Como ya lo he mencionado en otros momentos, a raíz de la contigencia sanitaria por el Covid-19 que tiene a una importante parte de la población a nivel mundial resguardada en su casa; muchos además de las responsabilidades del home office y el home schooling, se han volcado en ofrecer actividades para que la espera en casa no sea tan pesada, y han estado creando videos, tutoriales, webinars, conversatorios, etc. El mundo del libro no es la excepción, a diario vemos que escritores, editories, mediadores, docentes, bibliotecarios, librerías y muchos otros programan charlas, hora del cuento, talleres, conferencias e incluso presentaciones de libro online, etc.
Como es de esperar, la economía va en picada y el panorama a veces parece desolador. El mundo del libro, una vez más, tampoco es la excepción. Casi a diario leo artículos donde se menciona lo afectada que está la cadena del libro, con ferias del libro suspendidas y la preocupante baja en las ventas.
Resulta curioso que, a pesar de que muchos actores de la cadena del libro están seriamente consternados por la situación del mundo editorial frente a la pandemia, lo cierto es que la lectura en tiempos de pandemia se está convirtiendo en una de las actividades más prolíficas o, al menos, eso lo demuestran algunos estudios y encuestas que se están publicando y que, nos obligan a replantearnos o redimensionar la crisis editorial que está desencadenando esta pandemia. Veamos algunos ejemplos.
Ficha de prácticas lectoras de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez
La Fundación Germán Sánchez Ruipérez publicó hoy una nueva ficha del Laboratorio Contemporáneo de Fomento a la Lectura donde se analizan los datos de los primeros estudios sobre comportamiento lector y consumo cultural durante la cuarentena. Estos resultados demuestran que el número de lectores frecuentes se ha incrementado durante este periodo de encierro.
La lectura en tiempos de pandemia es, de acuerdo con estos resultados, la novena actividad a la que se le dedica tiempo en España. A nivel mundial la lectura de libros y audiolibros es la tercer actividad (34%) superada sólo por el uso de aplicaciones de mensajería (46%) y hablar por teléfono (30%). Por otra parte la lectura de periódicos y revistas están en quinto y sexto lugar, 19% y 16% respectivamente.
El que se estén incrementando los lectores no es lo más sorprendente de estos resultados, sino que es la población más joven (Generación Z) la que dedica mayor tiempo a la lectura (38%), seguidos por los Millennials (38%) y, en un tercer lugar la Generación X (37%).
Esta ficha habla de consumo que es, finalmente el que debería importarnos; sin embargo, también importan otros datos, pues consumo no necesariamente se corresponde a ventas; así que vale la pena preguntarnos si este incremento en lectores frecuentes se refleja directamente en incremento en las ventas. Según algunos editores y libreros, no.
La lectura en tiempos de pandemia de ExLibric
ExLibric, el servicio español de edición bajo demanda publicó hace pocos días los resultados de la encuesta online en la que participaron más de dos mil lectores. Los encuestados han aumentado un 63.8% sus prácticas lectoras durante este tiempo de confinamiento, de hecho el 96% considera que los libros son esenciales para llevar este encierro, algo muy similar ha considerado Amazon al momento de priorizar la entrega de libros infantiles y didácticos y también al ofrecer de forma gratuita durante esta contingencia audiolibros infantiles a través de Audible.
El 56.29% de los encuestados declaró estar leyendo diariamente. Mientras que el 69.9% de los encuestados lee un promedio de tres horas diarias.
En cuanto a los formatos el 61.7% prefiere leer en papel, mientras que sólo el 27.4% prefiere el libro electrónico y el 10.5% alterna ambos formatos. Lo anterior no deja de ser sorprendente pues se esperaría que las facilidades para adquirir un libro electrónico sin salir de casa y sin tiempos de espera, sean un aliciente para que los usuarios se decanten por este formato. Por otra parte, como lo decía hace un momento, consumo no necesariamente implica venta pues el 38.3% ha estado leyendo libros que tenía en la lista de pendientes y el 46.7% ha realizado nuevas compras.
Y a pesar de que el 46.7% está realizando nuevas compras, lo cierto es que el mercado del libro impreso en español reportó a principios de abril perdidas por 20 millones de euros en dos semanas.
¿Y en México?
Por último, Teads, la empresa que distribuye publicidad a través de distintos medios de comunicación, publicó recientemente el ranking de los contenidos más leídos durante la primera y última semana de marzo del 2020.
En primer lugar y como es de esperar, se consumen contenidos relacionados con salud, bienestar, enfermedad y hospitales; seguido por recetas de cocina y en un tercer lugar por redes sociales y aplicaciones.
Lo interesante es que cada uno de estos 30 contenidos se relacionan con una necesidad específica de la Pirámide de Maslow, de tal manera que el 100% de los contenidos están relacionados con la necesidad de seguridad, a nivel global el consumo se relaciona con la necesidad de seguridad sólo en un 68%.
Conclusiones
Desde luego, podemos hacer muchas lecturas de estos estudios y muy probablemente en las próximas semanas veremos estudios similares sobre a forma en que este confinamiento está moldeando nuestras prácticas de lectura en tiempos de pandemia y de consumo cultural.
Queda aún la interrogante de si las ventas realmente se están viendo afectadas o sólo es para algunos formatos (el impreso), o bien, si se lee lo que ya había en casa. Es de esperar que grandes distribuidores como Amazon sean los que menos afectados resulten, pero ¿qué pasa con las librerías o las editoriales independientes? De esas no me cabe duda que la situación sea preocupante.
Pero además de la forma en que estámos leyendo y si están aumentando nuestras prácticas lectoras a causa del confinamiento, es necesario plantearnos si, tal como lo mencionan en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, el comportamiento lector se mantendrá estable una vez terminado el confinamiento, ¿aumentarán los lectores? ¿se mantendrán? ¿volverán a disminuir? Aunque despué de todo, no podemos esperar que todo vuelva a ser como antes o se mantenga como en las últimas semanas, como lo comentaba en otro post muchas cosas se verán afectadas a raíz de esta pandemia, la lectura no será la excepción.
Hoy 2 de abril, como todos los años desde 1967, estamos celebrando el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil que homenajea a los libros y los autores que escriben para niños y jóvenes. Como ya les he comentado en otra ocasión, esta celebración coincide con el natalicio de Hans Christian Andersen (2 de abril 1805 – 4 de agosto 1875).
Como se dice generalmente en redes sociales, “voy a dejar esto por aquí y me retiraré lentamente“. Con “esto”, me refiero a portadas de algunos libros ampliamente recomendados para niños, jóvenes y cualquier otro lector sin importar su edad. De la mayoría de ellos ya he hablado anteriormente acá, acá y acá, así que valga este post de celebración para retomarlos, en cuanto a los dos faltantes (¡De aquí no pasa nadie! y Gato encerrado), prometo que estarán reseñados muy pronto por acá.
