La Guía de la IFLA de servicios bibliotecarios para niños de 0-18 es una publicación elaborada por la Sección de Bibliotecas para Niños y Jóvenes de la IFLA(C&YA Section) en 2003 y revisada en 2018. Presenta una serie de buenas prácticas en los servicios bibliotecarios para niños y jóvenes.
Como lo comentan en la introducción de la publicación revisada, en el entendido de que hay muchas diferencias sociales, económicas, culturales e incluso físicas entre las bibliotecas públicas alrededor del mundo, esta guía debe entenderse como una serie de pautas, y no comoreglas inamovibles para una biblioteca ideal. “La intención es ayudar a las bibliotecas públicas a implementar servicios infantiles de calidad en la era digital y reconocer el cambio de rol de la biblioteca en la sociedad actual“.
Esta guía incluye servicios y recursos para bebés, niños y jóvenes, además de hacer notar que, aunque las bibliotecas infantiles y las bibliotecas escolares tienen objetivos en común, sirven a necesidades diferentes. Por ello ponen especial énfasis en explicar la misión,propósitos y metas de la biblioteca infantil.
La misión de la biblioteca infantil es servir como un centro de información, aprendizaje y cultural que adquiere y proporciona acceso significativo a la información, programas y servicios apropiados a cada edad, además de servicios en idiomas relevantes a la diversidad cultural de la comunidad…
Algo interesante de esta guía de servicios bibliotecarios para niños es que no sólo se centra en cuestiones de organización, como son el desarrollo de colecciones con materiales diversos en formatos, temáticas e intereses; los recursos físicos y digitales; la administración del presupuesto o el diseño del espacio físico que conviertan a la biblioteca en un espacio agradable y para estar. También indaga sobre temas que a menudo no tomamos en cuenta o no los tenemos del todo claros, como es el caso de la colaboración bibliotecaria y con otras instancias importantes para la comunidad, la promoción de la biblioteca, la evaluación de los servicios, la seguridad y accesibilidad al espacio físico.
También discute temas tan importantes como las competencias, habilidades y valores éticos que el responsable de la biblioteca debe tener, por ejemplo, la privacidad, neutralidad y transparencia.
Esta guía de servicios bibliotecarios para niños puede ayudar a informar a los que toman las decisiones y/o desarrollan las políticas públicas; también pueden ser útiles para organismos no gubernamentales que apoyan o manejan programas de alfabetización y lectura para niños y sus familias y, desde luego, a los bibliotecarios y bibliotecarias infantiles y públicos.
Durante la administración de Vicente Fox se anunció la creación de una Mega Biblioteca que se ubicaría en el norte de la Ciudad de México. En aquel entonces hubo mucho escepticismo sobre la necesidad de una biblioteca de grandes magnitudes. Se cuestionó la inversión y, como nunca, se criticó el cierre por goteras en su séptimo piso.
Después de los muchos vericuetos que ya ni siquiera vale la pena contar, llegó Daniel Goldin y con ello, lo que ahora podemos llamar, una nueva era donde se concibió a la Biblioteca como un espacio social y comunitario donde todos tienen cabida y que sirve a muchos propósitos, en fin, una biblioteca viva.
El primer acierto del director fue la visión de Biblioteca Pública que trajo consigo, como nunca antes la biblioteca dio sentido a aquello de formación, información y recreación, pero además dio cabida al descanso, al pensamiento, al ocio, a la creación, a la formación de ciudadanía. Y, si me lo permiten, también propició el intercambio, el descubrimiento del otro, la sorpresa, además de convertirse para muchos en refugio, algo que pocas bibliotecas públicas ensayan.
Lo anterior, sin embargo, no sería posible sin el personal adecuado. Por ello, Goldin se hizo de un equipo comprometido e inquieto, con ganas de aventurarse a experimentar esta visión de biblioteca que ahora todos reconocemos en la Vasconcelos, una biblioteca para la comunidad. Muestra de ello son sus Día del Niño con cientos de regaladores y actividades simultáneas; sus Bibliotecas Humanas, de las primeras realizadas en México; la apertura de su sala de Lengua de Señas; los distintos talleres (decenas, quizá cientos) ofrecidos por el área de servicios educativos; el trabajo de la Bebeteca y de la Sala Infantil; la reapertura del séptimo piso invitando a experimentar las colecciones de un modo distinto al que nos tienen acostumbradas las bibliotecas, por mencionar sólo unos pocos ejemplos de lo mucho que se hace allá.
Lo que nos ha dejado ver la Biblioteca Vasconcelos estos seis años es que la visión, de la mano de un equipo comprometido, inquieto y sin miedo a intentar, logran no sólo cambiar la percepción que se tiene sobre la biblioteca pública, sino convertirla en un referente de biblioteca a nivel nacional y mundial. Al grado de convertirla en 2014 en el cuarto recinto cultural más visitado del país o la biblioteca con más seguidores en Facebook (más de 640 mil mientras escribo este post).
