¿Qué les parecería si les dijera que existe censura en la biblioteca?
Hace unas semanas Mauricio Fino publicaba en su blog Un bibliotecario y un estudiante de bibliotecología en la historia del porno colombiano, un interesante artículo donde nos habla de la historia de la pornografía en Colombia y lo ligaba con el papel que debe tomar el bibliotecario frente a este tema, haciendo también mención a un par de artículos que publiqué con anterioridad en este blog: Los bibliotecarios/as y el sexo y Sexo vs Lectura, Biblioteca y Cultura; Mauricio mencionaba lo siguiente:
…la estrategia está en enseñarle a la gente a ver/leer porno. Tal vez como lo hacen en la Biblioteca de Santiago, quienes abrieron una sala para adultos… La otra opción está en no censurar—ni por edad ni por espacio—como hacen en algunas bibliotecas públicas de Bogotá y ofrecer a través de los servicios bibliotecarios un acercamiento más reflexivo a los usuarios, ejemplo de ello es el programa de promoción de lectura y escritura café literario. Mejor aún ofrecer un servicio híbrido de ambos ¿verdad?
Por mi parte, en el segundo post mencionaba que el sexo no es el competidor de las bibliotecas y que nuestro deber es ofrecer los servicios y la información requerida y si la información requerida está relacionada con el sexo… adelante, que nuestro papel no es el de censurar.
Lo anterior viene a colación porque precisamente ayer me topé con la noticia de la publicación de la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que protege los derechos a la libertad de expresión con lo que autoriza a los usuarios de las bibliotecas públicas de Nueva York a tener acceso a cualquier tipo de contenido en la red (a excepción de contenido ilegal y/o pornografía infantil), es decir, le guste o no al bibliotecario y así “ponga el grito en el cielo” como decimos por acá, no podrá bloquear ninguna página de internet, salvo las que se han mencionado arriba.
Desde luego, este es un tema delicado que tiene muchas aristas y habrá opiniones tan encontradas como bibliotecarios y usuarios en el mundo; sin embargo, todas estas notas en conjunto hacen que volvamos nuevamente a la cuestión que durante siglos nos ha rondado cuando estos temas salen a la luz ¿cuál debe ser el papel del bibliotecario y la biblioteca frente a estos temas? ¿está en nuestro deber censurar?
De inicio la reflexión en uno de mis artículos no iba en torno a ofrecer pornografía a los usuarios de nuestras bibliotecas, que no censura, sino ofrecer materiales educativos. Sin embargo, una segunda lectura al artículo de Mauricio, al de la enmienda aprobada en Nueva York, así como a mis propios artículos ha dado para reflexionarlo nuevamente y confirmar que nuestro papel no es el de censores. Como bien apunta Mauricio Fino en su post, es un tema del que hablamos poco y no existe una posición definida; aunque también hay pocos, pero muy buenos ejemplos de bibliotecas ofreciendo estos materiales en aras de cumplir con el papel que toda biblioteca tiene desde siempre: ser garante de acceso a la información, tal es el caso de la Biblioteca de Santiago en Chile, donde existe una sala para adultos donde se ofrecen libros, historietas y otros documentos de este tipo.
Y, parece que hoy todo estuvo relacionado con el derecho a la información y la libertad de expresión, pues hoy Mauricio Bonilla (@transparatodos) me hacía la siguiente pregunta en Twitter:
La respuesta lógica e inmediata debería ser que “Sí, es uno de los deberes de la biblioteca garantizar el derecho de acceso a la información.” Desafortunadamente, el panorama es muy distinto, y me pongo a pensar en todas las bibliotecas públicas que he visitado en el país tienen restringido el acceso a redes sociales, ¡vamos! que ni siquiera estamos hablando de pornografía y ya se está censurando el acceso a estos servicios. Confieso mi total ignorancia en cuanto a si alguna biblioteca mexicana tiene servicios similares al de la Biblioteca de Santiago, corríjanme si me equivoco, pero mucho me temo que si no hemos logrado superar el miedo a Twitter, Facebook, Hi5, etc., poco tenemos que ofrecer en materia de sexualidad.
Pero ustedes qué dicen ¿qué posición deberíamos adoptar con estos temas? el simple hecho de ser espinoso y de no saber hablarlo ¿nos da derecho a censurarlo? Y si la respuesta es “No”, entonces ¿como lo ofrecemos?
http://www.salon.com/life/feature/2011/04/28/library_porn
Muchas gracias LibrarianTorres
Muy buena la info.
Encuentro vergonzoso que en pleno siglo XXI se dé la RAZÓN a la Inquisición de la Edad Media, con su quema de libros y sus listados de productos prohibidos. Una biblioteca pública jamás debería censurar sus libros ni el acceso a Internet, ya hay programas de seguridad parenteral que bajo responsabilidad de los padres deben colocar a sus hijos, pero prohibir el acceso a libros y al internet, es algo medieval y que reduce la libertad de las gentes por ejemplos a vers cine hindi, porque el youtube Y LA PÁGINA DE CINEHINDI.COM está bloqueada y jamás se carga en la biblioteca de ALZIRA,…