En el marco del ciclo “Lectura, biblioteca y comunidad” realizado por la Biblioteca Nacional del Perú el 8 de abril pasado, Fabiola Vergara, directora de la Dirección de Acceso y Promoción de la Información de la Biblioteca Nacional del Perú; Gonzalo Oyarzún, consultor internacional en temas relacionados a bibliotecas, y yo participamos en el conversatorio Estrategias Digitales para Bibliotecas: marketing, redes sociales y otros ingredientes contemporáneos.
Una charla por demás interesante en la que abordamos el cómo y el para qué dar a conocer el trabajo de las bibliotecas en distintas plataformas. Desde luego ello es imprescindible conocer tanto a los usuarios, como a los canales y el lenguaje adecuado para cada segmento de población y plataforma; sin embargo, el trabajo no termina ahí, también es necesario medir, evaluar y replantear las estrategias de comunicación que se esté utilizando en la biblioteca.
Fabiola Vergara, por su parte, nos dio a conocer algunos de los servicios digitales como el buzón y el chat electrónico que dirigen a un contexto presencial, servicios que además llevan años existiendo en todas las bibliotecas y que en la situación actual recobran importancia. También abordamos que, en la emergencia sanitaria en la que nos encontramos a nivel mundial y ante la sobreabundancia de la información y las fake news, el papel del bibliotecario también debe ser el de curador de contenidos, especialmente curador de contenidos para otros bibliotecarios. Por ello, como lo comentó Fabiola, la comunicación de las bibliotecas debe ser articulada, organizada y dosificada.
Comparto aquí la presentación que utilicé, en este link pueden seguir los ciclos de conversatorios y en este otro link ver el video del conversatorio.
Muchas gracias a la Biblioteca Nacional de Perú y a Gonzalo Oyarzún por invitarme a participar en esta interesante charla en un momento en que la reflexión y el análisis sobre nuestra labor son urgentes y necesarios.
El día de hoy se llevó a cabo el foro virtual#BibliotecasEnCasa, una iniciativa a cargo de Infotecarios, @IFLALAC y ASCOLBI, Colegio Colombiano de Bibliotecología; que reunió a distintos bibliotecarios para hablar sobre la forma en que las bibliotecas y los profesionales de la información están dando respuesta a la pandemia por el COVID-19 que enfrentamos a nivel mundial.
Sin duda esta iniciativa es una manera de enfrentar a puertas cerradas, mientras que abre ventanas virtuales a la reflexión y el acompañamiento. Y varias de las cosas que abordaron los 10 panelistas, me han dejado reflexionando y con varias inquietudes que ya previamente he venido dejando en otros espacios y que quiero rescatar en este post:
No sólo se trata de compartir recursos
En primer lugar, las bibliotecas se han volcado a poner al alcance de sus usuarios recursos de información en formato electrónico. Y no son los únicos. En estos días hemos podido ver a través de redes sociales a distintas personas ofreciendo acompañamiento virtual desde sus distintos saberes: escritores leyendo, mediadores leyendo, profesionales en distintas áreas ofreciendo talleres, y un cúmulo de proyectos virtuales que tienen como fin hacer la reclusión menos dura. Muchas editoriales también han puesto sus obras en acceso libre, si no permanente, al menos durante este periodo.
Claro que se agradece esta amplia oferta de actividades y acompañamiento de gente para otra gente. Sin embargo, a ratos ha sido abrumador constatar en esta época vivimos con la obsesión de estar ocupados todo el tiempo, produciendo, haciendo, estudiando, consumiendo, “aprendiendo”, ¡leyendo casi por obligación! Mientras que el ocio y el aburrimiento son vistos como un veneno, como algo malo. Comentaba hace unos días en mis redes que un rato de sano ocio y recogimiento no están mal. Aburrirse de vez en cuando tampoco está mal, necesitamos esos espacios en blanco para reencontrarnos y volver a crear.
