Ustedes disculparán, pero yo sigo festejando el aniversario del blog y es que, verán, 10 años son para hacer una fiesta estilo boda oaxaqueña.
Así que hoy, con muchísimo cariño y emoción, cedo este espacio a un gran colega y amigo, Fernando Gabriel Gutiérrez, Jefe de División de Digitalización de la Biblioteca Central en la Universidad Nacional de Luján, además de un inquieto bibliotecario que cree en la colaboración y en la creación conjunta de conocimiento, para muestra, es uno de los fundadores de Aprender3C y forma parte del blog Infotecarios.
Fer es uno de los primeros contactos que tuve ya no sé si en Twitter o Facebook o dónde, en la prehistoria de las redes sociales cuando estábamos muy pocos profesionales de la información dialogando a la distancia. Ha sido pues una grata coincidencia bibliotecaria que me ha permitido conocer un poco más lo que se hace en el sur de este gran continente.
Fer, mil gracias por aceptar ser parte del festejo, tu regalo llega además en el momento justo para la celebración tanto del blog, como del próximo Día Nacional del Bibliotecario. Un post que nos invita a pensarnos en nuestro quehacer diario ya no sólo como guardianes de la información.
¡Bienvenido!
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El bibliotecario como “curator transmedia” y la lejanía de la cultura gamer en las bibliotecas
Warner Bros Pictures
Fernando Gabriel Gutiérrez Jefe de División de Digitalización de la Biblioteca Central Ficha profesional @fggutierrez
En el 2045 no existirán las bibliotecas ni los bibliotecarios, por lo menos tal como los conocemos. En el mundo de “realidad virtual” que muestra Steven Spielberg en su última película “Reader Player One”, aparece un “curator” semi-robot, que vendría ser una especie de bibliotecario que custodia la memoria de los recuerdos de los programadores de esos mundos virtuales. Esta aparición de un “curator” y no un bibliotecario, refiriéndose a alguien que selecciona “recuerdos” de una persona, recae en un rol de “guardián de la memoria”, que le da sentido a la información organizada. Esta visión me parece interesante y me llama la atención. ¿Será que el bibliotecario de todas formas le dará paso al “curator” o “curador” de una vez? Para los que venimos siendo testigos de las transformaciones culturales y tecnológicas que nos ha tocado, el “content curator” digital es una figura que sigue dando de qué hablar no solamente en el ámbito bibliotecario.
Pero por lo visto, para mi sorpresa, es la primera vez que me enfrento en el imaginario cinematográfico a la denominación de lo que siempre se llamó “bibliotecario”. ¿Pero para qué? ¿Para seguir haciendo lo de siempre? ¿Bibliotecarios y curadores de contenidos son sinónimos? Pregunta que no es del todo original, y ya se preguntó en otras ocasiones para que el debate continúe. No quiero “spoilear” demasiado esta película, pero este “curator” tendrá un rol importante en la historia. Así que a no subestimar a los “curadores” del futuro y los bibliotecarios, o como los quieran llamar hoy.
Warner Bros Pictures
Ready Player One: hacia una biblioteca y curator transmedia
La anterior reflexión me surgió después de ver la última película de Steven Spielberg “Ready Player One”, basada en la novela homónima de Ernt Cline. Este film no sólo es un relato para “geek” o “gamer”, ya que presenta un discurso oscuro sobre la “sociedad futura” y los límites de la realidad virtual. A mayor desesperanza, más se inclinarán las personas a tratar de aislarse y construir otro mundo mejor de lo que uno se enfrenta cotidianamente. Son las plataformas digitales quienes podrán dominar los entornos existenciales. Sin embargo, fuera de la virtualidad un grupo de jóvenes serán los que lucharán para encontrar las “llaves” para un mundo que no esté dominado por grandes empresas que querrán manejar el mundo virtual, y/o real.
En torno a esto, varias bibliotecas en Estados Unidos han promovido la lectura de la novela en la que está basada la película. Han aprovechado el estreno y han realizado actividades de formación de usuarios. Es importante atraer a los usuarios vinculando cine, videojuegos y literatura. Para ello hace falta no solamente un bibliotecario creativo, sino un “curator transmedia”, o sea que el bibliotecario sea un puente entre las formas de mediatización de la cultura contemporánea, y no se quede anclado en la cultura libresca. La “biblioteca” necesita construir conocimiento transmedia, ser parte de ella para poder sobrevivir y acompañar a la cultura contemporánea. Esto no es un concepto nuevo en sí, pero aplicable a nuestras realidades bibliotecarias. Curar contenidos de los diferentes discursos mediáticos que nos rodean y volcarlos en la biblioteca, principalmente con los usuarios que son parte de ella. Y pienso una biblioteca que no sea para los usuarios, sino que construya la cultura transmedia con ellos. Que los usuarios adopten los espacios, virtuales, digitales y presenciales para crear cultura transmedia. No ser solamente receptores pasivos.
Warner Bros Pictures
Cultura “gamer” alejada de las bibliotecas
Este es un film que habla de la cultura “gamer” en todo su esplendor. Aunque para mí, la cultura de las bibliotecas tradicional está muy alejada de esta temática. Salvo, por aquel movimiento bibliotecario que está trabajando la temática de la “gamificación en bibliotecas”. Todavía me sigue pareciendo que la biblioteca es un ámbito adverso, ni que decir repelente a la cultura de los videojuegos. Después los gestores y bibliotecarios se preguntan cómo atraer a los “jóvenes actuales”. Nunca lo vamos a hacer si no los incluimos verdaderamente como usuarios y protagonistas de la biblioteca.
Para mí, la biblioteca está a contramano de ingresar los videojuegos en sus espacios, y ni que hablar en su cultura. ¿Por qué no juntar los dos mundos? ¿Es traicionar el mundo sagrado del libro?. Voy más allá de esta idea y pienso que la diversión, y ni que hablar el ocio a través de la tecnología, no tiene lugar en las bibliotecas. Me es raro encontrar en América Latina, bibliotecas públicas y populares, escolares, ni que hablar universitarias con espacios para jugar “videojuegos”, con consolas para acceder en forma gratuita, ní que hablar de cursos o competencias de videojuegos organizados por la biblioteca. Será momento también de juntar estas dos culturas: gamer y las bibliotecas.
Me imagino, ojalá me lleve una sorpresa, que habrá, seguramente muchas bibliotecas con proyectos de este estilo (videojuegos, bibliotecas) que no conozca. Si es tu caso no dejes de comentar aquí para enterarnos y contarnos cómo les está yendo. Y si no, ¿por qué no somos nosotros quienes tratamos de cruzar el puente proponiendo nuevos servicios?
Desde hace tiempo vengo hablando en este blog sobre la importancia de repensar la biblioteca, hacerla más social y útil a su comunidad ofreciendo un espacio que resulte atractivo a los usuarios, no sólo por la diversidad de acervo o mobiliario cómodo, sino por convertirse verdaderamente en un tercer espacio. La biblioteca es actualmente sí ese lugar tradicional de lectura y estudio, pero también tiene ese enorme reto de convertirse en ese remanso para la creación, para el pensamiento, para el descanso, para el trabajo, para la formación de ciudadanía.