A la Biblioteca Vasconcelos he podido conocerla como bibliotecaria ajena, como bibliotecaria de la Vasconcelos y como usuaria; y lo que he notado en todas estas facetas de mi relación con #MiBibliotecaVasconcelos es que a nadie deja indiferente: si eres bibliotecario ajeno, está el asombro por la forma en que una biblioteca pública puede impactar en su comunidad; si eres bibliotecario de la Vasconcelos o colaborador (como becario, tallerista o voluntario), te enorgullece formar parte de un proyecto como éste; si eres usuario, te enamoras, aunque se lea un tanto cursi, es cierto que te enamoras, porque puedes ver que es una biblioteca que no funciona con base en teorías rancias, sino que funciona porque está pensada en las y los usuarios reales.
Proyectos de esta magnitud social no se deben perder, aunque el cambio es bueno y necesario, también es necesaria la permanencia y constancia que permitan que algo que se viene haciendo bien siga creciendo. Como bien dice Michèle Petit: “A la hora en que las misiones de los bibliotecarios deben ser repensadas, México nos inspira: hay mucho que aprender de lo que Goldin y su equipo inventan día tras día en la Vasconcelos“, creo yo que aún hay mucho que aprender de esta biblioteca, su director y su equipo.
Hace unos días la revista Forbes publicó un artículo de las Bibliotecas vs Amazon, o ¿por qué Amazon debería reemplazar las bibliotecas y ahorrar impuestos? (Amazon Should Replace Local Libraries to Save Taxpayers Money), un artículo de Panos Mourdoukoutas, profesor de Economía, colaborador en Forbes y autor del libro The Ten Golden Rules of Leadership. Un artículo que ha causado gran malestar entre la comunidad bibliotecaria y los usuarios de bibliotecas.
En esencia, Amazon ha proporcionado algo mejor que la biblioteca local sin los impuestos. Esta es la razón por la cual Amazon debería reemplazar las bibliotecas locales. Esta medida ahorraría dinero a los contribuyentes y mejoraría el valor para los accionistas de Amazon de una sola vez.
Me he tomado algunos días para escribir con calma este post, no sólo porque me trae muchas reflexiones sobre las bibliotecas públicas, la sociedad, los usuarios de las bibliotecas… y los otros como Mourdoukoutas; pero también quería evitar escribir desde las visceras. No sé si lo logre, pero ahí voy.
En el artículo, Mourdoukoutas afirma que “Las bibliotecas ya no tienen el mismo valor que antes”, entre otras razones porque actualmente hay otros lugares que pueden funcionar como tercer espacio, tal es el caso de Starbucks donde la gente puede sentarse a leer libros obtenidos a través de servicios como Amazon Prime o ver películas a través de Netflix.
Hace varios años escribí un post titulado Las bibliotecas vs los Starbuks en donde hablabade la hospitalidad (una palabra que en ocasiones parece desconocida entre algunos bibliotecarios) y de la importancia de voltear a ver cómo se hacen las cosas en otros lugares para lograr que clientes o, en este caso usuarios prefieran un lugar. Es muy claro que la naturaleza de una biblioteca y la de un Starbucks es muy distinta, abismal, pero finalmente en aquel entonces resultó interesante atisbar por qué varias personas prefieren tener en un Starbucks su “centro de operaciones”. El punto de aquel artículo nada tenía que ver con el reemplazo, sino con la atención al cómo se hace y a los detalles.
Por otro lado, Mourdoukoutas parece desconocer que Netflix tiene un costo mensual de entre MX$109.00 para el servicio básico y MX$199.99 para el Premium, mientras que Amazon Prime tiene un costo de MX$449.00 al año, es decir que con nuestros impuestos, infinitamente inferiores a cualquiera de los servicios ya mencionados, es posible tener bibliotecas que nos ofrecen mucho más que Netflix o Amazon Prime. Pero además en la visión de Mourdoukoutas hay un profundo elitismo al no entender que no todos pueden pagar esas sumas; sin olvidar que las bibliotecas no sólo prestan libros o películas, sino que hay todo un trabajo con y para la comunidad, razón por la cual actualmente son ampliamente identificadas como un tercer espacio.
Y si nos quedáramos exclusivamente con la biblioteca como sinónimo de libros, Mourdoukoutas desconoce también que las bibliotecas ofrecen todo un acervo de libros, no sólo impresos, sino también electrónicos y audiolibros con servicios como Overdrive, entre muchos otros, que tan sólo el año pasado logró más de 225 millones de préstamos electrónicos en las más de 30 mil bibliotecas en 40 distintos países.
