no pasa eso, entonces para qué conservarlos. ¡Ah, ya! Porque se ven muy bien en los estantes de nuestros hogares y es un sacrilegio desecharlos. ¡Qué horror! ¡qué ignorante!
Sin darme cuenta, durante años he hecho lo que Kondo pide en aras de salud mental; así que de forma consistente aunque sin proponérmelo y superando los 30 títulos en casa, he clasificado mis libros (bueno, en realidad tengo más clasificaciones inconscientes, pero para propósitos de este post hablaré sólo de esta clasificación en específico) en:
Libros que amo y de los que no me pienso deshacer jamás (al menos hasta nuevo aviso o quizá nunca): generalmente libros que me han regalado, libros que me gustaron mucho, en menor medida libros firmados por el autor (que tampoco soy muy dada a las firmas, salvo en casos muy especiales) y libros útiles para mi profesión. Libros a los que vuelvo cada cierto tiempo para relectura o por cuestiones de trabajo.
También están los libros que me gustaron pero que ya cumplieron su ciclo conmigo y es mejor compartir. Esos libros a los que estoy convencida que ya no voy a volver, esos los dono a bibliotecas, porque en ningún lugar van a ser mejor utilizados y reutilizados que ahí.
Libros que no me gustaron y que no tienen nada que hacer conmigo: esos también los dono, aunque eso no implique que lo regale a quien sea. No se trata de pasarle mi desagrado lector a alguien más, sino de buscar el lector para ese libro. Estos libros también se van a bibliotecas.
Lo anterior sin contar con que en los últimos años procuro no adquirir libros físicos, mis lecturas son gracias a préstamos bibliotecarios, préstamos de amigos y, sí, en gran medida, adquisiciones digitales.
En resumen, todo lo anterior y mi forma personalísima de mantener mi biblioteca no es una defensa a Marie Kondo, ni su máximo de 30 libros en la biblioteca personal. A lo mucho, esto es un reflexión en torno a los libros y la lectura, a pensar cómo nos relacionamos con estos objetos y una invitación a desacralizarlos y leerlos; porque llenar la vida con libros, no garantiza leerlos o entenderlos.
Porque está bien tener etapas sin libros, etapas de lecturas ávidas, estantes llenos de libros o estantes vacíos de libros y llenos de muñecos, está bien prestar libros o ser egoísta con ellos, buscar que te los firmen, anotarlos, subrrayarlos o leerlos con guantes, leer audiolibros o sólo libros físicos. Todo esto está bien si así funciona tu vida lectora, y no porque alguien más te dijo cómo debe ser y que se ve bien tener libros acumulados, aunque no los leas.
La Guía de la IFLA de servicios bibliotecarios para niños de 0-18 es una publicación elaborada por la Sección de Bibliotecas para Niños y Jóvenes de la IFLA(C&YA Section) en 2003 y revisada en 2018. Presenta una serie de buenas prácticas en los servicios bibliotecarios para niños y jóvenes.
Como lo comentan en la introducción de la publicación revisada, en el entendido de que hay muchas diferencias sociales, económicas, culturales e incluso físicas entre las bibliotecas públicas alrededor del mundo, esta guía debe entenderse como una serie de pautas, y no comoreglas inamovibles para una biblioteca ideal. “La intención es ayudar a las bibliotecas públicas a implementar servicios infantiles de calidad en la era digital y reconocer el cambio de rol de la biblioteca en la sociedad actual“.
Esta guía incluye servicios y recursos para bebés, niños y jóvenes, además de hacer notar que, aunque las bibliotecas infantiles y las bibliotecas escolares tienen objetivos en común, sirven a necesidades diferentes. Por ello ponen especial énfasis en explicar la misión,propósitos y metas de la biblioteca infantil.