Cambiar la idea tradicional de biblioteca no es tarea sencilla, primero es necesario romper varios paradigmas entre los bibliotecarios que nos hacemos cargo de estos espacios. Pero quizá es más importante voltear a ver al usuario y sensibilizarlo sobre las distintas formas de pensar a las bibliotecas porque, curiosamente, es donde quizá encontramos en mayor medida esta idea acartonada de la “biblioteca como templo del saber” y donde este “nuevo” rol de las bibliotecas genera mayor reticencia. Las bibliotecas públicas bien lo saben pues se enfrentan día a día con usuarios que, en muchas ocasiones no están de acuerdo con las actividades al interior de la biblioteca que rompen con el rol tradicional.
Es por ello necesario un trabajo de sensibilización pues, de hecho, proponer una biblioteca más allá de los libros, la lectura y el estudio tendrá mayor o menor aceptación dependiendo del tipo de biblioteca. Por ejemplo, si para la biblioteca pública, que es la cada día se encamina más a ser un espacio social y cultural para la comunidad, no ha sido fácil este cambio de tuerca; imaginemos entonces el gran reto que es para otras bibliotecas como las universitarias o las nacionales que nacieron con objetivos muy específicos para cubrir necesidades también muy específicas, aunque eso no implica que se deban quedar solamente con una forma de trabajo.
En fin, todo lo anterior viene a colación porque hace unos días la Biblioteca Central de la UNAM (biblioteca universitaria), a propósito del Mundial de Futbol Rusia 2018, decidió transmitir en la Sala de Consulta el partido de México vs Suecia.
Esto, como es de esperar generó gran polémica entre sus usuarios en Facebook quienes consideraron “de pésimo gusto” al verla como “…un lugar de estudio no de esparcimiento !!!”, algunos otros lamentaron o se indignaron que un espacio académico se destinara para “estas cosas”. Hubo quienes celebraron y felicitaron a la biblioteca por abrir este espacio para una actividad tan poco “tradicional” como ver el futbol en una biblioteca.
Cabe señalar que la Biblioteca Central cuenta con 12 pisos y que la transmisión del partido de futbol se realizó únicamente en la Sala de Consulta, un espacio cerrado cuya ubicación difícilmente interferiría para las actividades en otras salas y pisos, a menos que los asistentes al partido no controlaran su emoción y se pusieran a gritar desaforadamente.
Volvamos de nuevo, la Biblioteca Central es una biblioteca académica con un objetivo muy específico, aunque yo me pregunto ¿eso la limita a quedarse con ese objetivo: ofrecer libros, bases de datos, computadoras y mesas de trabajo para el estudio y la lectura –en ese orden limitado–?
Seguramente habrá algunos puristas de la biblioteca –incluidos bibliotecarios, usuarios y los que nunca se paran en una biblioteca pero que tienen una idea muy arraigada de lo que se supone debe ser este espacio– que me pregunten, ¿por qué repensar la biblioteca académica cuando lleva décadas, siglos quizá, limitándose a ofrecer un tipo de servicio y atendiendo necesidades muy específicas? ¿para qué convertirla en algo más si para eso existen otro tipo de bibliotecas? A lo que yo respondo lo siguiente:
La biblioteca académica es quizá la única biblioteca a la que se acercarán en toda su vida muchas personas. ¿Por qué no hacer una biblioteca –aunque académica– más cercana y con ello lograr que después de los estudios universitarios, todos estos usuarios se acerquen a otras bibliotecas, ya sea como lectores, trabajadores, creadores, ciudadanos? Es una inversión interesante, ¿no?
Dicho lo anterior, doy la bienvenida y aplaudo el que una biblioteca académica de la talla de la Biblioteca Central de la UNAM comience a explorar otras posibilidades para sus usuarios, esto sin duda implica repensar la biblioteca académica y, desde luego no estamos hablando de algo sencillo ni para su bibliotecarios y mucho menos para sus usuarios, como ya se ha visto en muchos de los comentarios vertidos en la página de Facebook.
Ahora bien, de igual forma considero que un cambio de este tipo no puede ser tan abrupto, desconozco si la Central en otro momento ya ha realizado actividades similares, pero intuyo que es la primera vez, por favor corríjanme si me equivoco. Quizá faltó un trabajo de sensibilización –que además si quieren seguir por ese camino tendrá que ser permanente– para que los usuarios vean esos otros “usos” tan pertinentes y válidos de la biblioteca.
Aquí me viene inmediatamente a la mente el #MundialVasconcelos, una gran apuesta de la Biblioteca Vasconcelos en la que futbol y la literatura se unen para hacer una biblioteca más cercana e invitar a los usuarios a participar activamente. La idea en realidad es muy sencilla, han propuesto a un escritor que representa a cada país que participa en Rusia 2018. Al igual que en el Mundial, han organizado a los escritores representantes de cada nación por grupos tal como en el mundial, de esta manera tuvimos a Michael Ende representando a Alemania jugando contra Juan Villoro por México, en este mismo grupo encontramos a Sok Yong representando a Korea y a Stieg Larsson por Suecia. En cada una de las contiendas los usuarios de instagram que esté siguiendo el #MundialVasconcelos votan por su autor favorito y así es como estos van calificando a las siguientes rondas. Por cierto, México sólo llegó a cuartos de final donde Juan Villoro fue eliminado por García Márquez en representación de Colombia. Y este mundial literario de biblioteca no termina ahí, además de las votaciones, cada cierto tiempo están subiendo un video donde el personal Vasconcelos lee un fragmento de cada autor, lo que además se convierte en una buena manera de comenzar a conocer la obra de estos escritores.
Y si quieren un ejemplo distinto a la Vasconcelos, entonces me viene a la mente la Biblioteca Pública Central “Mauricio Magdaleno” de Zacatecas que en 2010, con motivo del Mundial de Sudáfrica, sacó de su acervo aquellos títulos relacionados con el futbol. Una manera muy sencilla y clásica de poner en circulación el acervo aprovechando un tema de moda entre los usuarios.
Así que transmitir un partido de futbol me parece una buena forma de que la biblioteca vaya más allá, desde luego una forma que es perfectible y que se puede prestar a un mayor trabajo si lo que buscamos es hacer la biblioteca más cercana, pero como ya lo dije, aplaudo esta iniciativa de la Biblioteca Central. Bienvenida la idea de comenzar a repensar la biblioteca académica y honestamente, espero seguir viendo este tipo de actividades.
Hay dos cosas que me han gustado mucho de esta muy particular celebración: 1) el tiempo de mis invitados para regalarnos su visión, y 2) la diversidad de miradas y de formas de entender y abordar a la biblioteca, al libro, a la lectura y a la información. Esta fiesta va quedando muy bien, lo mejor, aún no acaba.
Así que en esta ocasión viajamos al sur del continente, al bello Chile, para dar la bienvenida a la gran Marcela Valdés, Directora de la Biblioteca de Santiago, una de las bibliotecas públicas más grandes e importantes de ese magnífico sistema bibliotecario chileno al que por cierto, debemos de aprenderle muchas cosas.
A Marcela tuve el gran gusto y honor de conocer en 2015, cuando asistí al 5º Congreso Innovatics y, desde la primer charla ha sido fascinante conocer su visión de biblioteca; no por nada, ella junto con el personal a su cargo son el corazón de la Biblioteca de Santiago. También es fascinante verla de tanto en tanto convertirse en mariposa y hacer que nos revoloteen mariposas en el estómago (la guata, como dicen por allá) con cada nueva actividad en la Biblioteca de Santiago a quienes muchos, incluso los más lejanos físicamente, le tenemos un gran cariño.