Lo anterior me lleva a retomar las palabras que mencionó mi querido colega Fernando Gabriel Gutiérrez en su intervención en este foro: “no sólo se trata de compartir recursos” ¿Dónde queda la biblioteca como el lugar para estar? Si perdemos de vista esa función de la bibliotea y la centramos sólo en los recursos, quizá sin darnos cuenta estemos contribuyendo a la infoxicación y la infodemia.
Porque además algo que he podido notar estos días es que las y los bibliotecarios no hemos sabido dar a conocer nuestros recursos. El mejor ejemplo, es el revuelo que causó la noticia que la Unesco “liberó” su Biblioteca Digital Mundial ante esta crisis. En lo personal encontré sorprendente (y no en un sentido positivo) que entre los bibiotecarios corriera como pólvora esta noticia, pues en realidad la Biblioteca Digital Mundial nació en 2009 y siempre ha estado al alcance de todo aquel que tenga conexión a internet. Es decir, qué bueno que esta crisis ha servido para darla a conocer entre quienes no tenían idea de su existencia; pero que muchos colegas celebraran esta noticia, me hace preguntar ¿dónde estamos?
La biblioteca como lugar de información confiable
Esta semana en México se lanzó VERIFICOVID para verificar información relacionada con la pandemia en México, muy similar a Verificado 2018 que sirvió para verificar todas las noticias de la campaña electoral de 2018 en México. En Verificado 2018 participaron periodistas, medios informativos y universidades; en VERIFICOVID están participando periodistas, médicos, comunicólogos y diseñadores. ¿Por qué ninguno de estos dos proyectos tienen profesionales en el área de bibliotecología y la información?
En España está #AyudaBiblioteca, un proyecto en el que participan cerca de 40 bibliotecarios de ciencias de la salud que comparten información, artículos y recursos de calidad relacionados con el COVID19. Ese es un buen ejemplo de lo que podríamos estar haciendo.
¿Qué otras iniciativas a nivel América Latina y México hay al respecto? El que las y los bibliotecarios validemos información y la difundamos es una labor que deberíamos estar realizando de forma natural, ¿o no?
La biblioteca como lugar de encuentro
Entonces vuelvo a la pregunta, ¿poner al alcance recursos electrónicos es todo lo que cae en nuestra cancha? Si la respuesta es sí, aunque espero el párrafo anterior nos ayude a entender que no, ¿entonces dónde quedan todas esas comunidades que no tienen conexión a internet? Y más importante aún, ¿dónde queda la biblioteca como lugar de encuentro? Porque sí, la biblioteca tiene el deber de seguir siendo un lugar de encuentro y un lugar para estar aún en “épocas de guardarse”. Podemos volver, como en el caso de las bibliotecas en Colombia, a servicios tradicionales como contar historias por teléfono, algo simple y a la vez efectivo.
Por último, #BibliotecasEnCasa es, desde luego, un buen ejemplo que nos sirve para la reflexión, para el ensayo, para reconocernos y tomar este papel social en un momento tan complejo a nivel mundial.
Con gran beneplácito recibo en mi correo la noticia de que ha sido prohibida la entrada de Macmillan a DBW 2020 en respuesta al embargo a las bibliotecas. En el comunicado señalan:
Ante la falta de respeto sin precedentes y fundamento que ha mostrado Macmillan hacia las bibliotecas públicas, hemos prohibido la entrada de sus empleados a Digital Book World hasta nuevo aviso.
Pero vayamos por partes, ¿qué es DBW y por qué es bienvenida esta decisión?
DBW o Digital Book World es uno de los espacios más prestigiados en el que se dan cita los diferentes actores del mundo de la edición para discutir todo lo relativo a la edición digital. La próxima reunión se realizará del 14 al 16 de septiembre.
