Hace unos días platicaba en algún café sobre lo mucho que me intriga el éxito de la trilogía Cincuenta Sombras de Grey de la autora E.L. James. Para los que no sepan de qué va, cuenta la historia de Ana, una estudiante de literatura que un día entrevista a Christian Grey, hombre adinerado y seductor que aunque en un principio es arrogante con ella, también muestra interés para desgracia-suerte de Ana quien pronto cae en las garras de este atractivo caballero y de ahí en adelante, la historia se centra en la descripción de prácticas sexuales de todo tipo, llevando a Ana al total sometimiento sexual con varios toques de sadismo y masoquismo. Este libro es una novela erótica que muchos describen como Porno para mamás, pues son precisamente las mujeres entre los 30 y 40 años quienes han catapultado el primer libro de la trilogía a la lista de los más vendidos en cualquier país, México no ha sido la excepción. De hecho, en algún artículo leí que muchas lectoras escriben a James agradeciendo por un libro que les ha permitido reencontrarse íntimamente con sus esposos y que las ha liberado; curioso para un libro que habla de sometimiento. Por otro lado y por mucho que nos sorprenda, hay quienes hacen un llamado a la quema de libros de esta autora.
Otro dato curioso, entre los muchos que hay en torno a este libro, es que nace en foros de Fanfiction, es decir, foros en internet donde los escritores toman las historias de otros libros y las adaptan. Cincuenta sobras de Grey, según lo que he podido leer, es el refrito XXX de la Saga Crepúsculo –tampoco es que la autora se haya quebrado el coco para elegir algo menos trillado– y cuando alcanzó gran popularidad entre los usuarios de estos foros, también llamó la atención de Random House y para poder publicarla sólo pidió a la autora cambiar el nombre de los personajes. A partir de ese momento, todo han sido ventas, ventas y más ventas y claro, no pueden faltar las reseñas en distintos foros donde queda muy mal parado el libro en cuanto a su calidad literaria y argumento, si no me creen, dense una vuelta por las reseñas de los usuarios en Amazon y Goodreads.
Hasta aquí, todo lo que les cuento es lo que he leído en torno al libro, porque he de confesar que no lo he leído, así que evitaré hacer un juicio de valor literario sobre algo que bien a bien, no conozco; sin embargo, volviendo al tema de lo mucho que me intriga su éxito, les comento que hace ya varios años leí Las edades de Lulú de la autora española Almudena Grandes y cuyo argumento es bastante parecido a Cincuenta sombras de Grey: una muchacha inexperta (Lulu, 15 años) y sometida sexualmente a un hombre (Pablo, profesor universitario), sobra decir que cuando se publicó este libro en 1989 también alcanzó gran éxito y se editó en 19 idiomas, de hecho, fue llevada al cine en 1990 (se rumora también de una posible futura versión cinematográfica de las Cincuenta sombras…); como lo comenté en su momento en Twitter, si ya leí una muy igual, para que gastar en la otra.
El éxito de esta obra se presta para muchos análisis, desde el literario, pasando por la editorial que decidió publicar el refrito, y hasta llegar al análisis social o sociológico de lo que le gusta leer a la gente y lo que pone en la lista de los más vendidos. Sin embargo, hoy decidí hablar sobre este libro porque ha sido tal su éxito que está tocando un tema que a los bibliotecarios nos debe interesar especialmente: el de la censura.
Hace unos momentos leía en Digital Book World que Clare Phillipson, la vocera de Wearside Women, una asociación contra el abuso doméstico se pronunciaba en contra de este libro:
No puedo expresar lo vil que considero a este libro y lo peligroso que creo que es la idea sofisticada pero inocente de una mujer joven y un hombre mayor, rico y que abusa de ella, golpeándola y teniendo sexo con ella de manera atroz.