Varias carencias más se encuentran en artículo y en el autor, Alejandra Quiroz las ha resumido a la perfección en su tuit:
Somebody hasn’t been to public libraries in a long time.
Somebody ignores that libraries do count as third spaces.
Somebody thinks that tax money is the only thing that sustains libraries.
Somebody is just wrong. https://t.co/iL8fQGBcdF
A estas alturas Forbes ha eliminado el artículo de Mourdoukoutas, pues la respuesta de bibliotecarios y usuarios fue contundente: más de 7.9k tuits (y ya no se puede saber cuántos comentarios en el post original) evidenciando lo ridículo e ignorante de la propuesta. Desde luego la respuesta ha sido una grata sorpresa, no así el manejo de crisis que ha hecho Forbes y que resulta muy cuestionable. Según el comunicado de un portavoz de la revista:
Forbes aboga por el diálogo sobre la diversidad de temas, incluidos aquellos que a menudo presentan opiniones contrarias… Las bibliotecas juegan un rol importante en nuestra sociedad. Este artículo estaba fuera del área de experiencia específica del colaborador, y por eso ha sido eliminado.
Y yo me pregunto, ¿para que publicar sobre un tema que no se domina?, ¿no hubo una revisión antes de publicar el artículo?, ¿nadie se dio cuenta de lo errado de dicha opinión?, ¿qué necesidad de llegar al manejo de crisis y al “borrón y aquí no ha pasado nada”, que además fue pésimo?
Este artículo inevitablemente me trae a la mente a la Biblioteca Vasconcelos, el “elefante blanco”, como muchos (aunque cada vez menos) la siguen llamando después de 12 años de existencia. Cada que alguien se refiere así de esta biblioteca no puedo evitar preguntar sila han visitado recientemente o si en estos 12 años se han parado por ahí; la respuesta siempre es No. Pues bien, el artículo de Mourdoukoutas es exactamente lo mismo que se piensa sobre la Vasconcelos o tantas bibliotecas, y que, al final de cuentas es una muestra de infinita ignorancia:
Sobre la naturaleza de una biblioteca: servicio, espacio, comunidad, creación, recreación, pensamiento, estar, convivencia, ciudadanía, acceso a la información, estudio, lectura, etc.
Sobre la naturaleza de Amazon: una tienda en línea que vende productos.
Pero prestemos más atención, el artículo en realidad es más que una muestra de profunda ignorancia porque:
Lo grave no es que Mourdoukoutas hable sobre algo que no conoce; sino que tenga un espacio para que lo publiquen.
Lo grave es que ese espacio sea una revista como Forbes.
Lo grave y peligroso es que personas e instancias que toman decisiones han argüido cosas similares y por ello muchas bibliotecas han cerrado y seguirán cerrando, el mejor (peor en realidad) ejemplo es el cierre de bibliotecas públicas de Gran Bretaña.
Así que, aunque la defensa de bibliotecarios y usuarios resultó conmovedora y útil para que Forbes borrara el artículo (porque Mourdoukoutas además de ignorante es soberbio y no ha aceptado su error), no es suficiente para que desaparezcan estas ideas equivocadas sobre las bibliotecas. Es imprescindible entender que las bibliotecas son una inversión, no un gasto y, ante la duda yo digo siempre: ponga una biblioteca en su vida.
El movimiento Booktube tiene muchos claroscuros (de los que ya he hablado en otro momento), Abril Karera, mi invitada del día como parte de los festejos del 10º aniversario del blog, está de lado de los claros, de esa luz que se llama Ensayos de Abril, su videoblog que precisamente el mes pasado cumplió sus primeros 5 años de vida, de muchos, muchos más que no me cabe duda vendrán. Por cierto, al final del post les pongo los videos en los que tuve el honor de ser invitada como parte de sus 5 años. 😀
Estoy segura que muchas personas se han iniciado en la lectura, se han acercado a una biblioteca, a una librería o a una feria del libro gracias a Ensayos de Abril, escucharla desmenuzar los libros es una delicia y un peligro, porque irremediablemente uno quiere salir corriendo a comprarlos. Coincidir con ella gracias al Comité Lector de IBBY México, ha sido un privilegio. A Abril le admiro ese tesón que implica mantener un canal en Youtube, desde la parte de grabar y editar, pero en especial la parte de mantenerlo de forma honesta sobre los libros que la provocan. Verán, Abril simplemente no podía faltar en esta fiesta.
Abril nos platica en esta colaboración sobre la relación que ha entablado con las bibliotecas públicas gracias a Booktube, una visión que no sólo me ha emocionado, sino que inmediatamente me ha remitido a muchos congresos, coloquios, foros sobre bibliotecología donde imperan los cebollazos y la palabrería de lo que se supone son las bibliotecas, pero que carecen de esa visión autocrítica hacia la profesión y hay mucho desconocimiento sobre lo que los usuarios piensan, quieren y exigen de las biblbiotecas.
