Hoy es el Día Internacional del Libro 2018 y, ¿qué más puedo decirles? Festivales, presentaciones de libros y distintas actividades durante todo el fin de semana y hoy no han faltado. Este blog no es la excepción, así que acá va mi recomendación lectora para celebrar lo que queda de este día y también de abril que, como ya vimos, es un mes muy literario.
En esta ocasión la propuesta de celebración es de un solo libro, delgadito sí, pequeño sí, pero no por ello menos intenso. Se trata de Busca mi esquela y Primer amor, la lectura de dos cuentos cortos que surgió a raíz del maratón #GuadalupeReinas, propuesta por las lectoras del grupo LibrosB4Tipos a finales de 2017 y de la que hace tiempo tenía muchas ganas de platicarles.
Busca mi esquela / Primer amor
Dos novelas. Busca mi esquela nos cuenta la historia dos enamorados, una joven y un hombre maduro, que viven un tórrido romance sin futuro. Con toques de fantasía en la que no se sabe realmente quién es la mujer o incluso si existe. En Primer amor, dos mujeres, madre e hija, viven en la época de la posguerra en un poblado de la costa de Francia; ahí conocen y se hacen amigas de un grupo de prisioneros alemanes, aunque no sea bien visto por el resto de los pobladoras. Una relación que, como lo vimos en Busca mi esquela, tampoco está destinada a terminar bien.
De Elena Garro hace tiempo había leído La culpa es de los tlaxcaltecas una historia antologada en La tienda de los sueños: un siglo de cuento fantástico mexicano por Alberto Chimal –otro libro que por cierto, también es un recomendado para acercarnos un poco al cuento mexicano–. Y aunque es un cuento que me dejó un gran sabor de boca; creo que en definitiva Busca mi esquela y Primer amor han sido mi primer acercamiento de lleno a la autora, un acercamiento que me ha dejado con ganas de más, mucho más de la que es considerada una de las iniciadoras del Realismo Mágico, aunque a ella no le gustaran mucho las etiquetas en la literatura.
Estas dos historias de amores imposibles están repletas de nostalgia, tristeza y de lo que no pudo ser. La prosa es elegante y logra transmitir esa desesperación por cumplir con lo establecido mientras el corazón dicta algo distinto. Dos cuentos cortos que son además el pretexto perfecto para comenzar a conocer la obra de una gran autora mexicana que, infortunadamente, no es lo suficientemente reconocida.
Ficha Título: Busca mi esquela / Primer Amor Autora: Elena Garro Pie de imprenta: México: Castillo, 1998. Calificación: *****
Pues ya está, espero que hayan tenido un Día Internacional del Libro 2018 lleno de muchas actividades, lecturas, ferias del libro, compras de libros o visitas a bibliotecas.
Cuando hablamos de escritores, es posible que nos vega a la cabeza algunos clichés del tipo: escritores con vida tortuosa que eran alcohólicos y/o se suicidaron, los gatos de los escritores y, desde luego, los escritores y el café.
Y no es para menos, es bien sabido que drama, gatos y bebidas (alcohólicas o con cafeína) se llevan muy bien con los escritores. Y en específico sobre los escritores y el café, tan sólo en Goodreads hay más 4,600 libros sobre el café y más de 4,900 citas sobre la misma bebida.
Se sabe también de escritores que no podían cubrir su cuota de escritura si no bebían café: Balzac, tomaba cerca de 50 tazas diarias y de Voltaire, por si el anterior no les parece extremo, se dice que llegaba a tomar entre 50 y 70 tazas al día. Con esas cantidades para qué quieres inspirarte con alcohol.
Precisamente del café y los escritores habla Coffee and Books, Side X Side, una infografía elaborada en conjunto por Signature, un sitio web de Penguin Random House, Sprudge, un sitio de noticias sobre el café y la cultura, y la compañía de café, Birch Coffee.
Mi parte favorita es la referente a las menciones sobre el café, es en la obra de Murakami, de quien estamos acostumbrados a oír sobre las menciones de música, pero quizá les sorprenda saber que, por ejemplo, En Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, se menciona esta bebida en 79 ocasiones, al igual que en 1Q84.
