El jueves pasado, Alonso Lujambio, secretario de Educación, presentó los Estándares Nacionales de Habilidad Lectora, con el cuál la SEP y especialistas establecieron las supuestas capacidades mínimas de velocidad, fluidez y comprensión lectora entre los alumnos de primaria y secundaria:
Primaria
- 1o grado—> 35 a 59 palabras por minuto
- 2o grado—> 60 a 84 palabras por minuto
- 3o grado—> 85 a 99 palabras por minuto
- 4o grado—> 100 a 114 palabras por minuto
- 5o grado—> 115 a 124 palabras por minuto
- 6o grado—> 125 a 134 palabras por minuto
Secundaria
- 1o grado—> 135 a 144 palabras por minuto
- 2o grado—> 145 a 154 palabras por minuto
- 3o grado—> 155 a 160 palabras por minuto
Durante la presentación de este documento Lujambio declaró que sólo el 30% de los alumnos de primaria y secundaria cumplen con dichos estándares de habilidad lectora y que en México sólo se leen 2.9 libros al año.
Aunque desde mi punto de vista, el secretario de Educación no dio ningún dato desconocido, sobra decir que cualquier declaración en materia de lectura no hace más que enardecer las pasiones de supuestos “lectores,” así que tuvimos todo el viernes para escuchar análisis sobre estos datos.
En el supuesto de que los alumnos alcancen el mínimo requerido de palabras por minuto al leer, la SEP cree que se mejorará la habilidad lectora; para ello, el documento propone que los padres de familia dediquen 20 minutos diarios a leer con sus hijos, y dan otra serie de recomendaciones que parecen una receta sobre cómo utilizar ingredientes y tiempos específicos para cocinar a “un buen lector.”
Además surgen algunas interrogantes como: ¿y si los papás nunca han leído? Por lo pronto, a mi me quedan dos dudas:
- ¿A qué le llaman habilidad lectora?
- ¿Quiénes son los “especialistas” y con base en qué determinaron el número de palabras leídas?
Permítanme desconfiar de entrada en estos estándares, recuerdo que cuando cursaba la primaria ya era materia bien conocida aquello de que tus padres te pusieran a leer durante un minuto, contaran las palabras leídas, las apuntaran en el cuaderno y pusieran la firma. De eso hace ya varios años y hasta ahora no hemos progresado mucho en “habilidad lectora.”
Sobra decir también que en todos estos años hemos ido de un programa de lectura a otro, casi como cambiar de administraciones, así que programas mal estructurados, pensados sólo en materia de leer más libros (por el simple hecho que los números sean mayores y no mejores) y el cambio de programas cada sexenio tampoco han ayudado mucho.
Verán, para sembrar en un niño el “gusanito lector,” nada más alejado de la realidad que ponerlo a leer como en una carrera de autos. Aquí nadie está hablando de si el niño disfruta o no de lo que está leyendo, lo cual, desde luego, es la mejor forma de garantizar la comprensión lectora.
No dudo que con este programa logren que los niños lean más rápido pero, ¿acaso comprenderán lo que están leyendo? y más importante aún, ¿formarán niños lectores y se logrará superar ese fatídico 2.9 libros anuales que tanto pesan?
Recomiendo ampliamente el artículo Matemos al libro para que multipliquemos las lecturas que Enzo Abbagliati publicó en su blog “Cadaunadas” y donde se aboga dejar tanta solemnidad e intelectualidad, para dar paso a un análisis de la lectura menos rígido y más real de lo que es la lectura.
Por si les interesa, también en este blog ya he hablado de lo que creo son las fallas en materia de promoción lectora, y precisamente en algún otro post cuestionaba la importancia de “leer rápido.”
Hace unos años hice unas referencias de velocidad lectora para mi colegio. Las calculé a partir de los datos del test TALE y de varios alumnos de cada curso. Eran éstas:
1º – 62 ppm
2º – 76 ppm
3º – 84 ppm
4º – 100 ppm
5º – 125 ppm
Tienes mucha razón en que la lectura no consiste en desarrollar la máxima velocidad posible (esto no es atletismo) pero estas referencias pueden ayudar a detectar a alumnos con dificultades de aprendizaje.
Hay alumnos que leen muy despacio porque están pensando en identificar las letras, cómo suenan, cómo se juntan… y mientras están ocupados en eso no pueden dedicar mucha atención a pensar en qué cuenta el texto.
Hola Juan
Muchas gracias por los datos, sin duda establcer estos estándares ayudan a identificar niños con problemas; sin embargo, yo me refiero al tema de promoción lectora, que si duda es donde no va ayudar y, puede causar un efecto contrario al que se busca, es decir, no formar lectores. Ya lo dijo una exoerta en el tema, este tipo de programas son parte de un todo, de manera aislada no sirven de mucho, que es precisamente como se está implementando en el país.
Gracias nuevamente por tu comentario. Saludos
La fluidez en la lectura no es, por supuesto, sinónimo de comprensión ni es la mejor estrategia de promoción de la lectura, pero muchas investigaciones demuestran que sí se correlaciona con la comprensión (cuando hay mayor fluidez suele haber mejor comprensión) ya que el esfuerzo cognitivo está más dirigido a entender el texto que a decodificarlo. El niño que lee con mayor rapidez está en una mejor posición para centrar su atención en el contenido de la lectura. Es una habilidad que favorece al desarrollo de las otras y por lo tanto necesaria y deseable.
Hola Vj soy estudiante de la UAM y estoy haciendo una investigación sobre qué factores (sociales, económicos y culturales) afectan la falta de lectura en los jóvenes. Ando en busca de información, he encontrado pocas cosas y me topé con este blogg, muy interesante, no sé si me puedas ayudar aportándome información sobre alguna encuesta o investigación misma de este tema
Este es un programa ya usado y fallido. ¿Qué pasará con la poesía que tiene su propio ritmo de lectura?. ¿Se declamará un poema de Neruda como si fuera una noticia?¿Qué sucederá con “Pedro Páramo”, con “El Coronel no tiene quien le escriba” y muchas obras más que tienen un ritmo lento?
Matan la esencia de la literatura.