La misión de la biblioteca infantil es servir como un centro de información, aprendizaje y cultural que adquiere y proporciona acceso significativo a la información, programas y servicios apropiados a cada edad, además de servicios en idiomas relevantes a la diversidad cultural de la comunidad…
Algo interesante de esta guía de servicios bibliotecarios para niños es que no sólo se centra en cuestiones de organización, como son el desarrollo de colecciones con materiales diversos en formatos, temáticas e intereses; los recursos físicos y digitales; la administración del presupuesto o el diseño del espacio físico que conviertan a la biblioteca en un espacio agradable y para estar. También indaga sobre temas que a menudo no tomamos en cuenta o no los tenemos del todo claros, como es el caso de la colaboración bibliotecaria y con otras instancias importantes para la comunidad, la promoción de la biblioteca, la evaluación de los servicios, la seguridad y accesibilidad al espacio físico.
También discute temas tan importantes como las competencias, habilidades y valores éticos que el responsable de la biblioteca debe tener, por ejemplo, la privacidad, neutralidad y transparencia.
Esta guía de servicios bibliotecarios para niños puede ayudar a informar a los que toman las decisiones y/o desarrollan las políticas públicas; también pueden ser útiles para organismos no gubernamentales que apoyan o manejan programas de alfabetización y lectura para niños y sus familias y, desde luego, a los bibliotecarios y bibliotecarias infantiles y públicos.
El año comienza a dar sus últimos estertores, pero antes de finalizar les comparto mi top ten de lecturas 2018, nada de “los mejores libros del año” o “los 10 libros que no puedes dejar de leer” o” los 10 libros que toda persona debe leer este año” y demás títulos rimbombantes para esas series de listas huecas y soberbias que tan a menudo aparecen a lo largo del año, especialmente al inicio o el fin. Ésta, por el contrario, es una lista personalísima de los libros que más me movieron este año –¡y miren que fue un año de lectura intensa!– a las lágrimas, a la risa, a la desazón, a la ternura, a la sorpresa, y que, por tanto, vale la pena mencionarlos.
Listos, aquí va mi top ten de lecturas 2018:
Título: Temporada de huracanes Autora:Fernanda Melchor Pie de imprenta: México : Literatura Random House, 2017. ISBN: 9786073152679
Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían.
Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte.
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Uy, este libro es, simplemente magnífico. Cuando lo encontré en librerías he de confesar que, por un lado, la portada no me invitaba nada a leerlo (recuérdenme evitar lo más posible juzgar un libro por su portada), mientras que por otro lado, la descripción al reverso de portada que comienza “Con un lenguaje magistral…” me invitaba mucho a la lectura.
Después de mucho dudarlo, finalmente me decidí a leerlo y, desde la primera página pude comprobar lo del lenguaje magistral, pero además trepidante, rabioso y ávido, a través del cual sus personajes entretejen sus historias para darnos finalmente una historia cruda que se vive en muchas partes del país, en lugares perdidos y sin mucho futuro, donde impera la pobreza, la violencia, el machismo, el abuso… la desilusión.
Una radiografía de varios lugares de nuestro país, por ello resulta tan ávida y cruda la lectura. Melchor ha hecho un trabajo magistral con esta obra. Por cierto, ahora lo estoy releyendo en audiolibro para el maratón #GuadalupeReinas2018 y, aunque la narradora no le está sacando todo el partido, compruebo nuevamente que este libro es magnífico.
Título: Mexicoland Autor: Jaime Alfonso Sandoval Pie de imprenta: México : Penguin Random House, Montena, 2018. Colección: Serie Infinita ISBN: 9786073162517
Mexicoland es perfecto, lo mejor de México en un sólo lugar: historia, música y comida. Lo malo es que todo es falso. Es un parque de diversiones en el futuro, el resto del país ha colapsado por la violencia y la anarquía. Apenas sobrevive un pequeño territorio donde se funda México Nuevo, una sociedad en la que cualquier delito es castigado con extrema crueldad. Ahí, Cuauhtémoc Rojo, en un sólo día, se queda sin padres, sin escuela y casa. Pronto descubrirá que si quiere sobrevivir, necesita encontrar respuestas.