Por cierto, que esta infografía es el pretexto para que te descargues gratuitamente (sólo debes proporcionar tu correo electrónico) The Book Lover’s Guide to Coffee en la web de Signature y en donde encontrarán, además de la infografía, información que no dejará de resultar interesante a cafeinómanos y, también a los que no lo son, por ejemplo:
Los rituales de 7 autores obsesionados con el café.
Tips para tomar fotografías perfectas de libros y café.
Los pensamientos de 6 autores sobre la importancia cultural del café.
En fin, imperdibles tanto la infografía como el librito en cuestión, ya seas adicto a la cafeína o no, y/o lector empedernido, o no.
Los libros siempre serán una fuente inagotable para el cine, baste con voltear a ver todas las películas nominadas al Oscar que han estado basadas en un libro y de las que yo no llevo la cuenta, pero si alguien la quiere sacar, lo agradeceré.
Y aunque no tengo el dato cuántos libros adaptados al cine han sido nominados al Oscar, al menos sí he podido dar con el dato de cuáles son los autores vivos con más libros adaptados al cine, una infografía elaborada por Emily Temple para Lit Hub.
Y como los listados (aunque en forma de infografía) siempre se quedarán cortos y dejarán inconformes a varios, esta infografía no ha pretendido ser exhaustiva y ha tomado algunos puntos en consideración:
Sólo adaptaciones al cine, no películas para televisión.
Se incluyen distintas versiones de una misma película, cosa extraña que no hayan incluido Carrie (2013) de Stephen King.
No se incluyen secuelas de adaptaciones fílmicas, a menos que exista el texto escrito.
Sólo se incluyen autores que escriben en inglés, pues resultaría imposible incluir a todos los escritores vivos que están publicando en otros idiomas.
Una quinta regla implícita fue, desde luego, sólo autores vivos, de no haberlo hecho sería una infografía interminable y se estaría dejando fuera a escritores de la talla de, por mencionar sólo un ejemplo, Roald Dahl quien con 7 adaptaciones fílmicas (Willy Wonka, 1971; Las brujas, 1990; Matilda, 1996; Jim y el durazno gigante, 1997; Charlie y la fábrica de chocolate, 2005; El fantástico señor zorro, 2009 y The BFG, 2016) hubiera empatado sin mayor problema con Nick Hornby y William Goldman.
En primer lugar no podría estar otro que Stephen King quien, de acuerdo con la infografía, tiene 34 adaptaciones fílmicas de sus obras (35 en realidad si contamos la nueva versión de Carrie de 2013), lo cual es de esperar con un autor tan prolífico qué publica un libro al año, sin contar con otros trabajos como series de televisión e historietas con sus respectivas adaptaciones. De acuerdo con el propio King, entre sus adaptaciones favoritas están Stand by me (1986), The Shawshank Redemption (1994) y The Mist (2007).
En cuarto lugar están empatados John Grisham y J. K. Rowling, ambos con 9 adaptaciones de sus obras. En esta infografía también encontramos a Stephenie Meyer con seis libros adaptados al cine y Philip Roth con ocho.
Sería interesante encontrar una infografía con las mismas características, pero con autores que han escrito en español y en la que seguramente encontraríamos a Arturo Pérez-Reverte con sus 12 adaptaciones fílmicas y quedaría fuera García Márquez.
¿Se les ocurre otro autor que podría entrar en esta versión en español?
Hoy como cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer (no se festeja y no se felicita), así que no quiero dejar pasar la oportunidad de compartirles La horrible verdad sobre los libros infantiles, un video cuya tesis, para presentar el libro Good Night Stories for Rebel Girls de Elena Favilli y Francesca Cavallo, es la escasa representación femenina en los libros infantiles.
Una madre y su hija deciden eliminar libros infantiles de la estantería de una librería aplicando los siguientes criterios:
Eliminar los libros donde no existiera personaje masculino.
También los libros sin personajes femeninos.
Eliminar los libros donde los personajes femeninos no hablen.
Eliminar los libros sobre princesas.
El resultado es, por decir lo menos, abrumador: un estante casi vacío. Y en este video faltó un filtro cuyo resultado habría sido quizá alarmante “eliminar los libros escritos por hombres”; en mi tesis personal el estante seguramente sí habría quedado vacío.
Cuando me mostraron este video me preguntaban si en realidad era tan extremo y si era cierta la escasa representación femenina en los libros infantiles. Ya en ocasiones anteriores he hablado sobre el tema de la representación femenina en la literatura, lo que las mujeres escriben, cómo son percibidas las escritoras,cómo son valoradas sus obras, quién consume las obras, el papel de la mujer en las historias y si éstas tienen la misma recepción que las obras de los escritores.