Y si lo suyo, lo suyo es la lectura en pantalla, en el blog hermano Leer en pantalla también encontrarán algunos títulos que se pueden descargar de forma gratuita o leer en línea durante esta contingencia.
Aprovecho también para compartir por acá la charla que mi querida Áurea Xaydé Esquivel, de la Biblioteca Alaide Foppa, y yo tuvimos en el marco de esta celebración y donde platicamos sobre lecturas, lectores y la Encuesta Cuando leo… cuando escribo. Encuesta sobre prácticas de lectura y escritura de la comunidad estudiantil de la UNAM, de la que ya les platiqué anteriormente y que pueden ver/escuchar en el perfil de Facebook de la Unidad de Vinculación Académica de la UNAM.
En la pasada FIL de Guadalajara se presentó Cuando leo… cuando escribo. Encuesta sobre prácticas de lectura y escritura de la comunidad estudiantil de la UNAM, que presenta los resultados sobre las prácticas de lectura y escritura de sus estudiantes universitarios.
Aunque, como lo menciono arriba, esta encuesta está delimitada a una comunidad estudiantil muy específica; representa una importante brújula sobre la lectura que, si la analizamos en conjunto con otras encuestas similares como la Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo Digital y Lectura entre Jóvenes Mexicanos elaborada por IBBY México y de la que ya les platiqué anteriormente, nos daremos cuenta que ese fatídico 2.9 libros al año es un mito muy arraigado y que es necesario tomarnos más en serio el tema de las prácticas lectores y los lectores.
En los resultados de esta encuesta podemos encontrar varias cosas interesantes
Algo en particular me llama la atención de esta encuesta: es de las pocas que toma a la lectura y la escritura como dos prácticas que no se pueden disociar, como se menciona en la misma encuesta “…leer nos lleva a escribir, nos lleva a compartir”. De hecho, a quienes les leían de niños (42%) tienen un mayor gusto por la escritura. Y aquí también las pantallas están jugando un papel importante, pues les permiten un mayor abanico de opciones para expresarse.
Los estudiantes universitarios tienen una percepción positiva ante la lectura. De hecho, es quizá una de las etapas en las que más leen y por gusto: más de la mitad (54%) tanto de bachillerato, como de licenciatura les gusta bastante leer. Sería sin duda interesante poder realizar un seguimiento sobre qué pasa con las prácticas lectoras de estos estudiantes una vez que terminan sus estudios, se mantienen, disminuyen. Esta encuesta revela que el 60% de los estudiantes lee menos que en el nivel de estudios anterior, principalmente por falta de tiempo (68%).
La falta de dinero, es otra de las limitantes para acceder a los libros es una característica que no podemos pasar de largo y nos obliga a reflexionar sobre el papel que están teniendo o deberían tener las bibliotecas entre los estudiantes de una Universidad con un consolidado sistema bibliotecario. De acuerdo con la DGB de la UNAM, su red bibliotecaria se compone de133 bibliotecas; es decir, que los estudiantes, con o sin dinero, tienen opciones de sobra para acceder a los materiales de lectura: prestamo a domicilio, interbibliotecario (entre las bibliotecas de la UNAM y otras bibliotecas fuera de la red universitaria), acceso a bases de datos, a libros electrónicos, etc.
Es interesante ver quiénes son las principales influencias de lectura. Mientras que en la Segunda Encuesta de IBBY México los padres son quienes más influyen en sus hijos; en la de la UNAM son los maestros con el 65% de influencia, aunque los padres con el 64% no están muy alejados. En ambas encuestas el papel del bibliotecario como influencia de lectura es bastante flojo, sólo 4% en la Encuesta de IBBY y 3% en la de la UNAM. Lo anterior debería estar encendiendo focos rojos en el gremio sobre el papel que estamos teniendo.
¿Y qué pasa con la lectura en pantalla?
95% prefiere leer libros en formato impreso; sin embargo, es innegable que las pantallas están diversificando los tipos de lectura; por ejemplo, más de la mitad (65%) prefiere leer noticias en formato electrónico. Pero además, estamos hablando de lectores híbridos que migran de un formato a otro conforme a sus necesidades: sólo 3% lee todo en impreso y 2% lee todo en digital; mientras que el 23% lee más impreso, 33% lee más en digital, lo que implica que también está leyendo en el otro formato; y el 39% lee mitad y mitad. Sin duda, echo en falta al audiolibro, un formato que aunque no es nuevo y su uso a muchos parecerá incipiente (o incluso inexistente), está teniendo un gran auge que lo posiciona como EL formato a futuro, no olvidemos el 18% de lectores de audiolibros de la Segunda Encuesta de IBBY México.
Resulta curioso que la forma de acceso a contenidos digitales sea, en primer lugar, a través de compra directa en librerías, seguido de las descargas gratuitas en internet, mientras que el préstamo en bibliotecas queda en tercer lugar. Y es curioso porque, como ya lo mencionaba anteriormente, la oferta de acervo digital en el sistema bibliotecario de la UNAM es inigualable. ¿Por qué no tienen a las bibliotecas de la UNAM como primera opción de acceso a estos materiales? ¿no lo conocen? ¿no encuentran lo que buscan? ¿no es sencillo o atractivo? Algo que también se queda en el tintero para la reflexión bibliotecaria.
Y, desde luego, al igual que otras encuestas a nivel mundial, es el smartphone con el 63% el rey en el acceso, tanto a internet como a materiales de lectura; muy alejado con sólo un 19% encontramos a las laptops como medio de acceso; las tabletas o computadoras de escritorio sólo son usadas por un 9% y, los dispositivos de lectura dedicados, sólo se llevan el 1% del acceso a la lectura en pantalla.
Lectura social
Aunque muchos sigan insistiendo que la lectura es un acto solitario, lo cierto, es que los lectores comparten intensivamente lo que leen, y así lo demuestra la Encuesta de la UNAM, 77% considera que se puede construir comunidad a través de la lectura. 52% comparte lo que lee. De estos, 45% lo hace entre sus amigos, 30% con sus padres. Sin embargo, pocos son los que han participado en una comunidad lectora (9%), o bien, no saben que lo han hecho pues la conciben como un espacio formal o institucional. Es decir, que aquí nuevamente nos estamos enfrentando a conceptos tradicionales que nada tienen que ver con prácticas lectoras reales.
Conclusiones
Como todas las encuestas sobre las prácticas de lectura, esta resulta reveladora si no nos tomamos a pie juntillas los número duros y aprendemos a analizarlos y a leer entre líneas, me quedo con estas reflexiones:
Como ya lo mencionaba, siempre hay una discrepancia entre prácticas reales y prácticas aceptadas.