Desde que llegaron los libros electrónicos a nuestras vidas, las bibliotecas y los bibliotecarios hemos realizado grandes esfuerzos para permitir a los usuarios el acceso a estos contenidos; desde luego, no ha sido una tarea sencilla, pero uno de los principales retos a los que nos hemos tenido que enfrentar son todas las restricciones que las editoriales y distribuidores nos imponen para que podamos ofrecer ese acceso: licencias de uso, periodos de embargo, costos más altos que al lector final, materiales en exclusividad a los que no es posible acceder. Todo lo anterior en el entendido (de las editoriales) de que están perdiendo dinero al permitir que un libro electrónico esté disponible en una biblioteca.
El 2019 fue, sin duda, uno de los años más difíciles para las bibliotecas en este sentido, en este blog pueden ver varias notas que he estado documentado sobre este tema. Los bibliotecarios y las asociaciones bibliotecarias unen fuerzas para no permitir o al menos tratar de negociar estas restricciones absurdas, en específico para las restricciones que Macmillan ha venido imponiendo, la ALA lanzó la campaña #eBooksforAll de la que también les platiqué en este blog. Sin embargo, las editoriales (especialmente los grandes grupos editoriales como Macmillan, Penguin Random House, Hachette, HarperCollins y Simon and Schuster) nos ponen el camino cada vez más difícil y poco se ha podido hacer.
Por ello nunca vienen mal los aliados que hagan contrapeso. Hace algunos días mientras me enteraba que Penguin Random House había decidido retirar todos sus títulos de Storytel (plataforma de audiolibros, no biblioteca), reflexionaba en twitter que los escritores harían mucho por las bibliotecas si decidieran no publicar en estos sellos editoriales.
Neil Gaiman ya lo ha planteado también y creo que es momento de considerarlo seriamente.
Pensémoslo de esta manera, la Red de Bibliotecas Públicas de la DGB tiene más de 7 mil bibliotecas en todo el país. El sistema de Bibliotecas de la UNAM (bibliotecas académicas) tiene más de 130. Pero además existen las bibliotecas escolares y otros centros documentales regados por todo el país. Para un autor no hay mejor ventana de exposición que una biblioteca, si una editorial no le facilita a la biblioteca ofrecer acceso al libro de determinado autor, le está quitando una gran oportunidad de exposición, además de estar perdiendo dinero. Por otro lado, recordemos que un libro que llega a la biblioteca tiene mayores probabilidades de ser adquirido por sus usuarios. Esto es algo que ya se ha planteado en varios estudios y conferencias, incluido DBW.
Los mismos usuarios de las bibliotecas y otros actores en el mundo del libro también pueden ser nuestros aliados antes esta problemática. Por ello, la decisión de Digital Book World de prohibir el acceso a los empeados de Macmillan y su sellos es tan relevante. Además sienta un precedente importante que las editoriales no pueden minimizar. En el comunicado Bradley Metrock, CEO de Score Publishing y la cara detrás de DBW, señala que esta situación puede durar días o 50 años y que están en todo su derecho de prohibir la entrada a los empleados de Macmillan hasta que cumpla con las solicitudes de la ALA.
El 11 de octubre pasado se llevó a cabo en la Biblioteca de la Escuela Superior de Comercio y Administración del IPN el taller “Agenda 2030, bibliotecas y la nueva sociedad Red“, organizado por la Asociación Mexicana de Bibliotecarios (AMBAC) e impartido por la gran Lourdes Feria e Iván Urbina. Este taller tuvo como propósito darnos a conocer el contexto de la Agenda 2030 de Naciones Unidas y la forma en que las bibliotecas de todo tipo pueden incidir en el logro de los 17 objetivos y de las 169 metas de desarrollo propuestas por dicha agenda.
Pero además de darnos a conocer de qué va la Agenda 2030, este taller también buscó que los asistentes compartiéramos las distintas experiencias que las bibliotecas mexicanas están teniendo y la forma en que éstas impactan en los 17 objetivos. Recordemos que en agosto de 2017 les anunciaba en este blog el lanzamiento del Library Map of the World de la IFLA, una página web que recoge a nivel mundial las distintas experiencias bibliotecarias que impactan en la Agenda 2030; sin embargo, a dos años de distancia México aún no contaba con experiencias y, en este sentido es que el taller buscó identificar aquellas historias que pudieran integrarse en el Mapa de la IFLA.