Infortunadamente, me atrevo a decir que efectivamente es así de extremo. Aunque lo veo más en la literatura juvenil, especialmente en la literatura comercial y en aquellos libros destinados a ser best seller en los que, como si de una fórmula editorial de éxito se tratara, las princesas dejan paso a las “heroínas” que, no obstante ser heroínas, siempre tienen a su lado un hombre (o dos para completar un triángulo amoroso) que las rescata.
Si bien es cierto que hay varias escritoras en el terreno de la literatura infantil y juvenil con obra impresionante que ya son autoras clave, Astrid Lindgren, Madeleine L’Engle, Diana Wynne Jones, J. K. Rowling (en realidad dudé si incluir a Rowling pues el protagonista de su obra principal no es mujer, pero sí se sale de los clichés de princesas), Gabriela Mistral y un amplio etcétera que, sin embargo, sigue sin ser tan amplio como el listado de escritores hombres.
Como les comentaba, ya he hablado sobre el tema, pero retomo algunas de esas entradas para ejemplificar:
El editor de J. K. Rowling le preguntó si podían utilizar sus iniciales para que no se supiera que era mujer, pues a los niños no les gustaba leer libros escritos por mujeres.
Los libros más reseñados son los de los hombres de acuerdo con los resultados de la encuesta anual de Vida.
En lo personal no sé si la respuesta sea que las editoriales publiquen más libros escritos por escritoras y donde la mujer sea protagonista, como si se tratara de una especie de cuota de género (que tampoco creo sea la respuesta a la igualdad de derechos). Hacer literatura por encargo tampoco es la solución y se corre el riesgo de, como dice Genevieve Patte en Déjenlos leer: los niños en las bibliotecas, hacer aséptica toda la literatura.
Sin embargo, sí creo necesario reflexionar sobre la representación literaria de las mujeres, la percepción que tienen sus obras y, principalmente, sobre los temas y la forma en que son abordados –¿princesas?, ¿heroínas de sagas envueltas en un triángulo amoroso?–.
Desde hace unos días ha estado rolando en redes el artículo No conozco a nadie que empezara con Los juegos del hambre y saltara a Proust. He procurado a toda costa no dar click pues me daba la impresión de que se trataba de uno de tantos artículos que hablan sobre la ‘buena literatura’ y demás presunciones en torno a la lectura y lo que debe ser, artículos que evito lo más posible pues me parecen diálogos de sordos; desafortunadamente terminé leyendo dicho artículo y bueno, no me equivoqué al juzgarlo así.
El autor de esta joya de frase es Antonio Ortuño, escritor mexicano que en 2010 fue elegido por la revista británica Granta como uno de los mejores escritores de lengua española, cosa que no pondré en duda y, de hecho, vale la pena conocerlo. En cuando a la declaración sobre la verdadera literatura que ofreció a Crash a propósito de la promoción de Méjico, su libro más reciente.
Claro, ahí están los seguidores de los Harry Potters, de Los juegos del hambre, pero luego terminan en discusiones absurdas. Hay un chingo de gente que llega a hacer la afirmación: «Bueno, pues al menos que lean eso, que lean algo como Los Juegos del Hambre. Es bueno leer». Yo no conozco a nadie que empezara con Los juegos del hambre y saltara a Proust.
Al terminar de leer esto me pregunté “¿será un truco publicitario para hacerse de lectores aunque sea por morbo?” Y aunque coincido con este autor en que hay un chingo de gente que dice que es bueno leer, me da la impresión que él mismo está engrosando esa larga fila de gente que habla desde el elevado pedestal sobre lo que debiera ser y pretender determinar cuáles son los saltos obligados de un lector para que se le considere lector.
