Gracias a Gemma Lluch llego recientemente El Perfil de la biblioteca y sus profesionales en la literatura infantil y juvenil, un artículo publicado en la revista Anales de documentación y en el que las autoras Isabelle Ferreira Días da Silva y Araceli García Rodríguez analizan 40 títulos de literatura infantil y juvenil para saber cómo son percibidas y descritas las bibliotecas y las/los bibliotecarios en estos libros.
Sin duda, resulta interesante este esbozo de la percepción que se tiene de la biblioteca y de las/los bibliotecarios a través de la misma literatura. Sin embargo, encuentro particularmente interesante y valioso que este estudio se centre en Literatura Infantil y Juvenil, un segmento que muy a menudo se pasa de largo.
Los aspectos que se analizan son la edad género literario, materias, tipo de biblioteca y su papel en la trama, visión del edificio, sexo, rol o condición, características físicas y funciones de los profesionales. Entre los resultados vemos que en estos libros la biblioteca aparece generalmente como un escenario y que su personal son generalmente mujeres. Aunque sigue existiendo el estereotipo de la bibliotecaria de lentes, poco a poco estos libros van dando otra imagen de las bibliotecarias.
Definitivamente recomiendo la lectura y reflexión sobre este estudio. En lo personal me he quedado con el gusanito de analizar algunos de los libros LIJ que conozco donde aparecen bibliotecas y bibliotecarios. Desde luego, no pretendo hacer una revisión exhaustiva y este post tampoco busca concluir sobre la imagen de la biblioteca y las/los bibliotecarios en la LIJ, pero sí analizar en lo individual estos siete títulos que considero vale la pena revisar (incluidos dos del artículo de Ferreira y García) por la forma en que son tratados el edificio y sus bibliotecarias y bibliotecarios.
El secuestro de la bibliotecaria de Margaret Mahy, ilustrado por Quentin Blake, (Alfaguara, 2004).
Este es uno de los títulos analizados en el estudio de Ferreira y García, un clásico donde la Srita. Laburnum, la bibliotecaria, quien en las ilustraciones no lleva lentes y además es descrita como bella, es secuestrada por unos bandidos.
Además es interesante que los bandidos decidan secuestrar precisamente a la bibliotecaria porque al no funcionar la biblioteca sin ella, el ayuntamiento pagará un gran rescate, es decir, aquí se le da un gran valor a la persona al frente de este recinto.
—Eso es precisamente lo que nos interesa— dijo el Bandido-Jefe—. El ayuntamiento de la ciudad pagará un generoso rescate. Todo el mundo sabe que la biblioteca no funcionará nada bien sin su bibliotecaria.
Desde luego, el contacto con la Srita Laburnum y con la biblioteca cambia a los bandidos, al punto de que el Bandido-Jefe va cada cierto tiempo a la biblioteca a llevarse más libros en préstamo, “Era peligroso, pero pensaba que valía la pena”.
Mexicoland de Jaime Alfonso Sandoval, (Montena, 2018).
De este libro les platiqué hace tiempo. Pensando en el artículo de Ferreira y García, Mexicoland es quizá uno de los títulos de Literatura Juvenil donde la biblioteca como recinto se sale de la percepción habitual, aunque con ciertos guiños. Se trata de una história distópica ambientada en México. En este futuro distópico aparece la Biblioteca Vasconcelos, pero ya no es una biblioteca, sino una OMI, es decir, una Oficina de Menores Infractores. Resulta interesante la manera en que Jaime Alfons Sandoval juega con el imaginario que muchas personas tienen sobre la biblioteca: lugar de castigo.
—¡Pero no he hecho nada malo!
He escuchado cosas horribles sobre esos sitios. En la escuela decían que a los calabozos para niños enviaban a los menores que nadie quería, a los peor portados, o que habían cometido un delito. Son sitios horrorosos, si entras es posible que mueras pronto.
—No son calabozos es una OMI— la abogada remarca las palabras—. Oficina de Menores Infractores. Y también reciben a huérfanos como tú. Obviamente se busca dar salida a los menores para reinsertarlos en la sociedad.
Cuando Temo, nuestro protagonista llega a la OMI se describe más a la Vasconcelos del pasado:
—Se llamaba Biblioteca Vasconcelos, no Vasco— explica Franc—. El esqueleto de la ballena, que es lo que está colgado, es de esa época. En lugar de celdas para menores infractores había estanterías con miles de libros.
