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3 Comments

  1. Lourdes Feria
    25 abril, 2019 @ 22:32

    Esa respuesta de “no tengo tiempo para leer” es ya un lugar común en este tipo de encuestas y en realidad no aporta valor. Pero aquí el verdadero problema no es la respuesta sino la pregunta en si misma “¿cuál es la razón por la cual no lee?”. El lector (no-lector en este caso) difícilmente va a responder con un “porque no me interesa en lo absoluto” o “porque mi prioridad es el deporte o los amigos o las series de Netflix, o seguir a tal o cual influencer en redes sociales”. Tendríamos que replantear en futuras encuestas este punto y trabajar a consciencia en una pregunta de investigación más objetiva, con base en una hipótesis bien analizada e identificando con toda responsabilidad las posibles variables.

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    • Veronica Juárez
      26 abril, 2019 @ 20:38

      Muy cierto también. Pero además de lo que señalas, deberíamos de preguntarnos por qué la gente se considera no lectora y si en realidad son no lectores o sus intereses se salen de canon de lo que muchos entienden por lectura (sólo libros, sólo literatura). Me ha ocurrido al final de distintas charlas con jóvenes que me comenten que hasta antes de esa charla nunca se hubieran considerado lectores porque se acercaban a cómics, por poner un ejemplo. Entonces sí, como lo comentaba, aunque esta encuesta se sustenta de un documento del CERLALC, es imprescindible replantear las respuestas y para ello es necesaria una reconceptualización de la lectura. Tarea difícil, pero no imposible.

      Abrazo, Lourdes.

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  2. SERGIO PALOMINO MONTES
    6 junio, 2019 @ 11:47

    Gracias por la información publicada.
    Me parece que el “no tengo tiempo” se traduce en falta de interés pues uno se da tiempo para lo que le importa.
    Los jóvenes leen mucho en redes sociales, y al final logran lo que en teoría buscan los libros: transmitir un conocimiento o al menos entretener, que dicha adquisición de conocimientos en redes sea válido es otro tema.
    Al estudio habría que agregarle qué se entiende por “entender” y qué producto, por llamarlo así, se genera del acto de leer.
    En mi experiencia, no se lee porque no se tiene una formación para hacerlo, no se lleva a cabo un proceso que ayude a entender y a generar una utilidad de tal acto.
    En el caso de las lecturas escolares, falta saber qué entienden los alumnos, cuál es la calidad de esa lectura; también, cuenta si el maestro lee y es capaz de interesar y entusiasmar a sus alumnos para hacer lo mismo.
    Alguna vez entrevisté a un docente de Mexicali que se emplea en eso, en leer en voz alta e interesar a los alumnos, esto nos habla de qué políticas diferentes a las usuales pueden ponerse en práctica.

    Gracias.

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