Infortunadamente, de este tipo de declaraciones nos encontramos todos los días y a ratos pienso lo mal que hacemos en darles eco, pero a veces es necesario equilibrar un poquito el tema de la buena literatura o lo que la gente considera buena literatura en pos de bajarla de ese pedestal para hacerla accesible; y es que no vamos a negar que en materia de cultura y literatura hay un mundo de conocedores que intentan desacreditar todo aquello que huela a aceptación popular asegurando que no es alta literatura, buena literatura, literatura real o cosas semejantes; el que llegue a muchos y pueda ser comprendido por esa ‘muchedumbre‘ siempre despertará suspicacia entre los grandes conocedores del buen leer. De paso, mencionar que en ese mismo mundo figuran también aquellos que siguen viendo a la biblioteca como un templo del saber al que no puede entrar cualquiera, o mejor dicho, al que no debería entrar cualquiera, si no me creen, revisen De desarrollo de colecciones y cómo rasgarse las vestiduras con el “deber ser” sin entender lo que es, un artículo que publiqué hace poco más de un año en este blog y donde discutía algo similar pero al interior de las bibliotecas.
Volviendo a Ortuño y la buena literatura, en una de sus columnas para Informador.mx publicada en 2013 ya cuestionaba los gustos lectores (las negritas son mías):
La mayoría de los jovencitos, a los que el diario denomina “nuevos adultos”, no han dado el salto de Potter a Proust o Roth, claro, sino que ahora leen cosas como Crepúsculo (serial de novelas rosas tachonadas con detalles fantasiosos) o Los juegos del hambre (serie más relacionada con el género de “acción” cinematográfico que con las principales corrientes de la ciencia ficción estadunidense). Eso no es sorprendente. Buena parte de los lectores jóvenes en el Occidente del mundo han frecuentado libros de fantasía, horror y ciencia ficción a lo largo de los recientes decenios (Tolkien, Prattchet [sic], Asimov, King, entre muchos más, han sido venerados por audiencias gigantescas)… ¿Hay algo así como una generación Potter mexicana? Estoy seguro de que sí. Aunque entre los lectores de la saga en nuestro país hubo una cantidad sorprendente de señoras y señores ya muy talluditos (la mayoría de los mexicanos leemos tan poco y somos tan poco exigentes que es sencillo atraparnos con historias infantiles), también la frecuentaron miles de niños que ahora andan en sus veintes.
Se desacredita la fantasía, el horror, la ciencia ficción y, de paso, a la Literatura Infantil con sus miles de autores, ilustradores, editores y también promotores; lo anterior sin contar la falta de respeto hacia los lectores a los que poco le faltó para llamar tontos, ¿quizá los llame talluditos y poco exigentes porque no leen sus libros y en lugar de ello prefieren dejarse atrapar por historias infantiles?, no sé en qué concepto tenga entonces a los niños y adultos que leen LIJ.
En fin, que de la nada ha venido a desacreditar, entre muchos otros, a un autor como Pratchett quien recibió el título de Caballero por sus servicios a la literatura en 2009 y que un año antes fuera nombrado Oficial de la Orden del Imperio Británico también por sus servicios a la Literatura, sí, con negritas y en mayúscula, porque aunque Ortuño y muchos otros no lo acepten, la Ciencia Ficción (que él llama historias infantiles) es Literatura y la Literatura Infantil también es Literatura.
¿Será que para este escritor lo único que deberíamos leer son Proust y Roth? Aunque sus libros le hayan valido el reconocimiento de una revista, es claro que no le han valido entender que la literatura va más allá de los clásicos y mucho menos le han valido para vender más de 450 millones de copias como Rowling, 70 millones como Pratchett o los 350 millones de copias en el caso de Stephen King, ¿populares? sí, ¿digeribles? sin duda, pero ¿eso los hace necesariamente malos, libros menores o literatura no seria? Por cierto, Tolkien a mi gusto es todo menos historia infantil y algo de elevado debe tener un universo que derivó incluso en una nueva lengua. ¡Díganme ustedes si eso es menor frente a Proust!
Y no nos confundamos, en este post lo que menos pretendo es defender autores o géneros, tampoco busco calificar la obra de un autor al que no conozco con base en sus declaraciones y mucho menos decir lo que yo considero que es bueno o malo, porque estaría cayendo en la misma posición de Ortuño; lo que busco es quitar un poco de presunción y pretensión a la literatura y al acto de leer, dejar y propiciar que la gente lea y, si buscamos que den ese salto, evitemos determinar hacia donde debe dirigirse, sino poner todas las tablas hacia el norte, sur, este, oeste, arriba, abajo, hacia dentro o hacia afuera para que tengan varias opciones hacia donde saltar. Al menos esa es parte de la responsabilidad del bibliotecario y, de parte del escritor, su trabajo es hacer que su literatura aunque elevada (si así insiste que sea y sea lo sea que entiende por elevado), sea también lo suficientemente atractiva para que llegue incluso a esos lectores que se dejan atrapar por historias infantiles.