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Aunque ya he hablado de Mexicoland, creo que no me cansaré de hacerlo. Una historia distópica y atemorizante por lo cercana a nuestra realidad nacional. Con esa mezcla de humor negro que te hace reír y, al mismo tiempo, asustarte un poco al darte cuenta que quizá aquello que nos cuenta es más familiar de lo que quisiéramos.
De este libro disfruté mucho el papel que los libros y las bibliotecas, como en toda buena obra distópica, tienen. La biblioteca convertida en lugar de castigo (como en el imaginario colectivo), pero al mismo tiempo lugar de esperanza, donde se gesta la rebeldía.
Jaime Alfonso no le da tregua a Temo, el personaje principal, y tampoco nos da tregua a sus lectores.Por eso es un gran libro, porque no es insulso y condescendiente, como muchos suelen creer que es la literatura juvenil.
Título: Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre Autor:Graciela Montes Pie de imprenta: Buenos Aires : Colihue, 2004. ISBN: 9789505812752
Si mi madre hubiese tenido dos tetas mas, mis desdichas (y también mis dichas, en fin, mis
aventuras) no habrían siquiera comenzado. Y digo dos, aunque una sola habría bastado, porque he notado que las tetas siempre vienen de a pares. De a dos, o de a cuatro, o de a seis… o de a diez, como en el caso de mi madre. Nosotros fuimos once hermanos para diez tetas, y ahí estuvo el problema. Y yo, para colmo, que nací con hambre. Un hambre que ni se imaginan, unas ganas de tragarme el mundo que ni les cuento.
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Una historia entrañable, donde Orejas, un perro callejero, nos cuenta su andar en un mundo de humanos hostiles. Un libro que sabe cumplir a la perfección con el pacto de ficción del que su autora nos habla en La frontera indómita, porque, verán, el perro cuenta su “vida de perros” y lo creemos, y lo disfrutamos, y queremos abrazar a Orejas. ¡El final, tienen que llegar al final y regresar para disfrutarlo nuevamente! Quizá llorar un poquito, como lo hice yo
Graciela Montes es, sin duda, una de las grandes de la LIJ, no es gratuito el Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil que recibió apenas este año. Y con esta historia no hace más que confirmar que sabe llevar
Título: An untold story of the talking book Autor:Matthew Rubery Pie de imprenta: USA : Harvard University, 2016. ASIN: B01N0R4BF0
La historia del libro a menudo se mueve del códice a la pantalla digital, dejando fuera los cerca de 150 años de registros sonoros. Matthew Rubery descubre esta historia, desde Edison, hasta la industria millonaria que es el audiolibro en la actualidad. Además de tratar al audiolibro como una forma de arte que ha influido profundamente en la forma que leemos.
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Como su título lo dice, es un recuento histórico del audiolibro o talking book como lo llama Rubery. Desde las primeras grabaciones del fonógrafo de Edison, hasta el boom que el audiolibro ha vivido en esta última década y que lo perfila como el gran formato de lectura en el siglo XXI; no sin antes pasar por los audiolibros desarrollados por bibliotecas y destinados a ciegos o débiles visuales en la primera mitad del siglo XX, además de las primeras ediciones comerciales de la segunda mitad del siglo pasado.
Sin embargo, este libro no se limita a dar un recuento histórico, también nos habla de las muchas interrogantes que ha planteado el audiolibro y que, aún un siglo después de su aparición, siguen rondando entre las reflexiones de los reticentes y lectores de audiolibros devotos: ¿es libro y es lectura?, para los primeros audiolibros desarrollados por bibliotecas, ¿quién y con base en qué se decidía qué libro se convertía en audiolibro?, ¿audiolibros dramatizados o fieles a la obra original?, ¿fomentan la pereza?, ¿sólo para ciegos y débiles visuales o también para todo el público?, ¿al hacer otras cosas mientras lees, realmente estás leyendo?
