De los libros sobre libros y en defensa de la literatura infantil

He de confesar que casi siempre he tenido conflicto cuando leo libros sobre libros. Sin afán de generalizar y sabiendo que existen verdaderas joyas que abrazan al libro y a la práctica lectora de manera honesta; lo cierto es que lo que muy a menudo encuentro en los libros sobre libros es que se trata de discursos grandilocuentes, con un lenguaje rimbombante y exceso de metáforas edulcoradas donde pareciera que soltar cualquier cantidad de títulos y autores es una especie de prueba para demostrar que quien escribe de libros sobre libros, lee mucho. Muy a menudo se trata de libros que ensalzan al libro como objeto, como algo que no debe ser perturbado, pero que poco exploran las prácticas lectoras y a las y los lectores.

Sin ir más lejos, les comparto esta imagen del Manifiesto por la lectura de Irene Vallejo donde la discusión en torno a la superioridad del libro impreso sobre el digital se centra en que “…puede ser muy bello”, “suena”, “huele” y “lo puedes acariciar”…

De los libros sobre libros y en defensa de la literatura infantil

Por eso, la primera vez que vi en Storytel y Bookmate Bibliotecas, una compilación de ensayos publicada en 2007 por Ediciones Godot y donde distintos autores hablan sobre sus bibliotecas personales, lo pasé de largo. Luego, decidí que quizá sí me interesaba adentrarme en estas bibliotecas personales, yo que tanto estoy en bibliotecas públicas.

Aunque en este libro muchos de los autores que hablan sobre sus bibliotecas caen en los lugares comunes, ya saben, que si las bibliotecas tienen vida propia, que si el olor del libro, que si presumir a los grandes autores que habitan los distintos estantes, que si la acumulación, que si el tacto. Hay en este libro también algunos, pocos en realidad, ensayos interesantes y al menos uno que me pareció brillante por lo divertido: El trilobite humillado de Emiliano Monge.

Pues que ya casi me estaban convenciendo de darle a Bibliotecas sus buenas 3.5 estrellas en Goodreads cuando llegué al ensayo “Una biblioteca” donde la autora habla sobre su biblioteca que no es una, sino tres. Casi al final de su ensayo, habla de la afición de su hijo por sus libros (los de ella) y por qué no puede (debe) leerlos todos (las negritas son mías):

…Era muy gracioso verlo haciendo caritas con el libro abrazado exigiendo que se lo regalase. Pero con ese nunca dudé: ¡Ese no! Es un libro que me costó muchísimo conseguir y que claramente no es para un mocoso de 10 años.

Argumento que dio como resultado un debate interminable acerca de por qué él no puede leer todos los libros, o al menos por qué hay algunos libros que no pueden ser todavía para él. Después veo los libros que tiene que leer para la escuela y me da lástima. Eso que llaman literatura infantil, que no ofende ni molesta a nadie, tampoco seduce ni llama a mi hijo a la aventura de leer.

Tanto adultocentrismo, tanta solemnidad y tanto desdén hacia la literatura infantil por parte de una escritora, quien además viene de  un país que nos ha dado magníficas escritoras y escritores para niñes y jóvenes, es descorazonador, por decir lo menos. Y eso me hace volver a cuestionarme sobre cómo son vistos los libros para niñas y niños, pero quizá más preocupante, cómo se ve a estas niñas y niños lectores.

Después de la impresión inicial y de que a pesar de que ya en otro momento he hablado sobre los distintos prejuicios sobre la lectura y los libros (principalmente los infantiles), no puedo evitar seguirme preguntando sobre la forma en que muchos adultos perciben y se enfrentan a los libros para niños y jóvenes:

  • ¿Qué es lo que debería leer un “mocoso” de 10 años? Por cierto, lo de “mocoso” quizá habrá quienes digan que es de cariño, pero en este contexto en específico me da la impresión que en realidad es un “tú no sabes, yo sí”.
  • Los libros deben sí, seducir, ofender y molestar; pero, ¿eso es todo? Es como mucha solemnidad, mucha seriedad; creo que con los libros también se vale reír, llorar, emocionarse, desesperarse, asustarse.
  • Graciela Montes, María Teresa Andruetto, María Cristina Ramos, Liliana Bodoc, Andrea Ferrari, Paula Bombara y podría seguir mencionando escritoras que, como ya lo dije párrafos arriba, han dado obras profundas. Las tres primeras, nada más y nada menos que merecedoras del Premio Iberoamericano de Literatura Infantil de SM en 2018, 2016 y 2009, respectivamente. Me pregunto si Reyes las ha leído. Y es que, si las ha leído, no puedo aceptar que hable de esa forma de la literatura infantil.
  • Me pregunto además si ha revisado la cuidadosa selección de lecturas Leer X leer del Plan Nacional de Lecturas del Ministerio de Educación Argentina
  • Qué pensará de obras como Los rojos camaradas de Ana Romero o Las sirenas sueñan con trilobites de Martha Riva Palacio, no me podría creer que las encuentre sosas.
  • Me pregunto también qué pensará sobre los libros silentes, cómo se enfrentará a la lectura de imágenes, considerará eso lectura o no porque no hay letras impresas. Y ni qué decir del álbum ilustrado y el diálogo sutil entre texto e imagen. 
  • Me pregunto si le parecerá soso “El increíble libro” de Yang Sifan, y lo mucho que nos dicen sus imágenes, quizá más que cualquier manifiesto sobre la lectura donde sólo atinan a decir que el libro “puede ser muy bello”. No, el álbum silente de Yang Sifan nos dice con imágenes que los libros nos acompañan, los libros nos hacen valientes, con los libros nos evadimos e, incluso, que los libros nos pueden engañar. 

Y sí, no vamos a negar que entre los libros infantiles y juveniles hay cosas que es mejor que nunca se hubieran publicado, pero es que eso también pasa con muchos libros “adultos” o para adultos; no todo debería ser publicado, no todo lo que está publicado vale la pena y se debe idolatrar sólo porque está impreso. o en pixeles, o en audio.

En fin, que no sé si estoy haciendo la defensa que quisiera de la literatura infantil. No sé si con esta perorata estoy logrando que estos adultos lean libros para niños y jóvenes como yo los leo, es decir, no que lean como yo, pero que sí logren encontrar todo lo que encuentro en estos libros, quizá más, esperaría que mucho más y que, desde luego, los acerquen a sus lectores. Creo que todos los que nos involucramos de distintas maneras con el libro (bibliotecarios, docentes, escritores, cualquier lector, mediadores, estudiosos, editores, etc.), deberíamos detenernos un poco más a analizar, a revisar, a leer literatura infantil y ver a sus lectores.

Comentarios (2)

  1. Avatar for Veronica Juárez
    Carola Diez
    13 octubre, 2023
  2. Avatar for Veronica Juárez
    13 octubre, 2023

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