Este 24 y 25 de septiembre se llevó a cabo en la Ciudad de Pachuca, Hidalgo, el XII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas, organizado por la Dirección General de Bibliotecas Públicas del Conaculta.
El tema central de este año fue “El futuro de las Bibliotecas Públicas en México” y como tal los temas tratados se enfocaron a este futuro que a veces nos parece incierto pero sobre el que estamos trabajando.
Hace unos días platicaba en algún café sobre lo mucho que me intriga el éxito de la trilogía Cincuenta Sombras de Grey de la autora E.L. James. Para los que no sepan de qué va, cuenta la historia de Ana, una estudiante de literatura que un día entrevista a Christian Grey, hombre adinerado y seductor que aunque en un principio es arrogante con ella, también muestra interés para desgracia-suerte de Ana quien pronto cae en las garras de este atractivo caballero y de ahí en adelante, la historia se centra en la descripción de prácticas sexuales de todo tipo, llevando a Ana al total sometimiento sexual con varios toques de sadismo y masoquismo. Este libro es una novela erótica que muchos describen como Porno para mamás, pues son precisamente las mujeres entre los 30 y 40 años quienes han catapultado el primer libro de la trilogía a la lista de los más vendidos en cualquier país, México no ha sido la excepción. De hecho, en algún artículo leí que muchas lectoras escriben a James agradeciendo por un libro que les ha permitido reencontrarse íntimamente con sus esposos y que las ha liberado; curioso para un libro que habla de sometimiento. Por otro lado y por mucho que nos sorprenda, hay quienes hacen un llamado a la quema de libros de esta autora.
El bibliotecario era un hombre joven, de veintiseis años, barbudo, melenudo. Frente a su escritorio estaba plantada un chiquilla vestida con una blusa verde y vaqueros. Con una mano sujetaba una bolsa de compras de papel. Era tremendamente delgada, y el joven se preguntó qué demonios le daban de comer su madre y su padre… Si le daban algo.
Escuchó atenta y respetuosamente la pregunta de la niña. Su papá, explicó, le había dicho que si se le planteaba un problema realmente peliagudo, debía ir a buscar la solución en la biblioteca, porque allí conocían las respuestas a casi todos los interrogantes…
Para todos aquellos que estén a cargo del área de desarrollo de colecciones en una biblioteca, una buena noticia: Media Source, editora de las revistas Library Journal y School Library Journal, lanzó a mediados de esta semana Book Verdict, una base de datos con reseñas de libros.
El único pero que le ponemos es que es una base de datos de suscripción que va de los USD$60.00 a los US$99.00 anuales, aunque si tomamos en consideración que cuenta con más de 300,000 reseñas, número al que se agregarán 19,000 reseñas anualmente, resulta una fuente de bastante ayuda al momento de seleccionar materiales.
Aunque Book Verdict está enfocado en los profesionales de la información, no pierden de vista que también puede resultar atractivo para otros interesados en el mundo del libro, incluidos los lectores mismos. Así que ya saben, si en su presupuesto les sobran US$100, pueden ser bien aprovechados en la suscripción de Book Verdict.
Sí, ya se que el título de este post les sonará por demás extraño o cuando menos rebuscado, pero es que hoy traigo a colación 3 fuentes de consulta que resultan muy interesantes que, con un poco más de atención pueden llegar a ser muy útiles para aquellos bibliotecarios de consulta que gusten de hacer más amenas las visitas de los usuarios a las bibliotecas –que en esto de la competencia con las nuevas tecnologías uno se debe amigar con ellas e inventar sus maneras de atraer al usuario–.
Goodrae
El primero es GoodRae, un diccionario hipertextual, es decir, un diccionario con las definiciones originales de la RAE donde cada una de las palabras utilizadas en la definición viene a su vez con un enlace a su significado. Este diccionario fue elaborado por Sergio Abad (@sabad en twitter) y qué mejor que sus palabras para explicar cómo surgió GoodRae:
Soy maestro de Primaria y una situación parecida a la siguiente se daba en clase con demasiada frecuencia. Algo había que hacer.
