Algo que siempre me he preguntado cuando reviso encuestas y estudios sobre la lectura es el papel que los influencers (booktubers, bookstagramers y booktokers) tienen en la formación de lectores. Los que fueron en su momento bloguers y que han ido evolucionando en Booktubers (canales sobre libros y lectura en Youtube), Bookstagramers (usando Instagram) y, más recientemente causando un gran revuelo, Booktokers (uso de TikTok).
Como ya lo he mencionado en muchas ocasiones, me sorprende mucho que en la mayoría de estas encuestas y estudios sobre los índices de lectura el influencer (llámense booktubers, bookstagrammers o booktokers) se encuentra siempre en los últimos lugares cuando a los encuestados se les pregunta quién ha sido la figura de influencia para leer. Mientras que son los padres, los pares (amigos) y los docentes quienes se disputan siempre los primeros lugares al momento en que un joven o adolescente se decide a leer. Por cierto, la biblioteca y el bibliotecario tristemente también se encuentran en los últimos lugares como figuras de influencia para que una persona decida leer o se decante por algún título en específico.
Mientras tanto la industria editorial parece volcarse sobre los bookinfluencers; por otro lado van, y vienen encuestas y estudios sobre los índices de lectura donde se aborda de manera superficial sobre la persona que influyó en los lectores; resulta evidente la necesidad de explorar más detenidamente sobre el papel real de los bookinfluencers en la mediación lectora. Contenidos, formas, usos e impactos de los bookstagrammers y booktokers: una revisiónes un artículo publicado recientemente en la revista Profesional de la Información en el que Gemma Lluch y Aránzazu Sanz-Tejeda se dan a la tarea de revisar “[…]conocer cómo, por qué y de qué manera los lectores, instituciones y empresas comparten, hablan, recomiendan o venden libros en Instagram y TikTok.”
Los resultados obtenidos del análisis de estos artículos responden a las siguientes preguntas:
¿Cuáles son los antecedentes del fenómeno y qué características comparten y mantienen o modifican?
¿Qué tipo de contenido construyen, cómo lo comparten, qué uso dan a las etiquetas, qué lecturas son las más presentes y cómo se caracteriza la reseña audiovisual?
¿Cómo son las imágenes compartidas y los diálogos que proponen con los usuarios?
¿Cómo usan TikTok e Instagram los profesionales, hay diferencias con el uso de que dan los lectores?
¿Por qué y para qué hablan de libros las celebridades, qué impacto tiene?
Los resultados para la segunda y cuarta pregunta me parecen particularmente interesantes porque evidencian que los contenidos reproducen los discursos aceptados en torno a la lectura. Por ejemplo, de acuerdo con este análisis, los videos presentan al libro como un objeto físico donde se resaltan los aspectos sensoriales; el acto lector, por su parte, se presenta como una manía o enfermedad donde se ve bien bien acumular libros casi en un total descontrol.
La investigación de Dezuanni et al. (2022) de dos cuentas de bookstagramers juveniles australianos concluye que el contenido de Instagram y TikTok está construido principalmente para exhibir libros y que pocas veces promueve la lectura. Pero también advierten que es importante entender cómo funcionan estas prácticas para poder satisfacer las necesidades de lectura de una amplia gama de adolescentes.
Es natural que una editorial se interese por un bookstagrammer o booktoker que tiene cientos de miles o incluso millones de seguidores. No es de sorprender pues que les envíen libros para reseñar y hay casos donde incluso terminan publicando a los más famosos, la calidad de los libros ya es otro asunto aunque no debería ser así. Pero esto siempre me lleva a preguntarme si el publicar sobre libros y lectura en una cuenta con millones de seguidores se traduce en más ventas de libros y, desde luego, esto deriva en la lectura de los mismos y la formación de lectores. Yo siempre he tenido mis dudas al respecto.
También se analiza el uso que hacen las editoriales, librerías, bibliotecas y celebridades de Booktok y Bookstagram. Desde luego, las narrativas en estos videos es muy distinta a la de influencers y está más acorde con los intereses comerciales de las editoriales y librerías, o bien, el interés de promoción que tiene una biblioteca.
