– Qué curioso que preguntes eso. Sí, sobrino, hay libros malos, malísimos. No me refiero a los libros mal hechos o ridículos, los tristes libros escritos por una persona que sufrió sin que eso fuera útil, los libros hechos por idiotas que sólo querían ser famosos. No, me refiero a libros que hacen daño y atacan a otros libros. No es fácil reconocerlos porque son astutos y esconden su verdadero mensaje. Si los lees, e pueden parecer agradables, pero hacen que olvides lo que dicen otros libros. Los grandes lectores no se dejan engañar, pero a veces hasta ellos aceptan ese veneno, hecho de olvido y malas intenciones…
– Juan Villoro, El libro Salvaje.
El libro salvaje no es, afortunadamente, uno de esos libros. Por el contrario, un libro para niños que puede disfrutar cualquier adulto.
Querido lector, lectora, ruego no se confunda ya que esta entrega del glosario bibliotecológico nada tiene que ver con libros de autoayuda sobre desórdenes alimenticios o con la grandeza de la lectura, y aunque sí tiene que ver con lectura, no tiene que ver con lectura en el sentido que generalmente se maneja en este blog, es decir, sí, pero no, pero sí.
En fin, para evitar más desvaríos y digresiones les explico, este post tiene que ver con el bonito y apasionante arte de la tipografía y al hablar de la letra, por ende, debiera tener mucho que ver con nuestro quehacer bibliotecario, digo, al menos para tener tema de conversación, ¡je!
Comencemos:
Resulta pues que en la vieja tradición tipográfica –mucho antes del siglo XX y de la llegada de las computadoras con sus trucos para utilizar distintas fuentes e incluso cambiar los tamaños de las mismas–, cada uno e estos tamaños recibía un nombre relacionado con el uso que se les daba en diferentes texto, por ejemplo, el tamaño óptimo para un diario, tenía un nombre específico que era muy distinto del utilizado para un folletín. Así, durante siglos los tipógrafos hablaban de nomparela, miñona, filosofía, breviaro, atanasia, burguesa, misal y un amplio y poético etcétera.
Y es así que llegamos a la Lectura Gorda y a la Lectura Chica que, como podrá imaginar eran los nombres de los tamaños utilizados para leer libros. Pero el origen de estos cuerpos resulta harto interesantes: en 1476 (¡cuando la imprenta se encontraba en pañales!) las Epistolæ ad familiares de Cicerón fue impresa en Subiaco (pueblo de Roma) por dos alemanes Sweynheym y Pannartz utilizando estos tamaños, equivalentes a los cuerpos 11 y 12 actuales. Si bien es cierto que 11 y 12 puntos para la época eran tamaños muy difíciles de tallar por lo pequeño, lo cierto es que resultaban legibles y permitían además un mayor rendimiento (más texto en menos páginas), por lo cual pronto encontraron sus fervientes partidarios y, con el paso del tiempo la Lectura Chica y la Lectura Gorda se afianzaron como los tamaños destinados a la lectura de libros, antes dominada por “letrotas.” Por cierto, que la Lectura Gorda también era conocida como Cícero o simplemente Lectura.
Una de las grandes pérdidas de la tipografía, en cierta medida debido a la llegada de las computadoras, fue que estos nombres tan poéticos que designaban a los distintos tamaños comenzaron a identificarse con medidas, conocidas como puntos o “cuerpo”: cuerpo 11, cuerpo 12, etc. Aunque, en honor a la verdad, las computadoras no son las totales responsables de este cambio de nombre. Al menos durante dos siglos los impresores intentaron llegar a un estándar en los tamaños, que aunque tenían sus nombres poéticos y reconocidos por todos, no siempre coincidían, lo cual resultaba todo un problema si se importaban tipos de un país a otro.
