Sé muy bien que ya es febrero y que a estas alturas hablar sobre las resoluciones o propósitos de año nuevo resultan bastante necias (como decir a las personas que no has visto desde diciembre del año pasado feliz año), pero como este post va de lectura, igual y podemos hacer una excepción.
Y aunque precisamente comenzando el año comentaba que no me van mucho los retos de lectura que ponen por delante un número, y ponía como ejemplo el ya clásico reto de lectura que lanza lanza cada año Goodreads donde sus usuarios ponen un número determinado de libros que desean o plantean leer en el año en curso. Como yo lo veo este tipo de retos son un tanto huecos y poner un número por ponerlo lo único que hace es que leas para llegar a ese número y no, como muchos equivocadamente piensan, para convertirte en lector. Pero si ustedes quieren tomar este tipo de reto, adelante.
Sin embargo, no estoy cerrada a plantearnos como propósito de año nuevo (o de año nuevo chino, o de mes, o de ciclo de vida, o como ustedes quieran) el acercarnos a la lectura de manera distinta, no para leer más, ni para leer mejor, o para convertirnos en lectores (que creo eso es algo mucho más complejo), sino para leer algo distinto que nos saque de nuestra zona de confort o bien, para acercarnos a la lectura (que no necesariamente a leer más y leer forzosamente libros) o acercarnos a otras lecturas.
¿Y qué mejor manera de plantearnos un reto de lectura con la ayuda de las bibliotecas? Como muchos se habrán dado cuenta, los primeros días de enero, muchas bibliotecas lanzaron sus retos de lectura que tienen en común encaminar al lector no hacia el número, sino hacia lecturas muy específicas. En particular, me gustan mucho dos porque reflejan exactamente lo que, en lo personal, deberían ser los retos de lectura y, más que retos, verlos como propuestas para eso, acercarse a la lectura de una manera distinta.
La primera es la propuesta de 25 libros que la Biblioteca Pública de Cincinnati y Hamilton County lanzó a través de una infografía que también les comparto por si quieren tomar este reto… propuesta de lectura.
De esta propuesta me parece muy interesante el punto 3, leer un libro traducido, porque en Estados Unidos se lee muy poco a autores extranjeros a diferencia de México, donde leemos muchos libros traducidos; así que esta sugerencia apuesta a que el lector salga de lo local, o bien, salga de la lectura extranjera clásica. El punto 5 de esta propuesta también lo encuentro muy atractivo, un libro recomendado por un bibliotecario, pues es una manera de darle valor a la labor del bibliotecario y ponerlo en la mira del usuario. El punto 13, leer un libro de autoayuda, nos habla de una biblioteca sin prejuicios sobre determinados géneros.
La segunda propuesta viene, nada más y nada menos que de una de mis bibliotecas públicas consentidas, la Vasconcelos. Esta propuesta de 20 libros está orientada principalmente a que los usuarios descubran y aprovechen mejor el acervo de la biblioteca. Del reto de la Vasconcelos me quedo con los puntos 7. novela mexicana publicada en los últimos 15 años, 8. novela de editorial independiente mexicana y 9. obra escrita por un autor de origen indígena, puntos enfocados a conocer y consumir lo nacional, pues como ya les contaba en el párrafo anterior, nosotros leemos más libros traducidos de autores extranjeros que autores nacionales. Estos puntos también me gustan porque nos piden salirnos poco de los autores mexicanos ampliamente difundidos y leídos.
Y sí, aunque es ya febrero, esa es mis propuesta, que no reto, de lectura. Yo por mi parte, intentaré hacer una mezcla de los puntos 3, 5 y 13 de la Biblioteca Pública de Cincinatti y los 7,8 y 9 de la Vasconcelos. Ya les contaré al final del año y espero que ustedes también me cuenten cómo les fue.