Este post Marcela nos habla de las bibliotecas inclusivas, es decir, la visión que tiene y quiere de las bibliotecas públicas y que nos deja ver el por qué nos revolotean esas mariposas cada vez que nos llegan noticias de la Biblioteca de Santiago siendo cada día más inclusiva.
Marcela, mil gracias por aceptar ser parte de la celebración y compartirnos esa visión de biblioteca.
¡Bienvenida!
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Construyendo bibliotecas inclusivas que pueden cambiar la vida
Quiero compartir algunas reflexiones y apuntes sobre las bibliotecas públicas y la inclusión. Son notas que he ido construyendo en este transitar por las bibliotecas, pensamientos que van formando sueños, ideas que generan proyectos. Estas reflexiones que comparto con muchos y muchas son parte de mi sentir por las bibliotecas, mi necesidad de involucrarme con las personas y parte del sueño de que para construir un mundo inclusivo la mejor forma sea ver a las bibliotecas, esas bibliotecas que existen en tantos lugares y que se han construido con el trabajo de muchos y muchas. Las bibliotecas pueden ser una hermosa vitrina del buen mundo que queremos. Ese espacio de resistencia que cobija y acoge a tantos día a día. Parto entonces diciendo algo de sentido común: cuando pensamos en bibliotecas públicas partimos de la premisa que están enfocadas y destinadas a todos y todas. No obstante eso que es tan obvio, requiere de políticas, líneas de acción, capacitación, participación de la comunidad y compromiso de quienes componen la biblioteca, es decir, trabajadores, autoridades, público potencial y objetivo, para generar un espacio realmente inclusivo y que dé cuenta de su condición de biblioteca pública.
Una biblioteca pública se plantea como un espacio abierto y democrático y debe declarar desde su misión la necesidad de la participación e involucrar a la comunidad, porque en la medida que las comunidades son parte de las bibliotecas y estas últimas comprenden que más allá de cumplir estándares y misiones de atención y servicio, deben ser un espacio que apunte a generar herramientas donde la comunidad sea un ente activo en la gestión y calidad, se generará un vínculo único entre personas y bibliotecas que provoca también, encuentros únicos con la lectura o más bien con múltiples lecturas, ya que leemos el mundo de muchas maneras.
Desde esa premisa tenemos la posibilidad de crear y recrear bibliotecas acordes a sus comunidades, con lectores distintos que fomentaran la democracia, la participación y por ende provocarán la decisión política que es el fomento de la lectura. Desde ese punto al convocar a las personas, nos damos cuenta que una biblioteca abierta y participativa debe generar una línea de trabajo con la comunidad que será el corazón de la biblioteca y que la transformará en un espacio inclusivo. Y al hablar de incluir, tenemos que pensar en todos y todas, no en una sola comunidad, sino en diversas comunidades; en las diversidades sexuales, en las personas con capacidades diferentes, en los pueblos originarios, en la tercera edad, niños y niñas, jóvenes, mujeres, migrantes, personas en situación de calle, etc. Tener una mirada amplia que permita compartir la biblioteca y que la misma se transforme en una oportunidad para las personas, un espacio que pueda de alguna forma cambiar sus vidas y logren participar de ese espacio. Entendiendo que en algunos casos para remover debemos excluir y generar actividades enfocadas sólo a ciertos grupos, como una forma de llamar la atención y enviar un mensaje que dé cuenta de lo que es estar en el lugar de otro.
Biblioteca de Santiago
En ese sentido, la biblioteca, al igual que la lectura, junto con entregarnos conocimiento e información debe ser asimilada como un espacio de encuentro comunitario y quienes trabajamos en esas bibliotecas debemos provocar ese encuentro y crear una nueva comunidad, la comunidad inclusiva de nuestras bibliotecas. La biblioteca se tiene que convertir en un puente.
Hace algún tiempo, en un encuentro donde Mempo Giardinelli nos hablaba de lectura, le escuché una frase que hasta hoy rescato y recuerdo: “…Hacer leer a una nación es una decisión política…“. Esta frase, creo que aplica a las bibliotecas, hacer que las personas vayan a la biblioteca es una decisión política. Da cuenta de lo activo que debemos ser a la hora de plantearnos el compromiso con las bibliotecas y como ese compromiso debe ser parte de la decisión de todos los actores,involucrando a mediadores, autoridades y todos y todas aquellos/as que de alguna forma son responsables de que nuestras sociedades estén conformadas por personas con capacidad crítica, personas que puedan acceder a espacios democráticos, donde estén presente la lectura por placer, información, conocimiento, que genere libertad, democracia e igualdad.
La biblioteca debe ser un espacio comunitario, donde a las personas se le entreguen los mecanismos, canales y herramientas de participación que permitan la construcción conjunta de una verdadera biblioteca pública, una real biblioteca inclusiva.
Es entonces que cuando nos planteamos la inclusión como una decisión política debemos no sólo cambiar la infraestructura de la biblioteca y generar nuevos espacios y formas de acceso, sino que debemos generar líneas de acción reales, servicios, actividades, experiencias y, principalmente debemos involucrar a las personas, porque es la única forma que se apropien y se sienta parte de un espacio. No es desde un llamado paternalista o un mero proveedor de servicios, sino que desde un llamado a construir. Para que eso suceda, debemos partir con cambiar mentalidades y entender que debemos derribar mitos y prejuicios. Esos cambios de mentalidades, de infraestructura, de servicios, es lo que convierte a la biblioteca pública en un real espacio inclusivo, trabajando para tener la inclusión tan incorporada que no podamos imaginar otra forma de funcionamiento de las instituciones, del país, hacia allá debemos avanzar como sociedad, generando posibilidades que permitan mejorar la calidad de vida de las personas y acrecentar sus capitales sociales, económicos, humanos y culturales.
Entender que el corazón de la inclusión son las personas y debemos construir bibliotecasdestinadas a ellas, hechas por personas. Cambiar mentalidades, derribar falsos mitos y prejuicios se logra en la medida que nos acercamos a nuestras comunidades y generamos un puente para crear confianza. En la medida que los que estamos permanentemente en la biblioteca cambiamos la forma de mirar, podemos transmitir a otros y otras y, entregar esa mirada inclusiva que tanto queremos. Ese cambio de mirada y de mentalidad nos permitirá enseñar a otros y seguir construyendo, finalmente la biblioteca lo que genera son puentes para lograr el encuentro entre personas y donde todos y todas aprendemos de los diferentes saberes, vidas y experiencias.
Bibliometro, Chile
Cuando tenemos una biblioteca accesible a través de su infraestructura, de sus actividades culturales y de fomento lector y escritor, con personal capacitado, que entrega oportunidades laborales y que hace parte dentro de su misión la inclusión de manera permanente, nos queda pensar como ir más allá y eliminar cualquier otra barrera, construyendo confianza, especialmente en nuestros países donde tenemos una crisis de confianza, la biblioteca debe aproximarse a las personas y generar confianza, confiar en nuestro público y ellos pueden confiar en nosotros, eliminando barreras y trámites. Estar convencidos que la biblioteca es un espacio donde las personas son sujetos de derecho y merecen no sólo ser bien atendidos, sino que participar y satisfacer necesidades culturales, formativas, educacionales y sociales.
