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Casi 10 razones para ser bibliotecaria
Me he permitido tomar un extracto del post de Nicolás Robinson de las 10 razones para ser bibliotecario y compararlas con mi experiencia como profesional en bibliotecología. Es cierto que esta lista la reduciría a sólo las que están en negritas, pero siguen siendo 6 muy buenas razones para ser bibliotecario.
1. Cambiante y renovadora
Se trata de una profesión que ofrece retos constantes, tanto por la rápida evolución de la misma (sobretodo ahora, cuando los cambios tecnológicos son cada vez mayores), como por la gran variedad de sectores en los que se puede trabajar: bibliotecas de hospital, de prisiones, escolares, públicas, universitarias…
Y sí, vivimos en un mundo cambiante, cada día hay aplicaciones nuevas a las cuales podemos sacarles el mayor provecho, en México desafortunadamente esto va algo lento; al parecer muchos colegas se empeñan en decir que debemos ir a la par de dichas tecnologías; pero cuántos realmente escriben en un blog sobre bibliotecología, cuántos utilizan las redes sociales para promoverse y promover la profesión.
En cuanto a la versatilidad de nuestra profesión estoy completamente de acuerdo, mis compañeros están en bibliotecas que van desde las agencias internacionales con temática humanística, hasta bibliotecas escolares con la labor de promotores de lectura o bibliotecas de laboratorios farmacéuticos. En lo personal he estado en bibliotecas escolares, en bibliotecas del sector gubernamental, en agencias internacionales.
2. Romántica
Está en un contacto constante con el público, permite relacionarse con la gente y siempre en un ámbito tan cándido como es rodeado de libros.
De acuerdo, el relacionarte con gente de perfiles profesionales tan diversos permite ampliar tus conocimientos, enriquecerte con los conocimientos de otras personas.
Nunca me ha gustado caer en la discusión sin sentido de si las computadoras suplirán a los libros, no estoy peleada con la utilidad de las tecnologías actuales y mucho menos con la riqueza de un libro impreso, estoy a favor de ambos y desde luego no le quito es gusto romántico a rodearnos de libros y revistas.
3. Habilidades útiles
Se aprenden cosas útiles. Se adquieren habilidades que nos permiten desarrollarnos no solamente en el ámbito laboral sino también en nuestra vida cotidiana.
Aprendemos a gestionar, a aprovechar los recursos disponibles, a ser ordenados y metódicos, a organizar….
Cuanta razón en esto, y agregaría además que desarrollamos una muy buena memoria que incluso a veces es más útil que cualquier OPAC.
4. Congresos increíbles
Los bibliotecarios se lo montan realmente bien, reconozcámoslo. No sé, aquí en España siempre que alguien habla de colegiarse o asociarse aparecen voces muy críticas. Vamos a ver, un poquito de por favor, ¿han ido alguna vez a algún macrocongreso de bibliotecarios? ¿Se han paseado por la página de la IFLA a ver donde han sido, son y serán los próximos congresos? Yo sí, y la verdad es que nada más que por hacer turismo ya vale la pena. Ya fui una vez y no tendría ningún problema en repetir. Según dice Martha, los americanos también se lo montan de lujo.
5. Vacaciones
No sé cómo funciona aquí la cosa, pero al parecer los bibliotecarios estadounidenses no sufren de estrés por el tema de las vacaciones.
No entiendo muy bien este punto, pero en México dependiendo de la empresa para la que trabajes y de las condiciones laborales serán los días de descanso. A menos que hable de bibliotecas escolares, en las que, desde luego, las vacaciones irán acorde con el calendario escolar de la SEP.
6. Un trabajo de futuro
Ningún niño sueña de mayor con ser bibliotecario. Pero el hecho de que se trate de una profesión tan transversal y con un perfil tan poco definido, hace que los bibliotecarios se conviertan en profesionales muy versátiles, capaces de realizar múltiples tareas de diferente naturaleza.
Nada más cierto. Cuando niña nunca pensé que estaría trabajando en una biblioteca; es más, nunca imaginé estar escribiendo de la experiencia y el por qué ser bibliotecario. Y sin duda he desarrollado tareas que estoy segura como psicóloga o historiadora no habría podido resolver.
Esta razón está estrechamente relacionada con el punto 3. Quien dude que somos versátiles que se vuelva a ver en dónde están bibliotecólogos resolviendo necesidades de información: laboratorios, gobierno, agencias internacionales, escuelas, hospitales, editoriales, universidades, etc.
7. Paga el alquiler
Nadie se mete a bibliotecario para hacerse rico, pero tampoco se malvive. De todas formas, el dinero no es lo más importante.