Fue hasta principios del siglo XIX que el impresor francés Firmin Didot se dio a la tarea de estandarizar los diferentes tipos móviles utilizados en Europa. De hecho, a Didot se le conoce como el creador de las familias tipográficas modernas, pero también es reconocido por dar su nombre a dos medidas ampliamente utilizadas en la actualidad: el punto Didot y la Pica, ésta última conocida en español como Lectura Gorda.
Ya para finalizar con algunas relaciones interesantes: la Lectura Gorda en inglés se conocía como Pica o Cícero, nombre utilizado también en alemán, francés y en algunos casos en español; a la Pica se le llamaba Mediaan en Holandés y Lettura en italiano. La Lectura chica, por su parte, se conocía como Small Pica en inglés, Philosophie en francés, Brevier en alemán, Descencian en Holandés y Filosofia en italiano.
* Imagen tomada de Lectura: el diseño de una familia tipográfica. Imagen original de Manuel typographique de Fournier (1764).
Fuente:
BUEN UNNA, Jorge ; Garone Gravier, Marina y Vázquez Conde, Leonardo. Lectura: el diseño de una familia tipográfica. México : Artes de México, 2011.
UNGER, Gerdard. ¿Qué ocurre mientras lees? : tipografía y legibilidad. España : Campgrafic, 2009.
Orgullo y prejuicio de Jane Austen, 1984 de George Orwell, Alicia en el país de las maravillasde Lewis Carroll, Fahrenheit 451 de Bradbury son tan sólo algunos de los títulos que conforman la selección exclusiva de los 100 libros que debemos leer en la vida, según Amazon.
Sara Nelson, directora editorial de libros impresos y libros kindle en Amazon dijo a propósito de esta lista:
Con los 100 libros que debemos leer en la vida, nos propusimos construir un mapa literario que no se sintiera como un deber.
Esta lista fue publicada el día de hoy y en ella se incluyen todo tipo de géneros literarios: ficción, no ficción, literatura infantil y juvenil; así que podemos hablar de una lista más o menos democrática que no excluye ni el género, ni la época.
De esta manera vemos que obras ya clásicas de la literatura infantil como es Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll conviven con libros tan recientes como Harry Potter y la piedra filosofal de J. K. Rowling, Los juegos del hambre de Suzanne Collins o El diario de Greg de Jeff Kinney, cuyos orígenes se remontan a un blog exitoso que después se convertiría en una serie de libros no menos exitosos, publicado el número 1 por vez primera en 2007.
Otra inclusión es La ladrona de libros de Markus Zusak, tan de moda últimamente gracias a la película del mismo nombre y publicada originalmente en 2005 –que he de confesar no he leído, ni visto, convirtiéndose así en uno de los muchos pendientes de esta lista–.
Entre los clásicos que no pueden faltar están Grandes esperanzas de Charles Dickens, A sangre fría de Truman Capote, Lolita de Vladimir Nabokov y El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald.
En lo personal la gran sorpresa, o mejor dicho, la gran decepción, fue la ausencia casi total de literatura latinoamericana, representada únicamente por Gabriel García Márquez y no precisamente con 100 años de soledad como cualquiera (según yo) podría esperar, sino con El amor en los tiempos del cólera, considerada en la lista como “una obra maestra de latinoamérica.”Acá entre nos, me hubiera gustado ver Andamios de Benedetti o Pedro Páramo de Juan Rulfo.
En fin, por más incluyentes que pretendan ser las lista, por defecto son justamente lo contrario; así que supongo que, al igual que yo, se quedarán con ganas de intercambiar algunos títulos en la de Amazon. Y para eso, en la misma lista aparece un link a Goodreads con los libros seleccionados por los editores de Amazon y en donde los usuarios pueden votar y/o botar alguna obra en favor de otra.
Vía Galleycat llego a El ADN de un libro exitoso, una interesante infografía elaborada por Hiptype y donde se recogen algunos de los pasos claves para que un libro alcance el éxito.
“...un ácido nucleico que contiene instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos conocidos y algunos virus, y es responsable de su transmisión hereditaria. Muchas veces, el ADN es comparado con un plano o una receta, o un código, ya que contiene las instrucciones necesarias para construir otros componentes de las células...”