Un gran trabajo de investigación el de Matthew Rubery para darnos a conocer aquello que no tenemos tan presente sobre la historia del libro y reflexionar sobre su futuro.
Título: Severiana Autor: Ricardo Chávez Castañeda Colección: A través del espejo Pie de imprenta: México : FCE, 2013. Edición: 1a edición electrónica ISBN: 9786071616159
Cuando los niños comenzaron a desaparecer misteriosamente, la ciudad se paralizó; escuelas y parques fueron cerrados y se prohibió cualquier tipo de reunión. El miedo invadió a los padres y el azoramiento a los maestros. La policía, exasperada, fue incapaz de actuar. Sólo un grupo de amigos que buscaba pistas sobre las desapariciones descubrió en la lectura una puerta que, sin que nadie lo sospechara, revelaba el misterio de otros mundos escondidos tras las palabras, en los que nadie estaba a salvo…
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Contar historias sobre desapariciones en un país donde diario las tenemos, no es tarea sencilla. Sin embargo, Ricardo Chávez nos lleva de la mano para contarnos esta historia en la que sólo las palabras pueden salvarnos. Es desgarradora por lo cercana, no es una historia confinal feliz, ni esperanzadora, aunque quizá sí.
Título: El caballero impetuoso Autor/Ilustrador: Gilles Bachelet Traducción: Pau Joan Hernández Pie de imprenta: Barcelona: Juventud, 2015. ISBN: 9788426142542
Mientras se tiene una tarea urgente que cumplir, uno no puede dejarse distraer… Y qué hay más urgente que defender un parterre de fresas amenazado por el enemigo. El caballero Impetuoso parte hacia la batalla. Bueno… Todavía no…
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Está lo urgente y está lo importante; y aunque a veces parece lo mismo, este caballero tiene muy clara la diferencia, porque sí, nadie niega las urgencias de una guerra, pero no puedes ir sin antes salvar a una princesa en desgracia o contarle un cuento a tus hijos.
De este album ilustrado ya hablé anteriormente, sólo pudo agregar que es una delicia de historia que precisamente nos habla de lo urgente y lo importante, con humor, ironía y con muchos guiños.
Título: Instrucciones Autor: Neil Gaiman Ilustrador: Charles Vess Traductor: Sandra Sepúlveda Pie de imprenta: México : Océano Travesía, 2017. ISBN: 9786075270661
Recuerda: los gigantes tienen el sueño profundo; a las brujas, a menudo, las traiciona su apetito; los dragones tienen un punto débil, siempre, en alguna parte; los corazones pueden estar bien escondidos, y los traicionas con tu lengua.
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Libro álbum que, a través de un lenguaje poético nos invita a seguir sencillas (sólo en apariencia) instrucciones para poder adentrarnos en los cuentos de hadas. Un auténtico homenaje a historias llenas de dragones, hadas, princesas, castillos, bosques encantados.
Título: Desde los ojos de un fantasma Autor: Juan Carlos Quezadas Pie de imprenta: México : SM, 2017. Edición: 2a. ISBN: 9786072425644
De pronto el mundo se empieza a volver sintético: los besos se plastifican, el café pierde sabor y aparecen cabezas gigantes de perro chihuahueño en todas las ciudades. Hasta Lisboa pierde carácter y sus habitantes olvidan su personalidad. ¿quién evitara la catástrofe? Sara, una niña que dibuja ciudades que le cuentan, y Juan Pablo, un cantautor de fados, descubren que la magia de las palabras hacen posible recuperar la realidad.
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Varias historias que se entretejen para hablarnos de una lucha contra el consumismo, la alienación y donde no pueden faltar los fantasmas, las niñas que dibujan ciudades, el Japón y la Lisboa tan poética de Oki, tripulante de terremotos, otro gran libro de Quezadas.