Abril, mil gracias por haber llegado a la celebración.
¡Hola Abril! ¡Bienvenida!
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De cómo Booktube me enseñó a valorar las bibliotecas públicas
El blog de Verónica Juárez me ha abierto la mirada sobre muchos de los usos de las bibliotecas públicas y sus alcances a través de la red. Aunque frecuenté bibliotecas desde mi adolescencia, no fue sino hasta mi incursión en el mundo de Booktube que entendí la importancia de tomar una postura con respecto a ellas y, desde este lugar que ocupo en el mundo, defenderlas y exigir lo mejor para que estos espacios formen parte de la vida cotidiana de la sociedad, de toda la sociedad. Por eso decidí contar cómo nació mi relación con estos lugares que son más que un albergue de conocimiento y de cómo, poco a poco, fui entendiendo que asumirse como lector conlleva también una responsabilidad, cien por ciento opcional, pero que una vez que se asume no se puede dejar a medias: la de generar y salvaguardar todos aquellos espacios cuya espina dorsal sea la lectura. Acompáñenme, pues, en este breve recorrido.
La primera biblioteca que conocí fue la de mi casa. Siempre me he sentido muy afortunada por haber crecido entre libros. Mis padres, profesores ambos, destinaban cada quincena una parte de su presupuesto a adquirir nuevos ejemplares para el acervo familiar. Recuerdo con especial cariño que, para mí y mis hermanos, cada libro era sinónimo de un bloque para las ciudades que construíamos. Los libros se transformaban en carreteras, puentes, edificios, incluso monstruos; y, luego, cuando mis padres llegaban a casa y teníamos que ordenar todo de nuevo, lo hacíamos con cuidado porque volvían a su forma real. Así, aprendí que mi mamá se esforzaba por crear un orden en los tres libreros que teníamos en ese entonces: una sección para los libros de papá (de historia y matemáticas, sobre todo), una sección para los libros de ella (de literatura mexicana y poesía) y otra sección para las enciclopedias y libros de nosotros. “¿Por qué ordenarlos de esa manera?”, pregunté un día cuando ya iba al kinder. “Porque así es más fácil ubicarlos”, respondió mi mamá.
La segunda gran biblioteca de mi infancia fue, sin duda, la de aula; la que teníamos en mi salón de sexto grado de primaria conformada en su mayoría por los Libros del Rincón. Recuerdo que mi profesor tuvo que instalar unas repisas para colocar ahí los ejemplares que daba el gobierno. Cada viernes, luego de alguna clase, teníamos libertad para husmear entre los títulos y llevarnos a casa el que quisiéramos. Era mi actividad favorita de los viernes. Sobre todo, me preguntaba, ¿por qué no teníamos en mi casa libros como esos? Tardaría todavía muchos años en conocer lo que es la literatura infantil y juvenil y en entender que mis padres tenían poca o nula noción sobre ello, así que adquirían siempre los libros que les gustaban más a ellos -adultos- o que tenían en el título eso de “para niños”. De otra manera, era muy complicado que se enteraran de esa literatura que comenzaba a florecer en el país. Sumemos, además, que crecí en un municipio del Estado de México donde las librerías son prácticamente inexistentes.
La tercera gran biblioteca de mi vida fue la de la secundaria. Un lunes, en un homenaje, el director dio el anuncio de que había recibido varias cajas con libros que había mandado la SEP. Dio la orden a mi profesora de español para que ella llevara el registro de préstamo a domicilio y, con tono emocionado, nos invitó a todos a conocer el acervo y leerlo enterito. ¡Eran más de cien libros nuevos! Recuerdo que esperé la hora del receso con impaciencia y cuando por fin sonó el timbre, corrí hasta la biblioteca para ser la primera en formarme y conocer todos esos títulos. No había necesidad de tanta prisa, prácticamente era la única alumna interesada en todo eso. Recuerdo la mirada luminosa de mi profesora diciéndome que podía llevarme todos los libros que quisiera, siempre y cuando los regresara. “Nunca hay que robarle a una biblioteca, porque no sabes qué libro podrá hacer la diferencia con alguien y siempre es mejor que todos los títulos estén a su alcance”, me dijo. Palabras grabadas con fuego en mi corazón.
Después, vinieron las bibliotecas de la universidad que se vienen a relacionar estrechamente con mis inicios como booktuber. Pero vayamos paso por paso. La Biblioteca Central de la UNAM fue parte fundamental de mi vida escolar, si no es que la favorita. Tardes enteras sentada en su área de estudio no precisamente estudiando, pero sí siempre leyendo. Me gustaba pasearme entre los estantes del área de literatura y elegir al azar mi próxima lectura. También se suman la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras y la del Instituto de Investigaciones Filológicas, importantísimas para mi educación en letras y, sobre todo, para mantenerme cerca de griegos y romanos. Teniendo todo esto como base, es fácil entender que cuando comencé a ser booktuber pensaba que todos los lectores estarían relacionados con alguna biblioteca, así como lo estaba yo con las de la escuela y con las de mi pasado, pero la sorpresa fue que no.