Finalmente, la Biblioteca debe ser un laboratorio, un espacio mágico donde mezclamos ideas, sueños, experiencias que permitan mejorar y ojalá cambiar la vida de las personas. En ese sentido siempre debemos estar abiertos a probar, a incorporar y especialmente a ser generosos, a entregar nuestra experiencia para que en otros espacios se mejoren y se conviertan en nuevas experiencias. Crear experiencias de servicio, generar espacios que efectivamente permitan a las personas, a las comunidades, sentir que las bibliotecas son el lugar que nos acompañan a lo largo de nuestra vida y pueden ser un lugar de puentes maravillosos para encontrarnos con expresiones, otras personas y culturas, para encontrar ventanas que miren al mundo.
Como dice el dicho, “esto no se acaba hasta que se acaba” así que este blog sigue celebrado y muy regalado. Hoyha llegado al festejo una gran invitada, Nieves González Fernández Villavicencio, PhD, Profesora del Área de Biblioteconomía Univ. P. de Olavide y Responsable de la Bca de Económicas Universidad Sevilla.
A Nieves tuve el gran gusto y placer de conocerla en persona en 2015 en Chile cuando coincidimos en el 5º Congreso Internacional Innovatics, que ya va por su 8ª edición; sin embargo, he de decir que ya la leía muy atenta de varios años atrás en sus redes sociales, pero en especial en su blog Bibliotecarios 2020 que en sus inicios se llamaba Bibliotecarios 2.0, mismo que en 2016 cumplió 10 años y que ha sido un referente para muchos bibliotecarios no sólo de España, sino de este lado del mundo pues el cúmulo de conocimientos que Nieves compartía era y sigue siendo invaluable. Nieves nos ha dicho hasta luego en su blog, pero quedan grandes enseñanzas y reflexiones a las que podemos volver siempre que lo necesitemos.
Por eso le agradezco infinitamente que haya regresado un ratito a la vida bloguera para ser parte de este festejo y regalarnos un trabajo de recopilación sobre plan de marketing, medios sociales y bibliotecas escolares.
Nieves, muchas gracias por aceptar ser parte de este festejo y por hacer una pausa en ese hasta luego.
¡Bienvenida siempre!
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Plan de marketing, bibliotecas y medios sociales
Nieves González Fernández-Villavicencio Profesora del Área de Biblioteconomía Univ. P. de Olavide Responsable de la Bca de Económicas Universidad Sevilla @NievesGlez
Estar, estamos, pero ¿qué hemos conseguido? Los objetivos en medios sociales más allá de la interacción con los usuarios.
Hace ya casi 13 años que Michael Casey, acuñó el término en su blog LibraryCrunch, “se espera que este modelo de servicio reemplace en el futuro a los anticuados servicios unidireccionales que han caracterizado a los servicios bibliotecarios durante años”. En esos momentos muchos bibliotecarios nos estabamos ilusionando con los principios y posibilidades de la web 2.0. Y nos pusimos mano a la obra.
Esta web 2.0 o biblioteca 2.0 tenía una base completamente de interacción social, de participación colectiva y creación colaborativa, por lo que de web 2.0 pasamos a hablar de web social o medios sociales, con una gran base de red social, aunque no sólo eso en sentido estricto.
Pasados los años, las bibliotecas tienen presencia en estos medios. Si nos detenemos en las bibliotecas universitarias españolas, el 73,7% tiene presencia propia en Facebook y el 77,6% en Twitter, según el informe de 2017 de Martín-Marichal y los bibliotecarios diseñamos servicios y productos incluyendo en ellos estos componentes de la web social.
En la encuesta realizada por TechSoup y WebJunction en 2018, se ofrece una instantánea de cómo conectan las bibliotecas con sus usuarios a través de las redes sociales. Los objetivos de dicha encuesta son conocer qué plataformas sociales utilizan las bibliotecas y con qué frecuencia, cómo las usan, quién maneja las redes sociales y cuánto tiempo les dedica, cuál es el alcance y cuáles son los mayores desafíos a la hora de administrar las redes sociales.
Gestionamos redes y medios sociales, incluimos las posibilidades sociales de comunicación de estos medios, en todos los productos y servicios que producimos o formamos en su uso. Sin embargo, ¿qué hemos conseguido? ¿Muchos seguidores e interacción? Hay bibliotecas que efectivamente están estableciendo una relación más cómplice con sus usuarios, saben gestionar estos medios dedicando tiempo y recursos suficientes. Llegados a este punto podemos decir que, estar, estamos. Pero lo importante es conocer qué hemos conseguido, para qué nos ha servido esta presencia. ¿Se ha producido un aumento real de la interacción con los usuarios? Y esa interacción ¿ha servido para que la biblioteca cumpla con sus objetivos, con sus fines?
Sin embargo, gracias a los medios sociales, podemos conseguir nuestro objetivo, cumplir con nuestros fines a través de estos medios. Sin lugar a dudas, la interacción nos ayudará, es un elemento clave pero no imprescindible. De cualquier forma tenemos que seguir un plan de acción en medios sociales, bien definido y estructurado, que nos hará conseguir nuestros objetivos. En el estudio sobre plan de marketing que presento en mi tesis sobre la Rentabilidad de la Biblioteca en la Web Social, confirmamos que se puede obtener rentabilidad a esa inversión si contamos con un plan de medios sociales, un social media plan.
El plan de acción en medios sociales parte del análisis y diagnóstico de la situación para después definir los objetivos a alcanzar. Estas son las acciones que debemos llevar a cabo para obtener un retorno de la inversión en medios sociales (Parte de mi Infografía Plan de Marketing Digital, https://create.piktochart.com/output/2322885-marketing-library).
El objetivo es la pieza crítica del plan de acción y debe estar relacionado con los fines de la biblioteca.
Hay que tener en cuenta que estos objetivos siempre tienen que ser SMART, utilizando las cinco reglas resumidas en el acrónimo anglosajón: Specific, Measurable, Achievable, Realistic, Timely. Los objetivos y su número deben ser alcanzables y realistas, pero también coherentes con la misión y los objetivos de la organización, consistentes con los recursos internos y las capacidades básicas, concretos, flexibles y motivadores.
A continuación hay que definir la audiencia, el segmento de usuarios a los que nos vamos a dirigir; se trata del grupo específico de usuarios para el que se ha establecido ese objetivo y para el que se van a implementar las distintas acciones de la campaña de marketing. La audiencia hay que segmentarla, en caso contrario no llegará el mensaje adecuado. Para el mundo bibliotecario es dificil pensar en personalización ya que confunde al destinatario del servicio o producto objeto de la campaña de marketing con el segmento específico al que nos vamos a dirigir por estar más sensibilizado.
Llega el turno a la definición de los medios utilizados, es decir, elegir el medio o los medios y canales más adecuados, aquellos a los que accede o en los que esté la audiencia segmentada que hemos definido y que se adapten a los objetivos que se han marcado. En laencuesta de TechSoup y WebJunction de 2018,podemos ver los medios sociales que se utilizan y sobre todo la frecuencia de la actividad que desarrollan en cada una de ellas. Facebook y Twitter siguen siendo los reyes.
