Hace unos días, mientras visitaba las bibliotecas Jaime García Terrés, Antonio Castro Leal y José Luis Martínez, todas de la Biblioteca de México, o lo que será la futura Ciudad de los Libros y la Imagen una vez que concluya la remodelación me mostraron los Testigos de los libros.
Mi ignorancia es mucha y, quizá yo tendría que saberlo, pero lo cierto es que no, no tenía idea que las anotaciones y objetos que se encuentran en los libros se llaman Testigos. Bonita voz relacionada con el libro.
Y nada, que me puse a buscar a los testigos de libro en glosarios de bibliotecología, pero no los encontré. Si alguien tiene la referencia o el dato de testigo relacionado con el libro, agradeceré infinitamente que me lo pasen.
Ahora sí, acá les muestro mis testigos.
Testigo es también, o suele ser, ese dedo al que olvidamos recortarle la uña (ver Villoro, Juan: “El testigo”, etc., etc.) y que en mi caso, te lo juro, siempre resulta ser el pulgar derecho. Y, mientras los otros le andan en el lomo y los forros, ¿no son acaso los pulgares los que, mientras sostenemos el libro y leemos, están siempre atentos al discurrir del texto? Es más, el derecho siempre nos aventaja.
Saludos, Vero.