Esta reseña sobre El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo de Irene Vallejo quizá la van a encontrar un poco extraña, primero por el tiempo que ha pasado desde la publicación de este libro; y segundo porque, al menos en este blog procuro hablar sólo sobre aquellos libros que me vuelan la cabeza en el mejor de los sentidos.
Pero dado que es un libro que habla sobre los libros, no puedo no hablar de él. Especialmente porque desde su publicación ha sido un superventas y el gremio bibliotecario no ha permanecido impasible ante sus encantos.
Como ya lo he dicho en muchas ocasiones, suelo ser muy escéptica cuando se trata de libros que hablan sobre libros, especialmente cuando esos libros lo hacen desde lo aleccionador, el deber ser de la lectura y los libros o el intelectualismo lejano de los lectores a los que se pretende interesar por la lectura.
Así que cuando se publicó El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo, tenía mis dudas, pero no me pude resistir a echarle una mirada. Y he de confesar que la primera vez que intenté su lectura, no pude con él, no pasé del prólogo.
Algún tiempo después volví a la autora con el Manifiesto por la lectura (Siruela, 2020) y lo detesté. Ya sé que está muy feo decir que una detesta un libro y como argumento queda muy flojo, así que lo replanteo: me pareció un manifiesto plagado de lugares comunes y me chocaron bastante los artículos por el tufillo a alta cultura y lo que se debe considerar lectura, además de la burda comparación entre el libro impreso y el libro electrónico. Por acá hablo un poco más de este libro.
Sin embargo, me debía la lectura de El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo, así que hace unos días tuve la oportunidad de reintentarlo, en esta ocasión en audiolibro. No sé si fue gracias a Elena Silva, la narradora, pero en esta ocasión no sólo lo finalicé, sino que he de reconocer que me reconcilié un poquito y entendí por qué tanta fascinación por este libro: hay una gran investigación/documentación detrás y mucho amor por los libros, eso se agradece y hace disfrutable la obra. Pero no toda, hay cosas que me hicieron abandonarlo la primera vez, que en este reencuentro me desagradan como me desagradó el prólogo o su Manifiesto por la lectura y me deja sentimientos encontrados:
- La escritura de algunos pasajes son tan rimbombantes que casi rayan en lo cursi.
- No entiendo a qué viene la historia personal de la autora. ¿Está hablando de la historia del libro en occidente o de su historia personal? Se entendería si estos pasajes personalísimos se hubieran quedado en el prólogo a manera de explicación del porqué de esta obra, pero volver sobre su infancia, si fue bulleada o si su madre le leía por las noches, todo eso en medio de capítulos donde revisa a los clásicos, no lo entiendo muy bien y no aporta nada a la historia.
- Hay capítulos que también se me salen de la historia. Es decir, no habla estrictamente de la lectura y el libro.
- En la versión audiolibro el prólogo es leído por Vallejo y la entonación casi me hizo volverlo a abandonar. Preferiría que toda la narración corriera a cargo de Elena Silva.
Lo dicho, me reconcilié un poquito por toda la documentación e investigación que hubo detrás, pero no me reconcilié del todo. Eso sí, me llevo un buen de anotaciones sobre la historia del libro, pero no sé si vuelva a la autora con otra lectura.
Título: El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo
Autora: Irene Vallejo
Narradora: Elena Silva
Pie de imprenta: Penguin Random House Grupo Editorial, 2020.
Duración: 17 horas 59 minutos