Una crítica a la voracidad, a la prisa, a la actualidad que no nos da tregua y nos orilla a confundirnos con la masa siempre sonriente, aunque muy infeliz.
Mientras leía este libro no podía evitar pensar en mi colonia cada vez más llena de edificios, perdiendo su sentido de barrio; también pensaba en un Centro Histórico previo al cierre de Madero, ahora casi devastado y con vistas a un gran centro comercial.
Título: Al final, las palabras Autor: Antonio Malpica Pie de Imprenta: México : FCE, 2018 Serie: A través del espejo ISBN: 9786071654571
Lo que importa es la historia dentro de la Historia”, asegura uno de los personajes de esta novela histórica con tintes románticos que Toño Malpica desarrolla en tres diferentes épocas y que sobrevive gracias a un manuscrito que ha pasado de mano en mano, manuscrito que narra la amistad y las andanzas de un grupo de chicos que está dejando atrás la infancia en la Ciudad de México de los inicios del siglo XX, la vida pintoresca de la capital y el descubrimiento del amor que experimentan el Pegote y Ofelia.
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Novela histórica contada a tres tiempos, con ese toque de nostalgia por lo no vivido que sólo Malpica nos puede regalar. El Pegote es un personaje entrañable, huérfano, a quien vas conociendo de a poco y de quien te vas encariñando irremediablemente, de él y de sus compinches que también hacen mucho de la historia. Casi legendario, se le va siguiendo la pista a través de correspondencia a la vieja usanza, sólo puedes desear que su final sea feliz, que los amores imposibles sean posibles.
Y al final, al final no puedes evitar sentir un dejo de tristeza y desolación.
Título: El caballo celoso Autor: Javier Villafañe Pie de imprenta: Buenos Aires : Colihue, 2005. Colección: Libros del Malabarista ISBN: 950-581-553-0
Tal vez sea esta una novela muy triste, tal vez algunos no la quieran creer. Lo que más importa es que es bellísima. Trata de un caballo que se enamora de una niña, que le deja flores en su balcón y todas las noches sueña con ella. Hasta que en la historia aparece un titiritero que le roba el amor de la niña.
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Pues eso, un caballo se enamora de una pequeña, pero como es caballo, su amor no puede ser.
Una historia que me puso muy triste, incluso a la segunda leída. Llena de poesía, de metáforas, de sueños, de un amor imposible y de búsqueda. Un libro que te deja desolada.
Es una lástima que la edición sea tan feíta, porque una historia de amor como esta merece algo más: un mejor papel, una mejor tipografía, una mejor portada, un mejor reverso de portada… nuevamente recuérdenme no juzgar un libro por su portada o su edición.
BONUS
Título: Scythe (Arc of a Scythe #1) Autor: Neal Shusterman Pie de Imprenta: USA : Simon Schuster, Audible, 2016. Descripción: Audiolibro, Unabridged
En un mundo en el que la enfermedad, la guerra y el crimen se han eliminado, la única forma de morir es ser asesinado aleatoriamente (“segado”) por Segadores profesionales. Citra y Rowan son dos adolescentes que han sido seleccionados como aprendices de Segadores y aunque no tienen vocación, deben aprender el arte de matar y entender la necesidad de hacerlo.
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Una premisa interesante a la que no me pude resistir: la muerte ha sido conquistada, lo anterior, desde luego puede traer ciertos problema; así que alguien debe de morir y alguien más empuñar la espada. Sí, el índice de segados es mínimo, es muy probable que, como la gran mayoría, corras con la suerte de vivir eternamente; aunque siempre existe una pequeñísima posibilidad de no pertenecer a esa mayoría. Y aquí es donde se pone interesante la premisa, quién decide quién debe morir, cómo escoge a quien segar y, lo más interesante, ¿este proceso está libre de corrupción?
Y, aunque ficción, no puedes evitar sentirte tan cercano a las reflexiones de Citra y lo que te plantearía un mundo en apariencia perfecto como el que nos cuenta Shusterman. Por supuesto, el cierreque no cierra, sino que es la invitación a seguir con la saga.