El audiolibro es un formato que se debe explorar más.
El papel que tiene la biblioteca y el bibliotecario entre los lectores en una etapa de su vida de lectura intensiva es casi nulo. A pesar del 62% que asegura que disfruta ir a las bibliotecas; el bibliotecario no ejerce gran influencia entre los lectores (3%) y el acceso a los materiales de lectura no se dan en primer lugar en la biblioteca.
La convivencia de formatos de lectura. Aunque hay preferencias, en la práctica, están leyendo en diversos formatos.
Diciembre se acerca a su fin, y con ello también llega el final de un año vertiginoso, complejo y que no dio tregua, un año difícil; menos en la lectura que se convirtió a ratos en mi salvación y catarsis. Un año lleno de ensayo, novela, literatura infantil y juvenil, biografía y escritoras, porque vale la pena mencionar que me dio mucho gusto encontrar entre un favorito y otro a tantas escritoras, estoy segura que con unos 100 días extras a este 2019 habría agregado a varias escritoras más de los libros que aún no finalizo en un año que ya casi se va.
Sin orden particular, porque a todos los considero grandes libros, aquí va mi muy nutrido top ten de lecturas 2019, que como en Los tres mosqueteros que no eran tres sino cuatro, este top ten no es de diez sino de nueve, pero nueve que valen por diez. Así que, como les decía, va lo mejor de 2019:
Título: Su cuerpo dejarán Autora: Alejandra Eme Vázquez Pie de imprenta: México : Enjambre Literario : El Periódico de las Señoras, 2019. ISBN: 978-84-948229-6-4 Premio Dolores Castro 2018
Este libro descorre un velo: deconstruye la endoclturización y hace evidentes las dinámicas perversas que invisibilizan el trabajo de cuidados y que lo vuelven algo explotadoramente familiar. Devela a los Tíos Jubilados que no cuidan a su madre anciana y que normalizan que ella los siga cuidando. Sin embargo, no lo hace confrontando, sino con amor, porque este es un libro de amor a la Abuela… La Autora fue capaz de compartir no sólo la forma en que construyó el libro, de manera personal y entrañable, sino que trasciende lo políticamente correcto; muestra y se ríe de sus propios prejuicios y miedos: el miedo a envejecer, a las ollas de presión y las dentaduras postizas.
– Lauri Cristina García Dueñas
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Un ensayo como pocos sobre el cuidado doméstico… aunque, ahora que lo pienso quizá sea el único en abordar esta temática. Todo lo que tenemos (si me equivoco, corríjanme) son estadísticas, estudios que nos hablan del envejecimiento y los problemas que nos planteará en un futuro que cada vez se ve más cercano. Alejandra Eme Vázquez nos brinda un gran ensayo en el que, desde su papel de cuidadora, reflexiona sobre las implicaciones sociales, culturales y económicas de quienes cuidan a ese ser cercano, pero también de los altibajos a los que se enfrentan quienes han asumido este rol. Un trabajo que, al insertarse en el ámbito de lo doméstico, siempre queda velado en el rincón del deber, del hacer por gusto, porque “te amo”. Un trabajo invisible que muchas personas (mujeres en su abrumadora mayoría) encaran todos los días.
Es una reflexión cercana, entrañable, personalísima, amorosa y sí, muy dolorosa a ratos, un libro que se puede leer una, dos, tres, muchas veces y siempre dejará pensando en quiénes cuidan o hemos cuidado; en quiénes nos cuidarán y cómo lo harán; en hacerte viejo y dejarte cuidar, si es que corres con la suerte de tener alguien quién te cuide; en dejar de pensarlo en un ambiente doméstico de obligación por amor, por responsabilidad, porque te toca.
Un libro en el que muchas de nosotras nos reconoceremos y diremos: yo también le tengo terror a las ollas de presión, yo también tengo pánico a envejecer, a enfermar, a tener que ser cuidada y que el trabajo de quien me cuide quede velado por esta obligación de lo doméstico.
Título: Nunca jamás Autora: Carola Martínez Arroyo Pie de Imprenta: Buenos Aires, Argentina : Norma, 2019. Colección: Zona Libre ISBN: 978-987-545-828-4
Nunca me pasó nada malo.
Nunca me rompí un hueso ni me operaron el apéndice, no me lastimé, no repetí un grado, no se separaron mis papás, no pasé hambre, no me tuve que mudar y dejar a mis amigos. No me rompieron la nariz en una pelea.
Durante trece años no me pasó nada y de repente mi mamá se murió.
Se murió.
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Un libro que nos habla de la vida misma y también de la muerte, de sanar el alma y aprender a vivir con las ausencias, aunque eso a ratos provoque cierta culpa en quienes siguen a pesar del dolor. Sin embargo, no es una historia condescendiente con final feliz, no es un libro aleccionador, ni tampoco es una receta de cocina para que ayuda a los niños que han perdido a alguien. No, Nunca jamás es un continuar aunque no se sepa cómo, como ocurre en la realidad, es acompañar a Fiore en su duelo y desear que esté bien.
La voz de la protagonista es auténtica e irla conociendo es un disfrute, aunque a ratos te saque unas o varias lágrimas. La incorporación de extractos de Peter Pan de J. M Barrie no sólo es atinada, sino que da sentido a la obra.
Título: La enfermedad y sus metáforas Autora: Susan Sontag Pie de imprenta: Barcelona, España : Penguin Random House, 2011. Formato: electrónico. ISBN: 978-84-9989- 622-9
Susan Sontag escribió La enfermedad y sus metáforas en 1978, mientras se trataba de un cáncer. En el libro quiso demostrar cómo los mitos acerca de algunas enfermedades, en especial del cáncer, añaden más dolor al sufrimiento de los pacientes y a menudo los cohíben en la búsqueda de tratamiento adecuado.
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Este libro no se trata de una investigación sobre los últimos descubrimientos en torno a la enfermedad, tampoco es una explicación del por qué o el cómo del cáncer y mucho menos es un libro de autoayuda para superar la enfermedad a través de la meditación, la buena alimentación, el bienestar, el amor, el pensar positivo y el “echarle ganitas” como tantos libros hay sobre el tema. No, La enfermedad y sus metáforas es un acercamiento al cáncer desde una visión muy personal de una escritora que vivió en carne propia este padecimiento y quien, como tantos enfermos de cáncer, se tiene que enfrentar no sólo al dolor físico, sino también a todos esos mitos, miradas reprobadoras, compasión y quizá alejamiento que envuelven a la enfermedad.
