La DGB y la Biblioteca Vasconcelos cerradas

Días después, sólo días después, de que Daniel Goldin fuera no mbrado director de la Biblioteca Vasconcelos, allá por 2013, organizó el primer día del niño con el lema “Un regalo íntimo y compartido en el espacio público”, con cientos de regaladores y actividades simultáneas. 

En 2016, logró por fin abrir el piso 7, y no sólo eso, reorganizó todo ese piso en colecciones temáticas que propician esa serendipia que las bibliotecas siempre buscan. Además de reabrir el piso 7 con colecciones temáticas; también creó salas donde se organizaron cientos de talleres que se sumaron a la ya de por sí extensa oferta cultural y educativa que para ese entonces tenía la Vasconcelos.

Pocos meses después de la llegada de Goldin comenzaba a cambiar drásticamente y para bien la percepción que la gente tenía de la Vasconcelos. De ser un elefante blanco, paso a ser un lugar hospitalario. Algo que siempre le ha importado a Daniel es precisamente la hospitalidad: una persona hospitalaria, una biblioteca hospitalaria, lecturas hospitalarias. De esta manera, a los lectores y estudiosos tradicionales que es habitual encontrar en toda biblioteca pública se sumaron jóvenes bailando a las puertas de sus jardines, gente durmiendo, personas en situación de calle que encontraron un refugio en la Vasconcelos, adultos mayores que iban también por el refugio, gente que iba a trabajar o a estar, madres y bebés que fueron a descubrir los libros, pero también a bailar y cantar, y un sinfín de usuarios que moldearon la biblioteca y lograron hacerla aún más hospitalaria. 

Días después de que Abraham Nuncio fuera nombrado director de la Vasconcelos en marzo de 2019, lo más que se le ocurrió fue pensar a la biblioteca como la “Universidad de la Lectura”. Una visión de biblioteca bastante rancia para mi gusto, y así lo han demostrado sus primeras acciones; a sólo días, ¡días!, de su nombramiento, decidió que las personas en situación de calle no eran bienvenidas porque sólo la usan de “dormitorio, baños públicos y aún de parque de diversiones”; también criminalizó a los usuarios y les prohibió el paso a la estantería con mochilas; además de que ya no se les permite que la hagan suya y tengan en ella un lugar cómodo; cayó drásticamente la oferta del piso 7 y las actividades culturales en general, comenzando con la ausencia del festejo del día del niño, a menos que quieran contar entre actividades culturales a la “charla lúdica” con personal de la policía que, desde luego, no fue bien recibida por los usuarios.

Días, sólo días después del nombramiento de Nuncio, varios elevadores dejaron de funcionar y se cayó el portón del jardín, su primer reunión con voluntarios fue deplorable. 

Hoy, semanas después del nombramiento de Nuncio, los trabajadores, siguiendo a los de la Ciudadela, le cierran la biblioteca exigiendo la destitución de Marx Arriaga. Yo diría que de paso exigieran la destitución de Nuncio. Aunque hay quienes aseguran que es una buena persona y que tiene las manos atadas, eso no le basta para entender en su dimensión a la Vasconcelos, como lo ha venido demostrando.

Y ya que estamos con Marx Arriaga, alias Ptolomeo, desde el día uno de su nombramiento como director de Bibliotecas Públicas es persona non grata entre usuarios, comunidad bibliotecaria (que tampoco han hecho mucho por fijar una postura, si hemos de ser honestos), escritores, talleristas, y etc. Semanas después de su nombramiento declara que no es bienvenido porque no tiene estudios en biblioteconomía, sin aceptar o entender o ya no sé, que no es bienvenido porque su llegada a la DGB se debe al influyentismo, por la forma como trató a Goldin, por el despido de personal, por la organización de reuniones a espaldas de la dirección, por no contestar a los cientos de cuestionamientos que ha recibido en redes por parte de usuarios y profesionales de la información, por minimizar los conflictos, etc.

Por cierto, si el problema fuera realmente la falta de estudios en biblioteconomía o bibliotecología, Goldin habría tenido el mismo recibimiento.

Meses después del nombramiento de Arriaga como responsable de la DGB, lo único que puede presumir es un OPAC que no aporta, ni es innovador. Además presume de convenios con distintas universidades para hacerse de entusiastas e incautos estudiantes en áreas diferentes a la bibliotecología o biblioteconomía para hacer la labor del bibliotecario porque, claro, en su idea de biblioteca pública no caben los bibliotecarios profesionales, y mucho menos aliarse con asociaciones de bibliotecarios y/o escuelas de biblioteconomía y bibliotecología para formar y fortalecer a bibliotecarios públicos en el país. También presume con bombo y platillo del envío a destajo de colecciones a bibliotecas públicas; lo anterior sin dar a conocer si la selección y adquisición se hizo con base en análisis de las necesidades de las comunidades. En su idea de biblioteca sólo caben libros en estanterías.

¡Ah! Y sí, a medio año de su llegada a la DGB, los trabajadores le cerraron la DGB allá en la Ciudadela exigiendo su destitución y la de su comitiva.

Arriaga y Nuncio lo único que han hecho estos meses es demostrar su falta de experiencia en bibliotecas públicas, su visión rancia de biblioteca, desconocimiento del público y del deber ser de la biblioteca pública, su falta de pericia en la función pública, soberbia e ineptitud para escuchar y negociar. 

Espero logren la destitución de Arriaga o una negociación laboral digna y una comprensión de la biblioteca pública; por el bien de los trabajadores, pero en especial, por el bien de los usuarios, que son los que van perdiendo en esta oda al influyentismo.