El impacto del libro en la industria audiovisual

impacto del libro¿Alguna vez se han preguntado cuál es el impacto del libro en la industria audiovisual o si, por el contrario la industria audivisual impacta de alguna forma en el consumo de libros? ¿Y si este impacto en cualquiera de las vías es positivo o negativo?

Lo pregunto porque recientemente se han publicado dos estudios sobre el impacto del libro en la industria audiovisual y viceversa, cuyo enfoque y resultados son contradictorios de una forma bastante interesante.

El primero, titulado ¿Compradores de libros, a dónde van? (Buchkäufer – quo vadis?) publicado en el mes de junio (acá un resumen en español), muestra los resultados de un estudio alemán donde la empresa GfK encuestó a 25 mil personas y en el que se observó que la reducción en el consumo de libros se debe a que la gente pasa más tiempo en la red, específicamente viendo series de televisión en servicios de streaming como es el caso de Netflix y que este tipo de servicios ejercen mayor atracción que un libro, la clásica historia de que el libro y la lectura tienen mucha competencia.

De acuerdo con este estudio, entre 2013 y 2017 la compra de libros en Alemania cayó un 18% y este porcentaje es aún mayor conforme aumenta la edad del otrora lector y hoy televidente (¿será Netflixvidente?), pues entre los 20 y lo 50 años esta caída fue de entre 24% y 37% destinándose en promedio casi 3 horas diarias para navegar en la red.

Paradójicamente, el estudio también revela que los que son lectores asiduos son los que siguen leyendo y comprando más libros, pues en promedio una persona adquirió 12 libros en 2017, mientras que en 2013 sólo se adquirían en promedio 11 libros; lo mismo ocurrió para los libros electrónicos: menos compradores, más compras por persona. En lo personal aquí es donde veo el punto medular, no es que la gente (en este caso los alemanes) estén dejando los libros por ver series, sino que las personas que originalmente no son lectores asiduos están mudando de pasatiempo, antes quizá era la televisión, después los videojuegos y ahora series en Netflix.

Unos resultados nada halagüeños para el libro, sin embargo, si nos detenemos un poco más veremos que algunos aspectos de este estudio son contradictorios; por un lado señala que la gente está abandonando los libros en favor de series de televisión y, por el otro, dado que “…cada vez hay mayor presión social  para reaccionar de manera constante y estar atento para no perderse algo”, esto se puede aprovechar para ofrecer libros como una forma de contrarrestar el frenesí que causa el estar permanentemente conectado y al tanto de todo lo que ocurre, lo anterior de acuerdo con Alexander Skipis, jefe de la Asociación de Editores y Libreros en Alemania, en el comunicado que acompaña al estudio y en el que además añade que los distintos grupos de edad están tomando una actitud positiva frente a los libros como una forma de desconexión. 

Entonces, ¿abandonan los libros o están llegando a ellos como una forma de enfrentar la hiperconexión? Aquí es cuando nos damos cuenta de la importancia de mirar las cosas desde una perspectiva diferente.

En ese otro enfoque del impacto del libro en la industria audiovisual, donde el libro es una fuente de inspiración para seguir nutriendo otras industrias culturales y no una víctima a la que todos le roban audiencia, encontramos Contribución de la industria editorial a otras industrias creativas, un informe de la Asociación de Editores de Reino Unido publicado recientemente en el que se estudia el gran impacto que tiene el libro en el cine, la televisión y el teatro:

  • El ingreso en taquilla de una película basada en un libro es 44% mayor en Reino Unido y 53% mayor a nivel mundial. Para ponerlo en números más duros, una película basada en un libro tuvo entre 2007-2016 un ingreso en taquilla de £262 millones, la adaptación de un cómic a película tuvo un ingreso de £446 millones durante el mismo periodo, mientras que un guión original sólo tuvo un ingreso de £171 millones.
  • Las series de televisión basadas en libros tienen un 58% más de espectadores que las series originales. 
  • Entre 1968 y 2002 el 35% de las películas filmadas en inglés tuvieron al libro como la fuente de inspiración.
  • El 43% de las principales películas filmadas en Reino Unido entre 2007 y 2016 están basadas en libros. 
  • El 40% de las producciones de alto presupuesto en 2017 están basadas en un libro.
  • Una obra de teatro basada en un libro tiene hasta tres veces más entradas que una obra original. 


Pero no sólo eso, libros, películas y series de televisión se retroalimentan constantemente en un ciclo por demás interesante: gracias a un libro es que hay historias para las series y películas que, debido a su éxito dan a su vez a conocer el libro a una mayor audiencia y, quizá, logran hacerlo pasar de un best a un long seller, con lo que quizá nuevamente se realicen nuevas adaptaciones al cine o a la televisión.

Y más allá del indiscutible impacto del libro como fuente de inspiración, yo no puedo dejar de pensar que, contrario a lo que señala el estudio alemán, las series de televisión y servicios de streaming como Netflix no necesariamente están quitando tiempo de lectura a las personas, son precisamente estas series inspiradas en libros las que ponen en la mira del espectador determinado libro, una forma de descubrimiento que es quizá más útil que los elaborados algoritmos de las librerías en línea. Pensemos, por ejemplo, cuántas personas han terminado leyendo Game of Thrones gracias a la serie y sus siete temporadas, cuántos después de ver las 8 películas de Harry Potter o las tres de El Señor de los Anillos, terminaron acercándose a los libros. Para muestra de lo anterior, el caso de estudio que aparece en el informe de la Asociación de Editores del Reino Unido: el libro War horse de Michael Morpurgo es un libro infantil que no tuvo gran éxito comercial cuando fue publicado por primera vez en 1982, pero después de la adaptación al teatro en 2007 comenzó a ganar popularidad.

Resulta, pues, interesante conocer estas dos visiones de la industria editorial frente otras industrias audiovisuales: victimizar al libro, escandalizarnos y quejarnos de que ya nadie lee (por culpa de Netflix, la televisión, internet, los videojuegos, las redes sociales, el cine, o cualquiera que sea el entretenimiento en turno) o colocarlo en el lugar que se merece y ver el impacto que tiene en la industria audiovisual y cualquier manifestación cultural. 

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