De esta manera, podemos entender metafóricamente al ADN de un libro como toda instrucción para el desarrollo y funcionamiento del mismo, responsable de su transmisión hereditaria (lectura). En fin, que esta infografía es una especie de plano o receta con instrucciones precisas para construir todos los componentes que nos llevaran a un libro exitoso, pasos que no pueden saltarse; por ejemplo:
La calidad del contenido es imprescindible; sin embargo, quizá un aspirante a escritor deba tener presente que el 40% de los libros que tienen como protagonista a una mujer tienen más posibilidades de convertirse en un bestseller y que la mitad de las mujeres lectoras son quienes finalizan sus lecturas. ¿Será por eso que 50 shades of Gray de E.L. James alcanzó el éxito? Quizá, aunque esto viene a destruir el argumento de un contenido de calidad para un libro exitoso.
Los libros de ficción son también aquellos que mejor salud gozan, aunque en México la lectura de ficción esté tan mal vista por los que “se supone” que saben del tema y si no me creen, les recomiendo la lectura cuidadosa y placentera de este excelente libro mitad ensayo, mitad relatos donde se habla precisamente de la literatura de ficción en México.
Por cierto, sólo el 4% de los capítulos de muestra son leídos; así que asegúrense de iniciar con las palabras correctas o corren el riesgo de nunca ser leídos ni siquiera a manera de muestra, ¡ah! pero si logran que lean sus capítulos de prueba, asegúrense que el resto del libro sea lo suficientemente atractivo porque el 30% de los lectores abandona su lectura alrededor de la página 50. En resumen, escriban lo suficientemente interesante para mantener al lector de inicio a fin con ustedes.
Y no olviden el grosor de su libro, si tiene 300 páginas hay un 87% de probabilidad de que el autor lo termine pero, si quieren escribir un mamotreto de 700 páginas, quizá sólo el 35% de sus lectores lo finalice; así que vayan pensando en una serie de 300 páginas en cada volúmen.
Recuerden un buen argumento bien contado es quizá (¡porque hay cada excepción en los estantes!) lo que los lleve a un libro exitoso. ¿Se les ocurre algo más?
En este recuento de cosas y casos que son tan comunes los fines de año, también es común encontrar el destinado a los propósitos y deseos que (a veces ingenuamente) hacemos cuando se da el banderazo de salida; precisamente en Goodreads es posible ver en estos días quiénes cumplieron su meta de lectura de 2013. En lo personal, no le encuentro mucho sentido a que este propósito se defina en números, decir que voy a leer 20, 30 o 100 libros durante un año es (mera opinión) como apilar libros en estantes. Por eso la propuesta del Bingo Literario lanzada por Random House Canadá y replicada en este blog a principios de 2013 me pareció más interesante y divertida.
Pues bien, les presento nuevamente el Bingo Literario, los resultados de lectura en este 2013 y aclaro que no fue posible llenar muchas casillas y que algunos libros tuvieron que repartirse en al menos dos casillas. De izquierda a derecha:
Un libro que escogí por la portada
Aquí tengo varios:
The obnoxious librarian from Hades de Dennie Haye
Pelos en la lengua: disparatorio esencial de la RAE de Juan Domingo Argüelles, un libro que dice lo que muchos pensamos a veces de la RAE y sus disparates.
Mitos de la lengua: reflexiones sobre el lenguaje y nosotros sus hablantes coordinado por María Montes de Oca.
Un libro que viste a alguien leyendo
Ninguno, he visto varios libros en bibliotecas personales que se me antojan mucho, pero por alguna razón no los he leído.
Un libro que me ayudará profesionalmente
Creo que cada libro puede ayudar en distintos niveles en la profesión, pero creo que aquellos que hablan de la historia del libro:
La escritura, memoria de la humanidad de Georges Jean, compacto e interesante.
