Higher-Level Reading: ¿qué es y por qué importa?

alto nivel de lectura

Recientemente leo el artículo Why higher-level reading is important, escrito por André Schüller-Zwierlein, de la Regensburg University; Anne Mangen, de University of Stavanger, en Noruega; Miha Kovač, de la University of Ljubljana; y Adriaan van der Weel, de la University of Leiden. En este artículo se argumenta que las tecnologías y las pantallas son las principales responsables del detrimento de las habilidades y las competencias lectoras. Además se proponen algunas medidas para realizar investigación científica sobre el tema y lo que se espera del futuro de la lectura. 

Aunque este artículo tiene poco más de un año de haberse publicado, lo cierto es que vale la pena una revisión y análisis exhaustivo, pues las formas en las que estamos leyendo definirán el desarrollo de la sociedad, así que volver a artículos como este y seguir investigando sobre el tema se vuelve fundamental. 

Lo primero es preguntarnos de qué hablamos cuando hablamos de higher-level reading. De manera sencilla podemos traducirlo como alto nivel de lectura. Sin embargo, esta traducción queda un poco limitada cuando de lectura se trata. Así que, ¿qué implica realmente un alto nivel de lectura?

De acuerdo con el artículo existen, al menos, 7 niveles o tipos de lectura para determinar si se está realizando un alto nivel de lectura: lectura crítica, lectura inmersiva, lectura literaria, lectura de largo formato, lectura lenta y lectura tenaz. En lo personal, considero que un lector, una vez pasada la etapa de alfabetización debería aspirar a realizar en algún momento una, varias o todas estas formas de lectura. Y en este caso, las pantallas no deben significar un obstáculo. 

En lo que no coincido

Como lo he mencionado en otros momentos, desde luego, no se puede pensar ni esperar que se lea de la misma manera en papel que en pantalla; así como tampoco se leía de la misma manera en códices o tabletas de arcilla. 

Por ejemplo, durante buena parte del primer milenio de la era cristiana y previo al establecimiento de los signos de puntuación, existía la llamada Scriptio Continua o Escritura Continua, es decir, los textos no tenían separación entre las palabras. Esto obligaba a monjes a leer en voz alta para poder entender los textos. 

La manera de ir desenrollando un papiro, también exigía un tipo de lectura particular; y cada formato ha exigido una manera particular de enfrentarse a los textos. Es decir, que la lectura no es meramente un acto intelectual, sino también físico. Así que sí, no se lee igual en impreso que en digital, pero esto necesariamente implica un detrimento en las habilidades y competencias lectoras.

De acuerdo con el estudio, sí. Sin embargo, me da la impresión de que todo se basa en evidencia empírica, pero más específicamente que este texto entiende la lectura (aunque hable de distintos niveles) sólo como pasar la vista por lo escrito. 

Por ejemplo, se argumenta que, de acuerdo con la OCDE, “..leer textos largos (101 páginas o más) en la escuela, supone mayores registros en la prueba de lectura de PISA que leer textos cortos”. Esto podría parecer lógico, pero creo que esta aseveración carece de análisis profundos sobre los distintos matices de la lectura. Me pregunto: si nos quedamos sólo con este argumento, qué pasa entonces con la lectura de poesía. En este mismo orden de ideas, qué pasa con la lectura del libro álbum silente cuando a la lectura se le entiende únicamente como la decodificación de signos. 

¿Y qué se dice sobre los audiolibros y un alto nivel de lectura?

Un primer punto erróneo es ponerlo como una competencia de la lectura, cuando en realidad debería ser vista como una de las tantas formas de leer. Otro argumento en contra es que carece de la estructura de los impresos como la paginación, las variaciones tipográficas (que no necesita), las notas al pie y los capítulos (quizá las notas al pie sea más complicado, pero la separación por capítulos sí existe en los audiolibros). Es decir, se sigue concibiendo a la lectura de forma tradicional y, desde esta perspectiva, ningun otro formato va a entenderse como tal. 

Por otro lado se argumenta en su contra que tiene una velocidad determinada y dependemos de la interpretación del narrador. Los autores de este texto olvidan que actualmente todas las apps de lectura de audiolibros tienen distintas velocidades de lectura y también que este formato presenta a su vez distintas versiones: unabridged, dramatizada e incluso las narraciones utilizando voces mecanizadas. 

Un quinto argumento en contra de los audiolibros es que “…La falta de compromiso material y posibilidades físicas (tactilidad, olor, peso, movimiento, manipulación) compromete la memoria y la atención.” Realmente hubiera sido importante mostrar estudios contundentes sobre este tema.

Por último, también queda la interrogante de qué pasa con todos esos lectores con necesidades especiales que utilizan este formato. ¿De buenas a primeras les decimos que no están leyendo?

Afortunadamente, más adelante se menciona que “…cada medio o modalidad tiene su propio conjunto de posibilidades con fortalezas y debilidades peculiares. Por tanto, su valor sólo puede juzgarse en función de su uso para un determinado fin, no de manera absoluta.” (Las negritas son mías).

En lo que sí estoy de acuerdo

Aunque no puedo estar de acuerdo con mucho de lo que se argumenta en este texto y que me parece que se trata de meros prejuicios en los que poco se ha profundizado, creo que el punto 4 “¿Qué medidas proponemos?” menciona cosas muy atinadas. 

Para los diferente retos que enfrenta una lectura de alto nivel se proponen recomendaciones específicas para tres aspectos clave sobre la lectura:

  • La investigación sobre la lectura, en la que destaca abordar la investigación de forma interdisciplinaria que de cabida a las preocupaciones y visiones de los distintos expertos que están involucrados en la lectura; así como realizar estudios longitudinales.
  • La evaluación de los datos sobre la lectura: integar estadísticas sobre la lectura desde distintas fuentes para contar con un mejor panorama y también realizar estudios que no se limiten sólo a lectores en edad escolar. 
  • La educación sobre la lectura que incluya todas las modalidades de lectura, así como alfabetización de medios y alfabetización de la información.

Sin duda, valdrá la pena regresar a este documento en algunos años para poder compararlo con otros estudios que se realicen sobre el tema y ver cómo ha ido evolucionando el término lectura y, más específicamente, el término alto nivel de lectura. 

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