Aunque es un ensayo con más de 40 años de haber sido escrito sigue siendo actual, abrumadoramente actual en cuanto a las visiones y mitos en torno a la enfermedad; porque si bien es cierto que el cáncer ya no es necesariamente una sentencia de muerte, no deja de ser un mal aterrador al que se le achacan muchos mitos, entre ellos la culpa, “tú tienes la culpa de haberte enfermado”. Así que nadie con más autoridad que una escritora para tratar de tirar todos estos mitos y devolverle a la enfermedad esa característica humana alejada de misticismos que tanto daño hacen al enfermo, sin importar si es una persona buena o mala (lo que sea que eso signifique), positiva, negativa, que come carne o es vegana, que sufre o es feliz, que guarda resentimientos o que confronta.
Título: Entre los rotos Autora: Alaíde Ventura Medina Pie de imprenta: Ciudad de México : Penguin Random House, 2019. ISBN: 978-607-318-615-5 Formato: Kindle Edition Premio Mauricio Achar – Literatura Random House 2019
Una joven encuentra la colección de fotos de su hermano menor. No entiende por qué Julián decidió conservar esas imágenes. No retratan momentos particularmente alegres, por el contrario, casi todas pueden verse como la antesala de una catástrofe doméstica. Pensándolo bien, eso fue su infancia en Veracruz: la antesala y las secuelas de una catástrofe continua, la construcción minuciosa de las ruinas que son ella, su hermano y su madre. Su padre, un hombre imprevisible y violento, los lastimaba a la más arbitraria provocación. Julián, sin embargo, siempre se llevó la peor parte, por lo que encierto momento, alzó una muralla de silencio para protegerse a sí mismo. Pero el silencio tiene la capacidad de contaminarlo todo con su propia forma de violencia.
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Una historia que es como ir recogiendo los pedazos de una taza que se ha roto (o, mejor dicho, que han lanzado de forma violenta hasta dejarla hecha añicos), juntar sus piezas poco a poco para rearmarla con grietas y fragilidad. Alaíde Ventura nos narra de forma magistral una historia de violencias, de familia, de dolor, de complicidades rotas, de traición, aunque esa traición sea la única forma de autopreservación.
Una historia dura, que llega de lleno y golpea fuerte. Es estremecedora y no necesitas identificarte con los personajes para que te deje un poquito rota. Lo cual no es malo, si una historia no te conmueve, entonces qué caso tiene seguir leyendo. Da gusto y se agradecen mucho estas historias tan complejas, tan fuertes, tan desgarradoras.
Título: Los rojos camaradas Autora: Ana Romero Ilustradora: Natalia Gurovich Narrador: Federico Ordás Pie de Imprenta: México : Storyside : SM, 2017. Formato: Audiolibro y Edición electrónica ISBN: 9786072418554 / 9789177913436
El abuelo Tomatías falleció. Todos están muy tristes pero Lobo menos que todos porque antes de morir, su abuelo le enseñó a buscar los rastros de los que se van. Ahora Lobo y su hermana menor seguirán el rastro de Tomatías hasta encontrarlo en la cosa más maravillosa del mundo.
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He leído Los rojos camaradas unas cuatro veces este año, en audiolibro y en electrónico, y no me canso, y sí, en todas termino llorando. No deja de fascinarme lo hermosa, lo triste y sabia que es cada página de este libro. Cómo se pueden decir tantas cosas y tan profundas en tan pocas páginas, cómo se logra ser tan cercano, cómo se puede hablar de muerte y sanar de forma tan entrañable. Sin duda, los que nunca se han acercado a la literatura infantil, deberían conocer este libro para darse cuenta lo mucho y lo bien que se puede contar desde esta etiqueta poco favorecedora de “infantil”. Quisiera poder decir más, algo que de cuenta de lo hermosa y valiosa que es esta historia, pero creo que vale la pena quedarnos con el “lo he leído unas cuatro veces”.
Título: Me acuerdo Autor: Joe Brainard Pie de imprenta: España : Sexto Piso, 2009. ISBN: 8496867455
Joe Brainard era tan polifacético que él mismo parecía uno de sus propios collages. Más conocido como artista que como escritor, su inclasificable libro Me acuerdo se consideró una obra excepcional desde su irrupción en 1970 en el panorama literario de Estados Unidos. Su impacto fue tal que, años después, Georges Perec escribió su Je me souviens bajo el modelo de Brainard, y se lo dedicó a éste. La fórmula es tan simple que escritores como Ron Padgett, poeta y gran amigo de Brainard, se preguntaron: «¿Por qué no se nos habrá ocurrido a nosotros una idea tan elemental?». Su original forma, basada en una repetición casi de mantra, recoge más de mil evocaciones que empiezan con las palabras «Me acuerdo». Se trata de frases, en su mayoría breves, que activan un resorte en la mente al rescatar imágenes con las que han crecido varias generaciones de todo el mundo. Una entrañable mirada a lo más íntimo de la vida de Brainard y un retrato de la cultura y del imaginario popular del Estados Unidos de los cuarenta y los cincuenta.
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Me acuerdo que este libro me lo prestó Rafa después de un taller de escritura. Me acuerdo que estaba al borde de las lágrimas como he estado casi todo el año. Me acuerdo que comenzar a escribir con la premisa me acuerdo, resultó muy prolífico, dudo que haya sido tan fascinante como Brainard, pero sí muy inspirador.
Y sí, Me acuerdo es una obra excepcional en la que el autor nos permite conocerlo de a poco, pero también es conocer un poco del momento histórico que le toco vivir, de las costumbres, de los modos de ser, de la vida. Cuando lo terminas entiendes por qué otros escritores han seguido sus mismos pasos y se han reconstruído a través de acordarse, a través de compartirnos su baúl de recuerdos.
Me acuerdo es divertido, es profundo, es revelador, es cercano, todo a partes iguales. Es un libro maravilloso.
Título: Los desaparecidos de Clarodeluna (La Pasaespejos # 2) Autora: Christelle Dabos Pie de Imprenta: Colombia : Panamericana, 2018. ISBN: 9583056928 Premio Concours du premier roman Jeunesse 2012
Ophélie ha sido nombrada vicecuentista, y así descubre los odios y los complots que se tejen bajo los techos dorados de la Citacielo. En unas circunstancias cada vez más peligrosas, ¿podrá contar solo con Thorn, su enigmático prometido? ¿Qué significan las misteriosas desapariciones de personalidades influyentes de la corte? Sin quererlo, Ophélie se ve involucrada en una investigación que la llevará más allá de las ilusiones del Polo, en medio de una temible verdad. Ganadora del Concours du premier roman Jeunesse, organizado por Gallimard Jeunesse, RTL y Télérama en 2012, Christelle Dabos confirma con este segundo tomo un talento fuera de lo común.
