El día de hoy ha circulado en twitter el artículo Me arrepiento de la carrera que elegí publicado en el diario español La provincia y donde aparece el testimonio de una estudiante de Bibliotecología y Documentación en la Universidad de Valencia quien, cuando está a punto de terminar la diplomatura se da cuenta que lo suyo, lo suyo, lo suyo, no es la Bibliotecología y quien además se da cuenta que aunque obtenga el ansiado papelito (título profesional), no tiene grandes expectativas laborales. Así que surge la pregunta, ¿cómo saber qué carrera estudiar?

Digamos que todos, o al menos la mayoría de los estudiantes, no sólo de Bibliotecología sino de cualquier carrera, en algún punto de sus estudios atraviesan (o atravesamos) por una crisis profesional (cuasi existencial). Digamos que según mi experiencia y mientras estudiaba la carrera, es en el primer o segundo año cuando se presenta esta situación y coincide precisamente con el periodo de mayor deserción estudiantil. Digamos que algunos se quedan y otros se van. Digamos sí, que estudiar una carrera en estos tiempos de eterna crisis no se traduce en un trabajo que te hará rico, como sucedía hace 50 años…

Digamos que este artículo tiene varios matices en donde hay fallos por todos lados, que ni todo el problema es culpa de Jessica (protagonista del artículo), ni todo el problema lo podemos achacar a la Universidad y los programas de estudios deficientes o no:

¿La chica llega a los 25 años y apenas se da cuenta que no es lo suyo? No, ella decidió iniciar la carrera porque sus estudios previos no le daban la posibilidad de estudiar Derecho, su verdadera vocación (o interés, o lo que ella creía que la haría rica, sólo ella sabrá por qué quería estudiar Derecho). Desconocía que en España esto también sucediera, siempre creí que era un problema del sistema educativo mexicano y específicamente de la Carrera de Bibliotecología en la UNAM: recuerdo que cuando yo inicié la mis estudios profesionales algunos compañeros estaban ahí porque su promedio no “les alcanzaba” para otra carrera como Derecho, Medicina, Diseño y un gran etcétera de carreras saturadas que requieren mayores promedios para asegurarte un lugar. Esta situación es triste, muy triste porque por alguna razón Bibliotecología acepta estudiantes “de panzazo” y los estudiantes aceptan la carrera porque “algo hay que estudiar”, es un problema que tiene dos frentes: no es posible pensar en carreras profesionales de segunda (segunda opción si el término duele menos) porque entonces es lo que ofrecen y lo que forman; así como no es posible que un estudiante tome lo que existe porque es lo que hay, especialmente cuando los al menos 15 años de estudio previos a la universidad te taladran la mente diciendo que la elección de carrera es la elección de vida (y discursos similares) que mucho tienen de razón. No dudo, porque conozco casos de colegas que en el camino genuinamente se enamoran de Bibliotecología cuando no era su primera opción y la tenían como de paso (¡vamos, que no tan mala no es y sí muy noble!), pero espero estemos de acuerdo que así no debería ser la elección de una carrera.

Aquí llegamos al segundo problema también de dos frentes: la orientación vocacional. Es necesario que todos entendamos que la profesión no se decide al momento de salir del bachillerato; la carrera, la educación, la vocación debe comenzar desde el seno materno, que es el primer lugar donde recibimos estímulos que nos formarán y sentarán las bases de nuestros intereses y habilidades futuras. Evidentemente el sistema educativo debería orientar sobre las distintas profesiones no sólo meses antes de elegir una carrera, pero tampoco debe recaer por completo la responsabilidad; así que creer que la vocación va a surgir meses antes de terminar el bachillerato con unas clases de orientación vocacional a cargo de las universidades, es no responsabilizarse de uno mismo/misma y no autoexplorar intereses y habilidades que se supone ya tenemos antes de llegar a la universidad.

Otro matiz de la equivocación en elección profesional: resposabilizar a la Universidad de toda la educación y creer que eso será suficiente para salir a trabajar es definitivamente el peor error que puede cometer un estudiante (sin distinción de carrera). Reconozcámoslo, los estudios de Bibliotecología (al menos en México) tienen deficiencias, pero quedarse sólo con lo que te enseñan en cuatro años es una deficiencia del estudiante y de nadie más, una falta de interés por seguirse preparando, aprendiendo y actualizando. Hace un par de años alguien me comentó que quería aplicar para una de las becas ofrecidas por la ALA, pero que no entendía la convocatoria (en inglés), a estas alturas no saber inglés porque en la universidad sólo era una materia de compresión de textos, no es necesariamente una deficiencia de la carrera y menos cuando el 80% de la literatura está en ese idioma, y mucho menos cuando vives en un país que por su ubicación geográfica vive bombardeado por esa lengua. Otra cosa sería que no te guste el idioma y decidas no aprenderlo, pero entonces no pretendas aplicar para una beca donde es escencial dicho conocimiento. Y lo anterior aplica para otras áreas de la bibliotecología donde también existen deficiencias y donde nuestra responsabilidad como profesionales es eliminarlas. Definitivamente ya no podemos permitirnos un “eso no me lo enseñaron en la escuela”.

Y después de lo anterior, puedo concluir que no está mal arrepentirse de elegir una carrera, hacer un cambio o ajuste de última hora es un ejercicio de honestidad que muchos no se atreven a hacer, vamos que somos humanos y todos nos equivocamos (ya saben el dicho ese de “es de sabios equivocarse”); sin embargo, ¿¡llegar a los 25 y no darte cuenta…?! darte cuenta que te equivocaste y no hacer nada por remediarlo, querer quedarte ahí echándole la culpa a la carrera o al mercado laboral, es no tomar responsabilidad de las propias acciones y tener expectativas extremadamente ingenuas.

Por último, la vida no es de blancos y negros, el haber estudiado bibliotecología no te obliga a dedicarte a la bibliotecología; no es malo explorar otras formas de vida en las que lo que estudiaste puede ser de gran ayuda. Así como tampoco es malo que otros profesionales estén explorando en nuestra área. Bibliotecología es una carrera lo suficientemente noble para aplicar los conocimientos y habilidades en otros lugares donde no se necesite sólo catalogar y clasificar. Pero debemos tener presente que sin pasión, sin ganas, sin compromiso, inventiva, iniciativa y/o creatividad, poco se logrará en un mundo profesional ya de por sí difícil no sólo en Bibliotecología, sino en cualquier área.

Comentarios (2)

  1. Avatar for Veronica Juárez
    5 julio, 2011

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