Sigo de plácemes por el 5o aniversario del blog y como ya sabrán he invitado a colegas y amigos, mejor dicho amigos colegas, a colaborar con un post. El día de hoy toca el turno a mi queridísimo Jorge Tlatelpa, Director de la Delegación México para la Fundación Ciencias de la Documentación y también Secretario Técnico del Consejo de la Judicatura / Instituto de la Judicatura del Poder Judicial de la Federación. A Jorge lo conocí hace ya algunos ayeres, en aquel entonces yo era una chamaca a punto de egresar de la carrera, ¡cómo recuerdo aquella entrevista de trabajo! se las contaría pero, después de todo, hoy este espacio es de mi invitado, así que sólo les platicaré que colaborar con él me abrió un mundo distinto de la bibliotecología, una bibliotecología menos tradicional y más enfocada en la labor social, en lo que debemos esperar de un bibliotecario. Los dejo pues con sus palabras y a mi no me queda más que agradecerle por lo que escribe y también por sus consejos y coscorrones de siempre. Gracias, Jorge 🙂
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Hace años, muchos, en una mañana otoñal le confesé a mi hermano Sergio mi amor por las letras. Acto seguido, como joven soñador, le mostré complacido un pequeño texto, mi primer poema, esperando su aprobación. Obvio mi primer escrito, fue inspirado por una bella dama.
Mi hermano, casi con pose de sabio, me explicó la importancia y trascendencia de la poesía para el equilibrio del mundo moderno, habló de los griegos, del romanticismo, del amor. ¡Uf! Cómo admiraba y admiro a mi hermano. Pues bien, en esa ocasión mirándome con actitud paterna y comprensivo, terminó comentándome que uno de sus maestros, en la prepa siete de la UNAM (¿hay otra?), en plena clase, después de revisar una tarea, le advirtió al grupo en pleno algo así: “todos tenemos el derecho a escribir, pero no todos tenemos el derecho a publicar“. Y así fue que calladamente escondí mis aficiones literarias durante muchos años, si bien no las abandoné, la verdad es que sólo fueron del exclusivo conocimiento de mi persona (y de algunas novias, pocas, sabrán los que me conocen).
Así que admiro y respeto a quienes se atreven a traspasar esa barrera emocional que genera la exposición pública, pues resulta fundamental hacerse cargo de cada texto, de cada palabra, de cada idea. Y eso no es un tema menor, es de la mayor relevancia, sin duda Verito cumple a cabalidad, su ironía es fantástica, y yo disfruto.
Cuando conocí a Verito, como yo la llamo, hace ya también algunos ayeres me cautivó mucho su actitud jovial madura –sí, leyeron bien– sus ganas de ser diferente. Cierto, era muy joven, recién egresada y desde entonces no era una bibliotecaria o bibliotecóloga (para los puristas) tradicional, siempre ha sido inquieta. Hoy traductora, hoy fotógrafa, hoy promotora. Esta lectora todo terreno, como se autodefine, es un ser extraordinario, como extraordinarias son sus participaciones, sus charlas, sus ponencias. Lo sé, la conozco. Sus ojos inquietos como súper gran angular, seguro captan aspectos que ni nos imaginamos. Estoy convencido que eso le genera tal cantidad de temas que sus posts son siempre frescos, diferentes, siempre llamando a la reflexión, desmenuza con sutileza gran cantidad de asuntos que parecieran no tener importancia, ora con su fotografías, ora con sus textos.
Siempre que los leo me hacen vencer la pereza, la apatía, la actitud funcionaril –tal vez son los años–, y los espero con soberana inquietud, espero que a muchos, sobre todo porque somos un gremio especialmente delicado, pocos hacemos algo pero muchos criticamos todo, y al ser su blog uno de los pocos que existen sobre nuestra especialidad en México, nos resulta de lectura obligada.
Celebro estos cinco años de uvejota.com y me siento sumamente honrado en conocerle, en conocer sus alcances, e imaginar sus lejanos o inexistentes límites, y eso, para ella, y para todos los que la queremos, debe ser un reto. Porque al igual que un jugador novel de fútbol, muchos deseamos que Verito, la lectora todo terreno, en breve, sea más grande, líder de la materia, y esté dictando cátedra en las principales universidades que imparten la disciplina.
Bueno, la idea era que yo sólo felicitara a Verito por su indomable esfuerzo, la lectora todo terreno, la profesional, la joven, llena de inquietud, deseosa de que la realidad no sea ésta que nos lastima, sino otra que nos inunde las ganas de aprender, de saber.