“Maestro, ¿qué es “abaleadura”? –Búscalo en el diccionario, Ramón. (…tic, tac, tic, tac…) –Acción y efecto de abalear. Y ¿qué es “abalear”? –Pues, búscalo en el diccionario, Ramón ( …tic, tac, tic, tac…) –Separar del trigo, cebada, etc., después de aventados, y con escoba a propósito para ello, los granzones y la paja gruesa. ¿Y qué es “aventados”? ¿y qué son “granzones”? –Ehhhhh….”
Si os suena esta escena entenderéis mejor por qué resulta práctico un diccionario hipertextual. Así surgió Goodrae y, ya puestos, ¿por qué no hacer un diccionario “al revés” y añadirle un buscador?
El dato me llegó gracias a Eduardo Basterrechea (@ebaste en twitter) y no he parado de usarlo, saltando de una palabra a otra. Puede ser de gran utilidad para los bibliotecarios en bibliotecas escolares o públicas.
Old english made easy
¿Eres un lector asiduo de Shakespeare y quieres leerlo en inglés? Seguramente sabrás que esto no resultará sencillo, porque algunas versiones modernas aún utilizan algunos términos en el inglés que se hablaba hace 400 años. Este diccionario será de gran ayuda para buscar esos términos en inglés antiguo que en ocasiones no se encuentran tan fácilmente en un diccionario “normal”. Pero además del diccionario del inglés antiguo al moderno, el OEME presenta otros recursos, por ejemplo, la sección de e-books que al momento que escribo este post es muy escueta, promete poner al alcance del usuario diferentes libros en inglés antiguo. La sección de gramática es otra imperdible del OEME y, en general, todo el OEME es un recomendado para el inglés antiguo.
Words of the world
Words of the world. No se trata de un diccionario, pero sí una serie de videos donde expertos de la University of Nottingham’s School of Modern Languages and Cultures explican el origen, significado y cambios que han sufrido algunas palabras. No están todas las que son, pero las que están son definitivamente para quedarnos un buen rato aprendiendo sobre la lengua, lo mejor es que son palabras en distintas lenguas, incluido el inglés, francés y español. Ampliamente recomendable.
Este mes ha sido, sin duda, el más desafortunado en cuanto a campañas tanto electorales (o preelectorales aunque tampoco es tiempo) como publicitarias que se han dado en dos países:
En México, por un lado, los desatinos políticos de Enrique Peña Nieto, candidato único del PRI a la presidencia en 2012, al ser incapaz de mencionar correctamente 3 libros que marcaron su vida; su hija quien, al tratar de defenderlo, retuitea un mensaje clasista; y de nuevo Peña Nieto en su completa ignorancia, no sólo literaria, sino económica y social al no conocer el monto del salario mínimo en México y, no conforme con esas metidas de pata, declara No soy la señora de la casa cuando se le cuestiona sobre los costos de distintos productos de la canasta básica en México. Nos deja con muchos adjetivos nada halagüeños y con una idea muy clara de lo que puede llegar a ser su gestión en caso de ganar las elecciones.
Pero, si de malas campañas hablamos, en Pepsi España se ha hecho una que, aunque no tiene relación con el ambiente electoral y el nivel de lectura en México, sí tiene mucho que ver con las bibliotecas, el mundo del libro y los bibliotecarios que quedamos muy mal parados con la campaña publicitaria de dicha marca de refrescos.
La cosa comenzó así: el pasado lunes 5 de diciembre Pepsi España nos dio un mal sabor de boca al mostrar en la galería de fotos de Facebook una foto de su video interactivo promocionando el producto Pepsi Max Extracafeína (el link al video, desde luego, no se los pongo, pues es hacerles promoción) donde se muestra una escena en una biblioteca con una bibliotecaria soldado y todo aburrimiento, al ponerle Pepsi Max, cambia al estilo cómic donde todo es divertido por el simple hecho de tomar una de estas bebidas.