Booktube es una comunidad de lectores que comparte sus opiniones sobre libros a través de videos en Youtube. Mi canal se incorporó a esta dinámica en el 2013 y comentaba, sobre todo, libros que tomaba de las bibliotecas. Todavía lo hago. La gran sorpresa para mí fue que casi todos los booktubers de ese entonces tenían, alimentaban y cuidaban una sola biblioteca: la suya. Lo cual me parece muy válido, por supuesto. Pero de las bibliotecas públicas no escuchaba nada. Y entonces comencé a dimensionar la cuestión de su uso.
Primero: Si yo me había mantenido siempre muy cercana a ellas era, sí, porque me gustaban, pero sobre todo porque no tenía mucho dinero para invertir en libros. Eso no quiere decir que no comprara de vez en cuando algunos, claro que lo hacía; sólo que no en la medida en que veía a otros lectores hacerlo. Entendí que las bibliotecas siempre tendrán una estrecha relación con la economía de los usuarios. De ahí la importancia de habilitarlas lo mejor posible en un país donde el salario mínimo es una burla y donde, por supuesto, siempre será más importante destinar ese dinero a la alimentación que a la lectura. Las bibliotecas son una de las mejores herramientas para demostrar que la pobreza no es excusa para la ignorancia.
Segundo: Entendí también que frecuentar las bibliotecas era la razón principal por la que no me sentía apegada al libro como objeto. Es decir, sin problema podía deshacerme de libros, prestarlos o regalarlos. Porque justo eso te enseñan las bibliotecas: que tendrás un ejemplar entre tus manos durante algunas semanas, que será parte de tu vida porque lo vas a leer, pero que al terminarlo tienes la responsabilidad de devolverlo para que lo lea alguien más, así te haya gustado muchísimo la historia. Resultó una gran sorpresa descubrir que muchos booktubers sentían tal devoción por sus libros que eran incapaces de prestarlos. Lo cual también es muy válido, no quiero que esto se malinterprete como una cuestión de comparación sobre qué es mejor y qué no. Para nada. Ambas actitudes me parecen válidas, sólo deseo compartir cómo fui descubriendo este mundo de lectores donde las bibliotecas no existían o tenían la mínima importancia.
Tercero: Debido a la poca atención que, en general, tienen las bibliotecas, no es de extrañar que las creencias en torno a ellas sean tristes. Que si los bibliotecarios siempre están enojados o que los acervos dejan mucho que desear, (pueden conocer más de estas creencias en un video que grabé junto con Verónica como parte de la celebración por el 5to aniversario de mi canal). Es más, en mi recorrido por varias bibliotecas públicas de las delegaciones de la Ciudad de México, pude constatar que en casi todas el apoyo brilla por su ausencia: espacios pequeños, descuidados, muchos sin actividades culturales. Por eso, cuando descubrí la biblioteca de IBBY México y la Vasconcelos, me aferré a ellas con alegría. Pero estoy consciente de que, como lectores citadinos, no podemos limitarnos a esas dos, aunque sean mega geniales. Y entendí una cosa más: Así como muchos de mis compañeros booktubers defendían el libro como objeto y tomaban una postura respecto a sus bibliotecas personales, sentí casi una responsabilidad tomar una con respecto a las bibliotecas públicas y su importancia en mi vida como lectora. No sé si esto hubiera sucedido de no conocer Booktube.
Quiero cerrar este texto diciendo que falta mucho por hacer para que las bibliotecas ocupen un lugar privilegiado en la mente de la mayoría de los lectores, pero que vamos por buen camino. Ahora, me da alegría constatar que muchos otros booktubers se han asumido como lectores de bibliotecas y comentan, siempre que pueden, los ejemplares que han tomado de ellas. He visto incluso bibliotecarios tomando el rol como booktubers para darle difusión a su espacio. En Booktube, mi postura como defensora del uso de bibliotecas incluye invitar a mis suscriptores a conocer la más cercana a su hogar, muchos me han escrito diciendo que no tienen ninguna y es ahí cuando cobra mayor importancia la concientización sobre su implementación y uso en la mayor cantidad de lugares posibles. ¿Quién lo va hacer? Pues de aquí a que el gobierno se pone de acuerdo, seguramente nos toca a nosotros los lectores, profesores, mediadores de lectura hacerlo: acercar títulos a las personas. Porque ¿qué son las bibliotecas sino un espacio donde tienes al alcance, literalmente, un mundo de posibilidades? Y no lo digo sólo por los libros que podemos encontrar en ellas.