Se ha dicho hasta el cansancio, y todos siempre hemos estamos de acuerdo, que las bibliotecas tienen un importante papel en el desarrollo de las comunidades. De hecho, es un discurso muy común desde que estudiamos la carrera; sin embargo, a veces cuesta trabajo aterrizar con ejemplos lo que se da por hecho e incluso aún nos encontramos a quienes insisten en limitarla a los libros y la lectura (algunos, incluso toman decisiones en este entendido). Por ello, este taller resultó interesante, pues no sólo hizo visibles algunos esfuerzos que distintas bibliotecas y bibliotecarios están haciendo en pro de sus comunidades, sino que también nos ayudó a darnos cuenta que las bibliotecas, efectivamente, pueden jugar un papel importante en el logro de los ODS y en el desarrollo de sus comunidades (con o sin Agenda 2030, con o sin Objetivos del Milenio -el antecedente de los ODS-).
Un último objetivo de este taller fue identificar de entre estas experiencias, las más valiosas para integrarlas a México en el Library Map of the World de la IFLA. De esta manera, en el marco de la 33 Feria Internacional del Libro de Guadalajara se presentó Bibliotecas 2030 MX: historias detrás de las historias, un cuaderno de acceso gratuito que recoge varias de las experiencias del taller, algunas de ellas se integrarán posteriormente al mapa de la IFLA.
Sirva pues, este primer post del año para dar a conocer estas experiencias y proponernos ser partícipes de más experiencias que valga la pena publicar en el mapa de la IFLA.
Pues ya sólo me resta desearles un 2020 muy lleno de quehacer bibliotecario que redunde en incremento de colecciones, usuarios, credencialización y actividades en pro de las comunidades.
Este año se ha caracterizado por el reto constante que ha representado para las bibliotecas dar acceso a libros electrónicos, lo anterior debido principalmente a prácticas insostenibles que las editoriales y los distribuidores están imponiendo. En junio pasado Hachette Book Group anunció que partir del 1 de julio eliminaría el modelo de compra a perpetuidad para libros electrónicos y audiolibros; un mes más tarde, Overdrive anunciaba el embargo de 90 días a una selección de novedades en audiolibro que Blackstone decidió imponer en las bibliotecas.
En ambos casos, los bibliotecarios en Estados Unidos han alzado la voz. Sin embargo, esto sigue sin ser suficiente y cada vez es más preocupante el camino que quieren imponer las editoriales a las bibliotecas que buscan dar acceso a libros electrónicos y audiolibros. Por ello es necesaria una llamada de atención contundente, y eso le ha quedado muy claro a la ALA que el 9 de noviembre lanzó la campaña#eBooksForAll para denunciar y expresar su preocupación después de que Macmillan Publishers impusiera a las bibliotecas un embargo de 8 semanas después del lanzamiento del libro y lo que es peor, determinó que las bibliotecas sólo podrán adquirir una copia de cada título que se publique en formato electrónico. En el comunicado emitido por Mary Ghikas, Directora Ejecutiva de la ALA podemos leer lo siguiente (las negritas son mías):
El objetivo de la ALA es enviar un claro mensaje a John Sargent, CEO de Macmillan: el acceso a los libros electrónicos no debe ser negado o retrasado. Nuestros miembros nos dicen que los usuarios quieren una manera sencilla de unirse a este movimiento y demandar el acceso a los libros electrónicos para todos… Las bibliotecas tienen millones de aliados allá afuera y los estamos invitando a tomar acciones”.
Ni los bibliotecarios, ni las editoriales, comenzando por Macmillan, podemos ignorar esa fuerza que tienen los millones de aliados a los que se hace referencia, ya lo mencionan en la campaña #eBooksforall:
Macmillan es el único editor de las Cinco Grandes en proponer un embargo de este tipo y los lectores no se pueden permanecer callados.