El mensaje de Pepsi que aún se puede leer en Facebook es el siguiente:
Las bibliotecas no molan, sáltate las normas y dale un giro de Extracafeína a nuestra historia… ¿quieres ver cómo cambia todo? Descúbrelo en www.pepsi.es
Ante tamaña joya publicitaria, la comunidad de bibliotecarios en Facebbok no se hizo esperar colgando comentarios tanto en la foto, como en el muro de Pepsi España y mencionando lo erróneo de la publicidad al dar una imagen equivocada y llena de clichés negativos hacia la biblioteca.
Por su parte, en Twitter se comenzaron a utilizar los hashtags #Pepsinomola, #Pepsifail y #Lasbibliotecasmolan, este último con ejemplos de los servicios de las bibliotecas y su labor en la sociedad.
Ante esta maraña de comentarios, Pepsi no atinó más que a decir:
Hola Paqui, te invitamos a ver el vídeo, así entenderás nuestro mensaje. Estamos a favor de las bibliotecas pero siempre creemos que todo puede ser más divertido con un giro inesperado. Ese es nuestro lema en el vídeo interactivo. Saludos.
Poco después, Pepsi intentó calmar nuevamente los ánimos de bibliotecarios inconformes con este otro mensaje:
Lamentamos que se haya malinterpretado el mensaje, queremos transmitir que todos necesitamos un respiro, y para desconectar de la rutina nada mejor que una Pepsi Max Extracafeína. UN saludo a todos.
Un último intento de su CM por salvar la situación:
Hola a todos, queremos aclarar que esto no es una campaña que incite al consumo de excitantes sino de nuestro producto (Pepsi Max Extracafeína), y no abogamos por renunciar a las bibliotecas ni generar un clima de malestar. La propuesta era que conocieseis nuestro vídeo interactivo, en el que de forma divertida la realidad cambia y da paso a la ficción. Simplemente eso. Un saludo
Desafortunados, creo yo, todos estos mensajes, pues no son sólo el reflejo de la falta de creatividad de sus supuestos “creativos” –quienes no pudieron más que acudir a lugares comunes y erróneos para promocionar su producto–, sino de la falta de pericia de sus CMs ante las crisis, demandas y comentarios que no siempre serán lo que ellos esperan. Cualquier Community Manager a estas alturas ya debe tener muy claro como manejar cualquier situación de descontrol con sus clientes o fans, el estar abiertos a las críticas y al diálogo deben ser los pilares de cualquier marca o institución que salte a las redes sociales.
Desafortunadamente Pepsi España, después de 3 intentos para justificar su campaña, guardó total silencio y, varios días y después de más 239 comentarios en la foto, 56 likes y 67 shares en Facebook, además de bibliotecarios en España y América Latina tuiteando su inconformidad con los hashtags #Pepsinomola, #Pepsifail y #Lasbibliotecasmolan y de algunos artículos en distintos blogs; Pepsi ofreció finalmente disculpas el día de hoy (14 de diciembre):
Desde Pepsi queremos aclarar que nunca hemos lanzado una campaña bajo el título “Las bibliotecas no molan”. Es cierto que esa frase se dijo en un post desafortunado y os pedimos disculpas.
En la web de Pepsi colgamos hace días el video interactivo “Tu puedes cambiar la historia”, que fue rodado en una biblioteca de Madrid. Es una historia de ficción con estética de cómic que en absoluto pretende reflejar la realidad social de las bibliotecas, de todas formas aceptamos las críticas y sentimos que haya podido ofender a alguien, especialmente al colectivo de bibliotecarios.
