Sobre la lectura y cómo aprender a empatar los datos

Sobre la lectura y cómo aprender a empatar los datos

El primer trimestre del año siempre resulta particularmente interesante en materia del libro pues es común que se publiquen informes sobre distintos aspectos de este amplio universo: plataformas de préstamo de libros digitales, venta de libros, encuestas de lectura, etc. 

Siempre me ha interesado seguir de cerca todos estos informes, encuestas y estudios porque nos dan además del panorama que nos ofrecen, también nos dejan claro que en el tema de la lectura y el libro ocurren muchas cosas y resulta arriesgado decir que “ya no hay lectores”.

Por un lado crecen ventas, aumentan los préstamos en plataformas de préstamo digital en bibliotecas, mientras que por otro, baja el porcentaje de lectores. ¿Por qué estos datos parecen ser siempre tan dispares, si forman parte de un mismo universo?

Comprar un libro, no es lo mismo que leerlo, o es lo que me vengo diciendo desde hace tiempo, pero qué ocurre realmente.

Sobre la lectura en España

Por ejemplo, recientemente se publicó el Informe Estadístico de eBiblio 2024, un servicio de préstamo digital en bibliotecas españolas donde vemos que durante el 2024 se incrementó a 58,552 la oferta de títulos (incluidos libros digitales, audiolibros, periódicos y revistas); también hubo un aumento del 17.79% de usuarios únicos, es decir, 209,045 frente a los 201,120 del año anterior. De estos 209,045 usuarios, 201,120 son adultos y 7,925 son niñas, niños y jóvenes. Todo esto repercute en los 4,113,814 préstamos realizados, 14.84% más que durante 2023.

Por otro lado, también se presentó recientemente el informe El mercado del libro en España 2024 donde, según palabras de Ignacio López Olaondo, Head of Market Intelligence en Nielsen IQ, el mercado editorial cada vez va mejor a nivel de números macro, alcanzando un régistro histórico de 77 millones de ejemplares vendidos y una facturación superior a los 1,200 millones de euros, es decir, un porcentaje de crecimiento de 9.8% respecto de 2023. 

Curiosamente, en este informe la venta de libros infantiles y juveniles se incrementó un 12% y fue superada sólo por los libros de ficción con un porcentaje del 14%. En este mismo orden de ideas, los principales momentos de la venta de libros son navidad, reyes, Feria del Libro de Madrid, inicio de vacaciones de verano, Sain Jordi y el regreso a clases. De estos momentos, al menos tres están muy relacionados con la población infantil y juvenil. 

Pero mientras tenemos estos dos informes que registran crecimiento de ventas y de préstamo digital  de libros en España; el artículo Cómo fomentar la lectura de textos complejos en tiempos de TikTok señala con preocupación que, de acuerdo con un estudio realizado en 2024 a estudiantes españoles, entre mayor tiempo dedican a realizar tareas escolares en casa a través de una pantalla, peor es su compresión lectora, sumado al scroll infinito en plataformas como Instagram o TikTok. 

El artículo cierra con la propuesta de un eslogan “Más libros y menos TikTok” en favor de la lectura, a mi gusto, bastante hueco y nada novedoso, ¿se acuerdan del famoso “Más book y menos face” que hace unos años se compartía en distintas redes sociales y definitivamente no acercó a los lectores? 

Por cierto, así como en algún momento estuvo muy en boga BookTube (uso de YouTube para promover libros y lectura), y más tarde Bookstagram (uso de Instagram); actualmente BookTok (uso de TikTok) se abandera como el movimiento para promover la lectura, captando la atención de editoriales e influencers de los libros, aunque no sé si necesariamente haya un acercamiento a la lectura gracias a esta plataforma. Hay quienes aseguran que sí, pero en definitiva hace falta seguir indagando sobre el tema como ya lo hicieron Gemma Lluch y Aránzazu Sanz-Tejeda en el artículo Contenidos, formas, usos e impactos de los bookstagrammers y booktokers: una revisión, del que ya también hablé en su momento. 

Quizá estas plataformas sólo promuevan las ventas y, como ya lo he dicho en otros artículos, ventas no necesariamente se reflejan en lectura. Pero volveríamos a la misma cuestión, por qué son tan dispares estos estudios e informes.

El caso de Reino Unido

Hace unos días comentaba sobre el informe International Book Market 2024. Me detuve un poco en el caso de Reino Unido donde se reportó la disminución del -1.6% en las ventas de libros. En este caso, un artículo publicado en TheBookSeller le estaría dando la razón, pues dos de cada cinco británicos no leyó nada durante el 2024.

Quizá, como lo he comentado en otras ocasiones, lo que debemos hacer es ampliar el concepto de lectura y poner atención en otros formatos donde la gente está leyendo, por ejemplo, el audiolibro. 