La ALA y las bibliotecas en todo el país te pedimos expresar tu desacuerdo con la nueva política de Macmillan firmando la petición y diciéndole a John Sargen, el CEO de Macmillan que el acceso a los libros electrónicos no debe ser retrasado o negado. Debemos tener #eBooksforall.
#eBooksForAll
Pero así como no debemos ignorar la fuerza de los usuarios, tampoco debemos obviar el papel que los autores pueden tener en esta campaña, ellos también pueden alzar la voz en favor de las bibliotecas como ya lo ha hecho Neil Gaiman que aunque no es autor de dicha editorial, pesa mucho en el mercado. Otros se pueden sumar.
De igual forma, ni los bibliotecarios, ni las editoriales debemos ignorar el importante rol que juegan las bibliotecas en la cadena del libro. Parece absurdo que las editoriales vean a las bibliotecas como una amenaza, cuando en realidad el que una biblioteca adquiera algún título representa una gran exposición para autores y editoriales; es precisamente gracias a las bibliotecas que hay un incremento en el consumo de libros electrónicos y audiolibros. Pensemos, por ejemplo, que Overdrive, la principal plataforma a nivel mundial de préstamo de libros electrónicos para bibliotecas, en 2018 alcanzó los 274 millones de préstamos digitales.
Quizá sea también un buen momento para voltear a ver lo que se está haciendo con el movimiento de acceso abierto en el campo de las revistas académicas. Otras muchas formas podemos encontrar; sin embargo, no deja de ser preocupante lo que ocurre en el ámbito del libro electrónico en las bibliotecas. Sí quieren contribuir, pueden firmar la petición que en este momento alcanza más de 213 mil firmas. Es también buen momento para que las asociaciones bibliotecarias en nuestro país, se sienten a discutir cuál va a ser la postura frente a este tema, porque también acá debemos dar acceso a estos materiales y nos enfrentamos a los mismos problemas que en las bibliotecas de Estados Unidos.
Como cada 24 de octubre, estamos hoy celebrando el Día de la Biblioteca. El origen de esta celebración ya lo conocen, y si no lo conoce los invito a que lo revisen por acá.
Y aunque casi ya no llego al festejo, no quiero dejar pasar el día, además publiqué un tuit sobre formas de celebración que creo vale la pena desarrollar un poco más acá. Así que aquí van mis sugerencias para celebrar el Día de la Biblioteca que además bien se puede extender a los 364 días restantes del año:
Pon una credencial de biblioteca en tu vida: una premisa que ya he manejado en muchas otras ocasiones, pero que nunca perderá vigencia. El poner una credencial de biblioteca en tu vida no sólo te va a permitir llevar a casa todos y cada uno de los libros que vea en la estantería; la credencial te hace parte de la comunidad, del espacio, te da pertenencia a un lugar donde encontrarás refugio, conocimiento, lectura, etc.
Pon a un bibliotecarie en tu vida: en serio, no hay cosa mejor que conocer al bibliotecarie de tu biblioteca más cercana. No sólo te apoyará en todo lo que requieras en la biblioteca, también puedes llevarte una bonita amistad, o al menos muchas anécdotas que ni te imaginabas podían suceder en las bibliotecas.
Usa la biblioteca: y mira que el uso ni siquiera tiene que limitarse a la lectura, en el caso de que no te guste leer. Tienes un verdadero mundo de posibilidades si usas la biblioteca.
Salva un libro en la biblioteca: saca en préstamo aquellos libros que no están en tu zona de confort lector, ayuda a que la colección se mueva y así quizá rescates un libro condenado al descarte.
Dona libros a la biblioteca: obvio, no los que ya no quieres, ni los libros de texto, ni las viejas enciclopedias que te tienen estornudando todo el tiempo debido al polvo que acumulan. Piensa tu donación en función de lo que te gustaría encontrar, revisa tu biblioteca personal y seguramente encontrarás libros muy valiosos a los que ya no vas a volver. Permite y ayuda a que la biblioteca lleguen a esos libros.
