¿Las malas palabras y el lenguaje vulgar en la literatura infantil y juvenil es algo que debe preocuparnos?
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Brigham Young University y dirigido por la Prof. Sarah Coyne, cuyos resultados fueron publicados en la Revista Mass Communication and Society y en el diario británico The Telegraph, encontraron que los libros infantiles y principalmente los libros juveniles (LIJ, Literatura Infantil y Juvenil) están plagados de groserías.
El estudio consistió en analizar 40 títulos de LIJ y los resultados son por demás interesantes, no porque no sea un tema ya conocido el lenguaje en la literatura infantil, sino porque explica a detalle que tipo de contenidos están llegando a los lectores más jóvenes y también porque al contrastarlo con la regulación existente en Estados Unidos para los contenidos de cine y televisión saltan las contradicciones. Veamos:
Como lo mencionaba en el párrafo anterior, se analizaron 40 títulos entre los que se incluyen libros tan famosos como la saga de Harry Potter y también los libros Eclipse y Luna Nueva de la saga Crepúsculo, etc.; en estos 40 títulos se encontraron un total de 1522 alusiones a groserías, malas palabras, lenguaje ofensivo y lenguaje con contenido sexual, esto representa aproximadamente 38 de malas palabras por libro y un total de 88% de todos estos contienen al menos una grosería.
Entre las palabras menos ofensivas se encuentran hell (demonios) y damn (maldito), aunque 20% de los libros suben rápidamente la intensidad del lenguaje con al menos 7 menciones ofensivas, palabras que en Estados Unidos están censuradas durante los horarios televisivos con mayor audiencia. Volviendo con la saga de Harry Potter, los dos últimos libros presentan respectivamente 6 y 13 alusiones a lenguaje vulgar. Por su parte, en la saga Crepúsculo enfocada a los lectores jóvenes (YA, Young Adult Literature) se incluyen 35 menciones con lenguaje vulgar.
Otro libro analizado es el famoso Tweak: Growing Up on Methamphetamines, menos conocido en México, contiene 492 palabras ofensivas que incluyen en 310 ocasiones las “seven dirty words”. En el análisis se menciona que una película que incluya más de dos palabras de este tipo se clasifica con una R, es decir, que es contenido apto para menores de 17 años y donde se sugiere la supervisión de un adulto. En México esto equivaldría a las clasificaciones B-15 (15 años en adelante) y C (18 años en adelante).
Lo anterior me trae a la mente una experiencia que tuve cuando trabajé como bibliotecaria escolar y presté a una niña el libro En la Oscuridad de Julio Emilio Braz publicado por el Fondo de Cultura Económica en su colección A la Orilla del Viento, que cuenta la vida una niña de la calle y entre otras cosas se hablaba de la primera menstruación de la protagonista. A la madre de esa usuaria le preocupó el contenido y la directora de dicha institución educativa me solicitó “muy amablemente” arrancar la página ofensiva o esconder el libro, el resto de la historia no vale la pena contarlo.
Desde luego y eso no está en discusión, nadie quiere sexo explícito o cualquier otro tipo de excesos en los libros para este sector, aunque quizá valga la pena replantearnos que los niños lectores no son tontos y tienen la capacidad de entender cualquier contenido, dependiendo de la madurez de cada uno de ellos. Los resultados de este estudio ponen de nuevo sobre la mesa varios temas sobre la importancia de la Literatura Infantil y Juvenil en el desarrollo, educación y formación de lectores en estas edades, temas que que no sólo se limitan a la calidad literaria y artística de los materiales, sino que nos obligan a analizar, por ejemplo, ¿hasta qué punto tiene o debería tener independencia el escritor de LIJ? ¿escribe en función de su “arte” o del cliente (en este caso jóvenes y niños)? ¿es bueno o malo que se introduzca este tipo de lenguaje? ¿es bueno o malo creer que los niños necesitan literatura en una burbuja? ¿se abusa del lenguaje ofensivo, vulgar y las malas palabras en la Literatura Infantil y Juvenil? ¿se está hablando de los temas que importan a los niños, adolescentes y jóvenes? ¿es válido o no utilizar este tipo de lenguaje? Y si lo es, ¿hasta dónde y quién lo determina?
¿Cómo ofrecer contenidos de calidad literaria, educativa y con vistas a formar lectores, y estar en el medio de una fina línea que divide a lo ofensivo, vulgar y explícito de la censura y la libertad de expresión?
En lo personal creo, y como ya lo mencioné en párrafos anteriores, los niños no son tontos y pueden entender cualquier tipo de contenidos, desde luego habrá aquellos que necesiten una mayor guía o una persona que explique temas más escabrosos; sin embargo, la literatura infantil no debería ceñirse a ningún tipo de agenda y mucho menos a aquella relacionada con fines educativos; no comentamos el error de pensar que los libros son sólo para enseñar. Los libros son para muchas más cosas y esto no excluye a los infantiles, si el lenguaje vulgar está justificado y hace más cercana y real a la historia, no veo por qué no utilizarlo.
¿Ustedes qué opinan?
Visto en: Holy S**t! Four-Letter Words Sell Teen Books!
Absolutamente de acuerdo con el artículo. Se nota claramente que hay una agenda tendiente a pervertir los valores tradicionales como la educación , la decencia y la fe.
Emmmm, yo no hablo de valores tradicionales, decencia y fe, y tampoco me gusta que se cargue a la literatura y al acto de leer con estas obligaciones.
Estoy De acuerdo contigo. ¿A qué le tenemos miedo? Hay más lenguaje grosero en la televisión y en los hogares o escuelas de cada día. Creo que si bien no es necesario el abuso, es necesaria la libre expresión del lenguaje. Los adolescente se comunican de esa forma, no nos hagamos los ciegos. Además también creo que activa en los jóvenes el deseo de seguir leyendo y leer al fin y al cabo es bueno.
SAludos
Estamos en un mundo lleno de cambios ya no tenemos que espantarnos de lo que está ocurriendo con los lenguajes o la manera de expresarnos, el lector si se siente atrapado por la lectura va seguir leyendo independiente del lenguaje. Ahora bien es cierto que ya se dicen mas grocerias que antes o ya se censura menos que antes en la tv y no se diga en las escuelas hay menos control sobre los niños así que cualquier libro que se lee es bueno ya que el que lee está en búsqueda del aprendizaje.