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He de confesar que tenía miedo que, después de Los novios del invierno, esta segunda parte de La Pasaespejos me decepcionara. Sin embargo, no sólo continúa de manera espectacular con la serie, sino que supera a la primera parte. Intrigas, complots, fantasía, amor a la lectura. Vamos entendiendo un poco más los por qué de muchos personajes, por ejemplo, la obsesión de Lord Farouk por la lectura del libro misterioso.
Esta segunda entrega de La Pasaespejos crece en complejidad y en intrigas, no te deja debiendo nada, más que la ansiedad por una pronta tercera entrega. Me sorprende, y no de forma grata, que esta serie no tenga mayor difusión y que sea tan poco conocida pues es una gran, gran historia.
Título: Atascado Autor e ilustrador: Shinsuke Yoshitake Pie de imprenta: España : Barbara Fiore, 2018. ISBN: 978-84-16985-02-9 Mención Especial Bologna Ragazzi Award 2017
Es la hora del baño y el pequeño protagonista decide desnudarse solo, pero la cabeza se le queda atascada en su propia camiseta. Superado el primer momento de temor, el niño imagina los desafíos que tendrá que superar: ¿Cómo podrá jugar con los demás niños? ¿Qué hará si su gato le hace cosquillas en la barriga? Menos mal que su madre llega al rescate. Pero cuando finalmente consigue quitarse la camiseta, otro peligro le asalta… ¡es hora de ponerse el pijama!
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Este libro es una verdadera delicia de ver y leer, al imaginar todas las vicisitudes a las que se tendrá que enfrentar este niño al que en un arranque de independencia se le ha quedado la playera atascada. Un libro inteligente y divertido que demuestra una vez más que la literatura infantil es todo menos infantiloide.
Un libro perfecto para un niño de 2 años, para sus padres y para cualquier lector que sepa apreciar una historia sencilla y entrañable, pero no por ello menos inteligente y bien contada.
Título: El emperador de todos los males: una biografía del cáncer Autor: Siddartha Mukherjee Pie de Imprenta: España : Taurus, 2011. ISBN: 8430606459
En 2010, siete millones de personas murieron de cáncer en todo el mundo. Con esta fría estadística Siddhartha Mukherjee, médico e investigador oncológico, arranca su amplia y absorbente biografía de una de las enfermedades más extendidas de nuestro tiempo. El emperador de todos los males es una crónica completa del cáncer desde sus orígenes hasta los modernos tratamientos quimioterapia de diversos tipos, radioterapia y cirugía, además de la prevenciónque han surgido gracias a un siglo de investigación, ensayos y pequeños avances trascendentales en muchos lugares distintos. Este libro es un repaso a la ciencia del cáncer y a la historia de los tratamientos que le han hecho frente, pero también es una reflexión sobre la enfermedad, la ética médica y las complejas y entrelazadas vidas de los oncólogos y sus pacientes. La empatía que muestra Mukherjee hacia los enfermos de cáncer y sus familias, así como hacia los médicos que muy a menudo tan pocas esperanzas les pueden ofrecer, hacen de este libro una historia llena de humanidad de una enfermedad compleja e inasible.
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Un ensayo escrito a modo de biografía sobre una enfermedad que a todos aterra. Muy bien documentado, el autor nos da un recorrido histórico desde los hallazgos de fósiles de dinosaurios con vestigios de cáncer, pasando por Galeno y las primeras mastectomías (más mutilaciones que cirugías), hasta llegar a nuestros días. Sin la ansiada cura, pero conociéndolo un poco más.
Me tomó varios meses leer este libro y me costó mucho trabajo, tanto que tuve que dejarlo en espera un par de meses. Cuando pude volver a él me resultó un libro intenso por los casos de estudio, por las metáforas (sí, esas mismas contra las que tanto luchó Susan Sontag), por las explicaciones y la información científica, que además resulta completamente accesible y comprensible para un lector sin conocimiento de medicina, biología, química y todas las disciplinas que se unen para luchar contra esta enfermedad.
Me quedo con un fragmento casi al final del libro que creo resume esta lectura: “La mejor manera de ‘ganar’ la guerra contra el cáncer consiste, quizás, en redefinir la victoria”.
Pues ya está, un muy buen año literario. Y ahora sí, felicidades a todas y todos, les deseo un gran 2020.
Hace unos días, en el marco de la 34 Feria Internacional del Libro de Guadalajara, se presentaron los resultados de la Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo Digital y Lectura entre Jóvenes Mexicanos realizada por IBBY México en colaboración con Citibanamex y en la que tuve la enorme oportunidad de formar parte del Comité Técnico.
Esta Encuesta resulta particularmente interesante por varios motivos:
Han pasado cuatro años desde la elaboración de la primera encuesta. Cuatro años pueden parecer poco tiempo, pero en materia de creación y consumo de contenidos, y en específico, de la lectura, muchas cosas han cambiado y estamos aprendiendo a ver de manera distinta a la lectura.
Se tomaron en cuenta lecturas en formatos distintos al impreso, algo que otras encuestas siguen sin considerar, el ejemplo más destacable, los audiolibros.
Es una encuesta que nos ayuda a reflexionar la lectura de un modo distinto al tradicional.
La Encuesta contempla una muestra representativa de más de 4700 jóvenes de entre 12 y 29 años de zonas rurales, urbanas y estudiantes universitarios. Acá algunos de los resultados que considero particularmente interesantes:
El smartphone se consolida como el principal dispositivo para conectarse a internet y como dispositivo de lectura, una tendencia que vemos desde hace ya algunos años. Además el tiempo promedio destinado a internet no presentó cambios entre la encuesta de 2015 y esta segunda encuesta, 6.1 horas diarias.
El 36% de los encuestados utilizan internet para leer, lo que representó un incremento del 9% en comparación con 2015. Y quizá lo más interesante es que la mayoría de los encuestados expresó gusto por la lectura, en especial a los jóvenes de 15 a 17 años, es decir, el 78%. En este mismo orden de ideas, resulta interesante que sean los jóvenes en la Ciudad de México los que más expresan que les gusta leer. Aunque, sin duda, esto daría pie a otro estudio, sería interesante reflexionar por qué precisamente en la Ciudad de México hay un mayor gusto por la lectura. Una hipótesis que me aventura a formular es que en la CDMX hay mayor acceso a estos contenidos: más librerías, más bibliotecas públicas y universitarias, etc.
¿Y qué hay de los formatos? Aquí también encontramos cosas muy interesantes. Los resultados indican que los jóvenes prefieren el formato impreso para leer; sin embargo, la elección por el formato digital ha mostrado un crecimiento del 20%.