Sin duda, el análisis de Lluch y Sanz-Tejeda es un buen comienzo de exploración sobre la figura del bookinfluencer; comenzar a entender el cómo, por qué y de qué manera se habla sobre la lectura y los libros en estas plataformas, nos da una pauta para tratar de entender el impacto real de los bookstagrammers y booktokers en el mundo de la lectura.
Algo que siempre ha llamado mi atención es el papel de los influencers en el mundo editorial. Hace ya algunos años se hablaba con cierta sorpresa del impacto que tenían los Booktubers, es decir, usuarios de Youtube (generalmente jóvenes) que utilizaban (utilizan aún) esta red social para publicar videos reseñando, recomendando y viviendo entre libros.
En el momento más álgido del movimiento BookTube, los Booktubers fueron invitados a presentaciones de libros, a ferias del libro, las editoriales les enviaban libros, se organizaron concursos de reseñas de libros tanto por editoriales como por bibliotecas, que tampoco han sido ajenas a este movimiento y sus creadores. Algunos Booktubers, los más famosos, incluso han publicado libros.
El movimiento Booktube fue sólo un paso natural de lo que años anteriores venía gestándose en relación con creación de contenidos sobre el libro y la lectura a través de los blogs. En realidad, de eso no hace tanto tiempo y así como los blogs sobre libros, lectura y literatura abrieron paso a Booktube; desde hace algunos años parece ser que Booktube está cediendo terreno a Booktok, es decir, videos sobre libros a través de TikTok. Desde luego, la duración del video se ha reducido, pero en esencia, es lo mismo, compartir el andar entre libros de los BookTokers.
Cada vez que se mencionan no sin cierta sorpresa estos fenómenos, ya sea BookTube o BookTok, no puedo evitar pensar en estudios y encuestas sobre lectura, por acá y también por acá he hablado de eso, además que he tenido el honor de que mi querida Abril G. Karera nos comparta en este blog sobre su experiencia como Booktuber.
Curiosamente en este tipo de estudios que buscan analizar el comportamiento de los lectores, los influencers de la lectura no son precisamente influencers en los lectores, ni las bibliotecas, ya que estamos en esas. De hecho, influencers y bibliotecas siempre aparecen hasta el final y son los amigos, padres y docentes (varía el orden) quienes son influencia al momento de que una/un joven se acerque a la lectura.
Por esto, no deja de sorprenderme todo el revuelo alrededor de estas figuras y considero que merece no uno, sino distintos y permanentes análisis sobre el papel de los “influencers de los libros”: ¿son un punto de llegada a los libros? ¿por qué en las encuestas no figuran? y tantas otras preguntas que me vienen a la mente.
En fin, que toda esta reflexión viene a colación porque me entero que hace sólo unos días se lanzó en Reino Unido MeetTheBooktokers, una plataforma que busca ser el punto de encuentro entre editores, autores y libreros con booktokers.
¿Cómo surge MeetTheBooktokers?
De la mano de Sam Missingham, Fundadora y CEO de The Empowered Author (una plataforma que busca apoyar a autores en temas de marketing de libros), quien se dio cuenta que a pesar de la ingente cantidad de contenidos sobre libros en TikTok, son pocos los autores y editores en esta red social, por lo que están perdiendo todo este contenido. Así que MeetTheBooktokers busca precisamente que autores y editoriales lleguen a Booktokers.
Booktokers, editoriales y autores pueden registrarse gratis. Los Booktokers tendrán la oportunidad de recibir libros para Beta Readers y ARC Readers, descuentos y beneficios; los autores y editores, por su parte, podrán promover sus libros a través de publicidad y ofrecer copias para lectores Beta y ARC.
Mi reflexión
Sin duda, el trabajo que ha hecho Sam Missingham para traer este espacio a la luz ha sido enorme; tan sólo ya tener algunas empresas que ofrecerán descuentos dice mucho.
