Libros con sabor
Qué quereís que os diga, a mi lo del olor de los libros de la #biblioteca no me preocupa, casi los prefiero inoloros pero no insípidos.Fernando Juárez de Biblioblog 3a ed dixit.
Qué quereís que os diga, a mi lo del olor de los libros de la #biblioteca no me preocupa, casi los prefiero inoloros pero no insípidos.Fernando Juárez de Biblioblog 3a ed dixit.
Creo que todos los libros tratan de nosotros, al menos todos los libros que nos interesan, es decir, todos los libros que nos hablan porque tienen algo que decirnos. Cuando un libro no nos interesa, no nos habla, o nos habla con palabras que no entendemos, con palabras que no son las nuestras.
Justo Navarro, “Los libros misteriosos”
(Visto en Itaca)
Algunos son bibliotecólogos por accidente, convicción, amor, herencia, tradición, fortuna y muchas más. Entre la gama encontramos tantas historias como posibilidades de combinación de colores. Pasando por sentires diversos en ellos para con sus bibliotecas, es así que encontramos bibliotecólogos apasionados, enamorados, administradores, luchadores, académicos, resignados, desencantados, cansados, quedados, impulsadores, pretenciosos, creadores, comunicadores, adoradores, políticos, éticos, incansables, egocéntricos, soñadores, … y tantos, tantos más.
Nartyjulieth Vasquez Quijano, De seres y sentires: los bibliotecólogos
Yo confieso que a veces tengo un poco (un mucho) de desencantado(a), pero quizá sólo así se puede llegar a ser un incansable-creador-apasionado y ético.
Lo que la computadora ha hecho por el libro, tal como lo conocemos, es liberarlo en muchas maneras y permitirle que alcance su potencial pleno como medio de expresión creativa…
Nicholas Basbanes, autor de A Gentle Maddnes: Bibliophiles, Bibliomanes and the Eternal Passion for Books
(Visto en Lector electrónico vs libro tradicional)
La biblioteca pública en México es un gran esqueleto al que hay que dotar de nervio y músculo… La primera función que cumplen es la de proporcionar un espacio público para millones de estudiantes de educación básica que en sus hogares no disponen de un lugar para estudiar. Esto es lo que, por el momento, han podido conseguir las bibliotecas públicas en México. Un espacio: mesas y sillas, un techo y paredes, una colección básica de documentos, un personal que cierra y abre a sus horas y que mantiene un orden en colecciones y público. Con un poco de suerte, una computadora, con un poco más de suerte, conectada a internet, y con mucha, pero que mucha suerte, conexión de banda ancha: 32.1% tiene conexión a internet y 22.6 % accesa mediante banda ancha.
Raúl Salaberria. Apuntes de un observador de las bibliotecas públicas de México
Una lectura recomendada en la que no puedo más que estar de acuerdo, a veces los números y los cacareados informes, aunque impresionantes, siguen siendo huecos cuando la realidad refleja una situación muy distinta. De nada nos sirve hablar de bibliotecas públicas por miles, si no cumplen su función porque el material es obsoleto o no resuelve las necesidades de la comunidad. De nada sirve hablar de una gran biblioteca pública en el centro del país, si otras bibliotecas públicas están en el abandono.
Un libro es un autor en sus mejores días, con la mente templada y el pulso firme. Y eso muy raramente suele darse en el día a día.
Sergio Parra. ¿Por qué atrae tanto la profesión de escritor?
A mi edad, y con bastantes años de lectura a la espalda… he aprendido dos cosas importantes: a dejar sin terminar los que me aburren (los encesto en una papelera dispuesta a unos seis pasos de este sillón) y a que no me afecten las frases elogiosas (en inglés, blurbs) que los editores incrustan en las solapas o las fajas de sus “productos”.
Manuel Rodríguez Rivero. Fin de fiesta y otras resacas.