Si aún están llenos de nostalgia y no saben qué hacer con esos viejos ficheros que hace un par de décadas eran tan útiles en las bibliotecas, acá unos consejos de laBloomington Junior High School Media Center para seguir ocupando esos espacios y llenarlos ya no de aquellas fichas catalográficas que a más de un usuario hicieron palidecer, sino de bellos e-readers: Kindles, Nooks o Sony Readers, que por variedad no paramos. Les apuesto que captamos a más de dos usuarios con estos e-readers.
Está bien, sí, que resulta un poco caro tomando en cuenta los presupuestos de nuestras bibliotecas, pero nunca está de más pasar el dato y quizá en un futuro cercano se pueda adoptar o, incluso, mejorar; y ya si resulta muy complicado, al menos que sirva para analizar qué se hará con ese espacio abandonado.