En fin, ha sido un honor para mí celebrar los diez años de existencia de este blog con este texto tan personal, pero sincero, sobre lo mucho que las bibliotecas pueden cambiar, y mejorar, la vida de una persona. Que los textos de Uvejota no se acaben para que muchos más lectores alrededor de todo el mundo podamos seguir inspirándonos. Un abrazo, Vero, y mi más sincero saludo a los lectores de este maravilloso espacio.
Que siga la fiesta, porque 10 años de escribir en un blog no se cumplen todos los días. Entre los invitados al festejo no podía faltar y repetir (hace cinco años también celebraba conmigo, con nosotros) Fernando Juárez, colega y tocayo de apellido, @ferjur en el mundo de las redes.
Fernando es una de esas coincidencias fortuitas muy afortunadas de Twitter, cuando Twitter era un puñado de bibliotecarios que veíamos en las redes otras formas de llevar la biblioteca a más lugares y con una conversación distinta. A Fernando he tenido oportunidad de leerlo y de coincidir a la distancia. Un bibliotecario público como pocos, bibliotecario de su pueblo, como él se define, del de Muskiz y alguien que “nunca ha sabido qué hacer en la biblioteca… afortunadamente” (Fernando dixit). Y a mi no puede más que alegrarme que no lo sepa, porque le salen unas ideas, planteamientos y actividades bien interesantes sobre el ser y hacer la biblioteca pública que nada tiene que ver con teorías rancias que no van para ningún lado, porque Fernando demuestra que la biblioteca se hace haciendo. Para muestra el libro Biblioteca pública, mientras llega el futuro, publicado en 2015 por Editorial UOC, del que ya les hablé y que recomiendo ampliamente, si lo quieren leer sepan que si lo mandan a este lado del charco.
Fernando, bienvenido nuevamente al blog, me emociona mucho que seas parte de ese festejo y espero contar siempre con tu conversación.
A veces estamos tan vacíos (o tan dispersos) que no encontramos temas sobre los que reflexionar, no sabemos qué contar sin encadenar palabras vacías. Durante años me dediqué a formar a compañeros para que se animasen a abrir un blog pero nunca fui capaz de dar continuación a ninguno; ya ni recuerdo la última vez que escribí una entrada. Un blog exige tal nivel de compromiso que son pocos los que nos acompañan durante mucho tiempo. Por eso que este cumpla 10 años, acudiendo a su cita regularmente y aportando a los lectores, es motivo de celebración.
Casualidades de la vida, coinciden estos 10 años blogueros de @uvejota con mis 30 como bibliotecario, un lapso de tiempo en el que las bibliotecas, qué remedio, se han “apantallado” para seguir aportando en la sociedad de la información. Adaptarse a las nuevas situaciones supone replantear certezas, cuestionar principios, aprender quehaceres. Ese tránsito de espacio de lectura y préstamo de libros a espacio multifuncional con protagonismo creciente de las nuevas tecnologías es a veces percibido como una desnaturalización de lo que debe ser una biblioteca.
Hace poco un colega, José Pablo Gallo(1), aludía a un espíritu que vincula y hace que identifiquemos como tales, a pesar de sus diferencias, a una biblioteca renacentista con una pública de principios del XX y a estas con las nuestras que ahora estamos desarrollando alrededor de las nuevas tecnologías de la información. Habla de bibliotecidad para referirse a ese hilo conductor quenos permitirá definir el modelo de biblioteca del futuro. En su opinión, aunque se produzcan cambios, estos deben seguir teniendo el foco puesto en la transmisión y creación del conocimiento para contribuir a la misión educativa, cultural y social que siempre ha tenido la biblioteca.
En muchas bibliotecas públicas las condiciones laborales son precarias, las instalaciones deficientes y la soledad mucha; el día a día nos deja sin tiempo para la reflexión sobre la pertinencia y los logros de los servicios que ofrecemos. La combinación de esos factores propicia imitar modelos considerados válidos y favorece el déficit de criterio propio. Intentar avanzar rompiendo con la realidad anterior y limitarse a copiar lo que hacen otros impide considerar qué otras cosas podríamos hacer con lo que ya tenemos.
Adoptar estrategias ajenas para adaptarse a los nuevos tiempos sin reparar en la propia idiosincrasia puede resultar impostado y alejarnos de una esencia de biblioteca más acorde a nuestra comunidad. Sin pretenderlo restamos importancia a nuestra labor “tradicional” sin entender que lo que es válido para una determinada biblioteca tal vez no lo sea para otra y que cualquiera de las dos opciones puede ser acertada.