Haz voluntariado en la biblioteca: sí, ya sé, el tema del voluntariado tiene sus claroscuros, pero compartir tu tiempo con lo que sabes hacer nos ayuda mucho en las bibliotecas.
Haz visible a tu biblioteca: nunca pierdas la oportunidad de difundirla, de decirle a alguien que el libro que estás leyendo lo sacaste de la biblioteca, que vas ahí cada tanto por todas las actividades, que saque su credencial, que son maravillosos los clubes de lectura, que además tiene espacio para todos. Grítalo a los cuatro vientos.
Exigele al bibliotecario: exige un servicio de calidad, dale qué hacer. No te tomes a pecho sus malas caras, si es que las encuentras porque la verdad es que cada vez hay menos bibliotecaries regañones. Exige que te proporcionen un espacio hospitalario.
Comenta, sugiere, pregunta: no hay nada mejor que recibir sus comentarios y sugerencias. Finalmente la biblioteca y los bibliotecarios para eso estamos; así que quién mejor que los usuarios para darnos la pauta.
Y cierro con esta que considero la más importante, léanla como si estuviera en negritas y a 40 puntos.
Defiende a tu biblioteca: en los tiempos que corren, cuando no están todos los que son y los que están hacen barbaridades (no sé si por desconocimiento o por maldad pura), cuando el horizonte ya cruzó todos los tonos de gris y no se ve la luz al final del túnel, los mejores aliados de las bibliotecas son sus usuarios. No permitas que las cierren, pelea por ellas, con tu defensa ayudarás a que permanezcan, a que sean visibles.
Si se les ocurre otra forma de celebración, soy toda ojos. Ahora sí, vayamos a celebrar este día aunque ya casi se acabe, y si no alcanzaron a festejar hoy, pueden hacerlo cualquier otro día del año, la biblioteca no tiene caducidad.
El pasado 9 de septiembre se llevó a cabo la I Jornada de Bibliotecas Escolares en la Ciudad de Buenos Aires con el lema Bibliotecas Escolares y Cultura Digital. El evento fue organizado por la UNESCO, el Ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad de Buenos Aires, con el apoyo de UNOPS y la presencia de IFLA; y reunió a bibliotecarios y comunidad docente para reflexionar sobre los retos que enfrentan las bibliotecas escolares para convertirse en esos espacios acordes con las necesidades escolares y de lectura actuales.
Por ello se habló de las bibliotecas escolares en la era digital, el rol de las bibliotecas escolares en el aprendizaje, las nuevas configuraciones de las bibliotecas escolares, del papel del bibliotecario escolar, las bibliotecas escolares frente al libro electrónico, las bibliotecas escolares reconfigurándose como makerspaces, etc. Lo anterior sin dejar de lado las experiencias de integración con la cultura digital que nos compartieron los docentes bibliotecarios y que nos permitieron aterrizar el discurso sobre bibliotecas escolares actuales y saber qué está pasando en algunos de estos lugares.
En el Panel 3. La irrupción del libro electrónico, tuve el honor de participar con la charla La excentricidad de la lectura en la que hablé sobre lo diversa que es la lectura y lo diversos que son los lectores, al punto de ya no poder definir la lectura en términos relacionados exclusivamente con el libro impreso, y al lector como un ente pasivo consumidor de páginas y páginas impresas. Les comparto la presentación.
Mención especial merecen las intervenciones de Alanna King (@banana29) y María Clemencia Venegas, quienes nos hablaron de la parte más humana de la biblioteca escolar y el rol que deben asumir los bibliotecarios en estos recintos y en estos tiempos; la primera con una charla muy amena y cercana nos dio pautas muy precisas de lo que debe ser la biblioteca escolar; Venegas, por su parte, nos hizo reflexionar de forma magistral (¡nos puso a cantar!) sobre nuestro rol.
Dos ideas que se plantearon y siguen dándome vueltas:
Las bibliotecas universitarias [de universidades públicas] son también bibliotecas públicas al estar financiadas con fondos del Estado. Adrián Méndez dixit.