Será interesante ver la respuesta de los usuarios. No dudo que las y los Booktokers vean una gran oportunidad para hacerse de ejemplares y alimentar sus cuentas. Será interesante también ver si los autores y editoriales ven una oportunidad real para encontrar a Booktubers que logren posicionar sus libros o si esto esta plataforma les implica un trabajo adicional a todo el ruido generado a través de redes sociales.
Honestamente, creo que será interesante seguir la evolución de MeetTheBooktokers y seguir reflexionando sobre el papel de las y los influencers en el mundo del libro.
El movimiento Booktube tiene muchos claroscuros (de los que ya he hablado en otro momento), Abril Karera, mi invitada del día como parte de los festejos del 10º aniversario del blog, está de lado de los claros, de esa luz que se llama Ensayos de Abril, su videoblog que precisamente el mes pasado cumplió sus primeros 5 años de vida, de muchos, muchos más que no me cabe duda vendrán. Por cierto, al final del post les pongo los videos en los que tuve el honor de ser invitada como parte de sus 5 años. 😀
Estoy segura que muchas personas se han iniciado en la lectura, se han acercado a una biblioteca, a una librería o a una feria del libro gracias a Ensayos de Abril, escucharla desmenuzar los libros es una delicia y un peligro, porque irremediablemente uno quiere salir corriendo a comprarlos. Coincidir con ella gracias al Comité Lector de IBBY México, ha sido un privilegio. A Abril le admiro ese tesón que implica mantener un canal en Youtube, desde la parte de grabar y editar, pero en especial la parte de mantenerlo de forma honesta sobre los libros que la provocan. Verán, Abril simplemente no podía faltar en esta fiesta.
Abril nos platica en esta colaboración sobre la relación que ha entablado con las bibliotecas públicas gracias a Booktube, una visión que no sólo me ha emocionado, sino que inmediatamente me ha remitido a muchos congresos, coloquios, foros sobre bibliotecología donde imperan los cebollazos y la palabrería de lo que se supone son las bibliotecas, pero que carecen de esa visión autocrítica hacia la profesión y hay mucho desconocimiento sobre lo que los usuarios piensan, quieren y exigen de las biblbiotecas.
Abril, mil gracias por haber llegado a la celebración.
¡Hola Abril! ¡Bienvenida!
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De cómo Booktube me enseñó a valorar las bibliotecas públicas
El blog de Verónica Juárez me ha abierto la mirada sobre muchos de los usos de las bibliotecas públicas y sus alcances a través de la red. Aunque frecuenté bibliotecas desde mi adolescencia, no fue sino hasta mi incursión en el mundo de Booktube que entendí la importancia de tomar una postura con respecto a ellas y, desde este lugar que ocupo en el mundo, defenderlas y exigir lo mejor para que estos espacios formen parte de la vida cotidiana de la sociedad, de toda la sociedad. Por eso decidí contar cómo nació mi relación con estos lugares que son más que un albergue de conocimiento y de cómo, poco a poco, fui entendiendo que asumirse como lector conlleva también una responsabilidad, cien por ciento opcional, pero que una vez que se asume no se puede dejar a medias: la de generar y salvaguardar todos aquellos espacios cuya espina dorsal sea la lectura. Acompáñenme, pues, en este breve recorrido.
La primera biblioteca que conocí fue la de mi casa. Siempre me he sentido muy afortunada por haber crecido entre libros. Mis padres, profesores ambos, destinaban cada quincena una parte de su presupuesto a adquirir nuevos ejemplares para el acervo familiar. Recuerdo con especial cariño que, para mí y mis hermanos, cada libro era sinónimo de un bloque para las ciudades que construíamos. Los libros se transformaban en carreteras, puentes, edificios, incluso monstruos; y, luego, cuando mis padres llegaban a casa y teníamos que ordenar todo de nuevo, lo hacíamos con cuidado porque volvían a su forma real. Así, aprendí que mi mamá se esforzaba por crear un orden en los tres libreros que teníamos en ese entonces: una sección para los libros de papá (de historia y matemáticas, sobre todo), una sección para los libros de ella (de literatura mexicana y poesía) y otra sección para las enciclopedias y libros de nosotros. “¿Por qué ordenarlos de esa manera?”, pregunté un día cuando ya iba al kinder. “Porque así es más fácil ubicarlos”, respondió mi mamá.