Por cierto, un plus de haberlo leído en audiolibro es Greg Tremblay, el narrador; qué forma de dar vida a los personajes; así que si gustan de la lectura en este formato no pierdan la oportunidad de hacerlo.
Pues ya está, así mi top ten de lecturas 2018, que terminaron siendo 11. Siéntanse libres de probar con uno, dos, todos o ninguno. Y ustedes, ¿qué me cuentan de sus lecturas este año?
Quienes me conocen o me han leído saben que no soy partidaria de los retos literarios, pues me parecen una invitación a atiborrarse de libros, “leer X libros este año“, “leer más” o el famoso Goodreads challenge que, aunque me encanta todo lo que hace la red social, esa característica la encuentro un tanto sin sentido.
No creo que la lectura deba verse como un reto y mucho menos si se trata de decir, el 2018 leí tres libros, en 2019 quiero leer cuatro. ¿Por qué? ¿cuál es el sentido? Pero bueno, esa es una percepción personalísima y habrá quien lo disfrute y, bien por ello.
Hay un reto, sólo uno, sin embargo, que me gusta de pe a pa. Se trata del maratón de lectura feminista#GuadalupeReinas2018 lanzado por el colectivo LibrosB4Tipos, un reto que busca que durante el periodo festivo conocido en México como Guadalupe-Reyes (12 de diciembre al 6 de enero del siguiente año) se lean una serie de 10 libros con distintas consignas, pero todos esos libros deben ser escritos por mujeres. Es decir, acá el objetivo no es leer por leer, ni leer más, ni leer X número de libros –pues de hecho, si participas en el reto, puedes permitirte leer uno, dos, los de las 10 consignas o más si te dan los ojos para hacerlo–, sino acercarte a la obra de escritoras y hacer visible su trabajo a través de compartir las lecturas con otras personas que estén en el reto. Creo yo que es una excelente forma de acercarte a distintas escritoras.
El año pasado también acepté este reto, acá pueden ver las consignas y mis TBR de aquel entonces. No pude terminarlo; sin embargo, el resto del año he seguido acudiendo a muchas escritoras de la consigna. Este año, voy a tomarlo de nuevo y mi consigna personal es no entrar en pánico por finalizarlo, sino leer los libros tranquilamente, al finalizar el #GuadalupeReinas seguiré con los libros de las consignas, más lo que se acumule en el año.
Consignas #GuadalupeReinas2018
Dicho lo anterior, va mi TBR del #GuadalupeReinas2018.
Un libro de tu país de origen: Buenas noches Laika y/o Frecuencia Júpiter – Martha Riva Palacio Obón
Libro de un país que quieras visitar:Lagartija – Banana Yoshimoto o La cigarra del octavo día – Mitsuyo Kakuta
Obra de teatro:Piel de mariposa y Me sale bien estar triste – Jimena Eme Vazquez, @jimenaemeuve quien amabilísimamente estuvo compartiendo su obra a quien se la pidiera.
Teoría feminista:The little book of feminism – Harriet Dyer
Memoria o autobiografía: The story of my life – Hellen Keller
Ganadora del Nobel:Ternura – Gabriela Mistral y African Stories – Doris Lessing
Libro favorito de una mujer a la que admires mucho: Cuando San Pedro viajó en tren y Amigos por el viento – Liliana Bodoc, Una historia familiar – Christine Nöstlinger. Recomendados por la gran Carola Martínez, quien además me recomendó a escritoras que ya de por sí admiro.
Escritora racializada:Yo no soy tu hija mexicana perfecta – Erika Sánchez
Con temática o representación LGTB+: The argonauts – Maggie Nelson.
De la lectura conjunta del colectivo: Ritos funerarios – Hannah Kent o relectura de Temporada de huracanes – Fernanda Melchor.