Un libro recomendado en TV
No veo mucho TV y no me fío mucho de las recomendaciones.
Un libro con un animal en la portada
Soy un gato de Natsume Soseki, divertido, aunque no se deja leer de un día para otro.
Un libro de la biblioteca
¡Ups! vergüenza, pero ninguno.
Un libro fuera de mi zona de confort
Estudios culturales: una guía gráfica de Ziaudin Sardar. No estuvo mal, aunque estoy segura que habría disfrutado un par de títulos de la misma serie; quizá se queden en lista de lecturas pendientes.
Un libro ganador en algún premio literario
El traje del muerto de Joe Hill (por cierto, hijo de Stephen King). Está bien, el libro no ganó ningún premio, pero el autor ha sido laureado por otros libros del género terror.
Un libro recomendado por un librero
Casi no acudo a libreros por recomendaciones, soy más de leer reseñas en blogs especializados en literatura, por ejemplo, Dinero para fantasmas de Edgardo Cozarinsky, no lo he finalizado pero se va dejando leer muy bien.
Un libro infantil o juvenil
La historia interminable de Michael Ende
Un libro que ha estado más de 5 años en tu librero
Intenté retomar Absalón, Absalón! de William Faulkner, pero creo que quedará otro tiempo en el librero, espero no sea mucho.
Un libro que alguien me recomendo
Los cristales soñadores de Theodore Sturgeon, una delicia y extrañeza de libro; y desde luego, me dejó con ganas de leer más del autor, el libro con el que me seguiré es Más que humano.
Un libro con un excelente comienzo
El tango de la guardia vieja de Arturo Pérez Reverte.
The etymologicon: A Circular Stroll Through the Hidden Connections of the English Language de Mark Forsyht, sin temor a equivocarme, el mejor libro de 2013.
Un libro escrito por una celebridad
Cualquier autor por el simple hecho de publicar debiera ser una celebridad; así que todos los que leí caen en este categoría, je.
Un libro con más de 400 páginas
Historia universal de la destrucción de libros: de las tablillas sumerias a la guerra de Irak de Fernando Báez (416 páginas). Esperaba otra cosa de este libro que a veces parecía más un listado que una historia, a pesar de ello hay datos muy interesantes.
Baila, Baila, baila de Murakami, aunque lo leí en electrónico, veo que en el impreso tiene nada más y nada menos que 464 páginas.
Un libro de poesía
Fallo nuevamente en esta categoría, tendré que ponerla como obigada en 2014.
Un libro del que escuchaste a través de un programa de radio
No lo leí, pero lo adquirí para regalo y espero que después me lo presten: Arañas, pesadillas y lagañas… y otras misiones para niñonautas de Kiren Miret.
Un libro con ilustraciones
La tabla periódica: la curiosa historia de los elementos de Hugh Aldersey-Williams, el libro que todo profesor de Química debe leer para saber como enseñar los elementos.
Un libro recomendado por mi barista
Mi barista me recomienda té, no hemos llegado a ese nivel de intimidad literaria, quizá estoy perdiendo una verdadera oportunidad.
Un libro recomendado por una celebridad
Depende qué se entienda por celebridad, mismo caso de la categoría Un libro escrito por una celebridad.
Un libro que debiste leer en la preparatoria
Yo diría que incluso desde la secundaria: La ciencia del color, historias y pasiones en torno a los pigmentos de Ana von Rebeur
Un libro que habrías escogido en la adolescencia
El árbol de las brujas de Ray Bradbury
Un libro que todos, menos yo, han leído
La historia interminable de Michel Ende. Qué les puedo decir, por fin lo leí y valió la pena.
Y como estoy consciente de que mi Bingo Literario no salió completo, pero no implica que no pueda crear casillas nuevas, van mis opciones:
Un libro que leí porque el autor me deja con ganas de más
El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Murakami, y yo creo que 2014 seguiré con algunos títulos más.