Por otro lado debe quedar bien definido quien se va a responsabilizar del plan y de cada una de sus acciones, si tienen las competencias y habilidades necesarias para llevar a cabo las acciones en su mayor parte digitales y en medios sociales. Generalmente recae esta tarea en becarios o personas recién llegadas a la organización.
En el Plan de acción se tienen que especificar cuáles van a ser las tareas que se van a realizar, es decir, cuáles son los contenidos de los que se va a hablar, de donde se van a extraer o servir de inspiración, cuales son las fuentes, con qué periodicidad, frecuencia, se van a publicar, cuál será su calendario y quien los creará, qué técnicas se van a utilizar para crear “engagement” con los usuarios, quien se va a responsabilizar de cada tarea y en qué espacio temporal.
Esta etapa incluye las métricas que se van a utilizar y el seguimiento periódico de la evolución de esas métricas. Un ejemplo de métricas usadas lo encontramos en elestudio Culture24.
Sin embargo el estudio más amplio hasta el momento de métricas es el propuesto en mi tesis Rentabilidad de la Biblioteca en la Web Social, que presenta una combinación de indicadores basándoseno sólo en el número de seguidores y la frecuencia de la actividad en los medios por parte de la organización, sino también en el impacto en los medios de la marca, la interacción o engagement y sobre todo el ROI, conseguir el objetivo propuesto.Estos indicadores van a permitir realizar un diagnóstico de la situación, para la toma de decisiones. Para ello se necesitan métricas e indicadores, KPIs, indicadores clave del rendimiento, que ilustran de la efectividad de la acción en relación con nuestro objetivo. El sistema de evaluación dependerá de los indicadores de seguimiento, de las métricas que se hayan establecido.
La etapa de difusión y comunicación de resultados resulta estratégica en cualquier campaña de marketing. La biblioteca debe usar todos los medios a su alcance para hacer llegar su mensaje a sus stakeholders, utilizando medios visuales como las infografías, cómics o vídeos, que le den mayor alcance a los resultados de su campaña. No hay que olvidar el papel de las tecnologías móviles hoy día y pensar en móvil en cada etapa de la campaña de marketing.
Un plan de marketing digital y más concretamente una campaña de promoción en medios digitales, en la que se cumplan todas las etapas que se han definido, permite conseguir los objetivos que la biblioteca se proponga incluyendo Conversión o ROI.
Sigue mayo, así que sigue la celebración abriendo las puertas de este espacio a grandes invitados con magníficas colaboraciones de los temas más variados en reflexiones por demás interesantes.
Hoy es el turno de Ramón Salaberria, español radicado en México desde hace varios años, acá entre nos Ramón ya es más mexicano que el mole, bibliotecólogo de formación, profundamente involucrado y comprometico con la biblioteca pública.
A Ramón lo encuentran en la Biblioteca Vasconcelos, se encarga de las redes sociales de la biblioteca, pero si me lo preguntan, Ramón hace mucho más y, lo que más me gusta es que siempre lo ves conversando y compartiendo no sólo con el resto de los bibliotecarios que hacen a la Vascon, sino también con los usuarios. Es decir, a Ramón le gusta conocer a fondo lo que hace que la biblioteca sea una biblioteca.
Su regalo es un gran poema que habla precisamente de lo que es la Vasconcelos en el plano de redes sociales, les va a encantar tanto como a mi, una manera distinta de adentrarnos en los números y hacerlos más humanos, más cercanos.
Gracias Ramón, por ser parte de esta celebración.
¡Bienvenido!
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Redes sociales de la Biblioteca Vasconcelos: un poema de números y diez pies
Facebook BV es femenino1,
dos de cada tres.
YouTube BV es masculino2,
dos de cada tres.
Seis de cada diez
ven el YouTube BV desde México3.
En España, Colombia, Argentina
y Perú
uno de cada cuatro4.
Cómo leer… a Julio Cortázar,
plática de Eduardo Casar,
se ha visto más de 70 000 veces.
Ecuaciones diferenciales,
¿qué son?
¿cuál es su utilidad?
es el segundo más visto.
Cómo leer… un partido de fútbol,
trepidante plática de Juan Villoro,
el tercero.
El uno febrero 2018
llega Facebook BV
al medio millón
de seguidores.
Desde mayo 2016
Facebook BV es la biblioteca
(pública, universitaria, nacional…)
con más seguidores.
Cada día se aleja más5
de las legendarias
The Library of Congress,segunda,
The British Library, tercera.
Cada día diez notas. Un magazine popular
donde se interactúa
comenta
comparte
reacciona
como en el más grande zócalo imaginable6.
Un susurro:
la nota que detonó7
16 septiembre 2014
el crecimiento Facebook BV
fue una sobre la muerte en prisión
Leavenworth, Kansas, 1922
del anarquista Ricardo Flores Magón.
En cuatro años y 700 videos ha convertido,
su YouTube BV,
por número de seguidores,
en la octava biblioteca,
muy superada8 por
The Library of Congress
The John F. Kennedy President Library and Museum
Library of Alexandria Bibliotheca Alexandrina
The British Library
The New York Public Library
U.S. National Library of Medicine
y la Biblioteca Nacional de España.
Twitter BV es robusta9 herramienta
para la difusión
e Instagram BV es la pequeña10
que nos dará sorpresas
y a la que, un día,
yerba mediante,
haremos
otro poema
de números y pies.
Con dedicatoria a
Verónica Juárez
compañera en BV
por una temporada
en el mundo digital.
Notas:
1 M: 67%H: 33%2 H:64%M: 36%3 México 58%4 España 6.7%Colombia 6.5%Argentina 6.4%Perú 4.9%5 Seguidores: Biblioteca Vasconcelos 530,778; Library of Congress 376,986; British Library 311,3796 Interacción (reacciones, comentarios y veces que se compartió) de la semana 25 abril-1 mayo 2018: Biblioteca Vasconcelos 58,3K; Library of Congress 4,6K; British Library 2,5K7https://bit.ly/2GS3pv18 Suscriptores: Library of Congress 81,037; John F. Kennedy President Library and Museum 19,770; Library of Alexandria Bibliotheca Alexandrina 17,613; British Library 12,257; New York Public Library 11,436; U.S. National Library of Medicine 10,647; Biblioteca Nacional de España 8,750; Biblioteca Vasconcelos 5,2319 74,909 seguidores.10 10,066 seguidores. (Todos los datos a 1 de mayo 2018).
Hoy hablaremos de colaboración, bueno, yo no, sino mi invitada al festejo por los 10 años del blog, la queridísima Alejandra Quiroz. Ale es Coordinadora de Servicios Educativos de la Biblioteca Vasconcelos, bibliotecaria autodidacta que diariamente y de muchas formas demuestra su compromiso con las bibliotecas y con la comunidad.
Ale es inquieta, muy crítica y alguien que desborda amor por la biblioteca, eso se nota cuando la vez trabajando ya sea en el escritorio, en la sala infantil, en los talleres que organiza o cuando tienes la oportunidad de charlar con ella. Es un privilegio tenerla como colega-amiga.
A Ale tienen que verla en acción, siempre atenta a lo que ocurre en otras bibliotecas, siempre pendiente del buen hacer, siempre dispuesta a implementar formas de hacer a la biblioteca más cercana y útil en lo social. Como bibliotecaria no exagero si digo que necesitamos más Ales en el panorama bibliotecario.