Al analizar más detenidamente el tema de formatos, podemos notar que una cosa es la preferencia y otra el formato en el que están leyendo. Por ejemplo, el 51% de los estudiantes universitarios prefieren leer novelas en formato impreso, frente al 39% que lo hace en formato electrónico; sin embargo, si lo comparamos con el 29% de los que preferían el formato digital en 2015, vemos que este formato ha tenido un incremento del 10% en tan solo cuatro años. Resulta particularmente interesante que para el género poesía, un género que da la impresión es poco explorado no sólo entre los jóvenes, se prefiera el formato electrónico en ambas encuestas. Aquí hay otro punto para un análisis más detenido.
El audiolibro, por su parte, tiene un modesto 16% de consumo, pero no cometamos el error de menospreciarlo. Recordemos que si bien no es un formato nuevo, en México tiene sólo un año la entrada de plataformas de suscripción a este formato. Así que, sin dudarlo, veremos en encuestas y estudios futuros que incluyan a esta forma de lectura, como el audiolibro va creciendo y consolidándose. ¿Estamos hablando de un regreso a la oralidad? ¿por qué es tan atractivo?
En esta encuesta no podemos alejarnos del fantasma de la media nacional de 3.8 libros por año, lo anterior visto de manera pesimista; sin embargo, visto de otra manera, tanto los jóvenes en zonas urbanas (4.2 libros al año; 2.5 libros por gusto y 1.7 libros por obligación), como los estudiantes universitarios (6.5 libros al año; 3.5 libros por gusto y 3 por obligación) superan la media nacional. De hecho, esta segunda encuesta demuestra que se leen diversos contenidos: noticias, artículos de blogs, post o comentarios en redes sociales, novelas, cómics, historietas, cuentos, revistas, poesías, todo lo anterior además en formato impreso y digital. Es decir, que los jóvenes están leyendo intensivamente, y leen más allá del libro impreso, aunque aseguren que prefieren este formato.
El acceso a los libros a través de la compra también muestra un incremento para el formato digital. Lo anterior es, sin duda, un llamado de atención a las editoriales y distribuidores de libros electrónicos que aseguran que los jóvenes sólo descargan versiones pirata. Así que valdría la pena que hicieran más amigable y eficiente el acceso a los contenidos digitales si quieren ver un incremento importante en las ventas en este formato.
Y como este es un blog sobre bibliotecas (además de temas relacionados con el mundo del libro), destaco el papel que éstas juegan en permitir el acceso a todos estos materiales. El 20% de los encuestados accede a los contenidos a través de las bibliotecas digitales de sus escuelas. ¡Alguien por piedad informe al genio que canceló Digitalee sobre este tema! Bibliotecarios, prestemos atención a esto, los jóvenes necesitan el acceso y somos la principal puerta de entrada a los libros.
¿Y a quiénes prestan atención los jóvenes al momento de escoger una lectura? Desde luego, padres, amigos y maestros son los principales influencers, el boca a boca no pierde vigencia ni eficacia. Resulta sorprendente, y no sé si necesariamente en un sentido positivo o negativo, que los booktubers o influencers tengan poca “influencia” cuando recomiendan libro. Aquí también urge un estudio o reflexión más atenta al papel que están jugando realmente todos estos chicos en la cadena del libro.
Por cierto, aunque los padres, amigos y maestros nos superen por mucho, los bibliotecarios no quedamos tan mal parados en la influencia que ejercemos al recomendar libros si nos comparamos con los booktubers. Así que los bibliotecarios debemos seguir leyendo y conociendo nuestros acervos, pero también debemos conocer al usuario y saber acercarnos a él/ella, ¡no todo es catalogar y clasificar!
Conclusiones
Aunque hay muchísimas cosas que me vienen a la mente con los resultados de esta Segunda Encuesta Nacional sobre Consumo Digital y Lectura entre Jóvenes Mexicanos, una cosa es muy clara: existe un imaginario sobre el libro, la lectura y los lectores, y una realidad en el comportamiento lector.
Donde los jóvenes perciben una cosa, su comportamiento lector nos indica otra más alentadora. Por ejemplo, aseguran que prefieren el formato impreso, pero se está incrementando la lectura en formato digital. La realidad está superando a la ficcióncuando hablamos de lectura. Por ello y aquí la segunda conclusión, debemos replantear a la lectura, al libro y a los lectores más allá del libro impreso. Si seguimos entendiendo a la lectura en términos de libro impreso, no vamos a alejarnos nunca de esa media tan poco esperanzadora de 3.8 (décimas más, décimas menos) libros por año.
Y ya para terminar, unas preguntas para seguir la reflexión sobre la lectura entre los jóvenes mexicanos:
¿Los jóvenes se asumen como lectores? Seguramente no.
¿Qué es lo primero que les cruza por la cabeza cuando les pregunta si les gusta leer? Muy probablemente libros, aunque estén leyendo todo el día.
¿Por qué dicen que prefieren el formato impreso, mientras un género que podríamos insertar de forma muy natural en dicho formato, se lee más en el formato digital? Aquí no puedo esbozar ninguna hipótesis.
De nuevo, ¿por qué si dicen preferir el formato impreso, se ha incrementado la compra en el formato digital?
¿Y qué pasa con la creación? ¿están creando contenidos? Desde luego que sí.
¿Qué pasa con el consumo de medios digitales distintos a la lectura que en algún momento se cruzan con ésta, como es la narrativa transmedia?
De acuerdo con el Glosario ALA de Bibliotecología y Ciencias de la Información (1988), el best seller es:
Libro de mayor venta. 1. Libro popular de publicación reciente de más demanda en las librerías. 2. En sentido más amplio, libro normal cuya venta es uniforme durante varios años.
Desde luego, este diccionario tiene más de treinta años y su definición de best seller queda ya rebasada (y eso es muy claro en la segunda acepción que realmente corresponde al long seller); la idea escencial es que se trata de un libro que vende mucho en librerías. La pregunta no es, sin embargo, qué es un best seller, sino cómo escribir un best seller, es decir, cuál es el secreto del best seller, si es que hay alguno. Algo que, además, parece imposible de lograr en un mercado editorial que publica cada año más de 100,000 nuevos títulos, una competencia aguerrida para lograr ya no la permanencia de un libro en la mesa de las novedades de una librería, sino el descubrimiento y adquisición por parte de los lectores.
Aunque seguramente los escritores lo que buscan es la permanencia en el tiempo de su obra (long seller), lo cierto es que a ninguno de ellos le vienen mal las regalías que puede generar un libro que vende millones de copias. Por ejemplo, la saga de siete libros de Harry Potter ha vendido más de 450 millones de copias en todo el mundo, alcanzando un valor como marca de US$15 millones que ha hecho ganar a J.K Rowling US$1000 millones en ganancias.