No sé si eres de los que te preguntas qué hace de una biblioteca una biblioteca. Yo sí…y no lo sé. Supongo que cuando empecé lo tenía más claro: los libros, el silencio, la conservación, la lectura… Ahora que los antiguos referentes (libro, colección, almacenamiento, conservación) pierden protagonismo me obligo a recordar que bibliotecas, bibliotecari@s, lectura e información están en constante evolución y que algunas antiguas “desnaturalizaciones” configuran nuestro actual ADN. Y sin ir muy atrás recuerdo cuando los cómics no tenían sitio en las colecciones, el ordenador, de haberlo, no era para ver vídeos ni enviar mensajes personales y, por supuesto, el blog no era cosa de bibliotecarios. Un blog como éste… bendita desnaturalización.
Notas:
(1)José-Pablo Gallo-León. Bibliotecidad: una discusión sobre la esencia de la biblioteca en momentos de cambio.
Cuadernos de la ballena es el blog recién salido del horno que, con el lema Libros Reales, Lectores reales, lanza la Biblioteca Vasconcelos para dar cabida a todo lo relacionado con el mundo de la literatura infantil y juvenil, los lectores (niños, niñas, jóvenes, mediadores, docentes, bibliotecarios, etc.), las experiencias y las actividades que se llevan a cabo en la Biblioteca y/o que están estrechamente relacionados con el tema de la LIJ y que, por tanto, importan a la biblioteca.
Cuadernos de la ballena: libros reales, lectores reales nace con esa voluntad triple: registrar, pensar y compartir notas, apuntes, experiencias e ideas sobre niños, jóvenes, libros y lecturas.
Que además de eso hay mucho en la Biblioteca Vasconcelos, por lo que no dudo se mantendrá muy nutrido y constantemente actualizado.
Y para muestra un botón, pues abren con una colaboración de lujo: Michèle Petit, quien en el post Transfigurar el horror en belleza y a propósito de los sismos del 7 y 19 de septiembre pasados, nos habla muy atinadamente del valor y utilidad de los libros en tiempos de desastre.
Sin duda, un espacio de reflexión, análisis y registro que estaba haciendo falta entre los proyectos de la Biblioteca y que, en lo personal, me emociona mucho ver finalmente en línea después de los meses que implicaron toda la planificación previa. Estoy segura se convertirá en el favorito de varios usuarios y usuarias de la Vasconcelos, además de aquellos que trabajen o simplemente gustan del tema de la LIJ y estén interesados en conocer lo que se lleva a cabo en la BV, pero también para aquellos que se quieran sumar a la reflexión con comentarios.
Pues ya está hecha la invitación para que conozcan el blog Cuadernos de la Ballena: Libros reales, Lectores reales. Visiten, lean, comenten, difundan, súmense a la discusión, compartan.
Cuando hablamos de biblioteca pública a menudo nos gusta ensalzarla y casi decir que es la salvadora del mundo. Pero como ya lo he mencionado en otras ocasiones, a veces tenemos poco claro cuál es su labor, de qué forma exactamente va a salvar el mundo y desconocemos qué usos se le está dando a la biblioteca. Sí, nos quedamos en la punta del iceberg hablando sólo de los libros de la biblioteca.
Afortunadamente, y como ya lo mencionaba al final del post anterior a pesar de nosotros (los bibliotecarios), son los usuarios quienes vienen a salvar el día y al apropiarse de la biblioteca pública nos muestran que ésta es mucho más que un espacio con libros y la usan de formas que ni nosotros (los bibliotecarios y “expertos” en información, claro) lo hubiéramos imaginado.
El ejemplo más reciente de formas de apropiarse de la biblioteca pública es el que me encuentro hoy. Una usuaria, @fanysitaa, dejó 30 bolsas de Totis (frituras) en distintos estantes de la Biblioteca Vasconcelos y compartió en twitter las pistas para encontrar el tesoro.
Hoy escondí 30 bolsas de Totis en la biblioteca Vasconcelos.
Aquí las pistas para encontrarlos. pic.twitter.com/amTwSkneT6
En diciembre pasado @teabitique realizó un ejercicio similar dejando testigos por toda la biblioteca, cómo, realizó 180 dibujos y compartió 34 recetas que fue dejando entre las páginas de los libros de la biblioteca, sí, también la Vasconcelos. La idea es que cada que un usuario diera con una receta o un dibujo lo posteara en su cuenta de twitter con el Hashtag #loencontreBV. Se han encontrado algunos y supongo que cada cierto tiempo algunos usuarios se estarán encontrando estas sorpresas.
Me da mucha curiosidad qué lleva a los usuarios a tener estos gestos con otros usuarios y a utilizar la biblioteca como intermediaria. Sin duda un ejercicio que valdría la pena investigar.