El post que nos regala habla sobre colaboración, algo que se le da muy bien y en lo que los bibliotecarios deberíamos de trabajar más.
Ale, me encanta que seas parte de este festejo porque es precisamente este blog lo que nos ha permitido coincidir en el mundo bibliotecario. Gracias por aceptar ser parte de la fiesta.
Hace diez años ni siquiera sospechaba que mi vida profesional estaría consagrada a las bibliotecas. Cuando ese camino comenzó a labrarse, lo hice siguiendo los pasos de otros bibliotecarios con trayectoria. Como los blogs estaban en pleno apogeo, fueron los lugares principales que exploré. Uvejota fue uno de ellos.
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Todavía realizaba mi servicio social cuando postulé a mi primer trabajo. Lo hice convencida de que aprendería pronto. Había pasado un mes en la biblioteca de la universidad, así que pensé que estaba lista para el reto: encargarme de una biblioteca escolar para secundaria y preparatoria. Tras un par de entrevistas y un periodo vacacional, finalmente obtuve el trabajo.
Bibliotecaria en acción
Para complementar lo que me había ofrecido la estancia en la biblioteca universitaria, me dediqué a buscar recursos en internet que pudieran ayudarme. Al principio me bastó con las publicaciones de la American Library Association. Encontré iniciativas sorprendentes, como la semana de los libros prohibidos y el mes de la credencialización. De un brinco a otro conocí iniciativas bibliotecarias que empleaban todo lo que tenían a la mano para atraer a los usuarios. Algunas de ellas las implementé en mi biblioteca pero muchas otras movilizaron mi pensamiento.
Un día me pregunté si habría bibliotecarios latinoamericanos a quienes seguirles la pista. Fue esa inquietud la que me llevó a encontrar el blog de Verónica Juárez. No recuerdo cómo llegué a él: si directamente en una búsqueda de Google o a través de otro blog que disfrutaba: Librosfera. De cualquier manera, el hallazgo fue muy afortunado.
Uvejota, como se la conoce en la blogósfera, se trataba de una ventana que no solamente ofrecía un vistazo de lo que los libros provocaban en los demás. Habría que decir que se configuró como una especie de observatorio del acontecer bibliotecario en México y el mundo. Uvejota se daba a la tarea de reseñar diversos acontecimientos y ofrecer sus propias impresiones. También registraba proyectos alucinantes en los que el libro o las bibliotecas eran protagonistas.
Estoy segura de que comenté alguna de sus publicaciones. Sin embargo, la mayoría de las veces me reservaba de hacerlo porque no me parecía que tenía algo importante que decir. Eso quizá se deba a que soy callada tanto en la vida presencial como la digital. Más bien me quedaba pensando, reflexionando de qué manera algo de lo hallado se vinculaba con mi propio entorno.
Fue así como el blog de Uvejota me impulsó a abrir mi propio blog: Biblioparadiso. No fui capaz de desarrollarlo con la disciplina y seriedad de Vero pero al menos registré algunas de mis inquietudes, todas ellas derivadas de lo que sucedía en mi lugar de trabajo. Prácticamente me hacía preguntas en voz alta y trataba de animar la conversación con otras personas. En ocasiones recibí respuesta pero otras pude al menos seguir el rastro de inquietudes comunes.
Aunque los encuentros presenciales no son del todo imposibles, a menudo están sujetos a la rigidez de una agenda o se consumen rápidamente en minucias. Los blogs habilitan un espacio para conversar sobre las cuestiones que nos ocupan en el quehacer bibliotecario. Es importante compartir estrategias, proyectos y misiones para mostrar que tenemos un alto potencial autogestivo. Los bibliotecarios siempre estamos trabajando con lo que tenemos a la mano y, a veces, las ideas dialogadas nos llevan a mejores caminos.
Leer blogs fue una estrategia útil para mi, bibliotecaria autodidacta. Compartir información y propiciar la reflexión fueron las dos razones que me hicieron seguidora de este blog. Uvejota abría la posibilidad del diálogo en una plataforma que a menudo se configura como una multitud de soledades. La voz y visión de Vero nos acompañaba en una tarea que convoca siempre la colaboración.
Definitivamente no ha habido mejor manera de celebrar esta década del blog que con grandes invitados, como lo decía en el post de aniversario, profesionales a los que admiro por su labor en este mundo del libro, la lectura y las bibliotecas, personas a las que además aprecio mucho y que en su mayoría son de alguna forma coincidencias fortuitas de este blog y las redes.
Para muestra, mi invitado de hoy, Jordi Serrano (@jserranom en las redes), Director de Servicios Digitales de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), a quien “conozco” a la distancia desde hace ya casi la década de este blog, a quien leo atenta porque siempre tiene algo que decir y aportar sobre la labor de las bibliotecas, quien las piensa en el pasado, en el presente y en el futuro. Este post lo deja ver muy claramente, un post que para los que ya pasamos por ahí no sólo nos llenará de nostalgia, sino que nos hará replantearnos dónde estamos y para dónde vamos y, para los que acaban de llegar los ayudará a plantearse dónde estamos y de dónde venimos, y también a envidiarnos un poquito (¡aja!)
Jordi sabe que la esencia del bibliotecario es cambiante, aunque quizá no tanto, pero sí, aunque no. je. Cada vez que tengan oportunidad léanlo o escúchenlo, no se arrepentirán.
Jordi, mil gracias por aceptar repetir el festejo, yo más que honrada de abrirte las puertas de este espacio.
¡Bienvenido!
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¿Cómo hemos cambiado?
Jordi Serrano Director de Servicios Digitales de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) Biblioblog 4ª edición @jserranom
Hola de nuevo, todo un placer volver a este blog con motivo del 10 aniversario. Felicidades @uvejota. Retomo mi contribución al quinto aniversario de este blog en dónde comenté el tema de la gestión de datos y la posibilidad de que fuera una oportunidad profesional y en donde finalizaba el post con la siguiente frase «Uno ya empieza a estar “viejito” pero mantengo la premisa de “renovarse o morir”».
Pues sí, cinco años más tarde, uno está más viejito y aprovecho la invitación de Verónica para compartir algunos aspectos que he vivido en mi trayectoria profesional. Esta aportación al blog de Verónica es la síntesis de un material que elaboré para el “Máster Universitario Online en Documentación Digital” de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona que trata de la evolución del profesional bibliotecario. Vayamos al grano:
Los inicios
Mi primer contacto con este mundo se remonta a 1984, fue un “aterrizaje” casual ya que alguien decidió que yo era la persona más indicada para sustituir al bibliotecario de toda la vida al que le llegó la jubilación. Ahí descubrí que eso de gestionar una biblioteca no era tarea fácil, que requería de formación y que no era una fácil.
Lector de Microfilm, Biblioteca Nacional de México
Casi toda la década de los 80 todo gira alrededor del papel, lo más tecnológico era la máquina de escribir, la fotocopiadora y seguramente los más afortunados quizá fax, lector de microfilm y/o de microfichas y algún vídeo en formato Betamax. Progresivamente aparece en las bibliotecas algún PC con MS-DOS y su pantalla de color verde y algún emulador de terminal al que llamábamos “terminal tonto”. En las más afortunadas algún CD-ROM empieza a llegar además de alguna publicación en disquete de 5 ¼ pulgadas.