Lo anterior viene a colación porque hoy me encuentro en el blog de Ebook Friendly con ¿Las mujeres escriben mejor que los hombres?, una infografía desarrollada por Grammarly (plataforma de mejoramiento de la escritura) que rescata los resultados de una encuesta sobre la percepción que se tiene de las habilidades y técnicas de escritura entre hombres y mujeres, por cierto en esta encuesta realizada en 2014 participaron más de 3000 usuarios de Grammarly, aunque poca luz nos dan si más hombres o mujeres la respondieron.
Aunque los resultados sostienen que en general el 59% cree que las mujeres son mejores escritoras, el título de la infografía tiene, a mi gusto, un título engañoso donde se confunde la cantidad con la calidad y donde además, todo se resume a las percepciones de los encuestados –quienes, repito, no sabemos si son en su mayoría hombres o mujeres quienes podrían inclinar la balanza–, y no en números reales.
En lo personal, este tipo de luchas sexistas en el ambiente literario –y de hecho en cualquier ámbito–me parecen a estas alturas fuera de lugar y fútiles, sin embargo, no deja de ser interesante (sin meternos en el terreno de la calidad y de quién es mejor, claro está) analizar la percepción general sobre la forma en que las mujeres o los hombres llevan a cabo su proceso creativo, desde luego, cada caso particular es distinto. Quizá un estudio más en forma sobre el por qué de estas percepciones sería más revelador que concluir que se cree que las mujeres son mejores que los hombres al momento de escribir.
Pero mejor no me detengo más en la psicología y los “significados ocultos” de dicha percepción y mejor veamos algunos de los datos más interesantes de esta infografía:
El 44.40% de los escritores pasan una significativa parte del tiempo desarrollando los personajes; el 83.30% de las escritoras, por su parte, destinan más tiempo al desarrollo de sus personajes.
Las escritoras (54.70%) tienden más, aunque no por mucho, a desarrollar personajes parecidos a ellas, en comparación con los escritores (54.30%).
Las mujeres tienden más a escribir oraciones largas y descriptivas: 75.80% frente a 34.40%.
¿Alguna vez se han preguntado cuál es la representación de la mujer en la ficción popular? ¿En los libros, revistas, películas, series televisivas, hay igual número de hombres que de mujeres o, por el contrario, la mujer queda relegada o, en el peor de los casos, no tiene incluso representación?
Estas mismas preguntas llevaron a Sirrý & Smári, un equipo islandés de escritores visuales a realizar un estudio relacionado con la mujer y su representación en la cultura popular. Los resultados, que desde luego no dejarían de ser interesantes y muy reveladores sobre la realidad del género en pleno siglo XXI, quedaron plasmados en la infografía que les comparto y que muestra precisamente la representación femenina en las obras de ficción popular más, valga la redundancia, populares de la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI: series de televisión como Friends, películas como Star Wars y, desde luego, libros como Juego de tronos, son algunas de las obras analizadas.
Quizá el caso más sorprendente por la ausencia total de representación femenina sea El Hobbit de J.R.R.Tolkien donde aplica aquello de “brilla por su ausencia.” Por cierto, que de todas las obras analizadas, en ninguna ocurre lo contrario, es decir, que no existan personajes femeninos y sólo hasta la llegada de Inside out, la reciente y exitosa película de Disney Pixar, los personajes femeninos superan a los masculinos, 55% y 45%, respectivamente.
Veamos qué más ocurre en otras obras de ficción literarias:
Harry Potter: el 63.5% son personajes masculinos, el 36.5% son personajes femeninos. Curioso, por decir lo menos, ya que la autoría de esta saga que ha vuelto locos a cientos de miles de niños y jóvenes, como todos bien sabemos es precisamente una mujer.
El león, la bruja y el armario de C.S. Lewis: 64% hombres, 36% mujeres.
Juego de tronos de George R.R. Martin: hay un 66% de personajes masculinos y sólo un 34% de personajes femeninos; sin embargo, ocurre algo curioso con esta saga, el 75% de los personajes masculinos fallece, mientras que sólo el 25% de los personajes femeninos corre la misma suerte.