La principal habilidad del siglo XXI es Leer, sin ello no se puede lograr nada más. Emiliano Pereiro dixit.
Antes de cerrar, no quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer profundamente a Carola Martínez, Coordinadora del Plan de Lectura de Buenos Aires, por la invitación a participar en esta Jornada y dejarme aprender un poquito de lo mucho que se hace por allá; Carola y familia, muchas gracias, son de lo mejor. Extender también mi agradecimiento a Diletta Assorbi, del Programa para Educación de la Unesco, por todas las gestiones realizadas para hacer posible mi participación en esta interesante Jornada.
Para los que quieran leer más de esta intensa semana hablando de lectura en pantalla y bibliotecas, acá y acá encuentran la información.
El 22 y 23 de agosto pasado se llevo a cabo en la Biblioteca Pública Piloto (BPP) el XII Encuentro de Bibliotecas, organizado por el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín y la BPP. En esta edición con el lema ¿Cuál es el tiempo de las bibliotecas? reflexionamos sobre los desafíos que enfrentan las bibliotecas públicas de cara a la Agenda 2030 de Naciones Unidas (aquí pueden ver el programa).
En el entendido de que las bibliotecas no son islas, previo al encuentro se realizaron tres talleres que reunieron a responsables de diferentes perfiles de bibliotecas con el propósito de recoger las inquietudes particulares de cada institución. El primero, con bibliotecas académicas, universitarias, especializadas y centros de documentación (22 de mayo); el segundo, con bibliotecas escolares de escuelas públicas y privadas (4 de junio); y el último, con bibliotecas públicas, populares y comunitarias (6 de julio).
Los resultados de dichos talleres se presentaron en la primer charla del encuentro Socialización de resultados de los encuentros previos con bibliotecas académicas, universitarias, especializadas, escolares, públicas, populares y centros de documentación,a cargo de Lina Villa, consultora en estrategia y sostenibilidad de la Reflejarse. Los temas prioritarios que se identificaron en el primer taller (el de las bibliotecas académicas, universitarias y especializadas) son la conectividad y la articulación entre bibliotecas. Por su parte, las bibliotecas escolares ven que hay grandes diferencias entre bibliotecas escolares de instituciones públicas y especializadas, y que carecen de respaldo institucional; desdde luego, la inclusión es un tema prioritario. Las bibliotecas públicas y privadas, por su parte, ven el gran poder de influir sobre sus públicos, tienen mucha claridad en cuanto a los retos que deben enfrentar y son concientes del interés de distintos actores sobre la biblioteca pública.
En la charla Las bibliotecas como garantes de los derechos culturales, acceso y promoción del desarrollo bibliotecario: líneas estratégicas del Plan Nacional de Desarrollo “Pacto por Colombia” 2018-2022, Sandra Suescún, Coordinadora de la Red Nacional de Bibliotecas, nos llevó por un breve recorrido histórico de los planes y políticas nacionales de lectura en Colombia desde el periodo 2002-2010 hasta la actualidad, y la forma en que éstos y el desarrollo de las bibliotecas públicas han incidido en el incremento de los índices de lectura en Colombia, además del uso y percepción que se tiene de la biblioteca pública en el país. Una palabra clave que podría resumir esta charla es continuidad. Algo que poco se ve en otros países de América Latina (pienso específicamente en México), para lograr un cambio de visión sobre el papel de la biblioteca pública, pero también de la percepción de los usuarios.
Algo que llamó poderosamente mi atención en este encuentro es que desde el Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín se tiene muy claro que las bibliotecas inciden en varios aspectos de la vida cotidiana; por ello no pueden actuar aisladas y, como muestra, este encuentro no se limitó a tocar temas netamente bibliotecarios, también se llamó a expertos en otras áreas para hablar de temas que tocan muy de cerca a la biblioteca pública.