Yo mencioné en un tweet que de nada sirven las disculpas, mientras no sea retirado el anuncio; en la cuenta de twitter de @Nosoloarchivos me comentaban que las disculpas estaban bien. Cabe aclarar que hasta el momento en que escribo este post, el mensaje en la foto de FB sigue apareciendo y el video también. Las disculpas están bien sólo en la medida en que se den cuenta que aunque el mensaje sólo aparezca en el pie de foto en FB y nunca en la campaña (como ellos mismos aclaran en la disculpa), el mensaje visual del video sigue siendo el mismo. Errar es de humanos, desde luego, y las marcas las dirigen humanos, pero también es de humanos recular. Después de esta mala campaña para Pepsi y para las bibliotecas (y bibliotecarios incluidos), una buena manera de dar un, utilizando sus propias palabras, “giro inesperado,” “saltarse las normas” y que todos quedáramos contentos sería: además de las disculpas en el muro de Facebook, retirar el mensaje en la foto que aparece en la misma red social y, aunque parezca mucho pedir, retirar también el video interactivo.
Por último, de lo malo queda algo bueno, o al menos algo interesante, y en este caso fueron los comentarios de colegas hablando de sus experiencias que hacen precisamente que las bibliotecas molen. Debemos también tomar en cuenta que esta metida de pata de Pepsi nos ha dado a los bibliotecarios y las bibliotecas la oportunidad de que aproximadamente 337,025 personas (que son las que han dado hasta ahora Like a Pepsi España) conozcan la labor del bibliotecario y el rol social de la biblioteca.
Una última reflexión, algo hemos hecho muy mal en el pasado para seguir cargando con estos arquetipos, quiero pensar que es pasado y que ahora la gran mayoría estamos haciendo bien nuestro trabajo y logramos presentar a la biblioteca como una oferta de información, conocimiento, recreación, comunicación, etc.; desafortunadamente, siguen existiendo profesionales y espacios que no se esfuerzan mucho para que la gente olvide estos estereotipos.
Recomiendo revisar también lo que se ha dicho en otros blogs y diarios sobre este mismo tema:
El 23 de noviembre pasado la IFLA (International Federal Library Association) presentó en versión borrador el documento Código de Ética para Bibliotecarios. Las diferentes asociaciones de archivólogos y museógrafos alrededor de mundo han elaborado sus códigos de ética, mismos que son recogidos por el ICA (Consejo Internacional de Archivos) y por el ICOM (Consejo Internacional de Museos).
A pesar de que alrededor de 60 países han elaborado sus códigos de ética nacionales y/o institucionales, y de que el Comité de FAIFE (Comité de Libre Acceso de Información y Libertad de Expresión), dependiente de la IFLA, se ha dado a la tarea de compilar 40 de estos códigos, es evidente la falta de un Código Internacional que sirva a bibliotecarios y profesionales de la información en materia de ética bibliotecaria. Por lo anterior y con base en los documentos compilados, laFAIFE ha elaborado un Código de Ética para bibliotecarios que en ninguna manera intenta ir en contra de los códigos nacionales o institucionales. En la elaboración de dicho código, que aún se encuentra en borrador, han participado 5 miembros delFAIFE como representantes de 5 países, además de expertos externos.
Vale la pena poner especial atención en el punto 3, que habla sobre la privacidad y transparencia y donde se menciona que debemos ser garantes del acceso a la información, así como asegurar la privacidad de los datos de nuestros usuarios. Otro punto que vale la pena analizar es el 5, relativo a la neutralidad, integridad personal y habilidades profesionales, donde nos recuerda que debemos saber diferenciar entre nuestras convicciones personales y nuestras responsabilidades profesionales y que a veces puede no ser tan claro. En realidad vale la pena la revisión del documento íntegro y, desde luego, enviar las observaciones a los representantes deFAIFE.
El documento puede ser descargado en versión PDF y revisado por cualquier profesional profesional de la información y/o interesado en el tema (bibliotecarios, documentalistas, arquitectos de información, etc.); se pueden también enviar las observaciones hasta el 29 de febrero de 2012 a la siguiente dirección:hermann.roesch@fh-koeln.de
El día de ayer Mark Coker publicaba en Smashwords un interesante encuesta que realizó a los usuarios de Mobileread para saber de qué manera seleccionan los lectores sus libros y que puede resultarnos muy útil si necesitamos saber ¿cómo seleccionar y adquirir libros electrónicos?