La segunda gran biblioteca de mi infancia fue, sin duda, la de aula; la que teníamos en mi salón de sexto grado de primaria conformada en su mayoría por los Libros del Rincón. Recuerdo que mi profesor tuvo que instalar unas repisas para colocar ahí los ejemplares que daba el gobierno. Cada viernes, luego de alguna clase, teníamos libertad para husmear entre los títulos y llevarnos a casa el que quisiéramos. Era mi actividad favorita de los viernes. Sobre todo, me preguntaba, ¿por qué no teníamos en mi casa libros como esos? Tardaría todavía muchos años en conocer lo que es la literatura infantil y juvenil y en entender que mis padres tenían poca o nula noción sobre ello, así que adquirían siempre los libros que les gustaban más a ellos -adultos- o que tenían en el título eso de “para niños”. De otra manera, era muy complicado que se enteraran de esa literatura que comenzaba a florecer en el país. Sumemos, además, que crecí en un municipio del Estado de México donde las librerías son prácticamente inexistentes.
La tercera gran biblioteca de mi vida fue la de la secundaria. Un lunes, en un homenaje, el director dio el anuncio de que había recibido varias cajas con libros que había mandado la SEP. Dio la orden a mi profesora de español para que ella llevara el registro de préstamo a domicilio y, con tono emocionado, nos invitó a todos a conocer el acervo y leerlo enterito. ¡Eran más de cien libros nuevos! Recuerdo que esperé la hora del receso con impaciencia y cuando por fin sonó el timbre, corrí hasta la biblioteca para ser la primera en formarme y conocer todos esos títulos. No había necesidad de tanta prisa, prácticamente era la única alumna interesada en todo eso. Recuerdo la mirada luminosa de mi profesora diciéndome que podía llevarme todos los libros que quisiera, siempre y cuando los regresara. “Nunca hay que robarle a una biblioteca, porque no sabes qué libro podrá hacer la diferencia con alguien y siempre es mejor que todos los títulos estén a su alcance”, me dijo. Palabras grabadas con fuego en mi corazón.
Después, vinieron las bibliotecas de la universidad que se vienen a relacionar estrechamente con mis inicios como booktuber. Pero vayamos paso por paso. La Biblioteca Central de la UNAM fue parte fundamental de mi vida escolar, si no es que la favorita. Tardes enteras sentada en su área de estudio no precisamente estudiando, pero sí siempre leyendo. Me gustaba pasearme entre los estantes del área de literatura y elegir al azar mi próxima lectura. También se suman la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras y la del Instituto de Investigaciones Filológicas, importantísimas para mi educación en letras y, sobre todo, para mantenerme cerca de griegos y romanos. Teniendo todo esto como base, es fácil entender que cuando comencé a ser booktuber pensaba que todos los lectores estarían relacionados con alguna biblioteca, así como lo estaba yo con las de la escuela y con las de mi pasado, pero la sorpresa fue que no.
Booktube es una comunidad de lectores que comparte sus opiniones sobre libros a través de videos en Youtube. Mi canal se incorporó a esta dinámica en el 2013 y comentaba, sobre todo, libros que tomaba de las bibliotecas. Todavía lo hago. La gran sorpresa para mí fue que casi todos los booktubers de ese entonces tenían, alimentaban y cuidaban una sola biblioteca: la suya. Lo cual me parece muy válido, por supuesto. Pero de las bibliotecas públicas no escuchaba nada. Y entonces comencé a dimensionar la cuestión de su uso.