Así que seguramente muchos autores se debaten entre el best seller y el long seller, y quizá mientras la balanza económica y de supervivencia se está inclinando por el primero, nos seguimos preguntando, ¿cómo escribir un best seller, hay alguna especie de receta de cocina? Yo no lo sé de cierto, diría Jaime Sabines, pero algunos aseguran que sí hay un proceso para lograr el best seller.
Por ejemplo, hay quienes acuden al big data y la Inteligencia Artificial para analizar datos y encontrar patrones en el best seller. El ejemplo más reciente es el Microscopio de Datos, desarrollado por Albert-László Barabási, profesor científico de datos de la Northeastern University, para estudiar los patrones de lectura de los estadounidenses.
Para este estudio se analizaron los patrones de ventas de los 2.468 títulos de ficción y 2.025 títulos de no ficción de la lista de libros más vendidos del New York Times durante una década. En el caso de los libros de no ficción las que son biografías o memorias, son los más propensos a convertirse en best seller. Por su parte, 800 títulos delos libros de ficción llegaron a ser best seller y, de estos, el 67% corresponde a novela romántica y misterio. También debemos señalar que 85% de los autores de ficción tienen más de un libro en las listas de los más vendidos durante los 10 años señalados, por ejemplo, James Patterson que tiene 51 títulos en esta lista; sin embargo, sólo 14% de los autores de no ficción lograron tener más de un título en la lista de los más vendidos.
La permanencia también es importante pues 37% de los más vendidos logró permanecer más de cuatro semanas en librerías. Sin embargo, tener un best seller difícilmente te llevará a ser una J.K Rowling en ventas, la mayoría de los libros analizados, sólo vendieron entre 10 mil y 100 mil copias durante su primer año y los que se mantuvieron más tiempo en la lista de los más vendidos fueron libros publicados entre febrero y marzo, mientras que los libros que alcanzaron sus picos de venta en diciembre no aseguraron la tan deseada lista.
¿Con los datos anteriores es posible hablar de un secreto del best seller? Sigo sin saberlo de cierto, pero acá algunos parámetros a ser tomados en cuenta:
Para ser un autor superventas debes de escribir ficción y, específicamente, libros de ficción y novela romántica. Esto también me lleva a pensar en lo curioso que es que la ficción sea tan mal vista entre algunos intelectuales, sin embargo, son los libros que más ventas generan.
Lo importante no es llegar, sino mantenerse… o, en su defecto, vender lo más posible durante un periodo corto. Además tener presente que ser un best seller no te garantiza millones de copias vendidas.
El periodo del año en que publicas el libro es importante.
Pero si todo lo anterior no te convence, o no te da sufientes datos sobre cómo escribir un best seller; existen otros estudios que nos señalan las características que comparten la mayoría de los más vendidos. En la infografía, elaborada por Global English Editing y que comparto al final del post, se presentan estas características. Me detengo sólo en algunas:
Los títulos no deben ser complejos y, si vas a publicar en inglés comenzar con The es una buena forma de mandar un libro a la lista de los más vendidos, al menos así lo demuestran títulos como The Da Vinci code, The girl on the train, etc.
Pocos temas a tratar, de preferencia sólo uno. Utiliza frases cortas (algo que en SEO también se pide y que en lo personal me consterna), creo que Twitter nos arruinó la vida en materia de escritura al restringirnos todo a 140 caracteres, ahora 280.
Que tu personaje principal sea un detective o abogado y, el género sí importa, pues en los best sellers hay más protagonistas mujeres. Por cierto, que para los libros de ficción, los que están entre los más vendidos están escritos por mujeres, mientras que la mayoría de los más vendidos en no ficción, están escritos por hombres.
La ficción vende más que la no ficción (sólo 5%), aunque poco a poco van ganando popularidad. La novela romántica sigue siendo la reina para el best seller con ganancias equivalentes a más de 1440 millones entre 1998 y 2004 y el 25% de los títulos entre los más vendidos. En segundo lugar tenemos al thriller. Lo anterior confirma los resultados del Microscopio de Datos para el género más vendido.
Otra característica del best seller que coincide con el Microscopio de Datos es el tiempo en que se publica un libro: sólo necesitas vender 3000 mil copias en febrero para alcanzar las listas de los más vendidos.
Pues ya está, ahí está el secreto sobre cómo escribir un best seller, me cuentan cómo les va.
Recientemente el INEGI publicó el Módulo de Lectura Molec 2019, un estudio sobre lectura que se levanta desde 2015 durante febrero y agosto, y desde 2017 durante el mes de febrero. El Molec tiene como principal objetivo “generar información estadística sobre el comportamiento lector de la población mexicana de 18 años y más” que nos permita tener información sobre los índices y prácticas lectoras de la población en México.
Módulo de lectura MOLEC 2019
De acuerdo con este reciente Molec 2019 la población lectora en México registró un 74.8% de los encuestados, lo que significó un descenso de casi 10 puntos porcentuales en relación con el 2015 que fue de 84.2%.
Los encuestados respondieron que la falta de tiempo es la principal razón por la que no leen; sin embargo, una de las claves la encontramos en la escolarización. De acuerdo con el Molec 2019 a mayor nivel de estudios, mayor es el porcentaje de lectores, 64.8% de los que tienen “al menos un grado de educación superior” declararon leer al menos un libro en los últimos doce meses previo a la realización de la encuesta. De igual forma, la cantidad de tiempo que se destina a la lectura está relacionado con el nivel de estudios, mientras que las personas sin educación básica terminada registraron un promedio de lectura de 28 minutos, los que tienen al menos un grado de educación superior registraron un promedio de 47 minutos de lectura.
Otra clave está en el hogar, aquellos donde existen libros, los padres son lectores y/o les leían a sus hijos serán los que registren un mayor índice de lectura: 59.1% de la poblacióndeclaró haber tenido libros diferentes a los de texto en casa; 51.3 veía a sus padres leer; al 33.5% les leían sus padres o tutores y el 27.1% de la población declaró que hubo fomento para la asistencia a bibliotecas o librerías.
Resulta curioso, por otro lado, que predomine el uso de materiales impresos sobre los electrónicos, y digo que es curioso porque precisamente la lectura en formato digital es la que ha ido creciendo de forma constante, en 2015 era del 5.1% mientras que para 2019 alcanza el 12%. De esta manera, el que en los resultados predominen los materiales impresos no necesariamente nos habla de una preferencia, sino quizá de una oferta deficiente en otros formatos y de la falta de conocimiento de los mismos por parte de los lectores.
Algunas lagunas e información a revisar con lupa
Y aunque el MOLEC está sustentado en la Metodología Común para Explorar y Medir el Comportamiento Lector desarrollada por el CERLALC, me inquieta que algunas de las preguntas de la encuesta (al menos la que está disponible de 2015) sean tan cerradas y no permitan explorar más el comportamiento lector, además de que no se están considerando realmente todos los formatos de lectura, algo que además sucede con mucha frecuencia en estudios similares realizados en México.