Resultados sin duda interesantes y aunque con 206 personas participando no se puede hablar de una muestra realmente representativa—o si se admite el término, no es una encuesta con toda la metodología necesaria—, nos da pautas muy interesantes sobre la forma en que los lectores están llegando a los libros electrónicos y a los libros en general; a pesar de que en la pregunta original no se hable de libros electrónicos en específico, al menos tres de las opciones están enfocadas a estos.
El 29% respondió que sus preferencias de lectura se basan en recomendaciones de otros lectores a través de foros en internet, blogs, etc. El clásico “boca en boca” o lo que actualmente conocemos como “viralidad”. Algo que no deberían perder de vista la editoriales, pues las críticas literarias de medios tradicionales como el New York Times entre otros igualmente importantes, ya no representan la última palabra a la hora de recomendar un libro. En mi caso, por mencionar un ejemplo, llegué a John Ajvide Lindqvist vía el Blog Papel en Blanco y he de reconocer que mi lista de lecturas pendiente está basada en al menos un par de blogs literarios.
La segunda opción para que los lectores lleguen a sus libros es buscando la bibliografía de sus autores favoritos (18%), cosa que tampoco debe sorprendernos, si un autor te atrapa es lógico que quieras exprimirlo al máximo y leer todo lo que haya escrito.
5% de los lectores afirma que primero lee e-books gratuitos y si el autor logra interesarle lo suficiente, después compra el resto de su obra. Un aspecto que muchos autores nóveles no pueden dejar pasar de largo: dar gratis un libro, atrapar y después lograr que les compren más de tus libros.
El 4% afirma que primero lee una muestra del libro y si les gusta lo descargan. Esto es lo que permite actualmente Amazon al ofrecer un capítulo gratuito del libro; así llegué yo a “El nombre del viento” que es una mezcla entre el primer punto y este: vi las recomendaciones, lo busqué, descargué el primer capítulo y me atrapó tanto que inmediatamente lo compré.
Un sorprendentemente bajo 3% de los encuestados respondió que lo hace a través de los medios tradicionales, de los que ya hablaba en el primer punto; es interesante que poco a poco los lectores confíen más en un lector de a pie que escribe en su blog, o en las recomendaciones de los foros, que en las críticas literarias de expertos.
7% se deja llevar por las portadas y contraportadas de los libros; así que editoriales y diseñadores deben poner atención a este punto, como dice el dicho “de la vista nace el amor”, así que ediciones cuidadas y portadas llamativas son una buena entrada para una adquisición.
7% de los lectores dice que elige sus libros al azar y después busca críticas ya sea en los medios tradicionales o en foros y blogs.
Resulta interesante que los “elaborados” algoritmos que te recomiendan lecturas tomando como base lecturas previas no sea visible en esta encuesta. Amazon encabeza este tipo de servicio; así que es extraño ver que los lectores no hacen mucho caso a las recomendaciones del tipo “Los lectores que compraron este libro, también compraron estos otros” o “Si compraste esto, seguramente te interesará esto otro,” al menos no en esta encuesta.
Es triste que la Biblioteca tampoco aparezca como una opción para el descubrimiento de libros. Valdría la pena realizar una encuesta formal sobre este tema, esos son sin duda los temas que deben ocuparnos, en lugar de que seguir discutiendo sobre el “futuro del libro.” Los datos obtenidos por Mark Coker o de encuestas que podemos adaptar para nuestras bibliotecas nos darían una idea bastante cercana de dónde acuden los lectores para adquirir sus libros electrónicos, y no sólo dónde los adquieren, sino qué están leyendo; preguntas clave para el desarrollo de colecciones sin importar si éstas son electrónicas o en papel.