The National Literacy Trust presentó el Children and Young People’s Listening in 2023 un estudio que indaga sobre lo que 71,351 niñas, niños y jóvenes de 5 a 18 años están escuchando en Reino Unido. Los resultados demuestran que este segmento de la población sigue disfrutando escuchar historias ya sea de una forma más tradicional, es decir, que les lean los padres (59,7%), los profesores o los bibliotecarios (53,4%); o bien, a través de vídeo (69.9%),  audiolibros o podcasts (50,9%). Además rescato lo siguiente:

  • 52% de los encuestados que disfrutan escuchando audio, también disfrutan leer en su tiempo libre
  • 40% de los que disfrutan escuchar, también escriben en su tiempo libre.
  • Escuchar historias puede beneficiar y aumentar el interés por la lectura. De hecho, 30.6% de los encuestados dijo que escuchar historias les ayudó a interesarse en la lectura. 

Estados Unidos

¿Y entonces qué pasa, les gusta que les lean o que les cuenten historias, pero ya no están leyendo? ¿estamos hablado de percepción o de descenso real de la lectura?

De acuerdo con Adam Kotsko, profesor asistente en North Central College de Illinois, asegura que en los 15 años que lleva de impartir clases ha visto el declive de la capacidad lectora de las y los jóvenes. Los últimos cinco años esta percepción se ha hecho más evidente. Si antes asignaba unas 30 páginas de lectura, ahora ve que los estudiantes simplemente no pueden enfrentarse a cualquier lectura de más de 10 páginas, las abandonan y no comprenden el texto. 

Kotsko nos recuerda que Estados Unidos desde hace varios años vive la censura de distintos títulos en bibliotecas y considera que esto ha cobrado una cuota importante en la capacidad lectora; sin embargo, cnosidera que la pandemia de Covid-19 y el cierre de escuelas dejó secuelas no sólo en la salud de muchos estadounidenses, sino también en la capacidad lectora.

Resulta curioso, sin embargo, que de acuerdo con el informe de préstamos digitales en bibliotecas de Overdrive para 2024, la Biblioteca Digital de Illinois registró 4 millones de préstamos de libros, audiolibros, revistas y otros materiales digitales durante 2024. Desde luego, habrá quien me diga que Adam Kotsko se refiere al declive de la práctica lectora de estudiantes universitarios y el informe de Overdrive se refiere a una biblioteca pública, pero no dejo de pensar que algo no está cuadrando. 

¿Qué pasa con México?

De acuerdo con el Módulo de Lectura MOLEC 2024 la población lectora disminuyó un 14.6% entre 2015 y 2024; son precisamente los lectores más jóvenes quienes menos están leyendo. A pesar de este declive, puede verse un ligerísimo repunte de 1.1% en el 2023. Será interesante ver los resultados del MOLEC 2025.

Infortunadamente, como lo menciona Gonzalo Oyarzún en su blog Biblioteca Imaginada, los planes y programas lectores en México parecen ser inexistentes. En la administración pasada se habló de un borrador de Programa Nacional de Lectura que quedó en eso, borrador. Lo anterior, de la mano con la pandemia, el cierre de escuelas, parece ser uno de los motivos de este declive en los lectores. 

Como apunté en su momento en el blog:

  • Falta indagar sobre el papel del audiolibro y plataformas de podcast.
  • Falta indagar sobre la lectura en digital y esto no sólo se limita a si se lee o no en este formato, sino saber sobre plataformas, dispositivos de lectura, etc.
  • Falta, como bien apuntó Ale Quiroz, la inclusión de los lectores más jóvenes, ¿por que no se toman en cuenta? ¿cómo cambiarían los resultados?

No olvidemos tampoco que de acuerdo con el ya citado International Book Market 2024, México registró un crecimiento de ventas de libros del 12.6% en general y 20.7% en los libros de ficción. Además, según un artículo publicado en El Universal durante el periodo 2018-2024 aumentó la piratería de libros casi un 10%. 

Evidentemente esto resulta preocupante para las editoriales, pero debemos analizar más a fondo qué nos está diciendo el aumento de las ventas de libros y que aumente la piratería en un país en el que precisamente se supone que la gente no lee

Tristemente no hay mayores pistas sobre la lectura en México, por ejemplo, la Dirección General de Bibliotecas no hacé públicos los datos de préstamos, libros más leídos, tipos de usuarios, a pesar de que recoge esta información mensualmente de cada red estatal de bibliotecas públicas. 

Conclusiones sobre la lectura y cómo aprender a empatar los datos

Como pueden ver, tengo más dudas que certezas sobre la lectura. Quizá, como se dice popularmente, estoy confundiendo la gimnasia con la magnesia y analizar unos estudios con la perspectiva de otros no me esté ayudando mucho. 

¿Estamos viendo un declive en la comprensión lectora? Quizá. ¿Se siguen vendiendo libros? Sin duda. ¿La gente ya no lee? No estoy tan segura, pero me inclino a pensar que sí hay lectores, sólo que no los estamos analizando correctamente. ¿Seguimos asumiendo sólo un tipo de lectura y un formato? Totalmente. ¿Abrir el concepto de lectura ayudará a encontrar más lectores? Probablemente. ¿Ayudará a la comprensión e interés lector? No lo sé. 

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