Este post lo publiqué hace unos cuantos días en Moccablog; sin embargo, creo que vale la pena compartirlo también en este espacio:

Si tomas el contenido promedio de Barnes and Noble, te lo llevas a la calle y le preguntas a cualquier persona: ‘¿sabes qué hay ahí? Hay algunas obras de Auden y de Platón. Búscalas y encontrarás todo aquello que te gusta. Y si las buscas ¿sabes qué otras cosas puedes encontrar? puedes encontrar también basura.’ La razón por la que creemos que en Barnes & Noble o en cualquier biblioteca tradicional no existe el problema de la sobrecarga de información es porque estamos acostumbrados a los sistemas de catalogación. En la Red, aún no nos acostumbramos a los filtros y por ello parece que “hay mucha más información”, pero, de hecho, desde el siglo XVI esto ya existía.—Clay Shirky

Por increíble que nos parezca a los usuarios de redes sociales y lectores o blogueros, aún existen muchos prejuicios en torno a la red. Que nos aisla y nos hace perder la capacidad de relacionarnos con otros han sido de los argumentos más utilizados por los detractores de internet. Pero quizá uno más reciente y preocupante es el de la sobrecarga de información, es decir, hay mucha más información de la que podemos consumir, y lo más grave aún: gran parte de la información que encontramos es inútil y nos está llevando a una menor capacidad para prestar atención a literatura o artículos complejos en extensión. En resumen, ya no leemos y ya no razonamos como antes y todo por culpa de internet.

Esto según los detractores de Internet; aunque quizá convendría recordar que hace casi 600 años cuando la imprenta hizo su aparición y fue posible una mayor producción de materiales se hablaba de la poca o nula calidad de libros producidos a destajo. Y para no irnos tan lejos, en la segunda mitad del siglo XX, la gran culpable del fracaso de la educación era la Televisión. Así que no debería sorprendernos que actualmente el culpable inmediato de que la educación no esté funcionando sea internet. Sin embargo, creo que ya es tiempo de dejar de culpar a los medios de las carencias educativas y este momento es quizá la oportunidad más grande que tenemos para comenzar a aprender distinto y aprender bien, como bien lo explica Clay Shirky en una entrevista para Journalism Review .

Si muchos escritores ya están dando el salto con sus incursiones en blogs o con páginas web, como es el caso de Saramago; si algunos científicos ya comienzan a confiar y publicar en revistas de acceso libre; si cada vez más estudiantes acuden a la web como su bibliotecario de cabecera; no veo por qué el sistema educativo sigue tan desconfiado y celoso de los conocimientos que imparten.

Algo que personalmente me gusta mucho de la red es que, a pesar de que es innegable la “sobrecarga” de información y contenido que no es importante, tenemos la libertad de investigar sobre intereses específicos y conforme a nuestro ritmo de aprendizaje. Quizá aún hace falta fortalecer las habilidades de búsqueda y una gran parte del trabajo de la alfabetización informacional consiste en enseñar a los usuarios a moverse en este mar de información para poder encontrar lo que es útil y le interesa y también enseñarlo a crear contenidos de calidad que no formen parte del catálogo de la “sobrecarga de información”:

Así que la verdadera pregunta es ¿cómo diseñar filtros que nos permitan encontrar lo que nos interesa en una abundancia particular de información? Y mi respuesta siempre ha sido: los únicos que pueden catalogar todo somos todos. Uno de los motivos por los que se ve tanto movimiento en filtros como Digg, del.icio.us o Google Reader es simplemente porque la escala del problema a excedido a los catalogadores profesionales. Sin embargo, nunca escucharás a los jóvenes hablar de sobrecarga de información porque comprenden los filtros que ya existen en la red. Los adultos sólo hablan de un problema porque crecieron en un mundo donde los catálogos impresos de las bibliotecas y TV Guía imperaban, así que todos los filtros a los que hemos estado acostumbrados ya no sirven y nos gustaría poder culpar a las nuevas tecnologías en lugar de admitir que simplemente no entendemos lo que ocurre.—Clay Shirky

Creo firmemente que el sistema educativo, desde preescolar hasta universidad está perdiendo de vista la gran oportunidad que tiene frente a la Web Social. Desafortunadamente y como lo comenté en párrafos anteriores, aún existen muchos prejuicios y escepticismo frente a las herramientas que tenemos al alcance de nuestras manos. Pero cuando llegue el momento que el sistema educativo se de cuenta y, más que darse cuenta, acepte que hoy en día se “aprende distinto” quizá comiencen a sacar provecho de lo que conforma la Web 2.0.

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