En el fondo no creo que exista alguna profesión que te deje morir de hambre. En todo caso este sería más un tema de la situación laboral y económica que de profesión. Espero además que independientemente de la profesión, tu elección se haya basado más en disfrutar y crear que en hacerte rico.
8. Buenas condiciones laborales
Esta razón es más para los jóvenes que aún guardamos en nuestra cabeza recuerdos de otros trabajos sin cualificación en los que uno muchas veces no tiene la suerte de trabajar sentado.
No creo que el permanecer sentado lo sea todo. Y vuelvo a lo mismo, este es un tema que da más para un análisis de legislación laboral que de bibliotecología. Como siempre, las condiciones dependerán del lugar donde trabajes y de tu capacidad para hacer valer tus derechos, no sólo como bibliotecario, sino como cualquier trabajador.
9. Compañeros de trabajo enrollados
Por el perfil, se trata de personas con inquietudes intelectuales, con cierta cultura y que intentan innovar constantemente, por lo que acabas conociendo a gente muy interesante.
Conoces gente, sí. Interesante, no siempre. Sin embargo, si tienes la capacidad de apasionarte no sólo por la bibliotecología, sino por la temática del lugar en el que estás, seguramente hallarás gente interesante con la cual relacionarte.
10. Un gran objetivo
Tal vez no vayamos a salvar al mundo, pero el hecho de que nuestra máxima sea una cultura libre para todos, ya se convierte en un gran reto. Hay bibliotecas en todo el mundo, en los sitios más remotos y en las universidades más prestigiosas, nuestra labor es importante a todos los niveles. Lo siento Google, pero el mundo aún necesita bibliotecarios.
Totalmente de acuerdo, en este punto no tengo más que decir.
Agregaría una más:
Una profesión noble y flexible
Te permite desarrollarte en cualquier área de tu interés, no veo a ningún bibliotecólogo siendo sólo eso; conozco colegas empapados por igual de bibliotecología y temas de género, de bibliotecología y legislación electoral, de bibliotecología y literatura infantil, de bibliotecología e idiomas, etc.
 
                                                                    
Mes internacional de la biblioteca escolar
Durante todo el mes de octubre estaremos celebrando el I Mes Internacional de la Biblioteca Escolar, este año con el tema Alfabetización y Aprendizaje en la Biblioteca Escolar. El cambio del un Día Internacional a el Mes Internacional dedicado a estas bibliotecas fue aprobado por la Asociación Internacional de Biblioteconomía Escolar (IASL) y responde a la necesidad de que los responsables de las bibliotecas escolares puedan hacer una mayor difusión de las mismas ya sea durante un día, una semana o todo un mes.
Recordemos pues que una biblioteca escolar es una biblioteca que se encuentra al interior de las escuelas de nivel básico (preescolar, primaria y secundaria). El objetivo principal de éstas es el de promover los hábitos lectores, y ser el espacio primordial de información para alumnos y maestros.
Finaliza “Mis vacaciones en la Biblioteca”
Como todos sabrán, hoy da inicio oficialmente el ciclo escolar 2008-2009 y con ello finaliza también el ciclo de una de las actividades de verano más importantes realizadas en las bibliotecas públicas mexicanas encaminadas a la promoción lectora: “Mis Vacaciones en la Biblioteca.”
“Mis vacaciones en la biblioteca” es, quizá hasta ahora, el programa más exitoso de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas, mismo que desde hace más de 20 años viene desarrollando proyectos, actividades y estrategias encaminados a la promoción lectora y dirigidos a personas de todas las edades, con especial énfasis en los niños. Por ejemplo, en este ciclo las 9 bibliotecas públicas del Municipio de San José del Cabo en Baja California Sur, atendieron del 14 de julio al 8 de agosto a más de 450 niños. En Nuevo Laredo se atendieron a más de 150 niños durante las tres semanas que duró dicho taller y cerraron con una exposición de manualidades. En Ciudad Guzmán, Jalisco, la Biblioteca Juan José Arreola atendió a más de 150 usuarios (por primera vez a niños de edad preescolar, niños de 8 a 10 años y amas de casa), durante los talleres de verano como el denominado “Se vale leer y Brota, brota palabrota”. Por su parte, la biblioteca zacatecana Luz María Josefina Hinojosa J. atendió durante cuatro semanas a 30 niños y entre los talleres estaba la escenificación de cuentos. Las bibliotecas duranguenses llevaron a cabo talleres como “Brota palabrota,” “Todos somos valiosos” y “Postre de cuentos” en los que participaron más de 200 niños. En Quintana Roo, las Bibliotecas Jaime Torres Bodet y Leona Vicario atendieron a 172 niños en los talleres “Se vale leer” y “El poeta del sol” además de que impartieron un taller de computación básica con base en Microsoft Office.