Las fuentes de información puro papel, índices bibliográficos como Index Medicus, Current Contents o Excerpta Médica que luego en su versión “digital” se convertirán en Medline, Web of Science etc. Las búsquedas bibliográficas muy complejas: hay que familiarizarse con los tesauros de estos índices, consultar lo mismo en diferentes números hasta que no llegue el índice acumulado y complementarlo con los índices de las propias publicaciones. Todas tareas muy manuales que requerían de una gran inversión en tiempo.
Si vamos al proceso de catalogación: fichas de cartulina que se deben repetir múltiples veces para cada una de las entradas de autor, de materias, de colección, etc., y en el control de recepción de revistas se usaban unas tarjetas llamadas Kardex. En esa época, probablemente el mejor aliado del bibliotecario fue un líquido corrector de color blanco llamado Tippex que permitía borrar los errores de escritura y teclado y re-escribir de nuevo.
Aunque alguna afortunada biblioteca disponía de un servicio llamado de Teledocumentación. Con un módem se accedía a ciertas bases de datos referenciales en Palo Alto, a las que previamente había que definir la estrategia de búsqueda y los comandos según la base de datos (a alguien seguro que le suena los términos Bluesheet y Dialog). Una vez conectados la tarifa empezaba a correr como un taxímetro por el coste de la llamada internacional y por el número de búsquedas y de resultados. No era fácil y sólo al alcance de grandes expertos.
Los 90
Fichero, Biblioteca Nacional de México
Tecnológicamente, los sistemas de gestión bibliotecaria mejoran y las bibliotecas van incorporando sus fondos retrospectivos. El efecto colateral es que durante un tiempo los usuarios combinan in situ la consulta tradicional en fichas con la consulta automatizada. Hay que reconocer que la búsqueda automatizada no era muy amigable: se usaban esos terminales “tontos” vía Telnet y familiarizarse con las instrucciones de consulta requería de un Máster ;-).
Se consolida el uso de los CD-ROM que envejecerán rápidamente ya que Internet se introduce progresivamente. Creo que fuimos de los primeros colectivos profesionales en ver la red con una gran oportunidad para crear contenidos, recopilar enlaces, difundir información, ofrecer servicios e interactuar con los usuarios.
Como colectivo, a mi parecer, lo más relevante es pasar de pensar en local (mi biblioteca) a pensar en conjunto (las bibliotecas de mi institución o red). Un cambio de “chip”: hay que renunciar en ciertas ocasiones en beneficio de la comunidad y consensuar políticas y acciones. Compartir información, experiencias, buenas prácticas, colaborar, etc., ha sido el denominador común.
Empezamos a entender qué es eso del “aprendizaje a lo largo de la vida” o “long life learning” y aprovechamos cualquier oportunidad para seguir formándonos bien sea por las asociaciones o colegios profesionales y sus programas formativos. Con la ventaja de que en general son impartidos por profesionales que trabajan en las “trincheras”.
Además, descubrimos nuevos conceptos como calidad, debatimos y elaboramos planes estratégicos y cartas de servicio y creamos/analizamos indicadores.
Siglo XXI
El proceso de adaptación vuelve a ser rápido (debe ser una de nuestras características innatas como profesionales), no sin dificultades, pero nos adaptamos, aprendemos a sacarle más partido a los recursos de la red y aprovechamos herramientas open source. A los pocos años del siglo XXI, aprendemos el concepto de “Beta permanente” que ofrecen los recursos 2.0 y de libre uso.
Hay restricciones, primero la crisis de las Puntocom y años más tarde la crisis económicas que a pesar de lo que digan los políticos todavía se arrastra, pero llegan nuevos retos: entramos en los entornos virtuales de aprendizaje ofertando nuestros recursos y servicios, nos convertimos en Community Managers en competencia con otras profesiones como el periodismo. Nos transformamos en Content Curators tarea que siempre habíamos realizado: la “Difusión Selectiva de la Información” pero con un nombre nuevo y aprovechando a fondo el potencial de la red, Además invertimos ingentes esfuerzos en la formación de usuarios (alfabetización informacional o ALFIN) y ampliamos horizontes especializandonos en usabilidad, accesibilidad, posicionamiento web, gestión del conocimiento, etc. La profesión ya no es lo que era 😉
Y el contexto no para de cambiar: en 2007 aparece el smartphone o teléfono inteligente. Pues eso, a llevar los contenidos y servicios a las pequeñas pantallas de los usuarios. Ahora toca aprender sobre desarrollo de APPs, sobre el diseño adaptativo o responsive y familiarizarnos a trabajar con utilidades como JQuery, Bootstrap, Phonegap, etc. Las bibliotecas ya arrastran un buen currículum tecnológico y no obviamos ni los códigos QR, ni la realidad aumentada.
Apostamos por el acceso abierto y damos visibilidad al conocimiento científico de nuestras instituciones y otros digitalizan, conservan y difunden fondos patrimoniales que preserven la memoria. Antes retroconvertíamos las fichas bibliográficas y ahora retroconvertimos (digitalizamos) contenidos.
Y seguimos con la “desintermediación”: los usuarios no sólo leen online la prensa, consultan bases de datos y se descargan artículos. Llegan los e-books y sus perversas plataformas con las que seguimos pagando la “novatada” (es muy difícil de entender que un libro digital para descargarlo en tu e-reader haya lista de espera como si fuera un libro físico).
Sobre la “desintermediación”, una asignatura pendiente o mal resuelta es que los usuarios piensan que todo lo que ofrecemos (especialmente en la versión digital) es libre o gratuito. Desconocen que la biblioteca lo suscribe gracias a unos presupuestos que han sido financiados gracias a los impuestos y/o las tasas de matrícula.
Con la “desintermediación”, muchos usuarios ya no visitan con tanta regularidad las bibliotecas, hay que reinventar el edificio y a partir de ahí, los espacios son cada vez más flexibles: facilitando áreas de coworking, de trabajo comunitario, de intercambio lingüístico-cultural, como vivero de empresas, etc. Además, nuevas prestaciones como los “makerspaces”. En resumen, un nuevo papel: Biblioteca igual a espacio de creatividad y/o incubadora de ideas, de proyectos. ¡Hemos salvado las paredes! 😉
Nos “incrustamos” en nuestro entorno: los bibliotecarios académicos empiezan a acompañar a los investigadores en todo el proceso de la investigación, también como soporte a la docencia y como editores de contenidos. Las bibliotecas públicas ejercen como centros culturales con exposiciones, debates, e infinidad de actividades y como “Oficinas de Información” en donde asesoran a la ciudadanía en multitud de aspectos y trámites. ¡Ah!, y de paso, aprenderemos a gestionar datos.
Esperamos (y deseamos) ahora que ya estamos familiarizados con el cloud que los sistemas de gestión bibliotecaria se pongan a nuestra altura. No es sólo un catálogo y un “discovery tool” para el usuario, también debe ser un nuevo modelo de gestión de lo físico y lo digital, un punto de interacción con el usuario, además de ser interoperable con otros sistemas de información como los repositorios, la gestión financiera y la de recursos humanos. Debemos asumir que la mayoría de los usuarios cuando requieren de información, no tienen como punto de partida el catálogo de la biblioteca o el “discovery”, parten de los motores de búsqueda. Siento decirlo, pero es más fácil recuperar información vía Google o Google Scholar que de los sistemas de gestión bibliotecaria de los que espero que se pongan a la altura de nuestros usuarios.