Además tengo algunos otros libros que no he sabido muy bien dónde colocarlos y que no les he podido dar el tiemp de lectura que merecen, entre ellos El turno del escriba de Graciela Montes y #MadresArrepentidas de Orna Donath.
Durante la administración de Vicente Fox se anunció la creación de una Mega Biblioteca que se ubicaría en el norte de la Ciudad de México. En aquel entonces hubo mucho escepticismo sobre la necesidad de una biblioteca de grandes magnitudes. Se cuestionó la inversión y, como nunca, se criticó el cierre por goteras en su séptimo piso.
Después de los muchos vericuetos que ya ni siquiera vale la pena contar, llegó Daniel Goldin y con ello, lo que ahora podemos llamar, una nueva era donde se concibió a la Biblioteca como un espacio social y comunitario donde todos tienen cabida y que sirve a muchos propósitos, en fin, una biblioteca viva.
El primer acierto del director fue la visión de Biblioteca Pública que trajo consigo, como nunca antes la biblioteca dio sentido a aquello de formación, información y recreación, pero además dio cabida al descanso, al pensamiento, al ocio, a la creación, a la formación de ciudadanía. Y, si me lo permiten, también propició el intercambio, el descubrimiento del otro, la sorpresa, además de convertirse para muchos en refugio, algo que pocas bibliotecas públicas ensayan.
Lo anterior, sin embargo, no sería posible sin el personal adecuado. Por ello, Goldin se hizo de un equipo comprometido e inquieto, con ganas de aventurarse a experimentar esta visión de biblioteca que ahora todos reconocemos en la Vasconcelos, una biblioteca para la comunidad. Muestra de ello son sus Día del Niño con cientos de regaladores y actividades simultáneas; sus Bibliotecas Humanas, de las primeras realizadas en México; la apertura de su sala de Lengua de Señas; los distintos talleres (decenas, quizá cientos) ofrecidos por el área de servicios educativos; el trabajo de la Bebeteca y de la Sala Infantil; la reapertura del séptimo piso invitando a experimentar las colecciones de un modo distinto al que nos tienen acostumbradas las bibliotecas, por mencionar sólo unos pocos ejemplos de lo mucho que se hace allá.
Lo que nos ha dejado ver la Biblioteca Vasconcelos estos seis años es que la visión, de la mano de un equipo comprometido, inquieto y sin miedo a intentar, logran no sólo cambiar la percepción que se tiene sobre la biblioteca pública, sino convertirla en un referente de biblioteca a nivel nacional y mundial. Al grado de convertirla en 2014 en el cuarto recinto cultural más visitado del país o la biblioteca con más seguidores en Facebook (más de 640 mil mientras escribo este post).
A la Biblioteca Vasconcelos he podido conocerla como bibliotecaria ajena, como bibliotecaria de la Vasconcelos y como usuaria; y lo que he notado en todas estas facetas de mi relación con #MiBibliotecaVasconcelos es que a nadie deja indiferente: si eres bibliotecario ajeno, está el asombro por la forma en que una biblioteca pública puede impactar en su comunidad; si eres bibliotecario de la Vasconcelos o colaborador (como becario, tallerista o voluntario), te enorgullece formar parte de un proyecto como éste; si eres usuario, te enamoras, aunque se lea un tanto cursi, es cierto que te enamoras, porque puedes ver que es una biblioteca que no funciona con base en teorías rancias, sino que funciona porque está pensada en las y los usuarios reales.
Proyectos de esta magnitud social no se deben perder, aunque el cambio es bueno y necesario, también es necesaria la permanencia y constancia que permitan que algo que se viene haciendo bien siga creciendo. Como bien dice Michèle Petit: “A la hora en que las misiones de los bibliotecarios deben ser repensadas, México nos inspira: hay mucho que aprender de lo que Goldin y su equipo inventan día tras día en la Vasconcelos“, creo yo que aún hay mucho que aprender de esta biblioteca, su director y su equipo.