Recientemente leo en Everylibrary.org el artículo 7 mitos malintencionados sobre la biblioteca y la lectura donde visitamos el imaginario que tiene mucha gente sobre las bibliotecas. Me preocupa darme cuenta que los 7 siguen estando muy presentes y confirman, a su vez, que quienes piensan así son, generalmente, personas que no se han acercado a una biblioteca en mucho tiempo, quizá nunca.
Por ejemplo, hay quienes a 14 años de distancia de inauguración de la Biblioteca Vasconcelos siguen repitiendo el discurso de que es un elefante blanco. Cuando llego a escuchar esto siempre me pregunto, y les pregunto si han visitado la biblioteca en los últimos años, si la han visitado alguna vez. La respuesta siempre es no. No la conocen de nada y lo cierto es que las y los usuarios la han apropiado de modos inimaginables y ha demostrado ser un espacio, el tercer espacio, para muchas personas en esa zona de la ciudad e, incluso, personas que viven en municipios colindantes del Estado de México.
En fin, volviendo a los mitos sobre la biblioteca, a mi me vienen estos tres que escucho/leo mucho. Y aunque tres pueden parecer poco, lo cierto es que nos dicen mucho del imaginario sobre la biblioteca. Lo que puede resultar perjudicial si los tomadores de decisiones desarrollan políticas públicas basadas en estos argumentos, porque aceptémoslo, los tomadores de decisiones tampoco conocen las bibliotecas.
Así que en este post les comparto mis 3 mitos sobre la biblioteca en un intento de que reflexionemos un poco más sobre lo que se da por hecho y la forma irremediable en que le afecta.
Mito: Ya nadie va a las bibliotecas / las bibliotecas van a desaparecer
Realidad: Este mito está muy relacionado con el mito del que hablo unos párrafos más abajo: “A la biblioteca sólo se va a leer o estudiar”. También está muy emparentado con una idea contra la que hemos luchado desde la llegada de Internet: “Para qué voy a la biblioteca si todo lo podemos encontrar en internet”, o bien “Todo lo encuentro en Google” y que en los últimos tiempos puede argumentarse también que “Ya todo me lo responde ChatGPT”.
En algunas ocasiones son los mismos bibliotecarios quienes aseguran eso porque sus bibliotecas están vacías y aquí es cuando yo pregunto qué han hecho para que las personas de la comunidad vean en la biblioteca su tercer espacio. En muchos casos, sólo esperar a que lleguen; en el peor de ellos, tratar mal a los usuarios.
Para esos bibliotecarios que se dan golpes de pecho y aseguran que ya nadie va a las bibliotecas, les digo que, en la medida que sólo se consideren proveedores o guardianes de libros, pues sí, van a desaparecer (esos bibliotecarios, no las bibliotecas).
Para las personas que no visitan las bibliotecas les aseguro que no, Google no lo tiene todo, ChatGPT tampoco les resuelve todo. Las bibliotecas ofrecen mucho más que un simple resultado de búsqueda.
Mito: A la biblioteca se va sólo a leer o estudiar. Son templos del saber
Realidad: Este es el mito más arraigado y quizá de la idea de “templo del saber” se desprendan otros mitos como los que se abordan en el artículo de Everylibrary o los que traigo a la mesa en este post.
Pues bien, nada más alejado de la realidad, especialmente si de una biblioteca pública se trata. Les sorprendería a aquellos que no visitan las bibliotecas ver las maneras tan distintas en las que las y los usuarios se apropian de estos espacios. Caben libros y tarea, desde luego, pero también caben talleres, conferencias, reuniones, trabajo, descanso, búsqueda, acompañamiento y un extenso etcétera.
En las bibliotecas me encontré a un grupo de mujeres que, con el pretexto de la herbolaria, se reunían cada semana para salir de su cotidianidad como amas de casa y hablar de sus intereses; también en las bibliotecas un grupo de mujeres encontró el espacio seguro, porque en el que se reunían fue cerrado, para compartir su experiencia como sobrevivientes de cáncer de mama; en la biblioteca también encontré un grupo de adultos mayores que se reunía para conversar sobre la historia de su colonia, mientras leían.
Verán, como cada cabeza es un mundo, cada cabeza utiliza la biblioteca como la necesita y cada cabeza hace un mundo de la biblioteca. Simplemente estar o dormir son actividades tan válidas en las bibliotecas como leer o hacer tarea. Y la biblioteca no puede negar estos usos, especialmente en una época donde los espacios seguros para estar pareciera que van en extinción.
Mito: La biblioteca es sólo para una élite, sólo para cierto grupo de personas
Realidad: Esto lo he escuchado/leído particularmente sobre la biblioteca pública. Curiosa y generalmente son los usuarios quienes cuestionan las puertas abiertas para todos, cuando ese “todos” incluye a personas, por ejemplo, en situación de calle.
En esta idea de que las bibliotecas son sólo para leer y templos del saber, se piensa también que sólo un grupo selecto realiza estas actividades. Cuesta mucho entender el concepto de “público”, cuestan mucho las puertas abiertas y el espacio democrático. Y es sorprendente que, en su mayoría, sean los usuarios quienes cuestionan fuertemente quien puede/debe entrar a la biblioteca.
En fin, hasta aquí mis 3 mitos sobre la biblioteca. ¿Ustedes qué opinan? ¿se les ocurren otros? Espero que no.