Las Bibliotecas Escolares en México, lectura recomendada

Cover bibliotecas escolares en MéxicoLas bibliotecas escolares en México: un diagnóstico desde la comunidad escolar es un estudio encomendado por la SEP a la OEI y que, de acuerdo con lo expresado en documento, permitirá insertarse en el proyecto de la OEI _Metas educativas 2021: la educación que queremos para la generación de los bicentenarios_ que busca el desarrollo de los países a través del desarrollo de las competencias y sociedades lectoras.

Para ello este estudio da cuenta del panorama y funcionamiento de las bibliotecas escolares en México, mismas que en la primera década del siglo XXI han mostrado una mayor visibilidad y crecimiento en los recintos de los tres niveles de la Educación Básica. Ell primer registro de una biblioteca de este tipo data de 1957, mientras que a partir de 1999 se establecieron 24% de las bibliotecas estudiadas, número que creció gracias al lanzamiento del Plan Nacional de Lectura en 2001. El estudio incluye también a las bibliotecas de aula.

Los resultados de este estudio comprenden las siguientes secciones: acervos, instalaciones, tecnologías y equipo, personal, servicios bibliotecarios, gestión y funcionamiento, la biblioteca de aula, metodología para la realización del estudio y conclusiones. Para ello, se incluyó una muestra de 187 escuelas de las 189,356 existentes en el país (69,743 preescolar, 87,549 primarias y 32,064 secundarias).

De esta muestra, sólo 86 escuelas cuentan con un espacio destinado específicamente a la biblioteca y en su mayoría se trata de escuelas generales, lo que deja un tanto rezagadas a las escuelas indígenas. En relación con los espacios destinados a la biblioteca escolar, la mayoría son un salón de clase con mobiliario propio de una institución escolar y que ha sido adaptado al nuevo espacio, sólo un a quinta parte de la muestra señala tener mobiliario específico para las bibliotecas. En relación con el equipo audiovisual y de cómputo, es mínimo y falta conexión a internet.

Las bibliotecas escolares que comprenden el estudio están compuestas por alrededor de 450 ejemplares, de los cuales la mayoría son textos literarios (89%) y una minoría de formación docente y libros en formato electrónico 15%, la dotación de los acervos en su mayoría corre a cargo del Programa Nacional de Lectura y en menor medida del consejo Nacional de Fomento Educativo, aunque también se reporta la adquisición de materiales con presupuesto escolar o donaciones hechas por los padres de familia; a grandes rasgos la valoración que maestros hacen de los acervos es buena y suficiente para cubrir las necesidades de la institución educativa; mientras los alumnos de niveles más avanzados están menos satisfechos con sus colecciones.

Un dato sorprendente es que sólo 70% de los maestros bibliotecarios dice contar con inventarios y es escasa existencia de bases de datos y demás herramientas para el control de los acervos, lo que hasta cierto punto da una clara idea de la escasa preparación bibliotecaria de los “maestros bibliotecarios”.

Y entrando en el tema del personal, en la sección del estudio destinada a este tema se revelan datos sorprendentes. La mayoría de los responsables son maestros y directores, y sólo 11% designa específicamente a un “maestro-bibliotecario”, es decir, que más de la mitad de las bibliotecas escolares (60%) no cuentan con encargado exclusivo de la biblioteca y los responsables se tienen que dividir entre otras actividades docentes. De todo este universo de responsables de la biblioteca escolar sólo 9% es bibliotecario o documentalista de profesión. La mayoría de los responsables ha recibido capacitación en el área de promoción lectora y manejo de computadoras y, en menor medida reciben capacitación en biblioteconomía, lo que resulta paradójico, ya que debería ser una de las prioridades en la capacitación para poder manejar una biblioteca; no es extraño entonces que entre las principales demandas de los responsables figure precisamente la capacitación en esta materia.

Entre los servicios destacan el préstamo en sala y a domicilio, la lectura en sala y servicios de información sobre los acervos. Mención aparte merece el tema de promoción de la lectura pues, de acuerdo con los encuestados, 77% ofrece programas de este tipo y 53% de los maestros afirma haber participado en este tipo de programas. Es una lástima que el estudio no se detenga a analizar más a fondo este rubro, especialmente cuando las bibliotecas escolares deben tener como uno de sus principales objetivos el de la formación de lectores y cuando forma parte de las metas del programa de la OEI.

Entre una de las conclusiones más destacadas de este estudio está la que menciona que no basta con la existencia de materiales para la formación de lectores, para ello hace falta además que tanto docentes, como padres de familia se involucren y sean también lectores. Por otro lado, el estudio refleja también la desigualdad existente entre las diferentes bibliotecas escolares y el reto que representan hoy en día para el logro de los objetivos del programa de la OEI.

Vale la pena leer y analizar cuidadosamente este estudio, que aunque tiene ya dos años de publicado, presenta datos que dudo mucho hayan presentado cambios significativos en estos últimos dos años y que sirven para darnos una idea de qué terreno pisamos cuando hablamos de bibliotecas escolares en México.

Descargar el diagnostico en la página del Programa Nacional de Lectura de la SEP.

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