
El día de hoy se llevó a cabo el foro virtual #BibliotecasEnCasa, una iniciativa a cargo de Infotecarios, @IFLALAC y ASCOLBI, Colegio Colombiano de Bibliotecología; que reunió a distintos bibliotecarios para hablar sobre la forma en que las bibliotecas y los profesionales de la información están dando respuesta a la pandemia por el COVID-19 que enfrentamos a nivel mundial.
Sin duda esta iniciativa es una manera de enfrentar a puertas cerradas, mientras que abre ventanas virtuales a la reflexión y el acompañamiento. Y varias de las cosas que abordaron los 10 panelistas, me han dejado reflexionando y con varias inquietudes que ya previamente he venido dejando en otros espacios y que quiero rescatar en este post:
No sólo se trata de compartir recursos
En primer lugar, las bibliotecas se han volcado a poner al alcance de sus usuarios recursos de información en formato electrónico. Y no son los únicos. En estos días hemos podido ver a través de redes sociales a distintas personas ofreciendo acompañamiento virtual desde sus distintos saberes: escritores leyendo, mediadores leyendo, profesionales en distintas áreas ofreciendo talleres, y un cúmulo de proyectos virtuales que tienen como fin hacer la reclusión menos dura. Muchas editoriales también han puesto sus obras en acceso libre, si no permanente, al menos durante este periodo.
Claro que se agradece esta amplia oferta de actividades y acompañamiento de gente para otra gente. Sin embargo, a ratos ha sido abrumador constatar en esta época vivimos con la obsesión de estar ocupados todo el tiempo, produciendo, haciendo, estudiando, consumiendo, “aprendiendo”, ¡leyendo casi por obligación! Mientras que el ocio y el aburrimiento son vistos como un veneno, como algo malo. Comentaba hace unos días en mis redes que un rato de sano ocio y recogimiento no están mal. Aburrirse de vez en cuando tampoco está mal, necesitamos esos espacios en blanco para reencontrarnos y volver a crear.
Lo anterior me lleva a retomar las palabras que mencionó mi querido colega Fernando Gabriel Gutiérrez en su intervención en este foro: “no sólo se trata de compartir recursos” ¿Dónde queda la biblioteca como el lugar para estar? Si perdemos de vista esa función de la bibliotea y la centramos sólo en los recursos, quizá sin darnos cuenta estemos contribuyendo a la infoxicación y la infodemia.
Porque además algo que he podido notar estos días es que las y los bibliotecarios no hemos sabido dar a conocer nuestros recursos. El mejor ejemplo, es el revuelo que causó la noticia que la Unesco “liberó” su Biblioteca Digital Mundial ante esta crisis. En lo personal encontré sorprendente (y no en un sentido positivo) que entre los bibiotecarios corriera como pólvora esta noticia, pues en realidad la Biblioteca Digital Mundial nació en 2009 y siempre ha estado al alcance de todo aquel que tenga conexión a internet. Es decir, qué bueno que esta crisis ha servido para darla a conocer entre quienes no tenían idea de su existencia; pero que muchos colegas celebraran esta noticia, me hace preguntar ¿dónde estamos?
La biblioteca como lugar de información confiable
Esta semana en México se lanzó VERIFICOVID para verificar información relacionada con la pandemia en México, muy similar a Verificado 2018 que sirvió para verificar todas las noticias de la campaña electoral de 2018 en México. En Verificado 2018 participaron periodistas, medios informativos y universidades; en VERIFICOVID están participando periodistas, médicos, comunicólogos y diseñadores. ¿Por qué ninguno de estos dos proyectos tienen profesionales en el área de bibliotecología y la información?
En España está #AyudaBiblioteca, un proyecto en el que participan cerca de 40 bibliotecarios de ciencias de la salud que comparten información, artículos y recursos de calidad relacionados con el COVID19. Ese es un buen ejemplo de lo que podríamos estar haciendo.
¿Qué otras iniciativas a nivel América Latina y México hay al respecto? El que las y los bibliotecarios validemos información y la difundamos es una labor que deberíamos estar realizando de forma natural, ¿o no?
La biblioteca como lugar de encuentro
Entonces vuelvo a la pregunta, ¿poner al alcance recursos electrónicos es todo lo que cae en nuestra cancha? Si la respuesta es sí, aunque espero el párrafo anterior nos ayude a entender que no, ¿entonces dónde quedan todas esas comunidades que no tienen conexión a internet? Y más importante aún, ¿dónde queda la biblioteca como lugar de encuentro? Porque sí, la biblioteca tiene el deber de seguir siendo un lugar de encuentro y un lugar para estar aún en “épocas de guardarse”. Podemos volver, como en el caso de las bibliotecas en Colombia, a servicios tradicionales como contar historias por teléfono, algo simple y a la vez efectivo.
Por último, #BibliotecasEnCasa es, desde luego, un buen ejemplo que nos sirve para la reflexión, para el ensayo, para reconocernos y tomar este papel social en un momento tan complejo a nivel mundial.