Anatomías: el cuerpo humano, sus partes y las historias que nos cuentan de Hugh Aldersey-Williams
Un libro que fue una decepción
La asombrosa historia de las palabras
Un libro que busqué hasta el cansancio
El árbol de las brujas de Ray Bradbury
Un libro de zombies
Lo confieso, los zombies son mi debilidad literaria, entonces no podía faltar Guerra mundial Z: una historia mundial de la guerra zombie de Max Brooks, y sí, aunque no me guste comparar, el libro es mucho mejor que la película.
Los caminantes de Carlos Sisi.
Un libro sobre libros
Historia universal de la destrucción de libros: de las tablillas sumerias a la guerra de Irak de Fernando Báez
El Sr. Penumbra y su librería 24 horas abierta de Robin Sloan
Demonio de libro de Clive Barker
Así las cosas con mi Bingo Literario, ¿a ustedes cómo les fue? ¿se animan a un Bingo para 2014? Los leo.
Como lo comentaba en el blog hermano LeerenPantalla, diciembre siempre se presta para hacer recuentos sobre lo mejor de lo mejor: los mejores gadgets, los mejores juegos, las mejores series televisivas y, desde luego, la literatura nunca es la excepción; en estas fechas es muy común que varias librerías y redes sociales de lectura presenten sus listas de los más vendidos o los más leídos –que aunque así se piense no es lo mismo, así que no confundamos la gimnasia con la magnesia–. Y siguiendo en este mismo tenor de las “listas de listas”, tampoco pueden faltar las selecciones de los libros más regalados en estas fechas, ya saben, en toda familia siempre existe el tío o la tía aguafiestas que regala libros en lugar de dulces, juguetes o aparatejos para seguir jugando ;), aunque seguramente no faltara el que todavía sea feliz con este tipo de regalos.
En fin, que en este recuento de fin de año, me he topado en EbookFriendly con una infografía histórica de 2001 a 2013 de los tres títulos más vendidos para regalar en navidad, interesante la selección de los que regalan libros:
Comencemos con 2013: el fútbol se impone entre los más vendidos para regalo con My autobiography de Alex Ferguson, ex futbolista escocés (en lo personal no regalaría este libro, pero bueno, esos son prejuicios aparte); Save with Jamie de Jamie Oliver, ocupa la segunda posición; y en tercer lugar tenemos la tercera entrega de Bridget Jones: mad about the boy de Helen Fielding, publicado recientemente.
Sorprende ver que los libros más adquiridos para regalar es muy distinta a las listas de ventas para lecturas personales como es la de Amazon o las listas de los más leídos, como la de Goodreads, en ambas el primer lugar se lo lleva Inferno de Dan Brown, mientras que en la infografía figura en 2009 con El símbolo perdido y en 2003 y 2004 con El Código da Vinci.
Harry Potter es otro que no puede faltar entre los regalos navideños con el tercer lugar en 2007; mientras que Eclipse de Stephenie Meyer se lleva también la tercera posición de los más regalados, pero en 2009.
Los dejo pues con esta infografía y con la satisfacción de no ver libros de Paulo Coelho o E.L. James entre lo más regalado, aunque como les decía, esos son prejuicios aparte.
¿Y ustedes, han regalado o han recibido como regalo alguno de estos libros?
Las librerías nos tienen acostumbrados a que religiosamente cada mes nos ofrecen una lista de los libros más vendidos, –en su mayoría y aunque no nos guste la tendencia va hacia la autoayuda, en fin que este post no trata de estereotipar o denostar géneros literarios–; en algunos blogs, por su parte, también se ha desatado una euforia por la lista de los X número de libros sobre X tema que debes leer antes de morir y así ad infinitum con las listas y los top de tops en la literatura; sin embargo, se han preguntado ¿cuáles son los libros más populares de todos los tiempos?
Seguramente sí y, seguramente su pregunta habrá quedado sin respuesta o, si llegó la respuesta, es probable que no estén de acuerdo; y es que este es el gran problema de la listas, que siempre pecaremos por omisión, además de que en honor a la verdad, resulta imposible incluir en una lista a los indispensables en determinado género.