Muestras claras de lo anterior fueron los talleres previos al Encuentro, pero también las charlas Desafíos coyunturales y problemas estructurales del desarrollo económico-social de América Latina y de Colombia, Prospectiva económica de Colombia; apuestas y retos de sostenibilidad y Trayectorias y desafíos culturales, sociales y educativos a nivel local y nacional, que reunieron a distintos expertos para ofrecernos una panorámica muy clara de Colombia desde lo político, lo social y lo económico, y la forma en que las bibliotecas públicas inciden en cada uno de estos aspectos, así como la forma en que estos inciden en la biblioteca.
En la conversación Las bibliotecas como centros de participación ciudadana y democracias, retos para América Latina, que tuvieron Natalia Espejo y Clara Budnik, nos hablaron de cómo deben ser percibidas las bibliotecas y como deben percibirse los bibliotecarios a sí mismos; habló de la importancia de la formación profesional y de las compencias blandas que debemos tener los profesionales de la información –como el liderazgo, la empatía, la escucha y el reconocimiento de saberes– en aras de poder pensar a la biblioteca como un espacio para la participación y la democracia.
En la conversación Visión 2030; prospectiva bibliotecaria, escenarios y posibilidades de cambio e innovación, Mauricio Fino y yo tuvimos la encomienda de cerrar el Encuentro y resumir los temas y puntos claves que se abordaron. De la mayoría ya he hablado en este post, pero no quiero pasar de largo por otros no menos importantes:
¿Debe haber modelos bibliotecarios? No, tomando en cuenta que cada biblioteca tiene una particularidad. Lo que es necesario es tener un concepto general de la función de la biblioteca y, sobre ello, encaminar a cada biblioteca en cada comunidad.
Es importante estudiar al usuario no sólo porque es nuestra materia prima, sino porque ellos son los que dan uso a la biblioteca y la moldean. Es importante recordar que el bibliotecario no es el usuario, planificar sin incluirlo y conocerlo, es planificar pensando en el bibliotecario.
¿Cómo se conoce a los usuarios? A través del diálogo horizontal y constante.
Las bibliotecas son más que libros, son espacios de diálogo y reconocimiento.
Es importante medir y documentar, pero igual o incluso más importante ponerle rostro a las cifras. Las cifras nos sirven para la negociación institucional; el rostro, para hacer cercana la biblioteca.
Innovar en bibliotecas cuesta, por ello es importante voltear a ver qué se ha hecho, cómo se ha hecho y si hay posibilidad de implementarlo y “tropicalizarlo” en nuestras bibliotecas.
La necesidad de redefinir a la lectura más allá del objeto libro.
El futuro es algo abstracto, el tiempo es hoy. La biblioteca no tiene futuro, si no entendemos el presente y trabajamos en el presente.
Cuesta trabajo aterrizar en bibliotecas los ODS de la Agenda 2030, en especial si no se consideran las particularidades de cada biblioteca.
Al final de la conversación de cierre
Como parte de este encuentro, durante las tardes se llevaron a cabo distintos talleres encaminados a compartir distintas experiencias y reflexionar sobre las bibliotecas públicas. Comparto la presentación del taller que tuve a mi cargo Bibliotecas ante el siglo XXI: planificar nuevos espacios de acción.
Por último, el día sábado se realizó un taller destinado a visualizar, interpretar y ensayar las distintas formas en que las bibliotecas impactan y son impactadas desde las dimensiones social, política, económica, ambiental. Sólo teniendo presente el amplio contexto en que se mueve la biblioteca podremos aspirar a que en otros países (México) los usuarios puedan decir que la biblioteca pública es “Una ayuda importante para mi vida” o “Lo es todo en mi vida”, tal como sucede en Colombia, un referente para la región en materia de desarrollo bibliotecario.
tiempo de las bibliotecas
Y ya para cerrar, quiero agradecer al Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín por la invitación a ser parte de este evento (y de paso volarme la cabeza con todo lo que están haciendo), a Isabel Cristina Bernal de Eventos Académicos por las gestiones para hacer posible mi participación, y a Gonzalo Oyarzún por ponerme en la mira.