Este año, al igual que los anteriores quiero celebrar el Día Nacional del Bibliotecario y la Bibliotecaria con libros. Pero esta ocasión es aún más especial, porque los libros de los que vengo a platicarles están escritos por dos personas a las que admiro y quiero mucho, porque son libros maravillosos que hablan del quehacer bibliotecario y el poder de la biblioteca. Nuevecitos y muy necesarios.
Se trata de dos libros que conversan, coinciden y se encuentran de manera muy especial, por ejemplo, cuando ambos mencionan que la biblioteca no es neutral/apolítica, algo en lo que estoy muy de acuerdo y creo que deberíamos discutirlo y ejercerlo más entre bibliotecaries. Qué mayor fortuna que ir saltando entre las páginas de uno y otro, contraponerlos y ver que el imaginario que tenemos de la biblioteca hace mucho quedó rebasado, nos muestran esas otras bibliotecas que deben ser y que ya son en mucho lugares.
Dos libros que hablan de manera profunda sobre la biblioteca pública y su valor, poder como corrige Tere de forma muy atinada. No están llenos de frases hechas, sino que dan cuenta con ejemplos bien claros de lo que es una biblioteca y para quienes son las bibliotecas.
Se trata pues de dos miradas profundas, críticas, con tiempo para el análisis, dos visiones del andar por las bibliotecas, de observarlas de lejos, por dentro, como usuario, como investigador, como partícipe de la biblioteca. Se trata de dos maneras de escribir a la biblioteca y concebir al bibliotecario/bibliotecaria como el artífice del espacio que es posible de muchas maneras y para muchos.
Título: Manifiesto poético/político por la investigación de/en la biblioteca pública
Autora: Teresa Avedoy
Ilustrador: Juan David Quintero
Pie de Imprenta: Medellín : Tragaluz, 2021.
ISBN 9789585463448
Dice Wikipedia que un manifiesto “…es una declaración pública de principios e intenciones, a menudo de naturaleza política o artística”. Pues bien, este manifiesto de mi querida Tere Avedoy es eso: una declaración pública de principios, una declaración política para la biblioteca; pero es especialmente una declaración de amor y desde el amor por la biblioteca pública, aunque no por ello menos provocadora. Nos obliga a revisitarla, resignificarla, repensarla y salirnos de los lugares comunes.
Un manifiesto desde una mirada de usuaria, de investigadora de las bibliotecas, de amante de las bibliotecas que, como bien menciona en la introducción: “No persigue un fin bibliotecológico, sino humano”, porque la biblioteca la hacen personas (en colectivo y en individual), las que trabajan en ellas y los que acuden a ellas, y por lo tanto todos pueden, tienen el derecho hablar sobre ellas.
Este Manifiesto se compone de 80 contundentes declaraciones y en cada una de ellas podríamos quedarnos días enteros, resignificando a la biblioteca. Les comparto las cinco últimas (las negritas son mías):
76. Hay que pronunciarse socialmente,
77. Hay que pronunciarse poéticamente,
78. Hay que pronunciarse políticamente a favor de la biblioteca,
79. Antes de pensar en (re)construcción, empecemos por desestabilizar la noción actual de biblioteca,
80. Nuestra casa imaginaria, nuestra casa común.
Por cierto, el diseño no es cosa menor, se trata de una edición colorida, juguetona que nos obliga a manipular el libro-objeto.
Este Manifiesto actualmente está disponible en Colombia, pero pronto, muy pronto se publicará una edición para México. Así que en cuanto les de el aviso, salgan corriendo por el suyo y como dice Tere al final: ¡Homo bibliotecarius del mundo, uníos!
Título: La biblioteca imaginada: jardín para sembrar comunidades
Autor: Gonzalo Oyarzún S.
Pie de imprenta: Lima : Biblioteca Nacional del Perú, 2021.
ISBN 9786124045592
Dice Gonzalo Oyarzún en alguna parte de este libro “Escuchar demuestra compromiso con las personas y su comunidad…” y este libro nos muestra que imaginar a la biblioteca requiere eso: la escucha y la observación del otro, con el otro. Aunque su título es La biblioteca imaginada, nos habla de bibliotecas bien reales, que están haciendo cosas importantes y significativas para la comunidad a partir de la escucha de esa comunidad.
No se va con discursos manidos y aceptados sobre la biblioteca pública, sino que nos comparte cinco experiencias del buen hacer en bibliotecas de Latinoamérica que nos demuestran que esas otras bibliotecas son posibles, porque ya existen y, al mismo tiempo nos invita a seguir imaginando más bibliotecas: ¿de granos y semillas? ¿humanas? ¿con sólo el 30% de libros y el 70% para lo que la comunidad decida? ¿un espacio para la ciudadanía donde la nacionalidad es la biblioteca?
La buena noticia es que este libro está disponible en descarga gratuita para tode el que quiera leerlo gracias a la generosidad de Biblioteca Nacional del Perú, una biblioteca que también se está imaginando de forma distinta e impresionante (alberca, educación, con un perfil más público).
Pues eso, ya está mi propuesta de celebración del Día Nacional del Bibliotecario y la Bibliotecaria en México. No me queda más decir a Tere y Gonzalo gracias por poner estos libros tan necesarios en nuestro horizonte: sigamos manifestándonos a favor de las bibliotecas, sigamos imaginándola.
Qué linda reseña y qué honor!
Gracias Verónica por estas excelentes lecturas que nos recomiendas. Saludos