Pero aquí comienza lo interesante, ya que cualquiera se puede pronunciar en contra de lo que sea, incluso de la literatura (si es que este libro se le puede calificar de tal) y a pesar de que pueda tener razón en la percepción –aunque hay los que aseguran, comenzando por la editorial, que todas las prácticas sexuales son de mutuo consentimiento–, se equivoca al hacer un llamado en la BBC para la quema de este libro el próximo 5 de noviembre en un acto de “tolerancia cero” hacia el abuso sexual
En pleno siglo XXI es tan indignante el abuso sexual, doméstico y la discriminación por sexo, como absurdo, indignante e incluso ridícula la quema de libros y la cacería de brujas. Que ni el libro dejará de ser editado, ni la quema de éste educará y/o conscientizará a hombres y mujeres en materia de igualdad y equidad de género. Y sí, quizá la vocera no se haya dado cuenta, pero lo que sí logrará con esta invitación es poner los reflectores en esta obra y que capte a más lectoras y que existan más reseñas que terminen en la compra y permanencia de Cincuenta sombras de Grey entre los más vendidos.
La vocera agrega también:
Mi principal objeción es que, mientras las autoridades están ofreciendo servicios para mujeres que han vivido la violencia doméstica, tenemos bibliotecas que desperdician el presupuesto público en adquirir un libro que dice: la violencia doméstica es sexy. Este dinero estaría mejor invertido en apoyar a las víctimas.
Y aquí es donde entra la responsabilidad del bibliotecario, ¿debemos censurar libros o debemos defenderlos a pesar del tema que toquen? Haciendo un poquito de historia, y aún sin hacerla, me decanto por la segunda.
Sí, desde luego que es terrible que un libro diga que la violencia sexual es sexy, pero ¿la quema de libros es lo adecuado contra estos libros? ¿deberíamos también quemar Las edades de Lulú y de paso El amante de Marguerite Durás, la saga Crepúsculo y por no dejar, los cuentos de hadas en la versión Disney (que tampoco se caracterizan por ser todo lo feministas que muchos/as quisieran?
¿La censura y la prohibición son lo adecuado para luchar contra algo? Estoy segura que no; educación y concienciación es lo que se necesita; ofrecer información y hablar del tema para reconocerlo y luchar contra él. Quizá esta vocera no se haya dado cuenta que es precisamente este tipo de información la que también se puede encontrar en las bibliotecas y que nuestra responsabilidad no es quemar o prohibir libros, sino ofrecer la información que el usuario demanda para que forme su propio criterio sobre “buena” y “mala” literatura, así como obtener los elementos informativos y documentales sobre derechos sexuales y reproductivos o cualquier otro tema.
Las bibliotecas no son las responsables, ni son las que están diciendo “la violencia es sexy,” son las lectoras las que están aceptando el argumento del libro, así que creo que vale más un estudio a fondo de los expertos en la materia para conocer el fenómeno y la aceptación de un libro de esta naturaleza.
Estoy segura que no estamos percibiendo algo o que se nos está olvidando en el camino, y estoy convencida que no es en las bibliotecas donde radica el “problema” y tampoco se va a solucionar con la quema de libros a la vieja usanza de tiempos dolorosos para la historia humana.
Acá les dejo el book trailer de la edición en español a cargo de Grijalbo, por si les interesa y para que formen su propio criterio. Bienvenidos los comentarios.
He leído la trilogía completa, como lectura de verano, impulsada por el boom de ventas del primer libro. Los he leído en inglés y me han parecido entretenidos, divertidos y al mismo tiempo una historia inverosímil, algo que solo ocurre en la ficción. Disiento de la opinión de que induce a la violencia doméstica. En el segundo libro aclara perfectamente que la práctica de estas conductas sexuales ha sido retirada del DSMIV y en el contexto de la sexología son prácticas aceptadas. Creo que es un exceso pensar que esto atenta contra la equidad de género, simplemente una historia romántica llevada al extremo XXX. La autora conoce perfecto lo que emociona a la mujer en el momento actual.
Desde la perspectiva bibliotecaria, estoy de acuerdo en que la censura no debe primar a la hora de comprar un libro. Personalmente he leído el libro y el componente sexual se diluye pronto en el primer libro para centrarse en la relación amorosa entre los protagonistas. La desafortunada campaña de marketing ha conseguido el propósito de venderla como lo que no es. Por otro lado, su lectura permite “enganchar” a la lectura a personas que acuden a la biblioteca buscándolo y descubren que la literatura es mucho, mucho más. Creo que los lectores son adultos y tienen su criterio. No nos corresponde a las bibliotecas decirles lo que deben o no leer, pero si aconsejarles y ofrecerles alternativas lectoras. Un saludo.