El índice de participantes a nivel nacional puede parecer bajo; sin embargo, algo que debemos reconocer de “Mis Vacaciones en la Biblioteca” es la constancia y permanencia que pocos programas gubernamentales logran, con más de 20 años ininterrumpidos de actividades renovadas cada ciclo y donde además se involucra a los responsables de las bibliotecas, quienes en la mayoría de las ocasiones no son profesionales de la bibliotecología,
Algo interesante es que las autoridades de la Dirección General de Bibliotecas Públicas al parecer por fin se han dado cuenta de los adelantos en materia de TIC’s lo que los está obligando a replantearse las actividades y proyectos de promoción lectora , por lo que para 2009 esperamos un “Mis vacaciones en la Biblioteca” con un programa modernizado que incluya actividades de promoción lectora utilizando y tomando en cuenta los adelantos tecnológicos.
Las Leyes de Ranganathan en la Era de Internet
Supongo que todos y todas los/las que pasamos por la carrera de Bibliotecología o Biblioteconomía (que la etimología y la filología no es tema que nos ocupe en este post), habremos escuchado mencionar en al menos una ocasión a Ranganathan (1892-1972), matemático y bibliotecario de origen indio, mundialmente célebre y ampliamente valorado entre los bibliotecarios por la aportación que hizo en 1931 al mundo de la Bibliotecología: las “Leyes de Ranganathan”:
- Los libros son para usarse
- A cada lector su libro
- A cada libro su lector
- Hay que ahorrar tiempo al lector
- La biblioteca es un organismo en crecimiento
Simples, claras y breves, así me parecieron cuando las escuché por primera vez en la universidad; pero el mundo de la información no es lo que era hace 10 años y mucho menos lo que era en 1931. Estas leyes aún no llegan a su primer centenario de vida y quizá sea necesario detenernos nuevamente para analizarlas y comprenderlas más a fondo, para dejar de repetirlas como lo hicimos con las tablas de multiplicar en nuestros primeros años de educación y, finalmente, para adaptarlas a las necesidades actuales de lectores en un mundo que dista mucho del mundo del libro impreso de los años 30s.
Los libros son para usarse
Que no nos quepa la menor duda de esta ley, los libros y la información son para leerse, para usarse, para desmenuzarse y recrearse. De nada nos sirve una biblioteca con el mejor de los acervos, si los materiales están encerrados en vitrinas, en estanterías cerradas, al resguardo de un bibliotecario que poco hace en ayudar al usuario para llegar a esta información. Lo mismo va para la información en la Web: de qué servirían los millones de sitios si nadie los está leyendo, o incluso, si nadie sabe de su existencia. Los usuarios están creando información y lo están haciendo para ser leídos y que esta información sirva a otros.
A cada lector su libro y A cada libro su lector
Estas dos serán siempre mis leyes favoritas. Se entienden como la libertad que tiene el usuario de leer o de acceder a la información de su interés. De igual manera, la información que se genere siempre será útil para alguien. Permitamos pues, este encuentro entre lector e información, sin prejuicios, siempre habrá alguien a quien le interese lo más inimaginable.
Hay que ahorrar tiempo al lector
Ojo! ahorrar tiempo no significa hacerle su trabajo. La mejor forma de ahorrarle tiempo es hacerlo independiente, darle a conocer las herramientas y enseñarle a utilizarlas para que, de esta manera, lleguen más rápido a lo que están buscando. Ya no vivimos en la época del catálogo impreso, ahora hablamos de OPACs; ya no es necesario hablar de esquemas estrictos de clasificación que sólo el bibliotecario entiende, ahora hablamos de aplicaciones 2.0, ¿qué mejor forma de ahorrarles tiempo si no es mostrándoles cómo pueden llegar a lo que buscan?
La biblioteca es un organismo en crecimiento
Pensemos en todo el conocimiento generado a lo largo de la historia humana, albergado y transmitido desde las bibliotecas. Aún hay mucho por escribir, aún hay mucho que contar, aún hay mucho por conocer. La biblioteca es como un organismo viviente que crece, hagámosle el favor de dejarla crecer con información valiosa y ayudémosle a transmitirla.
Siempre lo he creído, el soporte puede cambiar (biblioteca, internet, papel, arcilla, pergamino), lo importante es lo que llevan estos soportes, eso es lo que crece, eso es lo que debemos cuidar y transmitir. Las Leyes de Ranganathan son, en resumidas cuentas, la esencia del bibliotecario.