Primero: Si yo me había mantenido siempre muy cercana a ellas era, sí, porque me gustaban, pero sobre todo porque no tenía mucho dinero para invertir en libros. Eso no quiere decir que no comprara de vez en cuando algunos, claro que lo hacía; sólo que no en la medida en que veía a otros lectores hacerlo. Entendí que las bibliotecas siempre tendrán una estrecha relación con la economía de los usuarios. De ahí la importancia de habilitarlas lo mejor posible en un país donde el salario mínimo es una burla y donde, por supuesto, siempre será más importante destinar ese dinero a la alimentación que a la lectura. Las bibliotecas son una de las mejores herramientas para demostrar que la pobreza no es excusa para la ignorancia.
Segundo: Entendí también que frecuentar las bibliotecas era la razón principal por la que no me sentía apegada al libro como objeto. Es decir, sin problema podía deshacerme de libros, prestarlos o regalarlos. Porque justo eso te enseñan las bibliotecas: que tendrás un ejemplar entre tus manos durante algunas semanas, que será parte de tu vida porque lo vas a leer, pero que al terminarlo tienes la responsabilidad de devolverlo para que lo lea alguien más, así te haya gustado muchísimo la historia. Resultó una gran sorpresa descubrir que muchos booktubers sentían tal devoción por sus libros que eran incapaces de prestarlos. Lo cual también es muy válido, no quiero que esto se malinterprete como una cuestión de comparación sobre qué es mejor y qué no. Para nada. Ambas actitudes me parecen válidas, sólo deseo compartir cómo fui descubriendo este mundo de lectores donde las bibliotecas no existían o tenían la mínima importancia.
Tercero: Debido a la poca atención que, en general, tienen las bibliotecas, no es de extrañar que las creencias en torno a ellas sean tristes. Que si los bibliotecarios siempre están enojados o que los acervos dejan mucho que desear, (pueden conocer más de estas creencias en un video que grabé junto con Verónica como parte de la celebración por el 5to aniversario de mi canal). Es más, en mi recorrido por varias bibliotecas públicas de las delegaciones de la Ciudad de México, pude constatar que en casi todas el apoyo brilla por su ausencia: espacios pequeños, descuidados, muchos sin actividades culturales. Por eso, cuando descubrí la biblioteca de IBBY México y la Vasconcelos, me aferré a ellas con alegría. Pero estoy consciente de que, como lectores citadinos, no podemos limitarnos a esas dos, aunque sean mega geniales. Y entendí una cosa más: Así como muchos de mis compañeros booktubers defendían el libro como objeto y tomaban una postura respecto a sus bibliotecas personales, sentí casi una responsabilidad tomar una con respecto a las bibliotecas públicas y su importancia en mi vida como lectora. No sé si esto hubiera sucedido de no conocer Booktube.
Quiero cerrar este texto diciendo que falta mucho por hacer para que las bibliotecas ocupen un lugar privilegiado en la mente de la mayoría de los lectores, pero que vamos por buen camino. Ahora, me da alegría constatar que muchos otros booktubers se han asumido como lectores de bibliotecas y comentan, siempre que pueden, los ejemplares que han tomado de ellas. He visto incluso bibliotecarios tomando el rol como booktubers para darle difusión a su espacio. En Booktube, mi postura como defensora del uso de bibliotecas incluye invitar a mis suscriptores a conocer la más cercana a su hogar, muchos me han escrito diciendo que no tienen ninguna y es ahí cuando cobra mayor importancia la concientización sobre su implementación y uso en la mayor cantidad de lugares posibles. ¿Quién lo va hacer? Pues de aquí a que el gobierno se pone de acuerdo, seguramente nos toca a nosotros los lectores, profesores, mediadores de lectura hacerlo: acercar títulos a las personas. Porque ¿qué son las bibliotecas sino un espacio donde tienes al alcance, literalmente, un mundo de posibilidades? Y no lo digo sólo por los libros que podemos encontrar en ellas.
En fin, ha sido un honor para mí celebrar los diez años de existencia de este blog con este texto tan personal, pero sincero, sobre lo mucho que las bibliotecas pueden cambiar, y mejorar, la vida de una persona. Que los textos de Uvejota no se acaben para que muchos más lectores alrededor de todo el mundo podamos seguir inspirándonos. Un abrazo, Vero, y mi más sincero saludo a los lectores de este maravilloso espacio.