¿Por qué los editores no son capaces de ejercer el control de calidad rudimentario al mismo nivel de los libros impresos? ¿Acaso es mucho pedir?
Olivia Snaije
El día de hoy leía en Publishing perspectives el artículo Error-Free E-books Will Come When Cars Can Drive Themselves donde Olivia Snaije habla de los libros electrónicos y la enorme posibilidad para la lectura con estos “nuevos” medios. Snaije se declara una adicta a la lectura, y su adicción se hace cada vez más patente de la mano de su e-reader; pero –y este no es un pero cualquiera—, los libros electrónicos tienden a presentar una problemática que es cada vez más característica: los errores, que pueden ser ortográficos, gramaticales o, incluso, errores en las fuentes propios de documentos que son digitalizados, el número “1” en lugar de la “L” en todo un texto puede llegar a sacar de quicio hasta al lector más ávido de libros gratuitos. En los libros que son digitalizados se entiende hasta cierto punto tanto error, se entiende pero no se justifica que no haya una revisión posterior; sin embargo, ¿qué sucede con los libros que ya han nacido en formato digital? como indica Snaije, el lector asumiría que esto no ocurre, aunque ocurre y vemos más erratas de las que nos gustaría encontrar.
A la par, se publicó en el mismo blog Are you more forgiving of errors in e-books? en el que Edward Nawotka comenta que lee más, de nuevo gracias a la posibilidad de leer en pantalla; aunque conforme sus lecturas aumentan, también su encuentro con más y más errores en las ediciones electrónicas; a diferencia de Snaije, Edward Nawotka no se queja amargamente de esta situación y, por el contrario, se encuentra hasta cierto punto tolerante con los errores de las ediciones digitales argumentando que de alguna manera, considera la lectura electrónica más efímera que un impreso y que, al primar la inmediatez, se sacrifica sin mayor problema una edición cuidada.
El argumento de Nawotka me lleva inmediatamente a pensar en el caso de las redes sociales y blogs que encontramos repletos de errores de todo tipo y cada vez somos más permisivos con ellos, quizá bajo los mismos argumentos del artículo de Nawotka: efímero e inmediato.
Al mismo tiempo, es curioso leer este par de artículos justo un día después de haber encontrado un error ortográfico y bastantes problemas de traducción en mi actual lectura Déjame entrar de John Ajvide Lindqvist (y a pesar de ello me está encantando, ¿acaso me estoy volviendo más tolerante?); y digo que es curioso porque mientras en los artículos anteriores hablan de erratas en ediciones electrónicas, mi lectura actual está impresa, lo cuál me deja pensando ¿hasta qué punto puede asumirse que una edición impresa está bien cuidada cuando encuentras erratas tan evidentes y una no tan buena traducción?
La pregunta es ¿estamos dispuestos a sacrificar una edición cuidada en aras de un e-book gratuito o de un impreso rústico a muy bajo costo? más aún, ¿hasta qué punto somos permisivos con la gramática y la ortografía en aras de ajustarnos a 140 caracteres? ¿Por qué parece que llevamos esta permisividad a todos los niveles (como en el caso de la ilustración al inicio de este post) como si en cada cosa que leemos se hiciera a través de un mensaje de texto en el celular o de un tweet?
Honestamente, creo que en ningún medio deben permitirse ningún tipo de errores y lo digo siendo consciente de que muy a menudo escribo con errores ortográficos en Twitter, Facebook y, más de una vez he tenido que volver corriendo a alguno de mis post para corregir los errores que no vi antes de dar click en “publicar”.
Creo que en la medida que como lectores no nos preocupemos por estos aspectos, las editoriales y las empresas encargadas de digitalizar documentos menos lo harán, pues su principal preocupación es poner al alcance del público ese antiguo impreso lo antes posible, aunque esté plagado de errores. A ellos les pagan para que el documento esté listo, no para hacer una edición de lujo.
Yo creo que gratis e inmediato no deberían ser sinónimos de una mala edición, así como efímero tampoco debe ser el sustantivo de edición electrónica ¿ustedes que opinan?
P.S.: Hablando de ortografía, gramática y edición, si revisan con lupa este post y encuentran algún error (que seguro lo hay), me atengo a la 1a Ley de Muphry
1. Si escribes criticando la edición o la corrección habrá una errata en lo que hayas escrito.
Hola. Me ha encantado este artículo porque tengo que reconocer que consumo, cada vez de manera más reiterativa, esos libros electrónicos. Algunas veces, cuando los leo, pienso que quizás las erratas las hayan cometido de forma consciente, para demostrarle al lector que hay un precio que pagar y unas leyes que respetar para poder adquirir estos libros con una buena calidad y una buena traducción. Otras veces, cuando los errores que se cometen son del tipo confundir ‘a ver’ con ‘haber’ o cambiar la ‘v’ por la ‘b’ hasta en el verbo ‘ir’, y ya siento que me estoy dañando la vista y creando nuevas palabras y contextos en mi mente hasta no distinguir lo que está bien escrito y lo que no, pienso con más crueldad que las personas que transcriben estos libros o las que los traducen, son las que sólo entienden del idioma hablado.
Obviamente, me molesta pensar lo segundo y siempre intento pensar en el primer motivo, pero desde aquí me gustaría enviarle un mensaje a la gente: yo soy la primera que comete errores en la escritura, conociéndolos, a veces, y otras, no, pero me gustaría que se dieran cuenta de que tanto leer como escribir de forma inapropiada puede dañar nuestra sabiduría hasta el punto de ponernos en duda cuando vamos a escribir una palabra que es muy familiar para nosotros.
Un cordial saludo, Patricia.
La gran pesadilla de las erratas. Me encantó tu post. Y sí, tienes una:
“los libros electrónicos tienden a presentar una problemática que cada vez más característica: “
Ahí está: que ES cada vez más característica
Saludos
Hola Patricia: tienes razón, hay erratas que son imperdonables; sin embargo, insisto en que no son exclusivas de los libros electrónicos; aunque por alguna razón somos más críticos al leer estos libros. Creo que, conforme las editoriales se den cuenta que tienen un mercado que sí está dispuesto a pagar por libros electrónicos y la oferta crezca; entonces los libros electrónicos venidos de las editoriales presentarán menos erratas. Eso espero.
G. Elósegui: yo sabía que se me iba a colar alguna, gracias por el comentario y la corrección, ya está como debe el post.
Saludos.