Por ejemplo, en las preguntas 5, 7, 12 y 25 ¿Cuál fue el motivo principal por el que usted leyó el libro? (las revistas, para la pregunta 9; los periódicos, para la pregunta 12; y páginas de internet/foros/blog, para la pregunta 25) sólo se puede marcar un sólo código para 5 opciones y una abierta. Es decir, que si un estudiante de prepa o de licenciatura marca que lee por estudio, ya no podrá marcar que lee por gusto o entretenimiento, en caso de que también lo haga y ambos tengan el mismo nivel de relevancia.
Mismo caso para la pregunta 7. ¿El libro (La mayoría de los libros) fue(ron)…, que permite marcar sólo una de las opciones 1) descargados, 2) regalados o prestados, y 3) comprados. Los lectores no acceden a los libros de una sola forma. En este punto, también es interesante que más de la mitad dela adquisición de los distintos materiales de lectura se haga de forma gratuita y que la biblioteca figure sólo con el 11% de asistencia para préstamo de materiales de lectura. Esta información resulta de vital importancia al momento de tomar decisiones para implementar programas lectores y de desarrollo bibliotecario.
De igual forma, no basta con saber si los libros se compraron y cuánto se gastó, es imprescindible conocer si se adquirieron en tiendas físicas o virtuales. Lo anterior ayudaría a las editoriales conocer la importancia de ofrecer distintos formatos de lectura, sino también de conocer dónde tener sus principales puntos de venta.
Es curioso también que en este Molec 2019 o cualquiera de los anteriores no se considere al audiolibro como material de lectura (algo que también les mencionaba en el Molec 2018), un formato que no sólo desde hace varios años registra un despunte a nivel mundial y más recientemente en español, sino que, de acuerdo con varios estudios, es el principal responsable de que la gente esté leyendo más.
Conclusión
No se puede negar que una de las principales características del Módulo de Lectura MOLEC 2019 es que se trata de un estudio anual que nos ofrece pautas constantes sobre el comportamiento lector que dan para saber por donde atacar carencias lectoras, sin embargo sigue estando limitado en inclusión de formatos de lectura y en especificidad de puntos de acceso a la lectura; por lo tanto debemos revisarlo con lupa y ser muy analíticos con los resultados.
En los últimos años he tenido la oportunidad de acceder a varios libros para su evaluación, muchos de ellos magníficos en contenido y edición, algunos otros que pasan sin pena ni gloria la encomienda de llegar a sus lectores, otros tantos que son verdaderos esperpentos en contenido y/o edición que lo único que logran es obstaculizar la lectura. De todas estas clases de libros podría hablarles párrafos enteros en varias entradas en este blog (quizá en algún momento lo haga); sin embargo, recientemente revisé una colección de clásicos contemporáneos cuya edición me deja reflexionando sobre la importancia que tienen la edición y el diseño para hacer que la lectura sea accesible y clara para las y los lectores.
No tiene sentido mencionarles de qué editorial se trata, pues estos errores aunque son muy particulares sirven para ejemplificar la forma en que las florituras de la edición lo que logran es obstaculizar la lectura; ediciones que en el intento de ser exquisitas pierden de vista que el diseño editorial nada tiene que ver con adornos sin sentido y sí con la función, que es acercar de manera legible y comprensible los textos a los lectores.
Papel: en esta edición utilizan un papel con un ligero tono de color que puede ser rojo, rosa, anaranjado o verde.
Notas y citas a pie de página: dos grandes errores que encuentro en esta edición.
Las notas a color, en este caso color naranja, rojo, verde, rosa. Como bien sabemos las notas a pie de página sirven para dar información adicional. Acostumbramos a que estastengan un tamaño de fuente menor al del texto. Esta edición al tener notas al pie en un color diferente y tamaño menor de la fuente, lo único que logran es que a ratos sea ininteligible, especialmente para lectores con problemas visuales, y cansado para el resto de los lectores, sin importar que tan sana sea su visión.
Las citas a fuentes digitales. Éstas son útiles cuando estamos leyendo una edición digital donde con el golpe de un click o de un dedo podemos ir a la fuente original. Cuando estás leyendo una edición en papel lo único que salva al lector de no escribir http://www.etc.etc.etc y fallar en el intento es conocer el tílulo de la fuente, sin embargo, en esta edición sólo utilizan un “Véase“, es decir, que si el lector o lectora quieren revisar esa cita van a tener que transcribir el URL y posiblemente equivocarse. Por si esto fuera poco, en esta edición utilizan bit.ly, un acortador de URL. Si el día de mañana deja de existir ese servicio, todas esas citas se van a perder por la imposibilidad de acceder a ellas, pero también porque el lector nunca sabe a dónde lo están referenciando.
Abrir cada sección con destacado que lo único que hace es repetir el primer párrafo de dicha sección. Los destacados en las revistas se utilizan para, valga la redundancia, destacar alguna parte del texto de tal forma que resulte lo suficientemente atractiva para que el lector lea el artículo completo. Repetir el primer párrafo por repetirlo no aporta nada al texto.
Letras capitulares: en este caso utilizan la capitular, además de la mayúscula. Con qué sentido, con qué función, mero adorno que no aporta a la obra.
En este mismo orden de ideas, al inicio de cada capítulo hay una letra grande que no es claro a qué hace referencia.
Índice: en este caso la formación tipográfica del índice sólo busca el adorno, que no la comprensión, ni la forma como está organizado el libro.
Además de todos los errores de edición anteriores, dado que los libros de esta colección están pensados para lectores jóvenes, al final de la obra vienen actividades al más puro estilo “discutan”, “analicen”, “reflexionen”, “escriban sobre”. Actividades que lo único que logran es otorgarle a la lectura un aura escolar y de obligación que socavan la vena lectora de las y los jóvenes.
Algunos podrían argumentar que todo eso lo puedes pasar si se logra el cometido de que una persona lea el libro; sin embargo, si se trata de que lean por leer y que no se forme un sentido estético, de buena edición, de buen uso de notas a pie de página, de lectura comprensible, si va a ser una lectura que cueste trabajo por mala selección de tipografía, por el color de la fuente, por que el contenido del texto no es claro, entonces de qué sirve tanto adorno. De hecho, si vamos a obstaculizar la lectura y hacer que los lectores sufran con una edición poco legible, no hay mucha diferencia entre una edición así de adornada y una de los clásicos de Porrúa. Es decir, que bien pueden leer cualquiera de las dos y en ambas sufrir al punto de abandonar el libro, y quizá no volver nunca más a él o a cualquier otro.