PRH y Bookwire contra el uso no autorizado de la Inteligencia Artificial

Cuando leemos un libro o audiolibro, ya sea en formato impreso o digital, es común encontrar (palabras más, palabras menos) en la página legal la siguiente advertencia:

Todos los derechos reservados. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita del editor , bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

Siempre he tenido mis reticencias en torno a este mensaje que limita al usuario  para compartir su experiencia lectora y que también toca a las bibliotecas. 

Lo anterior, a riesgo de salirme un poco del tema (aunque no tanto si nos centramos en los derechos de autor), viene a colación porque Penguin Random House, una de las principales editoriales a nivel mundial, anunció recientemente que cambiará el texto de sus páginas legales con el fin ayudar a los autores a evitar que la propiedad intelectual de sus obras sea utilizada para entrenar modelos extensos de lenguaje (LLM) y cualquier otra herramienta de Inteligencia Artificial. A partir de ahora todos los libros que sean publicados o reimpresos por PRH y sus distintos sellos editoriales, incluirán en la página legal la siguiente frase:

Ninguna parte de este libro puede utilizarse ni reproducirse de ninguna manera con el fin de entrenar tecnologías o sistemas de inteligencia artificial.

De esta manera PRH se convierte en una de las primeras editoriales en prohibir específicamente el uso de su catálogo editorial para entrenar a las IAs generativas. Sin embargo, no es la única. Bookwire, empresa líder en distribución de libros electrónicos y audiolibros de distintas editoriales y libros autopublicados, también ha seguido los pasos de PRH al anunciar en la Feria del Libro de Frankfurt que ofrecerá a las editoriales con las que trabaja soluciones para proteger el uso no autorizado de Inteligencia Artificial en los libros y audiolibros que distribuye.

De esta manera, con efecto inmediato todos los libros electrónicos y audiolibros distribuidos por Bookwire contarán con un aviso de exclusión voluntaria de TDM (Minería de Datos de Texto) en los datos ONIX. En este sentido, Eric Bartoletti, director de Desarrollo Comercial de Bookwire señaló:

Dado el rápido desarrollo del sector de la IA y el interés constante en utilizar contenido editorial de alta calidad para la formación LLM, es hora de fortalecer de forma sostenible la posición de los titulares de derechos y encontrar colectivamente modelos de uso y compensación significativos y justos para este mercado emergente. 

Pero, ¿qué significan estos pasos dados por PRH y Bookwire? Para que la IA generativa funcione debe entrenarse con cantidades ingentes de información que toma que toma de internet: redes sociales, editoriales, libros, audiolibros, podcasts, videos, fotos, absolutamente todo; vulnerando en muchos casos los derechos de autor. Desde luego, el que editoriales y distribuidoras comiencen a ensayar distintas formas para frenar a estas tecnologías nos da cuenta de la enorme preocupación que representa para el sector editorial el cauce que está tomando el uso de la Inteligencia Artificial, al menos en el tema de derechos de autor.

Sin embargo, no a todas las editoriales parece preocuparles esto. La editorial académica Taylor & Francis anunció en julio pasado la concesión de licencias de contenidos para entrenar la IA de Microsoft; lo anterior, sin notificar a sus autores. Desde luego, esto causó gran preocupación entre las asociaciones de autores. 


Actualización 24/10/2024

Cambridge University Press, por otro lado, también está escribiendo a sus más de 20 mil autores para que den consentimiento a que sus obras sean licenciadas a LLM con el fin de entrenar IA.


Otras editoriales, por su parte, más allá de conceder licencias, están utilizando la Inteligencia Artificial en los distintos procesos de la edición para… ¿ahorrarse el pago a traductores, correctores de estilo, diseñadores, ilustradores? ¿ahorrar tiempo? El caso más sonado es el del libro Juana de Arco de Katherine J. Chen, donde Destino, sello editorial de Planeta utilizó Inteligencia Artificial para diseñar la portada y cuyo resultado fue tan descuidado que la polémica que causó le valió ser retirado de varias librerías españolas. 

Sin duda, estas medidas son importantes y ponen sobre la mesa la importancia de proteger los derechos de los autores frente a estas tecnologías; sin embargo, no son suficientes. Como lo señala la Society of Authors, también es necesario cambiar los contratos de los autores para darles mayor claridad sobre la forma en que serán utilizados sus textos.

Y ya que estamos en esas, no estaría de más que los autores también tengan claridad si en alguna parte del proceso editorial de su libro interviene alguna AI, de manera que puedan optar para que sólo intervengan humanos tal como lo hace, por ejemplo, Neil Gaiman con la traducción de sus libros. 

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