Se habla mucho de los beneficios de la lectura pero, ¿qué hay de la lectura en pantallas?

Muchos aseguran que una de las grandes pérdidas que estamos sufriendo debida a la apocalíptica “desaparición” del libro impreso (además del cliché del olor y el tacto del papel), es que ya no podemos leer en soledad. Se dice que la llegada del libro electrónico le ha robado al impreso esa tranquilidad, hoy en día todo es compartir, compartir y compartir.

Si bien es cierto que el libro electrónico ha traído consigo un crecimiento y visibilización de lo que denominamos lectura social –acompañada, a su vez, de un número cada vez mayor de redes sociales enfocadas en la lectura, como es el caso de GoodReads, LibraryThing y un aplio etcétera–; no debemos olvidar que la lectura, independientemente del adjetivo que le pongamos (impresa, electrónica, en la nube, social o cualquier otro invento que esté por venir) siempre ha sido social.

¿No me creen? ¿son de los que añoran sus años de “tranquilidad” y soledad literaria?

¿Qué me dicen de los clubs literarios? El Círculo de Lovecraft, por mencionar un ejemplo, fue formado alrededor de la segunda década del siglo XX y estaba integrado por escritores como Robert E. Howard, Clark Ashton Smith, Robert Bloch, Frank Belknap Long, August Derleth y otros más. Este círculo literario, que se le anticipó casi un siglo a las redes sociales enfocadas a la lectura, era posible a través del correo postal; gracias a la correspondencia entre Lovecraft y sus seguidores surgieron nuevas historias, por ejemplo, De vermis mysteriis es un libro ficticio que se mencionó por vez primera en El vampiro estelar de Robert Bloch, Lovecraft más tarde lo retomaría en varios de sus relatos, entre los que se encuentra La sombra que huyó del chapitel y que escribiría a manera de respuesta del cuento escrito por Bloch.

Pues bien, créanme o no, la lectura siempre ha sido social y nos ayuda a socializar y desarrollar el sentido de pertenencia a un grupo. Lo anterior (y que yo no voy a poner en duda) de acuerdo con un estudio llevado a cabo en la Universidad de Buffalo y publicado en la revista Psychological science.

Este estudio concluye que mientras leemos, nos acercamos psicológicamente a la comunidad y los personajes de la historia, por ejemplo, los lectores de Crepúsculo se sienten más afines y se pueden llegar a identificar con uno de los personajes o un colectivo dentro de la historia, en este caso a los lobos o los vampiros, pero la parte verdaderamente importante no para en la identificación, sino que este sentido de pertenencia mejora el estado de ánimo de los lectores tal como ocurre en los grupos sociales de carne y hueso.

Pues bien, que leer nos ayuda a sentirnos parte de un grupo (aunque sea ficticio) y eso nos levanta el ánimo, y sí tenemos buen ánimo, fortalecemos defensas, y defensas fuertes previenen y combaten enfermedades y… Ok, lo último ya es de mi cosecha, así que dejémoslo en el clásico: “leer es bueno”.

Visto en: eldiario24.com

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