A pesar de ello, siguen existiendo los valientes que se aventuran a realizarlas y como resultado obtenemos información, que si no exhaustiva, sí interesante y quizá reveladora para muchos, tal es el caso de The most popular books of all time, una infografía elaborada por Lovereading UK y que muestra los libros más populares resultado del número de ediciones, las ventas y las distintas ocasiones en que ha sido traducido. Como es de esperar, los libros más populares de todos los tiempos caen en la categoría de los grandes clásicos de la literatura: Homero con La Odisea y Shakespeare con Romeo y Julieta a la cabeza; sin embargo, lo interesante de esta infografía llega con los datos de ventas y traducciones, por ejemplo, Romeo y Julieta tiene 902 ediciones y 80 traducciones a distintos idiomas, me atrevería a decir que con datos no oficiales estas cifras crecerían. Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll tiene el no menos sorprendente registro de 889 ediciones, 35 traducciones y ¡200 millones de copias vendidas! Las 614 ediciones de El Hobbit de Tolkien han vendido 100 millones de copias en 40 traducciones distintas, ah, y en la lista no puede faltar Harry Potter y El código Da Vinci con 450 millones y 80 millones de copias vendidas respectivamente.
Lástima que en la infografía no aparezca ningún 100 años de soledad o La tregua, pero por lo visto no soy la única inconforme, en los comentarios decían que convenientemente dejaron fuera a los autores rusos como Dostoyevsky o Tolstoi y a algunos otros libros que se han ganado a pulso estar entre los más reconocidos de todos los tiempos. En fin, que como les decía, este tipo de listas o de infografías siempre dejará inconformes.
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Hace algunos días, medio en broma, medio (completamente) en serio, comentaba en Facebook y Twitter que estamos perdiendo uno de los últimos bastiones de la lectura, el metro. Y ahora que lo pienso mejor, la lectura en estos espacios resulta ya tan complicada que bien nos vendría una guía de consejos prácticos para leer en el metro.
Un buen reportaje digno de la obtención del Pulitzer se titularía: “El metro: en extinción uno de los últimos bastiones de la lectura.”
Los que son usuarios recurrentes del transporte público, seguramente entendieron a qué me refería, y es que aunque el metro es quizá de los principales lugares en donde cientos de miles de capitalinos destinan para leer, lo cierto es que los vagoneros (personas que venden distintos productos, especialmente música) logran que para los usuarios sea cada vez más difícil realizar la noble y heroica actividad de la lectura: entre las horas pico, los gritos de los vendedores y la música estridente de los mismos, lo de heroica resulta muy en serio.
En fin que como ya me quejaba amargamente, estamos perdiendo uno de los últimos bastiones de la lectura, así que si eres uno de esos lectores descarados o empecinados en no ceder espacio y dejarte vencer ante las “adversidades” del otrora inmejorable lugar para leer, acá puedes escuchar algunos consejos útiles para hacerlo, disfrutar la lectura y además no volverte loco en el intento.
Y es que cualquiera puede pensar que ponerse a leer es tan sencillo como simplemente hacerlo, pues sí, pero no, el metro es en definitiva otra historia: posición, lugar, espacio, aprender a leer con una mano, mientras con la otra te sostiene y los vendedores (¡nuevamente los vendedores!) requieren estrategias especiales; pensando en eso Adrián Chávez, colaborador y editor de La hoja de arena elaboró en mayo un Breve manual para leer en transporte público, mismo que también les comparto en un audio de Eunice Domínguez, colaboradora en el mismo blog.
Y bueno, si ya ni con estos consejos logras recuperar al metro como tu lugar de lectura, siempre quedará la opción de la siesta, aunque no olvides que para eso sí es necesario un asiento ;).
Nota: y aprovechando la ocasión, recuerden ceder el asiento a ancianos, mujeres embarazadas, niños o personas con necesidades especiales.