Magnífica reflexión, Verónica. Este libro tiene todo el aspecto de ser, sobre todo, malo. Lo que se dice un mal libro. Tenemos cientos, miles de ellos en nuestras bibliotecas. Muchos de ellos gustan a los lectores, o les gustaron hace años o décadas (los bestsellers de mala calidad se olvidan pronto). Y nosotros queremos lectores. Pongamos en nuestras bibliotecas sólo alta literatura (¡perdón! “Halta Literatura” como diría Cortázar) y habremos despedido a los lectores. Pongamos sólo bestsellers y habremos despedido también a los lectores. Pongamos sólo espacios para niños en las bibliotecas y habremos despedido a los lectores. Pongamos sólo espacios de silencio absoluto y sólo para adultos y habremos despedido a los lectores. Pongamos… etc. Hagamos unas bibliotecas que sean un reflejo de la sociedad a la que sirven y habremos dado la bienvenida a los lectores. Con toda su diversidad.
Yo leí los tres libros y en lo personal asi como estudiante de la materia que abarca el tema del cual se acusa al libro, es incorrecto el termino violación u violencia domestica ya que previo a los actos sexuales que se cometen entre los protagonistas existe un contrato en el cual Christian advierte a Ana de lo que quiere hacerle todo esto es con el consentimiento del pasivo en este caso Ana, ademas de que siempre se recalca el echo que el llegará hasta donde ella lo quiera dejar incluso en el momento que el llega a pasar sus límites y Ana lo deja, en el momento que regresan el evita todo contacto sexual sadico con ella, es ella quien termina pidiendo casi a gritos regresar a los actos y despues de ello es cuando existen ciertas reglas entre ambos en las cuales todos los actos sexuales que se realicen entre ellos deberán ser con el puro objetivo de tener placer JAMAS lastimarla prueba de ello es que regresando a la misma escena despues de la unica vez que el la lastima tira todos aquellos objetos los cuales a ella le desgradan o jamas le gustaria intentar.
Es verdad que toca un tema “fuerte” en relación con la actividad sexual como el masoquismo / sadismo pero en realidad se deberia de tomar como la sociedad madura que se supone que somos ya no estamos en una epoca en la cual el echo de tocar temas fuertes haga que la sociedad reacione de una manera tan absurda como es la quema de un libro, es la libertad de cada quien el echo de leer el libro por curiosidad, gusto etc… Así como aquellas personas que les gustaría llevarlo como una referencia en su relación. El bondage no es una acrividad nueva existe desde hace mucho tiempo solo que las unicas referencias que se tiene hacia ella son en su mayoría repugnantes no solo en la pornografía sino en la literatura también.
No me imagino que harían las personas que se espantaron con este si libro si llegaran a leer los 120 días de sodoma u cualquier otra obra de el Marqués de Sade, obras las cuales tienen años en las bibliotecas y que en ellos si se toma el tema del abuso sexual, contra menores, violación, incesto etc… ¿ Porque nunca se ha pedido algo tan absurdo como quemar también este libro? En mi opinión es pura gente cerrada y malinformada ademas de envidiosa ya que el libro bueno o malo se a convertido en un best seller y no a llegado ni a la mitad de las ventas que llegará a alcanzar gracias a las mismas personas que se encuentran en contra de este libro.
Jajaja mi punto es completamente neutral y mi comentario es sin ningun motivo de ofender a nadie solo deseo exponer mi punto de vista.
KEEP ROCKIN’
Si bien el libro no me tinca, me parece un visión de abuelita hacer tanto escándalo por un libro que trate, en algún punto, el sado-masoquismo.
Simplemente es sexualidad y cada uno la maneja como quiere y puede. Creo que así como la sodomía existe desde siempre, el masoquista y el sádico también.
Está en la libertad de cada uno que leer. Quema de libros… Es tan arcaico como suena. A nadie le ponen una pistola en la cabeza para leer un libro, espero.