Otras formas de apropiarse de la biblioteca pública
Otro ejemplo de apropiarse de la biblioteca pública, la Vasconcelos también, son todos aquellos jóvenes que montan sus coreografías en las puertas de cristal que dan hacia los jardines de la biblioteca. Cuenta la historia que las puertas fueron pensadas como eso, puertas para dar acceso a los jardines de la biblioteca. Los que planificaron el recinto, seguramente el propio Kalach incluido, hablaban de un arca del saber, con estantería colgante y libros, libros por todos lados, que está bien, me gusta la idea. Pero jamás imaginaron que los chicos y chicas verían en las puertas de cristal espejos donde reflejarse mientras ensayan sus bailes y así es como poco a poco la biblioteca se fue llenando de adolescentes que todos los días van a bailar. La biblioteca está cubriendo una necesidad de espacio para los jóvenes.
Los que se duermen son otros que ven a la biblioteca como un espacio para estar y la biblioteca, aunque no guste a muchos, cubre esa necesidad en una ciudad tan compleja que pocas veces da oportunidad para el descanso.
Seguramente no faltarán los puristas (usuarios y bibliotecarios) que digan que la biblioteca no está para eso, que la biblioteca es un recinto sagrado de libros y conocimiento (les juro que, palabras más palabras menos, he leído y escuchado ese tipo de comentarios). Yo por mi parte, digo que nada mejor que una biblioteca que es moldeada por los usuarios, una biblioteca cobrando vida gracias a los usuarios que la apropian con cada visita y que esta es la razón de ser de la biblioteca pública.
En la mal llamada era de la información, cada vez más caracterizada por la difusión de noticias falsas en busca de clickbait, en el mejor de los casos, o en el peor de confundir para manipular la opinión pública; las bibliotecas se convierten en ese espacio para encontrar información confiable. Bueno, no exactamente que se estén convirtiendo, las bibliotecas siempre han sido, además de ese tercer espacio, el lugar para encontrar información confiable. Los tiempos que corren no hacen más que confirmar la utilidad de la biblioteca.
De acuerdo con este informe, el 78% de los adultos encuestados dice que las bibliotecas les ayudan a encontrar información confiable. Además, el 56% opinó que las bibliotecas les proporcionan información que les ayuda en la toma de decisiones. Y mi favorita, el 65% de los encuestados declaró que la biblioteca les ayudó a crecer como personas.
Pero no sólo eso, el 76% dijo que las bibliotecas les ayudan a aprender cosas nuevas y 55% considera que la capacitación en el uso de computadoras, smartphones e internet les ayudaría en la toma de decisiones. Y es precisamente aquí –cuando el usuario está abierto a aprender cosas nuevas y ve en la biblioteca el lugar para hacerlo– donde creo que la biblioteca juega un papel central en la alfabetización informacional.
Los millenials, las bibliotecas y la información confiable
Y aunque el informe completo no tiene desperdicio, quizá uno de los datos más destacables es el que tiene que ver con los millenials, sí, esa generación entre los 18 y 35 años tan denostada y en la que poco se confía, los responsables del futuro fin del mundo (como alguna vez lo fuimos la Generación X y supongo también todas las generaciones pasadas), son precisamente los más propensos a visitar y confiar en las bibliotecas.
El 87% de millenials declaró que las bibliotecas los ayudaron a encontrar información confiable, comparado con el 77% de personas entre 36 y 51 años (Generación X), 74% de personas entre 52 y 70 años (Baby Boomers) o el 68% de personas entre 71 y 88 años (Generación del Silencio).
Este dato me hace recordar uno más local, la Encuesta de Usuarios de la Biblioteca Vasconcelos 2014, en el que también son los millenials quienes más utilizan dicha biblioteca, “Un tercio de los usuarios (mayores de 11 años) de la BV tiene entre 18 y 22 años, y entre 18 y 30 años supone el 60%.” Lo que me lleva a preguntarme si esto se repite en todas las bibliotecas, al menos las públicas, alrededor del mundo.
Otros resultados
En fin, volviendo al informe del Pew Research Center otros resultados que destacan de son los siguientes:
49% piensa que la biblioteca los ayudan a enfocarse en cosas importantes para su vida.
43% cree que las bibliotecas los ayudan a enfrentarse a un mundo ocupado.
38% dice que las bibliotecas los ayudan a enfrentarse a un mundo en el que es difícil salir adelante.
27% cree que las bibliotecas los ayudan a proteger sus datos personales de hackers.
Sin duda, resultados iluminadores y esperanzadores para aquellos (bibliotecarios incluidos) que siguen viendo en Google y las redes sociales una amenaza y competencia para las bibliotecas. Nos estamos perdiendo en las ramas de ese gran bosque que es la biblioteca (con internet incluido), mientras los usuarios se siguen apropiando del espacio a pesar de nosotros.