Y salimos de nuestros espacios tradicionales: sean físicos o virtuales para ir a los espacios donde “habitan” nuestros usuarios: préstamo y servicios a domicilio para personas com algún tipo de dificultad y volviendo al bibliotecario incrustado: su oficina se desplaza del edificio biblioteca, al laboratorio o departamento de quienes damos soporte volviéndonos itinerantes.
No negaré que la función tradicional de las bibliotecas a grandes trazos se mantiene sin cambios. Aparte de la infraestructura, dichas funciones se han basado en la colección, el acceso a esta y el soporte en el acceso y uso de la colección. pero en un nuevo modelo que ha implicado cambios en los modos de acceder y de consumir información.
Ya no son servicios formados por una colección de libros organizados de un modo más o menos coherente, nos hemos convertido en facilitadores de acceso. Un cambio de mentalidad: la propiedad pierde peso frente al acceso que, junto a las TIC y nuestro proceso de adaptación, juegan un rol cada vez más determinante. Sin obviar que en una economía globalizada y en una sociedad altamente competitiva hacen de la información y el conocimiento un bien estratégico.
Hemos aprendido a re‐utilizar y a ser expertos en lo nuestro gracias a que compartimos y nos formamos. Cambios que cada vez son más rápidos, eso sí, sabemos afrontarlos. Aunque debemos reflexionar sobre lo que hacemos, revisar nuestros procesos y probablemente dejar de hacer “cosas” que hemos hecho “toda la vida” para centrarnos en tareas que aporten valor a la organización y a nuestros usuarios.
Por lo que en mi modesta opinión, a los profesionales de la información nos queda mucho trayecto, cambiaremos culturalmente, organizativamente, quizás lleguemos a ser itinerantes. Pero la información crece y alguien debe de gestionarla y filtrarla. Respecto a lo que era la profesión en los años 80: a grandes líneas no hemos cambiado tanto. Las tareas son parecidas, lo que cambia es el modo de gestionar la información, los formatos y magnitudes de esta, las herramientas y medios que usamos y la forma en que interactuamos usuarios y bibliotecarios. Bien, quizás una pequeña diferencia: hace 30 años lo de la inmediatez no tan viable.
Bien, esta es mi modesta aportación al aniversario de este blog, cualquier comentario será bienvenido y nota para los lector@s más jóvenes: revisad en Wikipedia los conceptos, crisis Puntocom, Telnet, Tippex, Betamax MS-DOS, disquete, Teledocumentación, bluesheet, Dialog o Kardex entre otros . Comprobareis que sí que hemos cambiado.
La lectura fácil son textos adaptados, maquetados e ilustrados de tal forma que permiten una fácil comprensión a lectores con necesidades especiales: por ejemplo, líneas cortas de texto, adaptación o definición de términos no comunes, ilustraciones, etc. Por cierto, para comenzar a trabajar textos en lectura fácil, hay pautas muy específicas, así que no es simplemente acortar textos o adaptar palabras.
¿Quiénes utilizan los textos en lectura fácil? En realidad son muchas las personas que se pueden beneficiar es estos textos: personas con capacidad intelectual, síndrome de Down, personas con dislexia (para quienes curiosamente les resulta más sencillo acercarse a la lectura a través de dispositivos móviles gracias a las líneas cortas de texto), personas con transtorno mental, personas con dificultades de desarrollo de lenguaje (como el caso de la comunidad sorda, que maneja un lenguaje escrito muy distinto al de los oyentes y, por ende, les puede resultar complicado acercarse a la cultura escrita) e, incluso, comunidades de migrantes, personas que están aprendiendo un idioma distinto a su lengua materna o, tan simple como personas que están aprendiendo a leer (niños y adultos).
Acá les comparto un ejemplo del texto de la Convención Internacional de las Naciones Unidas, tanto en su versión original como el adaptado en lectura fácil, para que se den una idea de qué va la lectura fácil (den click en la imagen para ver los textos en detalle).
Los textos en lectura fácil tienen una gran tradición en países como Inglaterra y Estados Unidos. En países de habla hispana existe legislación, asociaciones y desarrollo de estos textos en países como España, Chile y Argentina. Infortunadamente, México (a excepción de la Biblioteca Vasconcelos que incluyó la Lectura Fácil en su micrositio de Lengua de Señas) es un país que parece desconocer del tema y del potencial de estos textos.
Potencial que, por cierto, también estamos desperdiciando los bibliotecarios, quienes deberíamos incluir libros en lectura fácil en nuestras bibliotecas (principalmente las escolares y públicas) para ponerlos a disposición de usuarios con necesidades especiales y del público en general. De hecho, hace tiempo ya lo comentaba en otro post, ponerle a una biblioteca el mote de “incluyente” y/o “accesible” no se limita a colocar rampas, tener un acervo de audiolibros y/o libros en idioma braille. La inclusión va más allá y contar, además de lo anterior, con libros en lectura fácil es parte de ser accesible y quizá más difícil de lograr dada la escasa oferta de textos en este formato. Desde luego, en la parte de accesibilidad no puede faltar la sensibilización e información que reciba el personal de la biblioteca en relación con estos temas.
En fin, que, este no es un post para hablar de nuestras carencias bibliotecarias (que son muchas, por cierto, especial y paradójicamente en el tema de la lectura), sino un post en el que además de platicarles sobre el tema y esperar interesarlos un poco, también para darles una noticia que en lo personal me emociona y llena de muchas expectativas en relación con dar a conocer el tema de la lectura fácil: Barco de Vapor de la Editorial SM lanza su colección en lectura fácil.
La colección de Lectura Fácil de El Barco de Vapor nace con cuatro títulos muy populares que se encuentran entre los más vendidos y prescritos en los colegios: Pirata Plin y Pirata Plan, La lista de cumpleaños, El club de los raros y Siete reporteros y un periódico. Los libros cuentan con el sello de Inclusion Europe (Asociación Europea de Personas con Discapacidad Intelectual y sus Familias), que garantiza que han sido adaptados de acuerdo a las pautas europeas y validados por potenciales lectores.
Imagen de Editorial SM
Esta colección está dirigida a niños de entre 6 y 10 años. Si bien no es la única en su tipo (LoqueLeo de Santillana también cuenta con la colección Cuéntamelo Fácil), son realmente pocas las editoriales que publican libros en lectura fácil. Espero que pronto más se sumen y replique el trabajo de Barco de Vapor y Loqueleo.
Acá les dejo el link a la nota de prensa y, casi para terminar, les comento que el tema de la lectura fácil siempre me ha resultado particularmente interesante porque demuestra claramente aquello que también he comentado en otros momentos, existe diversidad de lecturas y de lectores y que, desde luego, ya no podemos pensar en la lectura exclusivamente como la lectura de obras literarias en libro impreso.
En fin, como les decía, en lo personal encuentro muy útil y emocionante que una editorial comercial que publica libros para niños y niñas ponga al alcance de los lectores libros en lectura fácil y repito, espero pronto ver a más editoriales haciendo lo mismo.
Por último, para los y las bibliotecarios que estén interesados en comenzar a empaparse sobre este tema, les dejo el link a las Directrices de la IFLA para materiales en lectura fácil.