Para leerte mejor explora, desde un punto de vista empírico, sin más pretensiones que el fomento a la lectura y el placer de perderse en los libros, algunos mecanismos exitosos para formar lectores capaces, letrados, que vayan más allá de las asignaturas escolares y descubran la importancia y el gusto de leer.
Felipe Garrido, uno de los más destacados promotores de la lectura y de la escritura en México, plantea en este libro la diferencia entre los lectores alfabetizados y los letrados, explora el rol que juegan los padres, las escuelas, los tutores e incluso los bibliotecarios en la percepción que desde pequeños tenemos de los libros, la valoración que asignamos a la lectura dentro de nuestras actividades diarias y la prioridad que damos a la misma conforme la tecnología invade nuestros hábitos.
Felipe Garrido es, sin duda, una de las figuras clave en el tema de la lectura y la mediación lectora; quizá por ello Para leerte mejor: mecanismos de la lectura y de la formación de lectores capaces de escribir me ha dejado con sentimientos encontrados:
Para leerte mejor: lo que me gustó
Es un libro que aborda a la lectura y la escritura como un binomio indisoluble y deseable en la formación de lectores capaces de expresarse por escrito; binomio que muchos parecen olvidar y que es al que debemos apuntar para evolucionar de un simple lector alfabetizado a un letrado.
Garrido habla de cuatro niveles de lectores: elemental, utilitario o útil, autónomo y los lectores letrados. Es precisamente en el nivel más desarrollado, el del lector letrado, en el que se puede pensar en un lector que irremediablemente también va a escribir. Un lector que curiosamente el sistema educativo parece no tener presente o desconocer, pues se piensa que alfabetizar es sinónimo de formar lectores.
Otro aspecto atinado de este libro es que, como pocos libros y que hacen tanta falta, habla de las muchas formas de la lectura y las distintas habilidades requeridas para, por ejemplo, leer un cuento de hadas, o leer un mapa, un diccionario, un artículo científico y, sí, también leer libros electrónicos. Formato que es visto con muy buenos ojos por Garrido y en el que ve, incluso, una forma de enriquecer la experiencia de lectura.
Explora también el papel que juegan los distintos involucrados en la mediación lectora: padres, maestros, promotores y, desde luego, bibliotecarios; y de forma cercana nos comparte sus experiencias en la mediación lectora, algo que seguramente muchos encontrarán muy útil en su propio quehacer diario.
Lo que no
Y a pesar de aceptar nuevos formatos tan rechazados por muchos “expertos” o formatos distintos al libro impreso, es curioso que caiga en algunos clichés sobre la lectura, como el “amor a los libros” o señalar a la televisión como el principal enemigo de esta actividad. Quizá no se ha dado cuenta que el “enemigo de moda” (entiéndase el sarcasmo) de la lectura es internet y las redes sociales. O quizá ha perdido de vista que tal vez el sistema educativo es el principal enemigo de la lectura, con sus programas fallidos y con, en el mejor de los casos, empecinarse en dejar a los estudiantes en este primer nivel lector, el elemental, el alfabetizado que sólo sabe decodificar signos.
Asegura también que la única manera de conocer un libro y saber si conviene leerlo en voz alta o recomendarlo, es leerlo completo. Creo que un lector, de los letrados que menciona el propio Garrido, no necesita leer completo un libro para saber si le gusta o no y, de hecho, creo que esto depende más de distintos momentos para enfrentarse a distintas lecturas. Pero si nos referimos al mediador que va a hacer una lectura en voz alta, la pertinencia del libro no sólo dependerá de si a él/ella le ha funcionado una vez que lo ha leído completo, sino del público al que va a enfrentar el texto y el momento en que va a hacerlo, es decir, que el mediador tendrá que hacer una lectura antes, durante y después de la lectura en voz alta de un libro que previamente ya haya aprobado.
También encuentro algunas de sus reflexiones un tanto contradictorias, por ejemplo, cuando menciona que leer no surge de manera espontánea y que ni los niños ni los adultos generan por ellos mismos la voluntad de leer, mientras que en otro capítulopáginas más adelante afirma que … los niños se acercan a los libros por motivos de curiosidad y de asombro, para aprender a hacer cosas… y a explorar múltiples intereses.
Y en este caer en clichés e ideas preconcebidas y románticas sobre los lectores y la lectura, hace eco a otros que también tienen ideas muy extrañas, por decir lo menos, como ésta de Poniatowska:
Antes de editar libros hay que crear lectores. Si no hay lectores, ¿de qué sirven las bibliotecas?
Como ya lo mencioné en otro momento, esta idea de la razón de ser de la biblioteca resulta bastante limitada, obsoleta y hace gala del desconocimiento del uso que se está haciendo de las bibliotecas. Pero además, como bien señalaba Carola Díez cuando lo mencioné en Facebook:
Además es un poquito extraño esperar a que haya lectores (¿por generación espontánea, tal vez?) para editar los libros que son un ingrediente más o menos importante para la formación de… ¡lectores!
En resumen, Para leerte mejor: mecanismos de la lectura y de la formación de lectores capaces de escribir es un libro con reflexiones interesantes y necesarias en torno a la lectura y la escritura pero, al mismo tiempo, maneja ideas contradictorias y, en muchos casos románticas que terminan por opacar aquellas otras tan acertadas.
Ficha
Título: Para leerte mejor: mecanismos de la lectura y de la formación de lectores capaces de escribir
Autor: Felipe Garrido
Pie de imprenta: México: Paidós, 2014.
ISBN: 9786079377366
Calificación: **