La Vasconcelos sólo aparece en un capítulo del libro, pero no deja de ser interesante que se incluya en la historia y, especialmente, con estos guiños al lugar de castigo y también espacio destinado a la lectura.
Por otro lado, en la obra de Jaime Alfonso Sandoval la biblioteca siempre ha tenido un papel importante, en algunos más a modo de juego con esta idea de lugar de castigo, mientras que en otros se convierte en un espacio importante para investigar. Por ejemplo, en la saga Mundo Umbrío (Montena), la biblioteca de la familia Pozafría se convierte en un lugar para educar a los hijos de las familias de umbríos y guarda secretos importantes sobre los umbríos, al igual que la biblioteca de los Villaseca.
En Tiempos canallas (Océano Gran Travesía, 2022), por su parte, la biblioteca de la Ciudadela se convierte en el lugar al que los protagonistas acuden para investigar la historia del edificio donde viven.
Bats at the library de Brian Lies, (Harper Collins, 2008)
Si bien no es una edición reciente, es un descubrimiento personal reciente y muy grato del que ya tuve la oportunidad de hablar un poco en mi cuenta de Instagram.
En este álbum ilustrado se ve a la biblioteca pública como el espacio que da cabida a todos (como se espera que lo haga una biblioteca pública) y los murciélagos no son la excepción. Alguien deja abierta una ventana de la biblioteca y esto se convierte en el pretexto ideal para que unos emocionados murciélagos pasen la noche ahí leyendo y disfrutando del espacio. Las ilustraciones están llenas de guiños a la literatura infantil.
Desventuras de un cerdo colosal en la Biblioteca Nacional de Marta Azcona, ilustrado por Anna Font (TakaTuka, 2024).
Se trata de otro descubrimiento reciente. En verso nos cuentan que un día “de clima turbulento” la bibliotecaria tiene que salir de la biblioteca pública (aunque para fines de conseguir la rima se hable de la Biblioteca Nacional) dejando al cargo a un cerdito.
En este sentido, este álbum, al igual que Bats at the library coincide con el estudio de Ferreira y García al mencionar que en la LIJ las bibliotecas a menudo están habitadas por animales, en este caso unos animales que después de asistir a una cata de vinos, llegan en estado etílico a la biblioteca y causan grandes destrozos.
La bibliotecaria cumple a medias con el estereotipo negativo de una mujer con lentes y muy estricta, pero logra entrar en razón y perdonar al cerdo por los estropicios e, incluso, los invita a merendar junto con el resto de los animales.
Los cuentos de Willy de Anthony Browne, (Fondo de Cultura Económica, 2018).
Willy, el célebre personaje en la obra de Anthony Browne vuelve en este libro para hablarnos precisamente de diez clásicos infantiles. Aunque aquí la biblioteca es meramente el pretexto para que Willy se sumerja en esos libros, el cruzar sus puertas es precisamente el pretexto y preludio de las emocionantes aventuras que vivirá gracias a los libros.
Cada vez que paso por esas puertas sucede algo increíble. Me lanzo a aventuras maravillosas. Ven conmigo y te enseño…
¡Increíble! de Vincent Zabus e Hippolyte. Fondo de Cultura Económica, 2024.
Un cómic maravilloso del que ya también hablé. La historia completa no de desarrolla en la biblioteca escolar, pero sí juega un papel fundamental como lugar de refugio para Vincent, un niño con muchos tics y muchos TOCs. Desde la misma portada podemos ver el papel que va a jugar este espacio en la vida del protagonista.
Bonus
Mención especial merece Libro de hallazgos de Yessica Chiquillo Vilardi publicado por Extrarradio en 2023 que, aunque no es un libro LIJ, si habla del “ser bibliotecaria” y esos pequeños descubrimientos que la autora, a la vez bibliotecaria escolar, va teniendo en su día a día dentro de la biblioteca. No voy a profundizar más sobre este libro, mejor vayan a la reseña.
Conclusión sobre la imagen de la biblioteca y las/los bibliotecarios en la LIJ
Aunque este post dista mucho de ser una investigación formal y difícilmente puede igualarse con el estudio realizado por Ferreira y García, sí nos deja ver que en los libros propuestos el humor, la sorpresa, el futuro distópico, el refugio, el descubrimiento y el disfrute caben en la imagen de la biblioteca y las/los bibliotecarios en la Literatura Infantil y Juvenil.