Muchas personas declaran tener un profundo apego a los libros tradicionales. Dicen que les gusta sostener los libros en sus manos y que les gusta el olor y la sensación del papel. Les gusta pasar las páginas pero, ¿es posible lo contrario? El libro físico puede interponerse entre el lector y el texto que intenta apreciar. Esto es lo que me pasó con “Un héroe de nuestro tiempo,” la impresión era pequeña, las páginas estaban amarillentas y eran desagradables al tacto, además de ser ásperas a la vez que frágiles: las páginas se desmoronaban mientras las iba leyendo, la portada estaba grasienta por el uso. Las personas que se entusiasman con el placer de los libros físicos, ¿no tienen estos problemas? ¿Acaso los libros en su biblioteca nunca envejecen?
Phyllis Rose. The Shelf: From LEQ to LES: adventures in extreme reading, 2014.
¡Cómo si el libro fuera sólo olerlo o sostenerlo! Yo, por mi parte, siempre que alguien me habla del olor del libro me pregunto ¿y sobre lo leído, nadie habla?
Verónica: Está muy buena tu reflexión… es como si el viejo tema del “continente” y el “contenido” vuelvan a aflorar. Hay personas que detestan la “lectura electrónica” y es como si a esta modalidad, le acercaran un crucifijo con la frase “vade retro, satanás”!!!. Y que pasa con lo que “dice el libro”, más allá de que venga en papel con olor a rosas, a mierda, infectado de las miles de manos, o en un e-book de tercera o primera generación. Qué pasa con lo que hay inserto “dentro” del libro? en cualquiera de sus formas posibles?
Vale!
Alejandro Abate
Sin duda es interesante tu punto de vista sobre como uno se adapta a un libro, la editorial influye, regularmente las económicas llenan sus páginas de letras y algunos libros no son bonitos.
Pero creo que mezclas dos puntos. La preferencia de un libro físico sobre uno electrónico no tiene que ver con si nos gustó o no el contenido. Si nos gusta más tal o cual libro o si creemos que Hemmingway es mejor Faulkner o vice versa. No sé si alguien diría que no le gustó el libro por ser electrónico y no pudo olerlo o sentirlo u otra razón.
El debate actual entre los que prefieren uno físico o uno electrónico se limita a una preferencia a puntualizar el hecho que casi no se habla de los contenidos eso ha estado siempre.